SALTANDO OBSTÁCULOS
Santiago Antúnez Contreras en sus 45 años de trabajo en el deporte ha adiestrado a recordistas mundiales, olímpicos y panamericanos.
Texto y foto:
YILIAN ARZUAGA PIÑA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Megan, Chicho y Jacob siempre reciben al visitante con ladridos en la casa de Santiago Antúnez Contreras, en el municipio capitalino de Regla. En la entrada hay un arbolito encendido que anuncia la cercanía de la Navidad.
El ex entrenador de la Escuela Cubana de Vallas, el maestro de los 110 metros, es un hombre sencillo. Tiene ojos grandes y muy expresivos que se mantienen atentos a todos los detalles. Camina hacia el comedor con movimientos pausados para entablar una conversación acerca de la carrera de su vida, tanto en el ámbito familiar como profesional.
Antes de ser vallista, Antúnez fue pelotero por motivación del padre, quien era jugador de béisbol profesional. Más tarde se inclinó por el atletismo, donde encontró su verdadero talento.
Habla con seguridad, como quien siempre tiene la razón: “Los atletas de los 110 con vallas deben ser rápidos, flexibles, coordinados y ser capaces de saltar diez vallas de 106 centímetros, lo que no es tan sencillo como parece.
“En la Escuela Cubana de Vallas enseñamos estilo. Todos los estilos son diferentes, independientemente de la técnica, la estatura, el peso y la velocidad, que también influyen en la carrera”.
Este apasionado de las películas históricas ha entrenado a Dayron Robles, ex-recordista mundial de 110 metros con vallas; a Anier García, campeón olímpico de Sidney 2000; y a Aliuska López, tricampeona panamericana en Habana 1991, Mar del Plata 1995, Winnipeg 1999 y dos veces ganadora de la Copa Mundial (Habana 1992 y Londres 1994).
El entrenador es amante de la transparencia y la sinceridad, a tal punto, que después de las suposiciones con respecto a la lesión de Dayron Robles, determinó jubilarse en abril del 2013, por problemas personales. El 20 de noviembre del 2014 viajó a Brasil por un contrato de dos años, y entrenó a deportistas cariocas como Maila Machado y Eder de Sousa.
Antúnez es realmente exigente en su trabajo. Gracias a su dedicación y seriedad, Maila Machado ganó los Juegos Olímpicos de 2016, con 35 años de edad y tres intervenciones quirúrgicas.
“En la última operación, el tendón de Aquiles se lo dejaron más corto y ella cojeaba. Todo el mundo nos decía que estábamos perdiendo el tiempo, pero mi hijo Kelvis y yo decidimos seguirla entrenando, y pudimos conseguir que el programa de preparación cubana diera resultados relevantes en otro país”.
Santiago, como lo llama su familia, cuenta con numerosos reconocimientos como son El entrenador más destacado, otorgado por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) y el de Profesor de Mérito de la Universidad Central de Villa Clara.
Una de sus frustraciones es no haber podido tener a tres atletas en una misma final olímpica, aunque tuvo dos oportunidades para lograrlo: una en Atlanta 1996 y otra en Sídney 2000. En ambas ocasiones, las lesiones le impidieron lograr esta meta, la cual hubiese colocado a Cuba en el tercer lugar del mundo en la especialidad, después de los Estados Unidos e Inglaterra.
Entre sus proyectos se encuentra fundar una academia de atletismo en México, país que ha mostrado gran interés en contar con su presencia: “Sería una escuela basada en la técnica que utilizamos en la Isla, que consiste en un adiestramiento adaptado a condiciones económicas específicas.
“Haber sido entrenador del equipo nacional me dio la oportunidad de crear y desarrollar la Escuela Cubana de Vallas, además de compartir con mentores muy buenos, que fueron mis profesores. Ahora se trata de llevar a otros países las experiencias cubanas y seguir poniendo el nombre de la Mayor de las Antillas en lo más alto”.
Pie de foto: Santiago Antúnez Contreras, a sus 69 años de edad, ha recibido numerosos reconocimientos como entrenador del equipo nacional de Atletismo.
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