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Isla al Sur

EL PODER DEL LÁPIZ

EL PODER DEL LÁPIZ

ANYELLY JOHANNA PINZÓN  ACOSTA,
estudiante de cuarto semestre de Comunicación Social,
Universidad Cooperativa de Colombia, Sede Bogotá.

Pensar que un lápiz puede cambiar sucesos en lugares pequeños puede sonar utópico, pero en realidad, su capacidad para lograr cambios es indiscutiblemente grande. La creación de un cuerpo cilíndrico de madera con un borrador en una de sus puntas repercute en la creación de una estrategia para combatir la guerra y romper las líneas de ignorancia que se manifiestan en la sociedad.

Por un momento imaginemos un mundo diferente al nuestro, esta vez ya no estará patas arriba sino que existirá en su posición normal, las personas no irán programadas por el televisor, IPhone, o BlackBerry, sino que en sus manos poseerán el enemigo más grande de la guerra, un lápiz, y que éste a su vez desdibuja la imagen superficial que se tiene ahora, porque éste precisamente se moverá al compás de los pensamientos, los conocimientos y  todas la ideas que concibe el ser humano para mejorar la calidad de vida no de unos pocos ricos sino de muchos pobres.

Ya no existirán las balas, porque simplemente pasaron de moda, se remplazaron por crayolas que contribuyen a dibujar más clara la idea de una verdadera posición democrática y de justicia social. En los colegios, en las universidades e institutos decidieron tomar importancia al marcador y el tablero, pero no se quedan en simples objetos porque le vamos a dar un uso mayor, debido a que  tomarán una posición fundamental para contribuir con la educación.

Una sociedad educada sabe amar a la naturaleza, sabe amarse a sí misma, sentirá lo que el otro siente, verá no con ojos de sabios, entenderá la gran importancia de la información porque ya no se concebirá como un negocio y  una estrategia para fomentar pobreza e ignorancia, le verán más valor a un tubo de madera que a una bala, entenderán que un lápiz será partícipe en una nueva construcción cultural por lo cual se invertirá más dinero en la educación que a la guerra.

Indiscutiblemente, la educación es la base de una sociedad y quien no la practica perjudica gravemente la acción cultural en un determinado territorio y, además de ello, remplazar la idea del cambio por peligroso.

La revolución del lápiz viene a contarnos una historia agradable en un pedazo de papel que espera que nunca se nos olvide, intenta dibujar la felicidad de cada uno de nosotros puesto que no será un beneficio individual sino colectivo.

La verdad es que en una sociedad como la nuestra, tan ligada a las nuevas tendencias tecnológicas, acomete sustituir de lo simple a lo importante, porque sin duda alguna los avances tecnológicos muestran dos caras de doble filo: una cara es demostrar que la inteligencia del hombre ha permitido hacer la vida más fácil, pero por otro lado la consecuencia que deja es gravísima puesto que nos están creando una necesidad, estamos siendo sedentarios ante estos artefactos, por lo cual están rompiendo con el proceso educacional y enriquecedor que permite adquirir conocimientos.

Armémonos de una forma más original, armémonos de valor, de principios, de valores, de cultura, de alegría, para que de esta forma transformemos personas y no robots. Desprendámonos de esas ideas consumidoras y superficiales para acercarnos más a un camino de armonía absoluta y justicia social, solamente se necesita de conciencia, un lápiz, un pedazo de papel y escribir o dibujar el mundo que todos queremos pero esta vez no bastará con quedarse en simples palabras o dibujos, sino en recrearlas para luego convertirse en hechos.

Solamente el ser humano tendrá la única posibilidad de cambiar lo que está mal, mientras más pretendemos avanzar con lo que nos perjudica, más intentamos alejarnos de una posible solución. Necesitamos intentarlo, si nos equivocamos coloreando el mundo y nos  salimos de la raya, no importa, por eso los lápices tienen borrador.

 

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