ESTAMPA DE UNA BODEGUERA CUBANA
Texto y foto:
PHUONG VU LAN,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Este es el encuentro de una estudiante vietnamita en Cuba con Yolanda Martínez Ramírez, quien ha trabajado como administradora de la bodega Mi Favorita, de F y 5ta., en el Vedado, durante 23 años.
Cuando era una niña, mi abuela siempre me contaba las anécdotas de la vida del pueblo de Vietnam en el período 1975-1986, que existió el gobierno con subsidios y las bodegas. Mi imaginación a través de la historia de mi abuela no es suficiente. Hasta ahora, solo he conocido y vivo esa experiencia en Cuba, también una república socialista como Vietnam, por eso puedo comprender una parte de la situación de las personas en esa época.
En los últimos días de 2013 fui a comprar productos en una bodega y allí, por casualidad, conoc¬í de la vida de su administradora, una cubana que ha trabajado durante 23 años detrás de un mostrador, siendo testigo y protagonista cotidiana de la historia de su país.
Curiosa, quise saber cómo era ese trabajo tan característico de la realidad cubana y ella accedió a una entrevista. El encuentro fue el primer día del 2014, el único día que Yolanda tuvo para descansar: “Yo siempre estoy trabajando, porque la gente necesita la comida fresca todos los días.” El diálogo transcurrió en su casa. Me recibió con una sonrisa y una taza de café.
Yolanda vive sola, pero no se siente abandonada, porque sus hijos y nietas vienen a visitarla cada semana. A pesar de la firmeza de su rostro, es una mujer agradable y de dulce voz.
-¿Cuáles fueron las razones que
la llevaron a este trabajo?
Yo había trabajado en una fábrica de trajes masculinos que se llama Antonio Maceo, pero después me decidí por el comercio. Siempre me ha gustado el trabajo con los números y se me da bien.
-¿Es difícil trabajar en una bodega?
No es tan difícil, lo que hay es que entender este tipo de faena y si a uno le gusta, no pasa tanto trabajo.
-¿Qué ventajas y desventajas
tiene como administradora?
¿Ventajas? Yo creo que la principal ventaja que tengo es que vivo muy cerquita del trabajo (risas). Además, los consumidores son buenas personas conmigo, me quieren mucho. Yo lo tratos bien, es mi deber, y nos comprendemos…Y desventajas, supongo que casi no tengo.
-Después de la caída de la Unión Soviética
a finales de 1991 la economía de Cuba sufrió una
crisis. Cuénteme cómo su trabajo, la situación
de su familia y la vida del pueblo se
vieron afectados por ese suceso.
A partir de 1991 comenzó el Período Especial y nosotros confrontamos algunos problemas: escaseaba la comida, los productos del aseo personal, etc. No obstante, nuestro país siempre trató de llevar las cosas adelante poco a poco.
A partir de la segunda mitad de los noventa, la situación del país se empezó a estabilizar, en gran parte debido a las divisas recibidas por el auge del sector del turismo y por las remesas del extranjero. Pero yo tuve días que no había nada que vender en la bodega y fue muy duro, pues había personas que lo necesitaban mucho y el Estado siempre trataba de cumplir con las entregas de alimentos.
-¿En qué cree que ha cambiado la vida
de los cubanos de hoy si se le
compara con la de los años noventa?
Tenemos cambios, pero todavía debemos enfrentar los daños del Período Especial. El tránsito no ha sido muy rápido, pero con la llegada del turismo y la liberación del trabajo por cuenta propia hay una apertura. El gobierno ha permitido a los habitantes abrir negocios particulares, se han hecho cambios y rectificado errores, la vida de los cubanos está mejorando.
-¿La calidad de los productos en
la bodega también ha mejorado?
En parte sí, eso depende de los momentos y del precio de los productos que muchas veces no se producen en Cuba. El arroz que es un ingrediente esencial en las cocinas cubanas varía mucho su calidad y a veces hay quejas. El café es también objeto de reclamos, sobre todo, por su sabor. Pero las personas tienen que entender que estos son productos subsidiados y el Estado hace su mayor esfuerzo, aunque es a nosotros lo bodegueros los que nos toca oír los reproches del pueblo.
-Usted ha trabajado más de dos
décadas en la bodega, ¿ha
tenido alguna situación difícil?
Sí, claro. Hay personas que vienen y no están de acuerdo con lo que se entrega. Sin embargo, siempre trato de hacerles entender que nuestro país tiene una situación difícil y que en este momento solo tiene esos recursos para la canasta básica. A veces algunos clientes están muy alterados, pero trato de llegar a un entendimiento, es bueno para ambas partes.
-¿Cómo es la calidad de los
servicios en la bodega ahora?
Bastante aceptable para la población. Siempre nos esforzamos por los mejores servicios.
-¿Hay posibilidad de pérdida de
productos en la bodega? ¿Qué
hace cuando un caso así sucede?
Nunca tenemos pérdida de productos porque al final de cada día nosotros normalmente inventariamos todos los recursos. Si este caso sucedería, la mayorista se encarga de reponer lo mismo para que la población no se sienta afectada.
-¿Qué hace normalmente
cuando tiene tiempo libre?
A veces me pongo a lavar, a limpiar, a hacer algunas cosas en mi casa porque me gusta tener las cosas organizadas y limpias. Disfruto mucho las telenovelas y algunos programas de la televisión. Yo trabajo dos sesiones, de 8 de la mañana a 1 de la tarde y después de 4:30 a 7:30 de la noche, en ese intermedio veo la televisión.
-¿Cuáles son las personas que
le ayudaron más en su vida?
Somos una familia muy unida. Mis hijos me ayudan y también mis hermanas, nos llevamos muy bien. Somos cuatro hermanas, nos ayudamos cuando una tiene problemas.
-¿Usted quiere que su hijo la suceda
en el trabajo de la bodega?
Él puede hacer cualquiera carrera, yo lo apoyaré.
-¿Qué virtudes necesita un dependiente
para desempeñarse con éxito?
El dependiente tiene que ser agradable, comprensivo, servicial. A mí me gusta revisar la labor de mis trabajadores y por eso siempre estoy cerca de cuando venden mercancías.
-¿Usted tiene algunos deseos
para la economía de Cuba?
Todo el mundo quiere tener una economía mejor. Mis deseos son que la gente tenga comida cada día, trabajo y, lo más importante: que siempre sean felices.
-¿Cómo sueña a la Cuba de mañana
para usted y su familia?
Sueño una Cuba feliz y con más prosperidad y ser amigo de todos los países del mundo.
Dentro del corazón de esta mujer, el amor por su trabajo y su familia es como un fuego que nunca se apaga. Ella siempre desea que todas las personas sientan un ambiente agradable cuando vienen a la bodega.
Pie de foto: Yolanda Martínez Ramírez, administradora de bodega.
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