¡NO TE OIGO!
Investigaciones científicas recientes demuestran que las nuevas generaciones de cubanos están expuestas a padecer sordera y aislamiento.
Texto y foto:
ALEJANDRA ANGULO ALONSO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Un estudio audiométrico reciente realizado a 150 pacientes entre seis y 15 años de edad, vistos en consulta de otorrinolaringología (ORL) del Hospital Pediátrico de Centro Habana, demuestra que 23 de ellos presentan audiograma característico de trauma acústico y problemas asociados, representando el 15.5 por ciento del total de casos.
La investigación, aún en desarrollo, de la doctora María Josefa García Ortiz, especialista de segundo grado en ORL de la Facultad Calixto García, demuestra que de 26 adolescentes estudiados, 14 presentan pérdidas auditivas y de ellos, 11 utilizan reproductores de uso personal, con largo tiempo de exposición.
“Hace una década la hipoacusia se manifestaba después de los 50 años de edad, pero hoy la juventud cubana tiene problemas de sordera irreversible previo a los 20 años, por lo que los jóvenes perderán audición antes que sus padres”, expresó el doctor Juan Manuel González, especialista de primer grado en ORL del Instituto Nacional de Oncología.
“La hipoacusia o disminución de la capacidad auditiva es ocasionada por el alto nivel de sonido emanado por estos equipos, que puede alcanzar de 80 a 100 decibeles y lacera las estructuras del oído interno. El daño es generalmente irreversible”, expuso el doctor Héctor Hernández Sánchez, del hospital Luis Díaz Soto, en su ponencia Ruido, medio ambiente, sociedad y salud.
Pero cuando los adolescentes utilizan la música para aislarse, más allá de las pérdidas auditivas, están en riesgo de padecer complejos problemas psicológicos. La disminución de la autoestima y la magnificación de algunos miedos que caracterizan a los más jóvenes, son fenómenos frecuentemente observados.
“El problema existe, pero aún estamos ciegos a sus consecuencias”, manifestó la psicóloga norteamericana Jean Twenge, en su libro Generación Yo, donde califica al uso individual de reproductores de música en reuniones adolescentes, como fenómenos de fiestas silenciosas, protagonizadas por este grupo etáreo.
El uso indiscriminado de este tipo de tecnología favorece en los jóvenes el abandono de la vida en grupos y propicia el aislamiento. Así crean un mundo de fantasía diferente al real, sin los problemas y responsabilidades propios de esa etapa de la vida, explicó la doctora María Elena Morián ,directora del Centro de Salud Mental Infanto Juvenil del hospital Pedro Borrás Astorga.
“Los adolescentes se encuentran en una parte crucial de su desarrollo y es importante que aprendan a comunicar, compartir sus opiniones y defenderlas, nunca podemos permitir que pierdan el contacto directo con la realidad”, afirmó la doctora Ovidia Rodríguez, especialista de segundo grado del Servicio de Psiquiatría Infantil Pedro Borrás Astorga.
Actualmente, más de dos millones de personas en Cuba están expuestas a sufrir pérdida de la audición y otros trastornos de salud, por niveles de ruido superiores a los 65 decibeles, límite máximo al que se puede exponer el ser humano, sin que ello le ocasione malestares, según los estándares establecidos por la Organización Mundial de la Salud.
Pie de foto: Altos decibeles y elevado tiempo de exposición ocasionan sordera y aislamiento en los adolescentes.
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