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“SOLO ESTOY MIRANDO CUÁNTAS COSAS EXISTEN QUE YO NO NECESITO PARA SER FELIZ”

“SOLO ESTOY MIRANDO CUÁNTAS COSAS EXISTEN QUE YO NO NECESITO PARA SER FELIZ”

FREI BETTO

Al viajar por Oriente, mantuve contacto con los monjes del Tibet, en Mongolia, Japón y China.

Eran hombres serenos, solícitos, reflexivos y en paz con sus mantos de color azafrán.

El otro día, observaba el movimiento del aeropuerto de San Pablo: la sala de espera llena de ejecutivos con teléfonos celulares, preocupados, ansiosos, generalmente comiendo más de lo que debían.

Seguramente, ya habían desayunado en sus casas, pero como la compañía aérea ofrecía otro café, todos comían vorazmente.

Aquello me hizo reflexionar: "¿Cuál de los dos modelos produce felicidad?"

Me encontré con Daniela, de 10 años, en el ascensor, a las 9 de la mañana, y le pregunté: "¿No fuiste a la escuela?"  Ella respondió: "No, voy por la tarde."

Comenté: "Qué bien, entonces por la mañana puedes jugar, dormir hasta más tarde."

"No quot;, respondió ella, "tengo tantas cosas por la mañana..."

"¿Qué cosas?", le pregunté.

"Clases de inglés, de baile, de pintura, de natación", y comenzó a detallar su agenda de muchachita robotizada.

Me quedé pensando: "Qué pena, que Daniela no tenga clases de meditación!"

Estamos formando súper-hombres y súper-mujeres, totalmente equipados, pero emocionalmente infantiles.

Una ciudad progresista del interior de San Pablo tenía, en 1960, seis librerías y un gimnasio; hoy tiene sesenta gimnasios y tres librerías!

No tengo nada contra el mejoramiento del cuerpo, pero me preocupa la desproporción en relación al mejoramiento del espíritu. Pienso que moriremos esbeltos: "¿Cómo estaba el difunto?". "¿Oh, una maravilla, no tenía nada de celulitis!"

¿Pero cómo queda la cuestión de lo subjetivo? ¿De lo espiritual? ¿Del amor?

Hoy, la palabra es "virtualidad". Todo es virtual. Encerrado en su habitación en Brasilia, un hombre puede tener una amiga íntima en Tokio, sin ninguna preocupación por conocer a su vecino de al lado!

Todo es virtual. Somos místicos virtuales, religiosos virtuales, ciudadanos virtuales. Y somos también éticamente virtuales...

La palabra hoy es "entretenimiento"; el domingo, entonces, es el día nacional de la imbecilidad colectiva.

Imbécil el conductor, imbécil quien va y se sienta en la platea, imbécil quien pierde la tarde delante de la pantalla.

Como la publicidad no logra vender felicidad, genera la ilusión de que la felicidad es el resultado de una suma de placeres: "Si toma esta gaseosa, si usa estas zapatillas, si luce esta camisa, si compra este auto, usted será feliz!"

El problema es que, en general, no se llega ¡a ser feliz! Quienes ceden, desarrollan de tal forma el deseo, que terminan necesitando un analista. O de medicamentos. Quienes resisten, aumentan su neurosis.

El gran desafío es comenzar a ver cuán bueno es ser libre de todo ese condicionamiento globalizante, neoliberal, consumista. Así, se puede vivir mejor. Para una buena salud mental son indispensables tres requisitos: amistades, autoestima y ausencia de estrés.

Hay una lógica religiosa en el consumismo post-moderno.

En la Edad Media, las ciudades adquirían status construyendo una catedral; hoy, en Brasil, se construye un shopping-center.

Es curioso, la mayoría de los shopping-center tienen líneas arquitectónicas de catedrales estilizadas; a ellos no se puede ir de cualquier modo, es necesario vestir ropa de misa de domingo. Y allí dentro se siente una sensación paradisíaca: no hay mendigos, ni chicos de la calle, ni suciedad...

Se entra en esos claustros al son gregoriano post-moderno, aquella musiquita de esperar al dentista.

Quienes pueden comprar al contado, se sienten en el reino de los cielos.

Si debe pagar con cheque post-datado, o a crédito se siente en el purgatorio.

Pero si no puede comprar, ciertamente se va a sentir en el infierno...

Felizmente, terminan todos en una eucaristía post-moderna, hermanados en una misma mesa, con el mismo jugo y la misma hamburguesa de Mac Donald...

Acostumbro decirles a los empleados que se me acercan en las puertas de los negocios: "Sólo estoy haciendo un paseo socrático". Delante de sus miradas espantadas, explico: "Sócrates, filósofo griego, también gustaba de descansar su cabeza recorriendo el centro comercial de Atenas. Cuando vendedores como ustedes lo asediaban, les respondía: ..."Sólo estoy observando cuántas cosas existen que yo no necesito para ser feliz"!

 

ÍTACA

ÍTACA

Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca
desea que el camino sea largo,
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al irritado Poseidón no temas,
tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
y al feroz Poseidón no encontrarás,
si dentro de tu alma no los llevas,
si tu alma no los yergue delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos:
detente en mercados fenicios,
y adquiere las bellas mercancías,
ámbares y ébanos, marfiles y corales,
y perfumes voluptuosos de toda clase,
cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos;
anda a muchas ciudades Egipcias
a aprender y aprender de los sabios.
Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca.
Llegar hasta allí es tu destino.
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure:
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Otras cosas no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.

Kavafis

DE LA HISTORIA UNIVERSAL

DE LA HISTORIA UNIVERSAL

Me han contado que en Pompeya entre las ruinas
dejadas por el paso de la lava
una vez se hallaron mezcladas con vasijas
que la ceniza conservó y
perros que ahora duermen bajo el polvo
dos figuras que hacían y deshacían el amor
en aquel temprano día del año 79
enlazados en ese abrazo que como se ha visto
pudo más que la muerte.
Nadie sabrá nunca en qué sístole en qué diástole
estos cuerpos detuvieron su feroz armonía.
Ningún arqueólogo ningún historiador
podrá contarnos con qué furor se amaban
cuando el Vesubio los cubrió de materia ardiente
(ellos creían al principio que se trataba
del calor maravilloso que generaban sus cuerpos).
Pero los que ahora hacemos
el amor sobre esta isla y sobre esta otra isla
enorme que es la Tierra los que violamos
la soledad simulada de los parques
los que huimos
a escapadas a cuartos silenciosos en los que dejamos
toda la alegría y toda la tristeza del amor
conocemos sin embargo esa especie de furia
en que estaban envueltos
Esas figuras que ahora descansan
en una sala de museo
(algunos las confunden con estatuas)
dejaron a medias la hermosa actividad de sus piernas
no llegaron a decirse sus nombres al oído
(no gritaron siquiera cuando la lava los cubría).
Pero el fuego del Vesubio no acabó con su fuego
que ahora arde en los parques
quema los preceptos
de las más extrañas iglesias
estalla en los finales
de nuestras celebraciones.

(Del libro: Todos los días del mundo, Víctor Casaus)

 

DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

No se pueden hacer grandes cosas sin grandes amigos, José Martí.

Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón, Gabriel García Márquez.

Vivir sin amigos no es vivir, Cicerón

La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea, Alberto Moravia

La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas, Aristóteles

Preferid, entre los amigos, no sólo a aquellos que se entristecen con la noticia de cualquier desventura vuestra, sino más aún a los que en vuestra prosperidad no os envidian, Sócrates

Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano, Demetrio De Falero

Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere, Elbert Hubbard

Para que pueda trabarse una verdadera amistad, es preciso prescindir de la superioridad que puedan otorgar la edad, los honores, las riquezas o el poder. El único motivo que nos debe incitar a la amistad es la búsqueda de las virtudes y el mutuo perfeccionamiento, Confucio

Al amigo no le busques perfecto. Búscalo amigo, José Narosky

Una amistad que termina nunca había comenzado, Publio Siro


No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad, Platón

Mientras se tenga al menos un amigo, nadie es inútil, Robert L. Stevenson

El amigo leal se ríe con tus chistes, aunque no sean tan buenos, y se conduele de tus problemas aunque no sean tan graves, Arnold H. Glasow

Un amigo es una imagen que tienes de ti mismo, Robert L. Stevenson

Tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo, Benjamin Franklin

Toda la grandeza de este mundo no vale lo que un buen amigo, Voltaire
El pájaro un nido, la araña su tela, el hombre la amistad, William Blake

Este es el primer precepto de la amistad: pedir a los amigos sólo lo honesto, y sólo lo honesto hacer por ellos, Cicerón

Un verdadero amigo no se interpone en tu camino a menos que estés hundiéndote, Arnold H. Glasow

Si nuestros amigos nos hacen favores, pensamos que nos los deben a título de amigos, pero no pensamos que no nos deben su amistad, Marlene Dietrich

Un padre es un tesoro, un hermano es un consuelo: un amigo es ambos, Benjamin Franklin

Un amigo es aquel que te da la libertad de ser tú mismo, Jim Morrison


Son los amigos que puedes llamar a las cuatro de la mañana los que importan, Marlene Dietrich

Deben buscarse los amigos como los buenos libros. No está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos, Mateo Alemán

Lo difícil no es estar con los amigos cuando tienen razón, sino cuando se equivocan, André Malraux

Un amigo fiel es un alma de dos cuerpos, Aristóteles

Hay muchos tipos de valentía. Hay que tener un gran coraje para oponerse a nuestros enemigos, pero hace falta el mismo valor para hacerlo con los amigos, J. K. Rowling

Un amigo es la persona que nos muestra el rumbo y recorre con nosotros una parte del camino, Francesco Alberoni

Los amigos falsos son como las sombras: sólo nos siguen cuando brilla el sol, Francesco Alberoni

Entre los pobres pueden durar las amistades, porque la igualdad de la fortuna sirve de eslabón a los corazones; pero entre los ricos y los pobres no puede haber amistad duradera, Miguel de Cervantes

Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos, Gabriel García Márquez

La amistad es el único cemento que mantendrá siempre unido al mundo, Woodrow Wilson

Un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta, Ralph W. Emerson

Lo sé muy bien, lo sabes tú, siempre estaré cerca a tu lado.
Quiero estar y compartir, momentos buenos y los malos; quiero reír, tal vez llorar. Amigos que... nunca olvidamos, Alex Campos

El amigo ha de ser como el dinero, que antes de necesitarlo, se sabe el valor que tiene, Sócrates

La única manera de poseer un amigo es serlo, Ralph W. Emerson

Sí, el amor está muy bien a su modo, pero la amistad es una cosa mucho más alta. Realmente nada hay en el mundo más noble y raro que una amistad verdadera, Oscar Wilde

Un amigo es aquel que adivina siempre cuándo se le necesita, Jules Renard

Una amistad noble es una obra maestra a dúo, Paul Bourget

El verdadero amigo está en tu caída antes de que tú toques el suelo: siempre, Pedro Pantoja Santiago

Reprende al amigo en secreto y alábalo en público, Leonardo da Vinci

Vive de modo que tus amigos puedan defenderte pero nunca tengan que hacerlo, Arnold H. Glasow

Una amistad sin confianza es una flor sin perfume, Laure Conan

Uno hace lo que puede y los amigos hacen el resto, Andreu Buenafuente

Un Amigo no te juzga, solo comprende tus procesos y te estimula con sinceridad la aceptación de tu error, Pedro Pantoja Santiago

Los verdaderos amigos se tienen que enfadar de vez en cuando, Louis Pasteur

En momentos presentimos que solos nos encontramos. Es allí donde aparecen, los que son más que hermanos, Alex Campos

Uno de los mayores consuelos de esta vida es la amistad, y uno de los mayores consuelos de la amistad es tener a quien confiar un secreto, Alessandro Manzoni


Amigos son aquellos seres que preguntan cómo estás y luego se quedan callados a escuchar la respuesta, Michael Levine

Nunca es largo el camino que conduce a casa de un amigo, Juvenal

La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad, Francis Bacon

Los amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega, y nuestra desgracia sin ser llamados, Demetrio De Falero

Una de las ventajas de los viejos amigos es que puedes permitirte el lujo de ser estúpido con ellos, Ralph W. Emerson

La amistad es como la música: dos cuerdas del mismo tono vibrarán ambas, aunque sólo toquéis una, Francis Quarles

Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud, Aristóteles

El auténtico amigo es el que sabe todo sobre ti y sigue siendo tu amigo,  Kurt Cobain

Son mis amigos los héroes de toda una vida, dulce emoción que traspone la cruel realidad, Miguel Abuelo

La amistad es el amor, pero sin sus alas, Lord Byron

La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido, Rabindranath Tagore

Es parentesco sin sangre una amistad verdadera, Pedro Calderón De La Barca

Sé lento para caer en la amistad, pero cuando estés en ella, continúa firme y constante, Sócrates

La verdadera amistad busca tres cosas: la virtud, por honesta; el diálogo, como deleite; y la utilidad, como necesidad, Plutarco

Estoy enamorado de la amistad, Montesquieu

Elegiré amigos entre los hombres, pero no esclavos ni amos.
Elegiré sólo a los que me plazcan, y a ellos amaré y respetaré, pero no obedeceré ni daré órdenes. Y uniremos nuestras manos cuando queramos, o andaremos solos cuando lo deseemos, Ayn Rand

Si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia, Aristóteles

Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba engánchalos a tu alma con ganchos de acero, William Shakespeare

El espíritu olvida todos los sufrimientos cuando la tristeza tiene compañía y amistad que la consuele, William Shakespeare

La risa no es mal comienzo para la amistad, y está lejos de ser un mal final, Oscar Wilde

Un amigo fiel vale por diez mil parientes, Eurípides

<<Quédate>> es una hermosa palabra en el vocabulario de un amigo, Choi Hong Hi

¿Qué es un amigo? Es una persona en la que se puede confiar, Michael Levine

Aparta la amistad de la persona que, si te ve en riesgo, te abandona, Félix María Samaniego

La amistad con uno mismo es de suma importancia, ya que, sin ella uno no puede ser amigo de nadie más en el mundo, Eleanor Roosevelt


Todo mi patrimonio son mis amigos, Emily Dickinson

La amistad no es algo que usted aprende en la escuela. Pero si usted no ha aprendido el significado de amistad, usted realmente no ha aprendido nada, Muhammad Ali

Lo malo del amigo es que nos dice las cosas desagradables a la cara; el enemigo las dice a nuestras espaldas y, como no nos enteramos, nada ocurre, Alfred de Musset

Quien contempla a un verdadero amigo, es como si contemplara a otro ejemplar de sí mismo, Cicerón

 

NECESITO POCO

NECESITO POCO

ÁNGELES CASO,
escritora española.

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso.

O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación ¿al menos la sensación? de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera.

Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan. Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche.

Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser. Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas.

Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila. También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario.

Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piense que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo.

 

CALENDARIOS

CALENDARIOS

¿Qué es lo que uno le pide a un año por venir? Para empezar, que sea bueno, pero además, que coincida con el año astronómico (365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos).

Al fin y al cabo, un año es el tiempo que tarda la Tierra en completar una órbita entera alrededor del Sol y una de las mínimas exigencias que debe tener un año de buena calidad es que su duración y la del viaje de la Tierra en su órbita sean iguales.

No se trata de un mero capricho: es interesante que las estaciones empiecen más o menos siempre en la misma fecha: que el otoño y la primavera (equinoccios) se produzcan el 21 de marzo y el 21 de septiembre, y que el comienzo del verano y del invierno (solsticios), el 21 de diciembre y de junio respectivamente. El asunto de las estaciones era de vital importancia para las antiguas sociedades agrícolas que debían determinar las fechas de siembra y recolección.

Los primeros y primitivos calendarios lunares no conseguían encajar en el año solar: las discrepancias se corregían de tanto en tanto agregando un mes o algunos días extra. Pero en el siglo I antes de Cristo, en Roma, los errores acumulados habían logrado que el año civil y el solar estuvieran desfasados en tres meses: el invierno empezaba en marzo y el otoño en diciembre, lo cual sin duda era bastante incómodo.

Julio César introdujo la primera gran reforma. Impuso el uso universal del calendario solar en todo el mundo romano, fijó la duración del año en 365 días y seis horas, y para que esas seis horas de diferencia no se fueran acumulando se intercaló un día extra cada cuatro años: los años bisiestos tienen trescientos sesenta y seis días. La reforma entró en vigencia el 10 de enero del año 45 a. de C. —805 de la fundación de Roma—. Con el tiempo, se impuso la costumbre de tomar como bisiestos los años que son múltiplos de cuatro.

Pero aquí no acabó la cosa, ya que el año juliano de 365 días y seis horas era un poco más largo (11 minutos y 14 segundos) que el año astronómico real, y otra vez los errores empezaron acumularse: a fines del siglo XVI las fechas estaban corridas alrededor de diez días, y la primavera empezaba el 11 de septiembre: el Papa Gregorio XIII emprendió una nueva reforma para corregir las discrepancias y obligar a las estaciones a empezar cuando deben: por un decreto pontificio de marzo de 1582, abolió el calendario juliano e impuso el calendario gregoriano. Se cambió la fecha, corriéndola diez días: el 11 de septiembre (día en que se producía el equinoccio de primavera) se transformó “de facto” en el 21 de septiembre, con lo cual se eliminó el retraso acumulado en dieciséis siglos y el año civil y el astronómico volvieron a coincidir.

Pero, además, se modificó la regla de los años bisiestos: de ahí en adelante serían bisiestos aquellos años que son múltiplos de cuatro, salvo que terminen en dos ceros. De estos últimos son bisiestos sólo aquellos que sean múltiplos de cuatrocientos (como el 1600). Los otros (como el 1700), no. Así, ni el 1800 ni el 1900 fueron años bisiestos. El año 2000, sin embargo, lo fue (porque aunque termina en dos ceros es múltiplo de cuatrocientos): la fórmula permite eliminar tres días cada cuatro siglos, que es la diferencia que acumulaba el calendario juliano en ese lapso.

Sin embargo, aun el “año gregoriano” con todas sus correcciones es 26 segundos más largo que el año astronómico, lo cual implica un día de diferencia cada 3 323 años. Para corregir esta pequeña discrepancia se ha propuesto sacar un día cada cuatro mil años de tal manera que el año 4000, el 8000 o el 16000 no sean bisiestos (aunque les toca). En todo caso, de la longitud del año 8000 mil, o 16000, no necesitamos preocuparnos ahora: los años que estamos usando tienen una duración más que aceptable.

Tomado de:

http://www.portalplanetasedna.com.ar/ciencia/ciencia1.htm

LA VIDA ES COMO EL ARTE

LA VIDA ES COMO EL ARTE

GABY VARGAS,
Psicóloga.

Sísifo se encuentra en el inframundo por un castigo de los dioses. Ahí, mientras cumple su destino, hace algo que a ojos de cualquier observador parecería totalmente inútil y absurdo: sube con gran esfuerzo una enorme roca hasta lo más alto de la montaña, y una vez que alcanza la cumbre, la suelta y la contempla rodar montaña abajo. Esta acción la repite una y otra vez por toda la eternidad. De esta manera Sísifo se convierte en el trabajador inútil de los infiernos.

¿Qué motiva a Sísifo a hacer este penoso esfuerzo? Esta pregunta es lo que el mito cuestiona. Es un tema que el filósofo francés Albert Camus decide explorar en su texto “El mito de Sísifo”, y que me parece interesante compartir.

A Camus le interesa precisamente el momento en el que Sísifo baja de la montaña con pasos pesados y regresa en silencio al valle. Esa pausa es un momento de conciencia en el que, a pesar de su miserable condición, acepta su vida. Ahí radica su heroísmo. ¿Y cuál es la razón de que suba y baje la piedra sin descanso? Simplemente que él así lo decidió. Y eso marca un punto de inflexión.

La propuesta de Camus es que la vida no tiene sentido. Entre el ser y el dejar de ser sólo debemos dejar pasar el tiempo. Porque hagamos lo que hagamos, todos, en última instancia, moriremos.

“¿Pero cómo!”, diríamos. “Entonces, ¿qué caso tiene!, ¿cuál es mi razón de ser!” Tú y yo podemos pensar también que lo que Sísifo hace es algo necio y absurdo. Pero él ama su vida y hace de la roca su casa. Su labor lo hace feliz y es lo único que importa. De esta forma supera su destino y se vuelve más fuerte que la roca.

Camus nos hace reflexionar sobre el hecho de que sólo cuando aceptamos que la vida no tiene sentido es que tenemos la obligación de dárselo y  de encontrarlo. “Las verdades aplastantes, desaparecen cuando las reconoces”, escribe. Así que encontrar el sentido de la vida tiene que ver con la posibilidad de decidir.

Además, cuando decides darle un significado a tu vida, sea cual sea, nadie te puede juzgar. Lo importante es que lo tengas, que lo definas.

No se trata solamente de buscar a ciegas este sentido, porque podemos vivir en una búsqueda sin fin. Sino de decidir amar lo que haces, amar tu vida y lo que decides hacer con ella hoy. Y como todos nos moriremos tarde o temprano, sería mejor apurarnos porque no disponemos de mucho tiempo.

El mundo en sí no significa nada.

Somos nosotros los que le damos el significado a nuestro mundo. De hecho, el significado no se lo dan las cosas o lo que nos pasa; sino lo que hacemos con ellas. Así que el sentido no depende de “La” decisión, de lo que hagamos una vez en la existencia, sino de cómo vivimos cada minuto del día.

La vida es como el arte: depende de la interpretación. Pero hay que estar atentos, pues nuestro ego es un ávido y veloz intérprete. Le encanta el papel de mártir, jugar al fiscal y también sufrir. Se apresura a calificar cualquier pequeño suceso como “malo”, “doloroso” o “negativo”.

Es un hecho que en la vida nos enfrentamos a situaciones complejas, pero también es cierto que solemos interpretarlas de determinada manera. Ya lo decía Shakespeare: “No hay nada bueno o malo, el pensamiento lo hace”. En el momento en que algo te sucede, tú decides si reaccionas de una manera o de otra, si te afecta o no. Y cuando eliges con conciencia, tu vida cambia.

Si bien el descenso hacia el lugar donde se encuentra nuestra piedra –como la de Sísifo– se puede hacer con dolor, también se puede hacer con gozo. Ésa es decisión de cada quien y es lo que le da sentido a nuestra vida.


 

TEMORES

TEMORES

ERNEST HEMINGWAY

Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.

Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento.

Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos opinan.

Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo.

Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.

Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.

Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.

Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.

Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.

Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.

Temía al pasado, hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.

Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.

Hagamos que nuestras vidas cada día tengan mas vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más.

Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado.