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Isla al Sur

SOLO DE PIANO CON EMILIO MORALES

SOLO DE PIANO CON EMILIO MORALES

Una carrera musical que va por 27 años de estudios y dedicación.

ANEL REGUERA PUENTE,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

El pianista Emilio Morales Ruíz comenzó a trabajar con el grupo  Opus 13 con el que tuvo la oportunidad de viajar a los Estados Unidos en 1980 con el show de Tropicana. En el espectáculo actuó la cantante Omara Portuondo, quien interpretó un número con el tecladista, recién graduado. Desde entonces, ha integrado orquestas de renombre como Paublo FG y su Elite, NG La Banda, Havana Esemble, Team Cuba y luego en el proyecto musical Buena Vista Social Club. Después de 11 años de estudio, ahora se desempeña como solista.

Sus estudios académicos-musicales los inició en la Escuela Elemental Alejandro García Caturla ubicada en el capitalino municipio de Marianao, donde vivió gran parte de su juventud, luego se graduó en el nivel medio-superior de piano en la Escuela Nacional de Artes (ENA).

“En aquella época se seleccionaban alumnos de todo el país, graduarme allí fue un privilegio. Tuve la suerte de contar con un claustro de profesores graduados de conservatorios rusos y polacos”, expresó con orgullo. Luego relacionó agradecido nombres como Jorge L. Herrero y Andrés Alenko, pues gracias a ellos hoy cuenta con una sólida formación profesional.

El instrumentista no tuvo antecedentes de músicos en su familia que lo inclinaran a escoger la carrera:”Si supieras, fue mi madre quien me llevó a matricular en el Caturla. Siempre quiso que le interpretara un tango en acordeón”. Al final, matriculó en piano y pudo ejecutar la pieza argentina en un solo de piano.

El compositor y arreglista tiene dos hijos. Uno comenzó los estudios en piano, pero no los continuó: “¡No todos los hijos de músicos tienen que serlo!”. No obstante, le hubiera gustado que alguno de ellos lo fuese.

-Ha compartido escenario con músicos como Manolito Simonet, Chucho Valdés, Roberto Carcasés, Jorge Reyes, Rolando Luna, José L. Cortés y Tomás R. Einarson (Islandia), entre otros. ¿Se considera un artista realizado?

No, satisfecho, porque esos artistas me han invitado a participar en proyectos marcados por sus intereses. Para mí fue un honor trabajar  en ellos, pero la mayor realización personal y musical sería grabar un disco, lo cual intento realizar desde hace cuatro años.

El CD tendrá invitados, entre otros, a Omara Portuondo, Coco Freeman y Sori, y se grabaría con la empresa discográfica Colibrí, de reciente creación.

Trabajo para que el CD quede balanceado con canciones, boleros, cha-cha-chá y descargas de jazz latino, aunque ese no es el objetivo principal del mismo. La intención es retomar temas cubanos que han quedado en el olvido y hacer una propuesta interesante para el público. No obstante, la disquera no me ha dado respuesta por diversas razones, entre ellas, de financiamiento.

-¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar junto a Omara Portuondo?

Ya nos conocíamos desde los años 80, cuando integré varias agrupaciones. Entonces, trabajando como solista, el pianista de la orquesta Buena Vista Social Club -de la cual era la voz líder- decidió retirarse. Me propuso trabajar a su lado para acompañarla en las giras nacionales e internacionales. Realizamos muchas actividades como conciertos a piano y voz en teatros, galas artísticas y actividades oficiales. Establecimos una buena relación de amistad alrededor de la música.

No ha grabado ningún disco junto a ella, pero le gustaría hacerlo: “Ambos estuvimos invitados por Amaury Pérez, y Omara cantó Vuela pena respaldada por mí al piano”.

-En muchas ocasiones a un pianista acompañante no se le reconoce como merece, mas cuando trabaja con figuras de vasto prestigio como Omara Portuondo, sí. ¿Es su caso?

A mí no me preocupa la visión que tiene el público sobre el pianista acompañante, de hecho, soy un instrumentista y es muy difícil sobresalir en el escenario, ya que es el cantante quien puede relacionarse directamente con el público; a los tecladistas siempre nos van a ver en esa función. No obstante, Omara cuando me escucha se nutre de mi música para su interpretación y ocurre una retroalimentación. Más que acompañarla, hacemos un dúo. Si aún así las personas me quieren ver como un intérprete acompañante, para mí sería un honor y lo acepto con todo orgullo porque cualquier músico tiene el derecho de acompañar, pero no todo pianista ha podido hacerlo.

Disfrutaba improvisar, sobre todo en el jazz –a pesar de no considerarse un jazzista: “Cualquier género es propicio para hacerlo”, aseveró. En interpretaciones de boleros, sones y salsa trata de imprimir su sello particular, siempre disfrutando del número musical.

-¿En qué género de la música nunca incursionaría?

Yo me siento preparado de una forma integral para absorber el tipo de música que se me proponga, pero después de graduado me he dedicado a interpretar jazz, salsa, timba y música clásica.

“Estoy dispuesto a actuar con grupos como Eddy K, Gente D’ Zona, si me invitaran, ¿por qué no?”, puntualizó precisando que no tiene criterios contra el Hip Hop, pero lo realizaría mediante un trabajo de mesa donde se tracen bien las pautas de la labor musical a interpretar por cada quien. “Existen muchas formas de interrelacionar los géneros, es lo que llaman ahora fusión”, explicó de forma “didáctica”, a pesar de no gustarle el término.

Tras preguntarle cuán empírica o académica era su carrera, precisó: “Empírica no, es netamente académica”. En la actualidad, el músico  desarrolla su propio estilo de trabajo; es quien propone y decide un proyecto. Esto es muy importante para mí, aunque entraña mayor responsabilidad”.

El óbice es el género que incursiona, lo escucha un determinado sector popular, a pesar de componer e interpretar al piano para todo tipo de público. Por sus características –descarga de jazz, boleros, conciertos en teatro- el lugar precisa de condiciones diferentes, no es como los grupos de salsa, que actúan en cualquier plaza abierta en el país.

-Ha interpretado el piano en múltiples escenarios nacionales, entre ellos Santiago de Cuba y Cienfuegos, e internacionales como los de Chile, Canadá e Italia. ¿En cuáles se ha reconocido más su trabajo por el público y la crítica especializada?

Recuerdo festivales de música con Omara Portuondo donde tuve más participación en el piano y se elogió mi trabajo. Pero no soy de los que se siente bien por reconocimientos en el extranjero y en mi país no. Lamentablemente, me sucede lo mismo que a otros artistas cubanos.

Existen algunos músicos con una buena formación que deciden aceptar propuestas de trabajo en el exterior por no ser tenidos en cuenta en nuestro país. Tenemos directivos que en ocasiones ponen trabas en la política cultural de la Isla, que está muy bien definida.

-Continuador del trabajo artístico de “Peruchín”, en la orquesta NG La Banda, ¿la agrupación del  maestro José Luis Cortés fue una escuela o solo consolidó su carrera como pianista?

Fue una escuela para mí y, además, interesante. José Luis es una persona muy dinámica y un gran músico. Nos conocimos en la ENA, cuando comencé en la agrupación ya teníamos vivencias juntos.  Entonces el grupo contaba con una línea de trabajo que aportó mucho a mi carrera, actualmente su estilo no es de mi agrado, pero respeto la labor de su director, es él quien determina.

De la orquesta salieron formidables músicos que decidieron desarrollar su propia línea de trabajo, como yo. Indudablemente, al lado de José Luis Cortés siempre se aprende.

-La empresa disquera Bis Music lo escogió junto a Aldo López Gavilán y otros ocho pianistas para grabar un disco homenaje a Frank Emilio, titulado Amor y Piano. ¿Qué representó para usted?

Significó algo muy bueno. Tuve la oportunidad de conocer al maestro Frank Emilio y en ocasiones conversé con él, era una buena persona y un pianista excelente.

El disco fue producido por Tony Pinelli, fuimos invitados diez pianistas, quienes aportamos el espíritu de la música de Frank. A cada uno se le entregó un tema para interpretar, pero yo tuve la oportunidad de grabar uno que compuse influido por su obra y cuyo título nació en los estudios de la empresa disquera, Franchando, se me ocurrió a partir de la frase Frank guarachando. Fue el primer tema del disco.

Compuso obras como Jazz en familia, Notas comunes y un danzón dedicado a su esposa, llamado Marta. Ella es profesora de la ENA e imparte clases de teoría y solfeo. “Ha desempeñado un papel fundamental en mi vida. Una carrera musical conlleva mucho sacrificio, en ocasiones no podemos atender a la familia como merece. Particularmente ella ha sabido comprender mi carácter temperamental y gran parte de mi carrera musical se la debo a mi esposa e hijos”, concluyó.

Ficha técnica:

Objetivo central: Dar a conocer la vida del músico.

Objetivos colaterales: Conocer sobre los inicios de su carrera, su trayectoria profesional y algunos datos de su vida familiar.

Tipo de entrevista:
Por su forma: Mixta
     Por su contenido: De personalidad
     Por el canal que se obtuvo: Directa

Tipo de título: Con el nombre del entrevistado.
Tipo de entrada: Biográfica
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de cierre: De opinión del entrevistado.

Fuentes consultadas:
Emilio Morales Ruiz, pianista, compositor y arreglista
Internet:
www.elhabanero.cubaweb.cu/2005/mayo

www.bismusic.cu/disc

www.habanaradio.cu

www.bebebum.com/artist/profile

www.islamusical.it/

www.jornada.unam.mx/2007/04/10/index

granma.cu/espanol/2005/octubre/lun3/omara.html

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