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INICIATIVA Y RUTINA, ¿ALIANZA-ENEMISTAD?

INICIATIVA Y RUTINA, ¿ALIANZA-ENEMISTAD?

Tema: Shepard Stone, periodista norteamericano, afirma en ¿Cumple la Prensa? Su misión, que “la rutina diaria, objeto de veneración para nuestros directores, no es siempre un mecanismo sólido con el cual relacionar los procesos significativos de nuestro tiempo”.

ADIEL GUEVARA RODRÍGUEZ,
estudiante de primer año de periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Las jerarquizaciones y valoración de las noticias en distintas etapas productivas son núcleos vitales de las rutinas periodísticas. Debido al poco tiempo disponible en un medio de comunicación para informar, es necesario tener una buena estructura para coordinarse y poder conseguir la información.

Como señala el teórico y profesor de la Universidad de Ámsterdam, Denis McQuail (2000: 287), la producción de las noticias es el resultado de la organización de recursos humanos y técnicos en los medios para crear mensajes. 

Actualmente, para esto se emplean los principios de la “agenda setting”, una teoría que ve en la prensa algo más que un simple proveedor de información y opinión. Su principal postulado es que la agenda mediática influye en la agenda pública. ¿Pero qué ocurre cuando las rutinas, lejos de agilizar, obstaculizan la inmediatez de la noticia frente a la existencia de una omnipresente Internet?

Tal inquietud impulsó Shepard Stone, periodista norteamericano, a afirmar en ¿Cumple la Prensa? Su misión, que “la rutina diaria, objeto de veneración para nuestros directores, no es siempre un mecanismo sólido con el cual relacionar los procesos significativos de nuestro tiempo”.

Aceptando lo anterior, considero beneficiosa la existencia de pautas elaboradas con antelación, que apoyen la celeridad del proceso de edición en cualquier medio. Solo la encuentro reprensible cuando su comportamiento es inflexible, burocrático o establece relaciones de verticalismo y no de construcción conjunta.

Los mensajes emitidos en esta moderna “sociedad de la información”, ya no pueden concebirse de modo unidireccional. La gente pide ser escuchada. Por ejemplo, el periódico en línea, resultado de la interactividad, permite al lector recibir y escoger lo que leerá. “Es un producto más individualizado, simula una opción de servicio a la carta, donde el receptor sólo tendrá lo que le interesa y como le interesa”, afirma Lizy Navarro Zamora, Doctora en Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid (2002: 98).

En respuesta al tema, Ricardo Ronquillo Bello, subdirector editorial del diario cubano Juventud Rebelde, considera que hay rutinas temporales y otras de inviolable permanencia. Un ejemplo de esta última, es la sucesión de cadenas útiles establecidas entre los departamentos especializados en determinada tarea dentro de la redacción, como los fotógrafos, los editores y los diseñadores. La calidad y acabado final de todo diario depende de su estricto cumplimiento.

Sumado a la aseveración de Shepard Stone, Ronquillo percibe que no siempre las rutinas son una garantía para satisfacer las exigencias de una redacción. Sobre esta base, argumentó que los modos productivos actuales, herederos del periodismo impreso, no responden a las plataformas de las nuevas tecnologías. “En estos casos, se impone una cultura de trabajo orientada a considerarlas como un aliado más de la prensa tradicional”, aseguró. 

Pedro García Hernández, editor general de la agencia Prensa Latina y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana, explica que cada medio tiene un perfil editorial y, dependiendo de él, toma forma su ritmo de vida. Por otro lado, apunta que las herramientas informáticas facilitan la mayor parte del trabajo en la detección y corrección de errores, agilizando un proceso que antes era muy tortuoso.

Señala que “en el caso de la Redacción Internacional de la agencia, cuya función es atender distintas zonas geográficas del mundo, el periodista suele revisar lo que se ha escrito en las últimas 24 horas sobre la región que le compete. A su labor se inserta también la de comparar lo publicado por la competencia, en función de agregar datos faltantes o rebatir los incorrectos”.

García Hernández, reconoce que la Redacción Nacional tiene otro grado de complejidad, pues “supone un trabajo de campo donde la integración entre el reportero y su redactor es imprescindible”. Además, señala que “en el momento de selección y publicación pueden darse imprevistos con la emergencia de un suceso que no estaba contemplado en el cambiante flujo informacional. En tales casos, el profesional de la comunicación debe saber qué decisiones tomar y asumir una postura acorde con la política que representa”.

La directora de la Editorial de la Mujer, Isabel Moya Richard, asegura que “dentro de la rutina productiva hay que crear espacios para romper la propia rutina productiva”. En su caso, el desenvolvimiento de la agenda del medio se condiciona por los intereses de la FMC, la individualidad del periodista y los encuentros con las lectoras. Estos últimos se efectúan en centros de trabajo o en comunidades y forman parte del necesario proceso de contactar con el público, recoger su opinión y las posibles sugerencias que puedan aportar.

Según aprecia Moya, “no puede concebirse la planificación como una camisa de fuerza, sino como un lugar de unificación de criterios y perfectible, en la medida que todos tengan participación”.

En mi modesta opinión, la noticia siempre existe y no se puede esperar que nos manden a buscarla cual autómatas. Eso sería, como bien sintetiza Ronquillo, el equivalente a “rutinizar la rutina” y disuadir al periodista de su razón de ser: la búsqueda constante de la verdad para ser contada. Así, llegaríamos a ser verdaderas herramientas que transcriben lo que se les dicta, sin motivaciones e iniciativas propias.

En muchos lugares del orbe es el dinero un factor más grande que el político y determina las dinámicas en casi toda plataforma mediática. Abundan los diarios que son verdaderas fábricas de noticias e informaciones, con el claro objetivo de vender la mayor cantidad posible. De tal forma, se orienta superficialmente al público, sin gran profundidad, y excluyen grandes géneros como el reportaje o el artículo, con mayores valores orientadores, esclarecedores y didácticos.

A los profesionales de la prensa de hoy se les pide cambiar al ritmo de los adelantos tecnológicos a causa de la unión entre periódicos e Internet. “Los periodistas están igualmente sometidos a la espiral de convergencia y acumulan nuevas labores: redacción, edición, documentación, fotografía, grabación, que antes eran coto privado de especialistas en esas disciplinas”, afirman José A. García y Ramón Salaverría, catedráticos españoles de las Universidades Miguel Hernández y de Navarra, respectivamente (2008: 3). 

Los usuarios también han variado. Nuevas opciones, como la posibilidad del lector de comentar cualquier noticia, estrechan la distancia entre prensa y sociedad. En tanto, los medios, para seguir satisfaciendo a la audiencia con calidad, acierto, rentabilidad, deben reflexionar sobre sus productos, formatos, lenguajes, plataformas de publicación y los métodos de trabajo. Más allá de una visión, han de desarrollar una estrategia y ponerla en marcha, si quieren seguir siendo un actor de peso en un mundo cada vez más competitivo y en el contexto de la era digital (IFRA, 2007).      

Las “mentes fósiles” impiden que “no todos reciban con los brazos abiertos la convergencia. Algunos directivos continúan pensando que la integración es irrelevante para ellos, pero están cometiendo un gran error, muy pronto las audiencias irán a cualquier otro lugar para obtener lo que necesitan”, según advierte Dietmar Schantir, director de la asociación para la prensa Ifra Newsplex (Luft, 2006).

La capacidad de aceptación y adaptabilidad definirán si los medios impresos cambian, asimilando las nuevas rutinas productivas que exigen sus lectores, o desaparecen e igualmente renacen como el ave fénix, con renovada vitalidad y a la altura de las expectativas de un mundo que reclama su actualización con más fuerza que nunca.  

Bibliografía:

García Avilés y Ramón Salaverría: La convergencia tecnológica en los medios de comunicación: retos para el periodismo. En Trípodos, número 23. Barcelona, 2008.

IFRA.: “Seminario convergencia de redacciones, del sueño a la realidad”. Disponible en Internet, url: http://www.ifra.com/website/IFRAEvent.nsf/wuisp/. Artículo publicado en 2007. Consultado el 23 de abril de 2014.                                                     

LUFT, Oliver: “Beyond the integrated newsroom”. Disponible en Internet, en la url: http://www.journalism.co.uk/5/articles/513011.php. Artículo publicado en 2006. Consultado el 23 de abril de 2014.

McQuail, Denis: Introducción a la teoría de la comunicación de masas. Barcelona, Paidós, 2000.

Navarro Zamora, Lizy: Los Periódicos on line: sus Características, sus Periodistas y sus Lectores. Año III. Vol.2. Agosto 2002.

Periodistas consultados:

Ricardo Ronquillo Bello, subdirector editorial del diario Juventud Rebelde.

Isabel Moya Richard, directora de la Editorial de la Mujer.

Profesor consultado:

Pedro García Hernández, editor general de Prensa Latina y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

 

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