CON BON JOVI, A LA TERCERA
Aunque próximo a cumplir treinta años Slippery When Wet, el álbum más exitoso de la veterana agrupación de rock, sigue siendo un clásico que no pasará de moda.
JUNIOR HERNÁNDEZ CASTRO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Si hablamos de grandes discos en la historia sería imposible olvidar el aclamado Abbey Road, de The Beatles, o el exitoso Thriller, de Michael Jackson. Pero, más allá de la magia del cuarteto de Liverpool y el legado del Rey del Pop, Slippery When Wet (en español, Resbaladizo cuando está mojado), álbum de estudio de Bon Jovi, fue igualmente esencial para el desarrollo de la música rock.
Este vinilo, lanzado en el verano de 1986, parece cumplir con la máxima de que a la tercera va la vencida, pues si el quinteto de Nueva Jersey logró un reconocimiento mínimo con sus dos primeros trabajos, el Slippery los dirigió al estrellato mundial, y contribuyó al renacimiento del Glam Rock en Norteamérica, un subgénero que había perdido protagonismo ante otros ritmos como el Hard Rock y el Heavy Metal.
Apasionante de inicio a fin, y compuesto por diez canciones, el CD no solo constituyó el mayor hito de la carrera de Bon Jovi—más de 28 millones de copias vendidas en todo el mundo—, sino que demostró la madurez profesional adquirida por el grupo, tanto en el ámbito instrumental como lírico.
El sonido mostrado durante la producción difiere de la mayoría de sus trabajos anteriores —con una calidad inferior— y de sus posteriores —más inclinados hacia la arista comercial— por lo que esta constituye junto a su siguiente disco, New Jersey (1988), el corazón mismo de su trayectoria artística.
Escuchar los solos de guitarra de Richie Sambora y la voz extraordinaria de Jon Bon Jovi en los estribillos, constituye una experiencia única, tanto para aquellos que comienzan a adentrarse en el mundo del rock'n'roll, como para los conocedores del longevo ritmo.
Con el apoyo del destacado compositor Desmond Child, la agrupación preparó temas como You Give Love a Bad Name (Das al amor un mal nombre) y Livin' on a Prayer (Viviendo en una oración). Ambos sencillos no solo demostraron la armonía entre la fusión de subgéneros, sino que se convirtieron en piezas prácticamente imperecederas.
La primera de ellas, loable por su profunda letra romántica y sus coros pegadizos, se convirtió en el gran éxito de la banda al ubicarse en el tope de las listas de popularidad, y fue desplazada solo por la segunda, con una técnica vocal aún superior y un solo de guitarra para enmarcar. Considerada como la mejor canción de la década por la cadena de televisión VH1, Livin' on a Prayer ha sido desde entonces la pista más representativa del grupo y uno de los himnos del rock a nivel mundial.
Para subir el tono llega Raise Your Hands (Levanta tus manos), un tema intenso para subir la adrenalina, y que transporta al oyente a un escenario abarrotado donde cientos de personas cantan una y otra vez el épico estribillo.
Destacable es también la balada Never Say Goodbye (Nunca digas adiós), que desde los primeros acordes cautiva los corazones con su belleza incomparable. La pieza, que narra la pasión de dos jóvenes y sus deseos de permanecer unidos, transmite una sensación de tranquilidad, y constituye una pista única para escuchar en compañía de la pareja.
Con el clímax en la canción Wild in the Streets (Salvajes en las calles), Bon Jovi concibió el cierre idóneo para bajar el telón de un memorable espectáculo de 44 minutos. Porque, al final, eso es Slippery When Wet: una demostración de talento, un segmento de historia, una argamasa de música, melenas y nostalgias; un disco que —a casi treinta años de haber sido concebido— siempre tendrá algo nuevo para captar la atención y dejar a los melómanos, no resbaladizos o mojados como sugiere su título, sino sumergidos completamente en el legado de una banda y de un género que no desean morir.
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