CIFRAS DE UNA MUERTE ANUNCIADA
DENISSE MACHADO TABOADA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Los números no pueden trasmitir el dolor de 746 familias cubanas. No forman una barrera que impedirá a otros hogares el quedar marcados por la tragedia. Aun así, reflejan la realidad recogida en cinco dígitos: 11 294 accidentes en el año 2014. El promedio de 30 accidentes, 24 lesionados y dos muertos por día es abrumador.
Un análisis de los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud en el Informe Sobre la Situación Mundial de la Seguridad Vial 2013, indica que Cuba tiene 133.1 accidentes de tránsito por cada 100 000 automóviles registrados.
La cifra es superior a las de países como el Reino Unido, con solo 5.4, a pesar de tener aproximadamente 58 veces más carros que la Isla, o Panamá, que cuenta con un número de vehículos similar al cubano, pero su indicador es casi la mitad. ¿Cómo se explica esto?
Ciertamente la condición de las vías no es ideal como resultado de la falta de mantenimiento y la escasa coordinación de las entidades que realizan reparaciones hidráulicas o eléctricas con las de viales. A esto se le adiciona cuando las señalizaciones del tránsito se dañan y no son repuestas.
Otro factor es el estado de mantenimiento que tienen muchos de los automóviles que circulan. No se puede negar que conseguir piezas para su reparación resulta difícil. A veces hay que inventar y usar la imaginación para echar a andar nuevamente un auto. Pero, ¿se puede permitir que circulen carros que representan un peligro?
Todos los vehículos se someten al proceso de revisión técnica automotriz, conocido como “Somatón”, el cual debería evitar que máquinas en mal estado salgan de nuevo a la calle. Lamentablemente, a menudo este filtro no tiene el nivel de efectividad necesaria, ya sea por camaradería o por una “ayuda” de índole monetaria.
La Policía Nacional Revolucionaria realiza varias campañas para promover la seguridad vial e impone multas y sanciones en caso de infracción, pero también es una realidad que falta personal patrullando las calles, lo cual mengua el esfuerzo realizado anteriormente.
Es necesario reconocer que se están implementando medidas ingeniosas como el uso a nivel nacional de una planta móvil que, de manera sorpresiva, realiza inspecciones técnicas.
Pero los resultados indican que muchos de los que aún circulan tienen deficiencias, pues a más del 50 por ciento de los automóviles revisados en el verano del 2014 se les retiraron los documentos por esta causa, según comentó a Granma, Adriana Zorzano López, directora técnica comercial nacional de la Empresa de Revisión Técnica Automotor.
Aun así, el mayor problema no es el técnico, sino el irrespeto de muchos choferes hacia las leyes, peatones y otros conductores. Lo que falta es conciencia vial y elemental cortesía. La pérdida de valores éticos se observa cuando suenan sus cláxones, conducen a gran velocidad, cortan de imprevisto –y a veces sin intermitente– de una senda a la otra, se impacientan con los peatones y suelen “animarlos” acelerando ligeramente el carro mientras ellos cruzan.
Los números no sirven de escudo ante el siniestro, pero alertan cómo todos podemos ser perdedores en ese juego donde la educación y la decencia pueden ser las estrategias para ganarle a la muerte.
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