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Isla al Sur

LA EMPERATRIZ DE LOS PAPELES SECUNDARIOS

LA EMPERATRIZ DE LOS PAPELES SECUNDARIOS

Miriam Socarrás comparte sus experiencias y criterios como persona, mujer y actriz.

OSMERYS RAMOS MENDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Me gusta la locución”, me dijo. “Cuando era joven mi tía sugirió que si de verdad deseaba ser actriz, debía ejercitar la voz lo más alto que pudiese y mejorar mi dicción al punto de hablar un español perfecto. Pasaba horas escuchando la radio, imitaba a los locutores, convertía a todos los de casa en mis espectadores.” Estas fueron las palabras de Miriam Socarrás respecto a los motivos que tuvo para iniciarse en el mundo de la actuación.

«Tenía 18 años, era mulata, con una madre bastante estricta en cuestiones de pudor. En la década de los años 50, las mujeres que estaban vinculadas al mundo del entretenimiento eran mal vistas por la sociedad; además, el racismo regía cualquier decisión que se tomara en Cuba. Luego, en 1959, triunfó la Revolución y las libertades que con ella llegaron  me permitieron decidir mi futuro: ser actriz».

Si nos hablan de Miriam Socarrás, una mulata de mediana edad, destacada dentro del cine, la radio y la televisión cubanos, quizás muchos de nosotros no sabremos de quién se trata. En cambio, si nos mencionan a “Cacha”, la abuela de Carlos en el filme de Habanastation, la esposa de Evelio en la telenovela cubana ¡Oh, La Habana!, o “Concha”, una de las sirvientas de Destino Prohibido, seguramente su imagen será proyectada en nuestra mente de inmediato.

La actriz nació en La Habana el 25 de abril de 1941 y en 1962 formó parte del Teatro Musical. Entre sus trabajos más destacados se encuentran: Amor vertical,  Papeles secundarios, Plaff, Doble juego, entre otros.

-¿Qué aprendió en Habanastation

después de haber trabajado con

los niños de La Colmenita?

Muchísimo. Ellos son niños-adultos, tienen un sentido de la responsabilidad y una disciplina increíbles. Siguen todas las órdenes que se les dan; juegan, porque después de todo son niños, pero hacen  su trabajo como si fuesen actores profesionales. Me mostraron que no es la edad la que define nuestro carácter o capacidad.

Cuando estaba en la escuela de Dramaturgia, Alfonso Arau, entonces director de la compañía de Teatro Musical de La Habana, me vio actuando en una obra y me seleccionó para formar parte de su proyecto. Allí, los mejores profesores nos impartieron clases de danza, ballet, canto, voz, dicción y pantomima.

Fue una experiencia muy divertida, mis compañeros de trabajo hacían que riera todo el tiempo. La comedia es el género que más disfruto; es una delicia, el público reacciona y, como actriz, percibo que hay comunicación. Tienes que jugar, valerte de todas tus herramientas para lograr lo que quieres. No hay nada mejor que estar en un teatro y sentir las carcajadas de la multitud; por instantes siento que regalo un poco de  felicidad a otras personas y eso me hace sentir bien conmigo misma.

-Hemingway dijo: “Todo hombre

tiene dos hambres”. Una de las suyas

es la actuación, ¿Cuál es la otra?

La psicología. Me parece atractiva y está muy ligada a la actuación. Cuando actúas tienes que inventarte una historia, debes hacer el personaje tuyo para poder entender lo que estás haciendo. Lo mismo sucede con la psicología.

-Usted es conocida como “La emperatriz

de los papeles secundarios

del cine cubano”. ¿Por qué?

Creo que los directores no ven a una mulata como la esposa de un doctor, la directora de un centro de trabajo o simplemente un ama de casa, que son casi siempre los personajes principales. Una mulata es la ideal para la chusma de un solar, la simpática del barrio o la estrella de un cabaret.

-¿Qué diría a los jóvenes que

comienzan en el mundo

de la actuación?

Deben respetar a aquellos actores que ya no son tan jóvenes y tomar de ellos su experiencia, y lo más importante en esta carrera: dejar la teoría en los libros, es imprescindible que la conozcan, pero ella no será quien los convierta en actores, de eso se encargará la práctica y el esfuerzo diario.

Cuando caminaba hacia la salida de su pequeño departamento, quedé prendida de una pared repleta de fotografías suyas con sus compañeros y amigos, la gran mayoría fuera de Cuba. Ella no tardó en descubrir mi observación y, con los ojos húmedos, me dijo: «Él se fue del país, y ella también, esa de ahí tampoco está más con nosotros, ni este….

“¿Sabes? En una ocasión, cuando estuve en Colombia conversaba con una amiga de marcadas ideas capitalistas: ‘Ustedes tienen tantos errores’, me dijo. Y le respondí: «Sí, pero son nuestros y debemos asumirlos. Cuando una madre trae al mundo a su hijo, espera de él lo mejor, pero cuando el pequeño se hace grande, comprende que está lleno de defectos y, aún así, no deja de amarlo». Quedé sorprendida: ¿entonces, qué sucedió con sus amigos que decidieron marcharse? Con una sonrisa apagada concluyó: «No todas las madres están dispuestas a asumir los errores de sus hijos…».

Pie de foto: Miriam Socarrás afirma que la psicología y la actuación tienen muchos puntos comunes.

Ficha técnica:

Objetivo central: Resaltar  la vida y obra de Miriam Socarrás.

Objetivos colaterales: Indagar en la historia de la actriz, no solo en el plano profesional, sino también como mujer y ser humano.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Cara a cara.

Tipo de título: De referencia al entrevistado.
Tipo de entrada: De cita textual.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: (Primera) directa, (segunda) de corte informativo, (tercera) de corte informativo, (cuarta) directa, (quinta) polémica.
Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistado.
Tipo de fuentes: No documentales.

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