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LA PRENSA CUBANA ANTE UN CAMBIO DE EPOCA

LA PRENSA CUBANA ANTE UN CAMBIO DE EPOCA

“En Juventud Rebelde debemos acentuar los problemas que impactan en la vida de los jóvenes”, afirma Ricardo Ronquillo, subdirector del diario.

Texto y foto:
MARIO LUIS REYES BETANCOURT,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

En medio del tenso ambiente de una redacción como la del diario Juventud Rebelde, accedió a recibirnos Ricardo Ronquillo Bello, subdirector de este medio, en cuyas páginas, además, ejerce una habitual labor como comentarista. Conversamos sobre los problemas de la prensa cubana actual y sus perspectivas luego del recién finalizado Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba y aunque su discurso se caracteriza por ser muy reflexivo, no esconde el experimentado periodista su pasión al hablar en torno a tales temas.

-Como periodista que ha cumplido diversas funciones

en nuestros medios, ¿qué opinión tiene del

periodismo que se hace actualmente en Cuba?

Tengo una opinión muy crítica del periodismo que hacemos, y no soy el único. En el Congreso de la UPEC traté de demostrar que el periodismo cubano está sufriendo una crisis estructural que tiene distintas dimensiones y, por lo tanto, no podían buscarse soluciones epidérmicas a problemas que estaban muy arraigados, además en un momento especial en el país, porque está produciéndose un cambio en la sociedad como resultado del auge de las nuevas tecnologías y un cambio político trascendental.

Esta crisis, como he dicho anteriormente, tiene distintas dimensiones: económicas, políticas, de credibilidad, del modelo de prensa, lo que no quiere decir que el modelo anterior estuviese totalmente equivocado, lo que pasa es que hay un cambio de época y una época de cambio, ya este modelo no se corresponde con las nuevas circunstancias ni del país ni del mundo. Los medios nacionales han perdido la hegemonía; con el desarrollo de las nuevas tecnologías la gente recibe información por todas partes, entonces no podemos apostar a construir la hegemonía de las ideas revolucionarias como se hacía en el siglo XX, hay que cambiar completamente esas concepciones porque de lo contrario te barre la época.

-Respecto al Congreso de la UPEC hay diversos

criterios; algunos se sienten esperanzados porque

ha sido muy importante lo planteado allí respecto

al perfeccionamiento del modelo de prensa, otros

opinan que es más de lo mismo. ¿Qué usted cree?

El Congreso fue muy importante desde el punto de vista conceptual y  político. En los tres congresos en que he participado se han abordado los problemas del periodismo, pero nunca con tal grado de madurez y profundidad.

Ahora, ese no fue más que un marco en el que la gente propuso hacia donde se debería mover el cambio en el modelo de comunicación del país, ahora hay que concretar ese cambio que es lo más difícil y parte de cambiar las concepciones políticas y mentales que hemos tenido acerca de cómo debe funcionar la prensa.

Estoy satisfecho con el debate por el discurso político, que dijo estar de acuerdo con las apreciaciones expresadas. O sea, hay una coincidencia entre el sector profesional, el político y la sociedad que también exige el cambio. Ahora estamos en una etapa de perfilar definitivamente cómo va a ser ese cambio, Díaz Canel creó un grupo asesor compuesto por periodistas prestigiosos que está haciendo propuestas sobre cuál debe ser el modelo, pero es una transformación estructural, de fondo, y no se puede producir de la noche a la mañana.

Todos parecen estar de acuerdo en hacer una ley de prensa, pero eso hay que construirlo, estudiar otras experiencias, otros modelos, hacer la propuesta, discutirla con los periodistas, con las instituciones, con la sociedad, es decir, son procesos largos. 

-Aún así se percibe en algunos cierto escepticismo…

Este es un sector golpeado por problemas económicos, se ha discutido mucho sobre esto y no se le ha dado solución, lo que ha creado escepticismo entre los periodistas. Se han hecho propuestas de cambio en el pago, pagar por resultados, pero imagino que todo va a ocurrir paulatinamente.

¿Hay lentitud, hay quien no quiere que las cosas cambien? Hay gente que está dispuesta al cambio y otras no, y todas esas fuerzas están interactuando, suponemos que ganen las mejores voluntades, pero no va a ser un proceso fácil, nuestro país vive circunstancias especiales desde el punto de vista político, geográfico, histórico, la complicada relación con EEUU, que destina dinero para subvertir el orden interno, además existe el precedente de la URSS y el este europeo con la glassnot, y todo esto influye a la hora de hacer el cambio.

-¿Qué usted cambiaria en Juventud Rebelde?

Lo primero que quitaría son las sensibilidades que tenemos sobre muchos temas, por ejemplo, me hubiera gustado en estos días hacer reportajes sobre los derrumbes en La Habana, lo abordamos noticiosamente, pero no hicimos un abordaje de fondo y eso tiene que ver con las muchas sensibilidades políticas, económicas, etc. que tiene el periódico y es lo que más pesa en los contenidos.

Hemos tenido una visión por sectores que ha hecho daño, también porque no pocas veces ha provocado que la agenda de las instituciones prevalezca por encima de la agenda pública. Si el periodista atiende sectores crea dependencia de las instituciones del país. Nosotros defendemos la idea de que el periodista no atienda sectores sino temas.

-Cuando se fundó Juventud Rebelde,

el compañero Fidel dijo que este seria

"... un periódico destinado fundamentalmente

a la juventud, con cosas que le interesen a la

juventud, pero que debe tratar de ser un

periódico de calidad y que las cosas que allí

se escriban puedan interesar también a todos

los demás”. A casi 50 años de estas palabras,

¿cree usted que se han cumplido dichas expectativas?

Pudiéramos decir que mucha gente afirma que Juventud Rebelde es el periódico más interesante de Cuba, pero yo creo que este medio como el resto de nuestra prensa está viviendo una crisis estructural, por lo tanto, no hay de que sentirse feliz.

Tenemos que hacer una revisión completa de lo que ha sido esta plataforma, debemos desarrollarnos tecnológicamente, en las políticas informativas, mayor democratización de los contenidos editoriales, acentuar aquellos problemas que impactan en la vida de los jóvenes, que no siempre los abordamos profundamente.

Yo diría que estamos asistiendo a un nuevo nacimiento y este nacimiento tiene que proyectar de forma distinta nuestro modelo de comunicación. Con esa propuesta de Fidel avanzamos durante mucho tiempo, pero la vida nos puso ante un desafío tremendo y hay que enfrentarlo a partir de los cambios que hay que hacer en la prensa en Cuba.

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