MANOS DE ORO
Arturo Soto Martínez, director y rumbero del proyecto “Tata Güines”, continúa desarrollando el legado que dejara su padre con la tumbadora.
Texto y foto:
HUE TRAN THI,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
El fin de semana resuenan los sonidos musicales alrededor de donde vivo. Tengo curiosidad por conocer, sigo hacia allá y, precisamente en el césped que está cerca de la calle F, entre Calzada y 5ta, ocurre una actividad comunitaria. Mientras varios niños tocan instrumentos de percusión, otros dan gritos, las madres preparan una gran cazuela, y al lado de la tumbadora se sienta un hombre: Arturo Soto Martínez, director y percusionista del grupo Tata Güines.
Él es uno de los más afamados músicos cubanos, su presencia constituye una viva expresión del diverso y rico mundo artístico en la mayor de las Antillas. Puede decirse que esta profesión es legado de su gran familia, porque casi todos fueron músicos y percusionistas.
Creció en una familia que tiene tradición musical, por tanto, aseguró: “Mi sueño siempre fue la música”. Su papá, Tata Güines, empezó a tocar a los 13 años, Arturo siguió sus pasos: “Cuando era muy pequeño, en la barriada del Cerro solía tocar en el balcón de mi casa con un grupito de niños de la Casa de la Cultura del municipio, allí no dejaban de sonar los cueros, mi padre siempre estudiaba de cuatro a seis horas diarias, y yo trataba de imitarlo”, es así como comienza su inclinación por la música.
En el año 1982, Arturo Soto se desempeñó como percusionista en grupos de aficionados. En 1986 comenzó a trabajar como músico profesional en el proyecto de rumba de su padre, llamado Tata Güines y SusTata Guiñitos.
En 2008 toda Cuba estuvo de luto: murió un rumbero. Tata Güines falleció, pero el legado que deja es inmortal. El último disco, “Pasaporte”, fue un gran motivo para crear el coro de rumba, de ahí el nombre del proyecto: Tata Güines.
-¿Entonces, a partir del 2008 usted empieza a crear su propio grupo con ese nombre?
Sí. Trabajo musicalmente con mi padre desde el 2002 hasta su desaparición física en 2008. Luego le presento a Ignacio Piñeiro el proyecto de rumba que ya mi padre había gestionado con dicha empresa, su director Ángel Gómez, y el presidente del Instituto de la Música, Abel Acosta, con el nombre de Tata Güines.
-¿Cómo surge la iniciativa que dirige?
Este grupo surge después del fallecimiento de mi padre para dar continuación a su obra y a su memoria artística. Con mi agrupación he participado en diferentes festivales importantes como Timbalaye de rumba, Fiesta del tambor, y he intercambiado con músicos extranjeros de diversas partes del mundo. También soy el presidente de todos los homenajes que preparo con el nombre de Tata Güines en distintas partes de la capital y en mi pueblo natal.
-Sus gustos, sueños artísticos e inquietudes…
Ante todo, voy a seguir con el legado que cargo, bien difícil, que es promover la obra de Tata Güines; continúo haciendo rumba y la música cubana.
Además, quisiera llevar mi música a todos los rincones del mundo, realizar un audiovisual, fusionar la rumba con el jazz latino, crear el primer festival Tata Güines In memoria, en la provincia Mayabeque, representado por la empresa del mismo nombre de mi padre.
Dificultades son muchas, pero ninguna imposible de vencer, por eso es mejor cargarlas para después vencerlas.
-¿Usted conoció a Chano Pozo, también un percusionista famoso del jazz afrocubano?
Por supuesto, el creador de Blen blen blen y de Manteca. Mi papá escuchaba sus números por la radio e intentaba repetir sus toques.
-En qué medida se siente vinculado con la genialidad de Chano Pozo?
En su influencia musical desde mi padre hasta mí.
-¿Qué género musical le resulta más cercano por su propia actuación?
El jazz.
-¿Entre los músicos cubanos, de quienes se siente más influido?
Por el propio Tata Güines, Pancho Terry, Chucho Valdés, Silvio, Pablo, Van Van, el Buena Vista Social Club.
-¿Qué piensa de la música contemporánea?
Es hecha por músicos jóvenes, están fusionando, experimentando, y lo están logrando. Hay que verla desde ese ángulo
-¿Y de la cultura cubana y sus vínculos con el universo musical?
Siempre debimos estar en el universo musical, Cuba tiene mucho que aportar al panorama mundial: el son, la guaracha, la rumba, lo moderno, la fusión, en fin, todos nuestros géneros que no son pocos.
-No solo toca los instrumentos de la percusión, sino le da clases a los niños, ¿cómo organiza esos encuentros?
El dominio del magisterio es una bendición para cualquier músico y si es para enseñar a niños, más. Ahora las clases tienen tres tiempos, los que se inician, los que necesitan adelantar y los que necesitan conocer la percusión cubana, es más bien encaminada a extranjeros. En todas uso el método Tata Güines, combinado con el método convencional de la escuela, el solfeo, la clave y la agudización del oído.
-¿Con qué frecuencia realizan actividades con la comunidad o los días especiales del grupo?
Una vez al mes preparamos actividades para los estudiantes. En dependencia de su objetivo, escogemos el nombre de la iniciativa, por ejemplo: “Día del infantil”, “Día del profesor”, “Día de la mujer”. Es una oportunidad en la que intercambian con la comunidad.
Solo tienen que convocarme, ya sea para poner música a los niños y que disfruten, bailando la música nuestra y consuman menos la foránea, o bien para tocar con mi grupo, es una convocatoria y una fiesta para mí.
-¿En el plano personal, qué es lo que le hace a usted más feliz?
Tocar mi música, escuchar buena música, ver a mis alumnos triunfar.
-Por último, ¿cuál sería su mensaje para el público de Cuba y para sus admiradores en el mundo?
Para mi pueblo y mi público, que nunca dejen de bailar, de escuchar rumba, de soñar por el oído y, sobre todo, de valorar la música cubana que es rica en todo, tiene vida, carácter y difunde amor. Que la rumba sea patrimonio del mundo para que todos conozcan su historia y su gran ritmo.
Pie de foto: Arturo Soto Martínez es capaz con las manos de sacarle al tambor una increíble multiplicidad de sonidos.
Ficha técnica:
Objetivo central: Conocer la opinión de un percusionista sobre la música cubana.
Objetivos colaterales: Presentar las actividades y los planes de este proyecto.
Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su estructura: Preguntas y respuestas.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Cara a cara.
Tipo de título: Genérico.
Tipo de entrada: Narrativa.
Tipo de cuerpo: Preguntas y respuestas.
Tipo de preguntas declaradas: 1) ¿Entonces, a partir del 2008 usted empieza a crear su grupo propio con ese nombre? Cerrada; 2) ¿Cómo surge la iniciativa que dirige? Abierta; 3) Sus gustos, sueños artísticos e inquietudes… Abierta; 4) ¿Usted conoció a Chano Pozo, también un percusionista famoso del jazz afrocubano? Cerrada; 5) En qué medida se siente vinculado con la genialidad de Chano Pozo? Directa; 6) ¿Qué género musical le resulta más cercano por su propia actuación? Abierta; 7) ¿Entre los músicos cubanos, de quienes se siente más influido? De exploración; 8) ¿Qué piensa de la música contemporánea? De opinión; 9) ¿Y de la cultura cubana y sus vínculos con el universo musical? De opinión; 10) No solo toca los instrumentos de la percusión, sino les da clases a los niños, ¿cómo organiza esos encuentros? Informativa; 11) ¿Con qué frecuencia realizan actividades con la comunidad o los días especiales del grupo? Informativa; 12) ¿En el plano personal, qué es lo que le hace a usted más feliz? De exploración; 13) Por último, ¿cuál sería su mensaje para el público de Cuba y para sus admiradores en el mundo?: Directa.
Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistado.
Tipo de fuentes: Documentales: Revista Revolución y Cultura, Arturo Soto Martínez, currículum; Directas: Arturo Soto Martínez y Marelis Leonard (su representante).
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