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Isla al Sur

MÁS ALLÁ DE SU MIRADA

Cuando apenas era un joven, Pedro Mario García participó en una misión internacionalista en Angola, mientras su familia pensaba que se encontraba en la entonces Unión Soviética.
 
YUSMARY ROMERO CRUZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación de la

Universidad de La Habana.

“La demora era ponerme las botas, dormía con la ropa puesta y con el fusil como almohada”. Con solo veinte años, Pedro Mario García fue uno de los jóvenes soldados que apoyaron  la lucha del pueblo angolano por lograr su independencia. En la actualidad preside la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en el municipio habanero de Mariel.

¿Cómo forma parte de la misión?

-Estaba pasando el Servicio Militar en una unidad de San José de las Lajas en septiembre de 1975 y me seleccionaron junto a otros compañeros para la misión. En aquel momento no se conocía nada, pues era secreta.

¿Cuáles eran los objetivos de la misión?

-Mantener el control de Cabinda, factor importante en el desarrollo de la guerra y en el porvenir de Angola.

¿Quién era el responsable del cumplimiento de esa tarea?

-El primer comandante Raúl Díaz Arguelles, además estábamos divididos en grupos, el jefe de mi batallón era el comandante Ramón Espinosa. 

¿Qué sabía de usted su familia?

-Mi mamá recibió una carta, donde le informaban que su hijo iba a estudiar a la Unión Soviética y la premura del curso iba a impedir que tuviera la posibilidad de despedirse de sus familiares.

A pesar de estar tan distantes, ¿mantenían comunicación?

-Sí, las cartas eran nuestro medio de comunicación, en ocasiones recibía varias juntas, después de organizarlas según la fecha comenzaba a leerlas una por una y cuando tenía un tiempo libre las contestaba.

¿Cuántos vuelos dio su imaginación, pues supuestamente estaba en otro país y en otras condiciones?

-Imagínese, la primera carta que escribí, aparentemente desde la Unión Soviética, fue sentado en la Escuela de Cadetes, ni tan siquiera había salido de Cuba y ya estaba paseando por las calles de Moscú y sentía un frío enorme. ¡Ni por fotos conocía ese país, pero había que hacer el intento! En una ocasión escribí: Ya tuve la primera prueba, salí bien. En realidad esa prueba había sido mi primer combate.

¿Cuál fue la carta más convincente?

-Una que envié acompañada de una de las fotografías que me habían tirado para el pasaporte, en la misma lucía muy elegante. Mi mamá me contó posteriormente que cuando la vió exclamo: “¡Ahora yo sí sé que está en la Unión Soviética!”.

¿Cuándo su familia tuvo conocimiento de la verdad?

-El Día de las Madres, enviaron a mi casa una carta de reconocimiento por encontrarme peleando en Angola y se explicaba toda la verdad. Faltaban pocos días para mi regreso.

¿Cuándo fue su primera experiencia en un combate? ¿Qué recuerdos conserva?

-Los primeros ataques en Cabinda fueron el 10 y 11 de noviembre, duraron 96 horas; sentía un intercambio constante de artillería en ambas direcciones. Al principio tenía un poco de miedo, aunque después me habitué a esa vida y al olor a pólvora; el ser humano se adapta a todo hasta lo más difícil.

¿Cómo era la relación entre personas tan jóvenes en medio de una guerra?

-Éramos una familia; si teníamos un problema o estábamos enfermos con quién íbamos a contar si no era con las personas que estaban a nuestro lado. El compañero que tenía guardia en el último turno se encargaba de hacer el café; así, al despertar, teníamos una tasita caliente. Existía mucha unidad entre todos.
     
¿Qué representa para usted el 11 de noviembre de 1975?

-Haber tenido la posibilidad de aportar mi granito de arena a la independencia de Angola, ayudar a un país a no estar en manos de los enemigos, en manos de los grupos fascistas dirigidos, entrenados y armados por los Estados Unidos.

¿Qué fue lo que más lo impactó?

-La pobreza, ver a los niños descalzos y pasando hambre. A la hora de la comida siempre habían diez o doce muchachitos con un recipiente en la mano, eran los primeros a los que se  le servía, por orden del comandante Espinosa.

¿Cuánto tiempo estuvo en Cabinda? ¿Qué le confirió ese lugar?

-Aproximadamente nueve meses, Cabinda me dio la posibilidad de formarme como hombre y como revolucionario.

¿Cuándo regresó a Cuba?

-El 26 de junio de 1976, estuve tres días en La Cabaña y llegué a mi casa el 29, precisamente ese día era mi cumpleaños.

¿Qué piensa en este instante sobre esa etapa de su vida, al cabo de treinta y un años?

-Pienso  que recordar es volver a vivir esos momentos. Esa ha sido una etapa que indudablemente me ha marcado y es difícil poder olvidarla; a ella le debo gran parte de experiencia.

Con la mirada lejana, quizás anidada en Cabinda y con una viveza que no ocultan los ojos, Pedro Mario García se sumerge en su pasado durante unos minutos, porque ni tan siquiera el tiempo puede dejar en el olvido los momentos más intensos de una vida.

Ficha técnica:

Tipología: Entrevista Testimonial

Objetivo Central: Rememorar la Misión Militar Cubana en Angola a partir del testimonio de un combatiente.

Objetivo colaterales:

Tener presente las experiencias personales del soldado cubano en Angola.

Indagar y obtener información sobre la misión en Cabinda.

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