UNA PLEGARIA AL INTERIOR DE LA NOCHE
Con una prosa fluida y absorbente, Plegarias nocturnas cautiva al lector desde la inmortalidad del amor en una realidad políticamente compleja.
Texto y foto:
LISDANYS ALFONSO RIVAS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
La novelística colombiana subsiste como espejo de la contemporaneidad. Su connotación deviene la existencia de males sociales imperantes en políticas de corrupción, paramilitarismo y narcotráfico. La literatura latinoamericana no solo muestra el semblante oscuro del contexto social preponderante, también adhiere a historias de vida la realidad involucrada para su desarrollo o retroceso.
Temáticas de esta índole podemos encontrarlas en Plegarias nocturnas, la más reciente novela publicada de Santiago Gamboa Samper (Bogotá 1965), quien constituye -según el crítico y ensayista español Manuel Vázquez Montalbán- “el autor colombiano más importante junto a Gabriel García Márquez”.
La obra gira en torno a circunstancias como las mencionadas anteriormente, y siendo una de las últimas producciones literarias de quien escribiera, además, Páginas de vuelta, El síndrome de Ulises (finalista del premio Rómulo Gallegos 2007), Perder es cuestión de método y Necrópolis; Plegarias nocturnas figura como una excelente muestra narrativa en la que el drama y la tragedia actúan como protagonistas de una historia puramente amorosa.
Entretejida de hechos y datos de una objetividad social envuelta en la sordidez, la trama sucede mediante la mezcla de ficción y crónica, la cual borra con naturalidad cualquier frontera existente entre ellas, sin dejar de acentuar la sensación verosímil de lo narrado.
Cuenta la novela que a Manuel Manrique, estudiante de Filosofía, lo arrestan en una cárcel de Bangkok bajo la acusación de narcotráfico. A pesar de que puede enfrentarse a la pena de muerte si no se declara culpable, para él lo más importante es la necesidad de encontrar a su hermana Juana, desaparecida en Colombia años antes.
La historia de Manuel conmueve al cónsul colombiano en Nueva Delhi, que a partir de ese momento se embarcará en una búsqueda con el objetivo de reunir a los dos hermanos.
Con síntomas de intolerancia y prosa transparente en la que se vislumbra melancolía, Plegarias nocturnas es el relato de una familia inmersa en una sociedad violenta bajo la sombra del paramilitarismo y los desaparecidos. Lo que algunos críticos llamarían, como es el caso de Mario Mendoza Zambrano, “una corriente ininterrumpida de voces que hablan, piensan y nos cuentan qué fue lo que sucedió. Una melodía multiplicada en el amor de dos hermanos”.
No obstante, chocamos una y otra vez con el mismo evento víctima del cliché: el reflejo de una realidad arremetida por la “estética de la violencia”, tendencia manifestada desde los escritores del boom, pero que ha tomado mayor auge en los autores contemporáneos. A medida que avanzamos en la lectura de la obra, descubrimos el sentido compromiso de un cónsul encandilado con la esperanza de alterar la dirección curva de dos destinos.
La novela conmueve al lector tras alterar lo predeciblemente supuesto del desenlace terminante, y preferir la tragedia antes del clásico final feliz. Plegarias nocturnas burla nuestra expectativa con la sorpresa insospechada, lo que constituye, quizás, el valor fundamental de la historia.
Pie de foto: Plegarias nocturnas constituye una de las novelas más notables de Santiago Gamboa, publicada en 2012 por la Editorial española Mandadori.
0 comentarios