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Isla al Sur

DEFENDER LA VIDA Y LA MUERTE

DEFENDER LA VIDA Y LA MUERTE

El empleo de la eutanasia para ayudar a morir a los pacientes terminales cobra auge a nivel mundial. En Holanda, fue aplicada a 5 500 personas en 2015; en América Latina, el único país que la ha legalizado es Colombia.

ERIKA ALFONSO VILLAR,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Aunque la vida es el principio que el hombre más defiende, para muchos, morir en el momento deseado es un derecho que se debe respetar. El recurso que posibilita esta decisión, absolutamente personal, es la eutanasia, y su aplicación genera gran polémica por las implicaciones éticas y jurídicas que desata.

La también llamada muerte asistida se define como el acto, bajo responsabilidad médica, de ayudar a morir a un enfermo que no tiene salvación y desea acabar con el dolor. Para llevarse a cabo se suministran fármacos o inyecciones al paciente, quien tiene que estar en estado de conciencia total para tomar la decisión.

A nivel mundial, solo tres naciones de Europa la han legalizado, y el paradigma es Holanda. Allí, en 2008 fue aplicada a 2 331 personas y ya en 2015 ascendían a 5 500. Luxemburgo y Bélgica son los restantes países que la oficializaron. En este último, el pasado año se registraron 2 000 casos, la cifra más alta desde que se aceptó en 2002, que era de 1 800 y, además, es el único donde los niños la pueden solicitar.

En Estados Unidos, las ciudades de Oregón, Montana, Washington, Nuevo México y Vermont, así como Colombia, en América Latina, constituyen los restantes territorios donde se ha legitimado, mientras que en México se aplica la ley de “bien morir” para los enfermos desahuciados que desean la muerte.

Cuba tampoco la acepta. Nuestro sistema de salud tiene el fin supremo de salvar a las personas, al precio que sea; y se incluye dentro de las naciones que abogan porque se deje de aplicar.

Norges Santiestéban Velázquez, doctor especialista en neurología del Instituto de Neurología y Neurocirugía, afirma que nadie tiene el derecho ni la facultad de decidir hasta cuándo vive un ser humano. La eutanasia va en contra del juramento que firman los médicos al graduarse. Aunque algunos le vean sentido, es un homicidio. En Cuba no tiene proceder ético ni legal. Otra cosa es la muerte encefálica, que se produce cuando ocurre un cese total de las funciones cerebrales. Solo en ese caso, y con la aprobación de la familia, se desconecta al paciente porque se considera muerto.

Un tema que compete a muchos

El término eutanasia fue definido por primera vez por el filósofo inglés Francis Bacon, pero desde la antigüedad ya se aplicaba con procedimientos muy diferentes a los de hoy. En Grecia, por ejemplo, se les suministraba un veneno llamado cicuta a los condenados a muerte para que no sufrieran.

Diversos filósofos como Tomás Moro y Hegel, han tratado el tema en sus escritos. Mientras que las religiones sostienen diferentes criterios en torno a ella. La Iglesia católica siempre se ha manifestado en su contra.

El Papa Francisco, durante su primera visita a Cuba, expresó haciendo referencia a ella: “Cuántos religiosos queman su vida acariciando material de descarte (…) Se descartan los niños antes de nacer, los jóvenes, y los ancianos porque ya no producen. En  muchos países hay ley de la eutanasia, pero en otro hay eutanasia encubierta”.

Aunque su empleo va en aumento, la Asociación Medica Mundial considera que “vulnera los principios éticos básicos de la profesión”, al ir contra las normas que rigen la Medicina: cuidar la salud de las personas, no hacerles daño, y tratar de salvarles la vida.

Dilema ético, jurídico y social

Cómo es posible que un médico auxilie a la muerte si su máximo deber es velar por la vida. El sistema de salud cubano prioriza el cuidado y la atención de los enfermos, aun cuando se les considere un “vegetal”.

Para Gilberto de Jesús Betancourt Betancourt, doctor en Medicina, especialista en Primer Grado de MGI y en Segundo Grado de Medicina Interna e Intensiva, del hospital Manuel Ascunce Domenech, de Camagüey, la muerte asistida justifica procedimientos aparentemente médicos para solucionar la decisión personal de no seguir viviendo y es, por tanto, ajena a la esencia de la profesión, porque atenta contra la propia dignidad del enfermo.

Desde hace varios años, el Centro Cubano de Bioética Juan Pablo II, fundado en 1997, estudia el fenómeno de la eutanasia y exhorta a luchar por vivir, aun cuando parezca que no hay solución para los padecimientos.

El presidente de esta institución, doctor intensivista y sacerdote, René Zamora Marín, en una publicación de la revista Espacio Laical, referida al método eutanásico, señala que su uso es amoral porque va contra las normas médicas. Para Cuba, la alternativa no puede ser esta, sino los cuidados paliativos, es decir, atender a los enfermos en centros especializados para lograr su recuperación.

Desde el punto de vista jurídico, la ley cubana condena cualquier acción que conduzca a la muerte de un ser humano. Según la Constitución de la República de Cuba, en su capítulo VII, Derechos, deberes y garantías fundamentales, “todos tienen derecho a que se atienda y  proteja la salud”. El artículo 266 del Código Penal vigente establece la sanción de dos a cinco años de privación de libertad a quienes incurran en el delito de auxilio al suicidio.

Para el jurista Yuri Fernández Viciedo, en su ensayo ¿Es posible fundamentar la eutanasia en Cuba? Un acercamiento jurídico al fenómeno, para que la muerte asistida sea considerada como delito, debe incluir la peligrosidad social, la punilidad y ser antijurídica. Por lo tanto, el código penal no la reconoce, pero podría sancionarse por tener características similares con la asistencia al suicidio.

Socialmente, la eutanasia deja huellas psicológicas como la depresión y los trastornos nerviosos, en familiares y conocidos de los pacientes. Tanto se ha incrementado su aplicación, que ya se han dado casos de personas que no padecen una enfermedad incurable y la solicitan por diversos factores, como la pérdida de un ser querido o malestares anímicos.

A veces, la vida se vuelve compleja y agonizante para individuos que sienten que pierden sus capacidades y libertades personales, entonces hay quienes recurren a la eutanasia. Su aplicación es polémica y va contra la ética de la Medicina, pero si la decisión de la persona es morir, ¿la debemos respetar?

Ficha técnica:      

Asunto a tratar: El creciente empleo de la eutanasia en el mundo y sus implicaciones éticas, jurídicas y sociales.

Tipo de entrada: De contraste y afirmativa.

Tipo de título: Llamativo.

Tipo de conclusiones: De enlace inicio-final.

Tipo de fuentes: Directas: Norges Santiesteban Velázquez, doctor especialista en neurología del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía. Documentales: Entrevista al doctor intensivista y sacerdote, René Zamora Marín, publicada en la revista Espacio Laical; Capítulo VII de la Constitución de la República de Cuba: Derechos, deberes y garantías fundamentales; Artículo 266 del Código penal cubano; Ensayo del jurista Yuri Fernández Viciedo, ¿Es posible fundamentar la eutanasia en Cuba? Un acercamiento jurídico al fenómeno; Discurso pronunciado a los jóvenes por el Papa Francisco durante su primera vivista a Cuba; Gilberto de Jesús Betancourt Betancourt, doctor en Medicina, especialista en Primer Grado de MGI y en Segundo Grado de Medicina Interna e Intensiva, del hospital Manuel Ascunce Domenech de Camagüey.

Empleo de los recursos:

Definición: La también llamada muerte asistida se define como el acto, bajo responsabilidad médica, de ayudar a morir a un enfermo que no tiene salvación y desea acabar con el dolor. Para llevarse a cabo, se suministran fármacos o inyecciones al paciente, quien tiene que estar en estado de conciencia total para tomar la decisión.

Los cuidados paliativos son la atención de los enfermos en centros especializados para que logren una completa recuperación.

Ejemplificación:

1-Desde la antigüedad ya se aplicaba la eutanasia con procedimientos muy diferentes a los de hoy. En Grecia, por ejemplo, se les suministraba un veneno llamado cicuta a los condenados a muerte para que no sufrieran.

2-A nivel mundial, solo tres naciones de Europa la han legalizado, y el paradigma es Holanda. Luxemburgo y Bélgica son los restantes países que la oficializaron (…) En Estados Unidos, las ciudades de Oregón, Montana, Washington, Nuevo México y Vermont, así como Colombia, en América Latina constituyen los restantes territorios donde se ha legitimado.

3-La eutanasia deja huellas psicológicas, como la depresión y los trastornos nerviosos.

Comparación:

1-En Holanda, en 2008 fue aplicada a 2 331 personas y ya en 2015 ascendían a 5 500.

2-El pasado año en Bélgica se registraron 2 000 casos, la cifra más alta desde que se aceptó en 2002, que era de 1 800.

3-En Estados Unidos, las ciudades de Oregón, Montana, Washington, Nuevo México y Vermont, así como Colombia, en América Latina constituyen los restantes territorios donde se ha legitimado, mientras que en México se aplica la ley de “bien morir” para los enfermos desahuciados que desean la muerte.

Reiteración:       

1-Aunque la vida es el principio que el hombre más defiende, para muchos, morir en el momento deseado es un derecho que se debe respetar. El recurso que posibilita esta decisión, absolutamente personal, es la eutanasia, y su aplicación genera gran polémica por las implicaciones éticas y jurídicas que desata.

2-A veces, la vida se vuelve compleja y agonizante para individuos que sienten que pierden sus capacidades y libertades personales, entonces hay quienes recurren a la eutanasia. Su aplicación es polémica y va contra la ética de la Medicina, pero si la decisión de la persona es morir, ¿la debemos respetar?

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