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Teoría-Trabajos docentes

LO REAL Y MARAVILLOSO EN EL PERIODISMO CARPENTERIANO

LO REAL Y MARAVILLOSO EN EL PERIODISMO CARPENTERIANO

DAVID RUIZ LIMILLA, HUY TRINH QUANG, ARIEL PAZOS ORTIZ, DANIELA PÉREZ MUÑOA Y AILÉN RIVERO HERNÁNDEZ,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Alejo Carpentier, considerado uno de los más grandes intelectuales de la lengua española del siglo XX, fue precursor de una novelística que trascendió las fronteras del imaginario de nuestras tierras. Además de ser conocido por su obra literaria, ejerció con pasión y profundidad el periodismo.

Carpentier fue el primero en definir conceptualmente lo real maravilloso y convertirlo en una guía impresionante para redescubrir los encantos del ser americano. Esta idea fue introducida en un artículo publicado en el periódico venezolano El Nacional, en 1948. Un año después, lo explicó en el prólogo de su novela El reino de este mundo:

«Lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad (el milagro), de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas de riquezas de la realidad, de una ampliación de las escalas y categorías de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un modo de “estado límite”. Para empezar, la sensación de lo maravilloso presupone una fe».

Julio Pino en su artículo “Alejo Carpentier y la concepción de lo real maravilloso”, afirma que Carpentier, nutrido del surrealismo europeo, crea este nuevo estilo que visiona lo fantástico, lo irreal, como la verdadera realidad americana. Para el autor de lo Real Maravilloso, lo que en otras tierras pudiera resultar “surreal”, en nuestra región forma parte de la cotidianeidad.

Al publicar El reino de este mundo, su obra cumbre, tenía 44 años; sin embargo, no había alcanzado la mayoría de edad cuando se inició en el Periodismo. Desde sus artículos y crónicas de juventud entrega no solo el comentario circunstancial sobre un determinado acontecimiento, sino que, de manera gradual, es posible, al leer esos textos, llegar a perfilar una coherente línea de pensamiento estético.

Este oficio fue primeramente una manera de ganarse la vida. Sin embargo, fascinado por el universo de tipografías y publicaciones, logró constituir una vasta obra periodística, devenida importante fuente de conocimiento.

El periodista Leonardo Padura en su libro “Un amigo de medio siglo: Carpentier y la narrativa de lo real maravilloso”, plantea que desde la década del 20, realizó un periodismo de ideas. Las suyas, se encuentran entre las mejores que circularon en la prensa periódica  de nuestro idioma; son, asimismo, bases de una estética, preámbulos y fuentes de obras narrativas trascendentes.

Desde entonces, nunca abandonó la práctica periodística y estableció estrechos vasos comunicantes con su narrativa y pensamiento musicológico.

Virgilio López Lemus en su libro “Alejo Carpentier, periodista”, explica que el valor intrínseco del periodismo carpenteriano se revela en un lenguaje comunicativo, en su apreciación crítica de la vanguardia del siglo XX y sus contextos y en el testimonio palpitante de una época de singular importancia en lo artístico y en lo histórico.

Durante la conferencia «El periodista: un cronista de su tiempo» para los trabajadores del periódico Granma, expresó que  no se podía hablar del escritor por encima del periodista ni viceversa, sino que el escritor y periodista estaban integrados en una sola personalidad. Incluso, el propio Carpentier se veía a sí mismo como una mixtura de estas dos aristas.

El periodismo fue más que un oficio para este autor de pasos certeros, pues le sirvió de materia prima para muchos de sus relatos literarios. En su novelística se puede observar un paralelismo entre la realidad noticiosa de sus trabajos periodísticos y la ficción de su reino de lo Real Maravilloso.

En El recurso del método y La consagración de la primavera, habla de experiencias personales que también se encuentran en sus artículos. Esto se evidencia durante su estancia en Venezuela donde establece un lazo muy directo entre el periodismo que aborda la naturaleza y experiencias suyas en este país, Los pasos perdidos es un ejemplo de ello.

El periodismo carpenteriano, sobre todo sus crónicas y artículos, es reflexión estética de una realidad concreta. Se basa en el testimonio vivo, fresco y preciso que le servirá al novelista para vivir de cerca el mundo que le rodea. “Yo creo que el periodismo puede significar el acercamiento y conocimiento de ambientes que pueden ser utilizados en la narrativa”, expresó el escritor en una conferencia ofrecida en el diario Granma al considerar su labor narrativa y periodística.

Por tanto, lo Real Maravilloso al ser reflejo de la realidad latinoamericana y caribeña con todos los matices que encierra tan vasta cultura, no solo es producto del quehacer literario del autor, sino que estará latente en cada línea de sus publicaciones. No es posible establecer una división de modos de contar entre la literatura y el periodismo carpenteriano.

Su peculiar y atractiva narrativa desde lo maravilloso americano, más que una categoría literaria revolucionadora, constituye un estilo que mantiene a lo largo de toda su obra, incluyendo la periodística.

LETRA Y SOLFA

LETRA Y SOLFA

El artículo en la obra periodística de Alejo Carpentier.

MILENE MEDINA, NÁYARE MENOYO, RACHEL MORALES, MARÍA CARLA O´CONNOR Y DANIELA OLIVA,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

El reino de este mundo y El siglo de la luces son novelas de obligatoria consulta para conocer la faceta literaria de Alejo Carpentier (1904-1980). Sin embargo, para comprender los cimientos de su obra es imprescindible remitirse a la labor periodística que ejerció desde muy temprana edad.

A los 18 años publicó Pasión y muerte de Miguel Servet por Pompeyo Gener, su primer artículo aparecido en el periódico habanero La Discusión, iniciando así la sección Obras Famosas y la profesión que lo definió como uno de los mejores autores del siglo XX.

Ejerció la modalidad de periodismo cultural, la cual dio a conocer sus extraordinarias cualidades como crítico literario, de teatro, pintura, música, escultura y cine, además de sus profundos conocimientos sobre historia, arquitectura clásica y moderna, etnología, geografía, filosofía y política.

Abarcar el quehacer intelectual del primer ganador latinoamericano del Premio Miguel de Cervantes (1977), es una tarea ardua y enriquecedora. Su vasta cultura y depurado estilo periodístico comprenden más de 4 000 artículos, recopilados, la mayoría, en los dos tomos de Crónicas (La Habana, 1976) y en los 10 volúmenes de la serie Letra y Solfa (Caracas, 1975).

Sus artículos aportan no solo el comentario circunstancial sobre un determinado acontecimiento, sino también, posibilitan perfilar la coherente línea del pensamiento estético carpenteriano.

En estos escritos, la frontera entre un género periodístico u otro es casi imperceptible. Sus crónicas muestran una descripción exhaustiva de los acontecimientos, y los artículos son análisis donde usa recursos expresivos típicos del estilo barroco que siempre lo acompañó. Por ello, el propio autor, al hablar de sus escritos, no especifica entre un género u otro.

A criterio del propio Carpentier, el artículo debe mantener siempre una calidad en la que el autor no debe mostrar ostentosamente su erudición y donde el estilo conviene adecuarlo al tema y al espacio disponible.

Entre 1951 y 1961 el periódico venezolano El Nacional contó con la colaboración del intelectual cubano. Allí publicó más de 2 000 artículos bajo la rúbrica de Letra y Solfa, resumen de todo el pensamiento cultural carpenteriano hecho periodismo, marcado por un ágil y estimulante estilo culto y aleccionador.

La etapa que pasa en la nación sudamericana es considerada la más fecunda de su quehacer, pues expone la maduración de sus ideas y pensamiento con respecto a la esencia del Caribe y Latinoamérica.

Tanto es así, que en 1948, en artículo publicado por el periódico anteriormente mencionado, Carpentier expone, por primera vez, la categoría estética de lo real maravilloso que comprende todo lo extraordinario e insólito de la realidad de nuestro continente y, tiene la cualidad de asombrar por salirse del molde de las normas establecidas por la cultura colonizadora europea.

El cine

Por otro lado, el cine es una cuestión en la que Carpentier se adentra en innumerables ocasiones. Los cinco epígrafes que componen el volumen de Letra y Solfa dedicado al séptimo arte, demuestran la evolución temática del autor a través del tiempo.

Lo novedoso del recién nacido mundo de las cámaras lo llevó a escribir sobre disímiles cineastas, mas dedicó particular atención al ruso Serge Einstein, al estadounidense Orson Welles y al inglés Charles Chaplin por quien sentía especial admiración y catalogó como ‹‹uno de los artistas más extraordinarios de la época››.

La columna Letra y Solfa, devenida serie editorial, es una muestra de prosa periodística diferente al resto de su obra narrativa, ya que tenía clara conciencia del destinatario: persona informada y curiosa, no necesariamente intelectual.

No obstante, Carpentier procuró ampliar el horizonte de su lector potencial mediante apuntes reflexivos, un bosquejo de los antecedentes del tema o alguna referencia a otros asuntos de orden cultural. Tras el aparente artículo de ocasión, reveló siempre una plataforma conceptual.

Tal erudición lo hizo trascender a la historia de la literatura universal como uno de los más importantes escritores hispano hablantes del pasado siglo al reflejar lo mejor la cultura latinoamericana y caribeña. Además, en su labor como periodista abordó temas llamativos que le otorgaron renombre y prestigio a nivel internacional.

Bibliografía:

Letra y Solfa: Cine. Autor: Alejo Carpentier.

El recurso del periodista. Glosas del pensamiento periodístico carpenteriano. Autor: Fernando Rodríguez Sosa.

Artículo: Alejo Carpentier: El periodista es el novelista del futuro. Autora: Sonia Sánchez (Prensa Latina).

AlejoCarpentier. Visión de Venezuela. Autora: Graziella Pogootti.

CARPENTIER, EL HOMBRE DE TINTA Y PLOMO

CARPENTIER, EL HOMBRE DE TINTA Y PLOMO

DENISSE MACHADO TABOADA, DANIELA HERNÁNDEZ GARI, YAIMA MALAGÓN FRANCHI-ALFARO, LAURA MERCEDES GIRALDEZ COLLERA Y DINELLA TERESITA ACOSTA GARCÍA,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Al hablar de Alejo Carpentier evocamos a alguien con la habilidad de convertir las palabras en una experiencia sensorial. En cambio, nos es extraña la pluma del hombre de tinta y plomo. Según se admira al narrador, se suele obviar su devoción al periodismo que fue la base en buena medida de toda su obra literaria. 

Mucho antes de que se publicara su primera novela, y con menos de veinte años, ya era reconocido dentro del mundo de la prensa. Se considera como su primer artículo Pasión y muerte de Miguel Servet por Pompeyo Gener, publicado el 23 de noviembre de 1922 en el periódico habanero La Discusión, pero el investigador Sergio Chaple expone que en realidad fue Las dos cruces de madera, fechado el 5 de ese mes e impreso bajo el nombre de su madre. 

Carpentier  produjo cerca de cuatro mil trabajos periodísticos, pero el estudio de su obra suele circunscribirse a unos pocos textos referenciales. Y es precisamente dentro de sus publicacionesen la prensa impresa donde encontramos detalles de la vida del hombre más allá de la ficción. En ellas se alude a experiencias personales que luego formaron parte de El recurso del método y La consagración de la primavera.

Las referencias en sus novelas a las materias que más le gustaban–como la música o el ballet, que lo apasionaban– casi siempre tienen su correspondencia en artículos periodísticos.

Según el Doctor en Ciencias Filológicas e investigador del Instituto de Literatura y Lingüística y el Centro de Estudios Martianos, Salvador Arias, esto es muy evidente durante su etapa en Venezuela, pues allí se observa una correlación entre el periodismo que aborda la naturaleza venezolana, sus experiencias en ese país y Los pasos perdidos donde también se incluyen estos elementos.

A través del periodismo vemos al Carpentier humano que formaba parte de su época y que, hombre al fin, prefirió usar el pseudónimo femenino Jacqueline para “poder hablar a las mujeres desde una página de moda dedicada a ellas sin afectar su imagen. Esto demuestra la sensibilidad y las posibilidades que tenía”, acotó Salvador Arias.

Su gran conocimiento estaba muy relacionado con las experiencias vitales adquiridas por él durante la práctica como reportero y cronista de publicaciones como Diario de la Marina, Información, El Nacional, Carteles, entre otros.

Marta Rojas, Premio Nacional de Periodismo José Martí en 1997 y reportera de Granma, asegura que el hecho de ejercer el periodismo le dio una visión mucho más amplia y le sirvió de vehículo, a veces inconscientemente, para enriquecer su literatura.

Pero el ciudadano común desconoce estas aristas de su obra, incluso cuando, según lo expresado por Eduardo Heras León en una conferencia sobre el autor, sus crónicas, publicadas en la sección Letras y Solfa de El Nacional, son “verdaderos modelos de periodismo cultural, escritos con un estilo que sabe combinar sabiamente, lo anecdótico con la referencia erudita”.

“El ciudadano común lo ve más como novelista porque el periodismo, a pesar de quedar registrado para la historia, es efímero, dura hasta que viene el próximo periódico o emisión radial y televisiva. Pero hay que conocer al Carpentier periodista y se debiera estudiar mucho más esta faceta de él”, aseveró Marta Rojas. 

En su artículo para la agencia de noticias Prensa Latina, Sonia Sánchez expresó que el escritor de El siglo de las luces rechazó la idea sostenida por algunos de que el artículo periodístico muere con el decursar del tiempo, y a su vez considera al periodista como “historiador”, quien recoge la participación inmediata y el estado vivo del acontecimiento.

Una anécdota muy curiosa, relatada por Marta Rojas, es que durante su estancia como Consejero Cultural en la embajada de Cuba en París asistió, como público, no como reportero, a un concurso de piano. Al terminar el concierto, fue directamente a Prensa Latina para preguntar a Granma a través de un teletipo, si le daba tiempo a realizar una crónica antes del cierre del periódico.

Para Carpentier, no bastaba con ser uno u otro, él se veía a sí mismo como una mixtura.

Durante la conferencia El periodista: un cronista de su tiempo, impartida a los trabajadores del periódico Granma, dijo: “Se suele decir escritor y periodista, o periodista más que escritor o escritor más que periodista. Yo nunca he creído que haya posibilidad de hacer un distingo entre ambas funciones, porque, para mí, el periodista y el escritor se integran en una sola personalidad”.

Al resumir en un axioma la importancia del periodismo carpenteriano, la bibliógrafa y Jefa del Departamento de Investigación de la Biblioteca Nacional José Martí, Araceli García Carranza, declaró: “Martí en el XIX y Carpentier en el XX”.

Esta es la justa premiación del trabajo de  cincuenta y ocho años de un hombre que vivió para escribir, escribiendo como vivió.

Bibliografía:

Capentier, Alejo. 1975. El periodista: un cronista de su tiempo. Granma. La Habana: Ediciones Granma, 1975.

Carpentier, Alejo. 1929. Influencia que ejerce el periodismo en los escritores modernos. Diario de la Marina. 22 de mayo de 1929.

Chaple, Sergio. La primera obra de Alejo Carpentier. Consideraciones en torno a la génesis de su narrativa y labor periodística. Fundación Alejo Carpentier. Mecanuscrito. No. 75 : 11.

García Cardentey, Mayra. 2015. Instituto Internacional de Periodismo "José Martí". [En línea] 4 de mayo de 2015.

 https://periodismojosemarti.wordpress.com/

2010/06/04/ballet-alejo-carpetier-

periodismo-cuba-conferenciasntier-2/.

López Lemus, Virgilio. Alejo Carpentier. La Habana: Editorial de Letras Cubanas.

Sánchez, Sonia. 1995. Alejo Carpentier: "El periodista es el novelista del futuro". Prensa Latina. La Habana, Cuba: s.n., 2 de diciembre de 1995.

Fuentes no documentales:

Marta Rojas, Premio Nacional de Periodismo y reportera del diario Granma.

Salvador Arias, Doctor en Ciencias Filológicas e investigador del Instituto de Literatura y Lingüística y el Centro de Estudios Martianos.

Araceli García Carranza, bibliógrafa e investigadora de la Fundación Alejo Carpentier y jefa del Departamento de Investigación de la Biblioteca Nacional José Martí.

LO CUBANO Y LO UNIVERSAL EN LA OBRA DE ALEJO CARPENTIER

LO CUBANO Y LO UNIVERSAL EN LA OBRA DE ALEJO CARPENTIER

THALÍA FUENTES PUEBLA, KARLA CASTILLO MORÉ, HANG DO THI THU, IRIS DE LA CRUZ SABORIT Y DAVID DELGADO SECO,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Alejo Carpentier es uno de los exponentes  más altos de nuestra cultura, el intelectual que supo plasmar en toda su obra lo cubano y universal de su pensamiento. Es, por derecho propio, uno de los grandes narradores de América.

Formó parte, en 1923, de la Protesta de los Trece, realizada por el Grupo Minorista, del que fue fundador. En esa agrupación de intelectuales fomentó las ideas revolucionarias, cubanas y universales, que posteriormente plasmó en sus obras, vinculando lo cubano con lo universal.

“El autor del Siglo de las Luces figuró como una de las personalidades más importantes del siglo XX por sus ideas revolucionarias y cubanas”, refirió Alexis Márquez Rodríguez en su escrito Ocho veces Alejo Carpentier.

Por su parte, el investigador del Instituto de Literatura y Lingüística del Centro de Estudios Martianos, Salvador Arias, comenta que el tiempo que vivió Carpentier en Francia, desde 1927 a 1939, contribuyó a formar su identidad como escritor y a consolidar su visión latinoamericana y cubana.

En torno a esta estancia, Carpentier planteó: “Aprendí a ver texturas y aspectos de la vida americana que no había advertido, comprendí que detrás de ese nativismo había algo más, los contextos, que se hallan en relación con el mundo americano”.

Entre sus obras se destacan El reino de este mundo (1948), Los pasos perdidos (1953), El acoso (1955), El siglo de las luces (1958) y El arpa y la sombra (1979), donde plasma lo cubano y lo universal, agrupando costumbres y personajes de diferentes rincones del mundo, en un mismo plano.

La novela Ecue-YambaO fue escrita en su estancia  en la cárcel de La Habana, acusado de comunista y de conspirar contra la dictadura de Gerardo Machado. En ella se presenta el tema de la cultura afrocubana y  la crítica de la política de dependencia de Cuba a los Estados Unidos.

Se puede señalar que muchos de los temas en las obras de Carpentier se ubican alrededor del mestizaje cultural, aspecto esencial en representación del ser latinoamericano, logrando un impacto en el mundo literario y cultural.

En la novela El reino de este mundo, caracteriza el entorno y realidad haitiana, común a muchos países latinos, concluyendo que «lo real maravilloso» es patrimonio natural de Latinoamérica.

Por otra parte, en El siglo de las luces logra extrapolar al contexto caribeño, realidad que acontecía en Europa, con la Revolución Francesa, pues narra la historia de Víctor Hughes, francés radicado en Cuba, enviado para revolucionar la sociedad, de la misma manera que en su país.

La novela El arpa y la sombra recuenta la repercusión que tuvo el descubrimiento del “nuevo mundo” por Cristóbal Colón, desde un punto de vista ilustrado y con la descripción detallada de rasgos del continente.

La obra periodística carpentiana  no queda alejada del tema, pues en no pocas de sus crónicas, artículos y ensayos, hace referencia a la realidad americana, a través de descripciones y comparaciones con las de otras partes del orbe.

En la narrativa de Carpentier, para lograr resaltar las características y peculiaridades tanto de América como de Cuba, se destacan recursos estilísticos, prosa clara, directa, concisa, pero sin caer en lo cotidiano, con el fin de que el lector viaje por diferentes escenarios del mundo, en una misma obra.

“Se refería a América como un mundo donde hallaba al estado vivo, al estado bruto, ya hecho, preparado, mostrado, todo aquello que los surrealistas fabricaban demasiado a menudo a base de artificios. Señala la realidad americana contenida en una esencia maravillosa, y  lo impregna en su dimensión natural, humana, social e histórica”, suscribió Esther Mocega-González, en su obra Alejo Carpentier: estudios sobre su narrativa.

“En sus trabajos impulsa el estudio de la historia, descubriendo que no solo son los hechos los que configuran la realidad. Destaca a Cuba como un país que ofrece pródigamente tal realidad, junto con el continente entero”, añadió Mocega-González.

Bibliografía:

Carpentier, Alejo. El reino de este mundo (1948).
Carpentier, Alejo. Los pasos perdidos (1953).
Carpentier, Alejo. El acoso (1955).
Carpentier, Alejo. El siglo de las luces (1958).
Carpentier, Alejo. El arpa y la sombra (1979).
Márquez Rodríguez, Alexis. Ocho veces Alejo Carpentier.
Mocega-González, Esther. Alejo Carpentier: estudios sobre su narrativa.
Müller-Bergh, Klaus. Alejo Carpentier: Autor y obra en su época.

CRÍTICO DE SU MARAVILLOSA REALIDAD

CRÍTICO DE SU MARAVILLOSA REALIDAD

El ámbito de la crítica artística y literaria de Alejo Carpentier.

MARIANA BRUGUERAS MÁS, ARLET CASTILLO GONZÁLEZ, RITA MARÍA CAMBARA CASTILLO, KRYSTEL ASPILLAGA ROJO Y ALEJANDRO BENÍTEZ GUERRA,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
 

Alejo Carpentier, creador de lo real-maravilloso y Premio Cervantes de Literatura en el año 1977, trató en sus escritos cuestiones que van desde el sentido poético de la vida en lo más alto de la creación, hasta los límites de un simple hecho ocurrido en cualquier rincón de la tierra.

Para un análisis detallado de su extensa obra sería inevitable adentrarse por los caminos de la óptica artística-literaria que abordó con sus juicios y valoraciones. La crítica carpenteriana es el resumen de todo su pensamiento cultural. Ágil y estimulante en su estilo, culto y didáctico, evidencia la formación cultural adquirida con la experiencia.

Incursionó en la crítica cultural desde los primeros años de su carrera, donde sobresalen dos etapas cruciales que suponen la cúspide de su madurez periodística. De 1928 a 1940 residió en París, Francia, y a partir de 1943, en Caracas, Venezuela. En la Ciudad Luz, colaboró como corresponsal en las revistas cubanas Carteles, Chic y Social, donde se dedicó a promocionar la cultura.

En este periódico escribió artículos relacionados con la obra del conocido pintor Pablo Picasso, el compositor Igor Stravinsky y el  Vanguardismo. Además, refirió con inteligencia a las personas conservadoras y se burla de la visión convencional de la vida de los burgueses.

Carpentier conocía perfectamente la cultura europea. El artículo Un pintor poeta, dedicado a Max Ernst, es un ejemplo de ello. En este trabajo defiende que supo alcanzar una estatura magistral a través de sus poemas y collages pictóricos, cargados de una exuberancia que muy pocos habían logrado hasta aquel momento.

Sobre la crítica de literatura, Carpentier expresó: “No creo que pueda ejercer una influencia sobre la obra, puesto que se manifiesta a posteriori sobre lo hecho ya, cuando lo malo que pueda haber en el libro es absolutamente irremediable… Paradójicamente la crítica resulta útil en lo que se refiere a la elaboración de un libro próximo –es decir– en relación con algo que aún no está escrito, poniéndonos en guardia contra ciertos defectos propios que habremos de vigilar en el futuro (…)”.

El autor de La consagración de la primavera supo evaluar la trayectoria de la plástica cubana vanguardista en varios artículos, ensayos, entrevistas y conferencias, aportando sus ideas sobre artistas como Wifredo Lam, Eduardo Abela, Carlos Enríquez y Marcelo Pogolotti.

Julio Pino, en su artículo Alejo Carpentier y la concepción de lo “real maravilloso americano”, publicado el 22 de octubre de 2011, recalca que “su crítica se desarrolló en una época desprovista, por la excesiva cotidianidad de sus eventos, de toda grandeza, circunstancia maravillosa, y sobre todo, carente de un tipo de ser humano, capaz de percibir lo sobrenatural, lo inaudito, para convertirlo en sustancia de creación y presencia en el mundo”.

En Venezuela trabajó en el periódico El Nacional, de Caracas, entre 1951 y 1961. Las críticas que Alejo allí publica le otorgan el merecido cumplido de gran maestro. Su prosa, colmada de juicios y sátiras sobre la sociedad de la época, instruyó a los criticados, cambiándoles hasta cierto punto su visión ante la vida.

Un espacio que resalta en este medio es la columna cultural diaria “Letra y Solfa”, dedicada al comentario de libros, la información de discos en el mercado y de filmes con altos intereses artísticos.

Según el especialista de la Academia Cubana de la Lengua, Roberto Méndez, la época de estancia de Carpentier en Venezuela estuvo influenciada por el despegue económico a causa del petróleo, lo que trajo como resultado un enriquecimiento acelerado de la burguesía dependiente a la dictadura de Pérez Jiménez.

Señala, además, que el escritor no se relacionó directamente con la política, pero sí orientó a esa burguesía de gustos poco refinados y burló la censura del tirano venezolano.

Su crítica literaria permite percibir el origen del concepto real-maravilloso (categoría literaria cuyo rasgo principal es la creencia de lo extraordinario). De esta forma, hoy se califica el periodismo cultural de Carpentier como informativo-divulgador y reflejo del pensamiento latinoamericanista en un contexto de cambios, guerras y desigualdades mundiales, al decir de Salvador Arias, Doctor en Ciencias Filológicas e investigador del Centro de Estudios Marianos.

El quehacer artístico de Carpentier siempre buscó un nexo con América, a través de la mezcla de comentarios subjetivos y de la valoración. Defendió la identidad de los pueblos americanos y el arte de vanguardia desarrollado en Europa.

Su labor como crítico es apreciable en El arte múltiple de Picasso y Un pintor poeta, donde, como dijera en 1988 el director del Taller Experimental de Gráfica de La Habana, Raimundo Raspall, “leer a Alejo es también hallar esa perspectiva onírica del arte (…) leer a Alejo, es como echar a andar hacia el horizonte”.
 
Bibliografía:

Lamore, Jean. Espaces d´Alejo Carpentier. Google books. París, 2004.

Pino, Julio. Alejo Carpentier y la concepción de lo “real maravilloso americano”. Revista latinoamericana de ensayo y opinión, XVIII, 1997.

Pupo, Rigoberto. Dimensión filosófica literaria de la obra de Alejo Carpentier. Espacio Latino. En línea.

Carpentier, Alejo. El cine, décima musa.  La Habana: Ediciones ICAIC, 2011.
Reledo, Rolando. La crítica de Alejo Carpentier en las artes plásticas y la literatura universal. La Jiribilla. En línea, 2004.

EL MUNDO A TRAVÉS DE LAS CRÓNICAS

EL MUNDO A TRAVÉS DE LAS CRÓNICAS

Aunque a Alejo Carpentier ninguno de los géneros periodísticos le fue ajeno, en la crónica dejó cimentada su impronta y estilo peculiar.

RAÚL ABREU MARTÍNEZ, DACHELYS ALFONSO LEAL, LAURA ALONSO HERNÁNDEZ, ALEJANDRA ANGULO ALONSO Y LIZ ARMAS PEDRAZA,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

No importa  cuál sea el tema: la vida nocturna, el arte múltiple de Picasso o la última obra de Pirandello; cuando se trata de las crónicas carpenterianas hay invariablemente una especie de aprehensión estética que rebasa lo estrictamente literario para abarcar múltiples formas del saber humanístico.

Aunque a Carpentier ninguno de los géneros periodísticos le fue ajeno, en la crónica dejó cimentada su impronta y estilo peculiar. La escritura de este grande de las letras hispanas, influenciada por los procedimientos del  modernismo y el surrealismo, se caracteriza por el abundante colorido y sensualidad.

Especialmente referenciales en su extensa obra son los once años vividos en la Ciudad Luz, París 1928-1939, desde donde envió crónicas a las revistas Carteles y Social, y en las que consolidó su madurez periodística.

A través de estos trabajos, Carpentier perpetuó una pintura diferente de la capital francesa, partiendo de los matices que la convierten en un teatro cosmopolita. Su Ciudad Luz resultó más apagada, dueña de sombras y escenario de multitudes abandonadas a su suerte.

Sin embargo, su percepción política del entorno epocal se agudizó: abandonó momentáneamente París para viajar a Alemania, donde descubrió la amenaza del fascismo y luego, en 1937, reportó para Cuba los acontecimientos en torno a la Guerra Civil Española.

La posición antifascista de Carpentier se manifestó en su serie de crónicas España bajo las bombas. La muerte, representada por los aviones enemigos, las bombas, la amenaza constante y la destrucción, es descrita dolorosamente: “El suelo retumba y se estremece. Terremoto fugaz seguido de bofetadas de aire en todos los cristales”.

En estas crónicas parece que los objetos hablan: "Aquí no queda una casa sana, un ladrillo sin herida, un árbol con las ramas enteras. Las fachadas se han abierto, como tapas de armario, dejando ver el interior de los departamentos, la intimidad de las habitaciones”.

Otro de los recursos utilizados por el escritor son las enumeraciones de los objetos marcados por la violencia de la guerra: "El centro de la vía está constelado de cristales rotos, tejas quebradas, cazuelas agujereadas, botellas truncas, maderas con clavos enmohecidos, asas de ollas y tibores".

La experiencia de esta estancia de veinte días en España fue utilizada por Carpentier, cuarenta años más tarde, para escribir los episodios de los primeros catorce capítulos de la novela La Consagración de la primavera.

Por otra parte, la relación del escritor con las vanguardias y movimientos culturales de Europa le permitió mirar desde lo profundo el mundo latinoamericano.

El cronista regresó del viejo continente y tuvo la certeza de que la mayor virtud de vivir en Europa y nutrirse con su cultura, costumbres y los movimientos artísticos nacientes, era aprender a mirar nuestros países con el fin de actuar en favor de ellos.

De la pluma del periodista Carpentier brotaron seis trabajos que conforman El ocaso de Europa, donde expuso las inmensas potencialidades  del hombre americano y buscó los meridianos más  oportunos para desarrollar la concepción de lo real maravilloso.

Revistas como Tiempo Nuevo, Conservatorio, Orígenes y Gaceta del Caribe, fueron espacios para publicar breves crónicas de interés histórico, político y social.

Pero fue El Nacional, de Caracas, el periódico que brindó el escenario propicio para los seis trabajos que conforman Visión de América. Estas crónicas, inspiradas en sus viajes a la Gran Sabana y al Alto Orinoco, resultaron materia prima imprescindible para su extraordinaria novela Los pasos perdidos.

Ya sea “novelando” su Habana o escribiendo desde Caracas, París o Madrid, Carpentier fue capaz de abarcar momentos, temas y géneros con su desbordante erudición.

Hasta el final de su vida estuvo siempre atento para convertir en crónica cualquier suceso o situación trascendente. En una conferencia impartida a los trabajadores del periódico Granma en 1975, dijo: “El periodista es en sí un historiador, él es el cronista de su tiempo; y el que anima con sus crónicas la gran novela del futuro”.

FUERTE CRECIMIENTO DEL PERIODISMO ESPECIALIZADO EN LOS MEDIOS

FUERTE CRECIMIENTO DEL PERIODISMO ESPECIALIZADO EN LOS MEDIOS

AILEEN INFANTE, GABRIELA ÁVILA, OLIVIA RODRÍGUEZ y LESTER UPIERRE,
estudiantes de cuarto año de Periodismo,     
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La Información Periodística Especializada,  junto al avance de las innovaciones tecnológicas dentro de los medios de comunicación, promete convertirse en uno de los fenómenos más significativos del periodismo actual.

El Periodismo Especializado  penetra y analiza la realidad a través de las distintas áreas del saber mientras brinda al usuario una visión global de un contexto determinado a partir de un discurso periodístico adecuado al nivel de la audiencia a la que va dirigido.

Los públicos asiduos a la Información Periodística Especializada no están interesados solo en lo que ocurrió y en lo que puede pasar en el futuro, ellos requieren explicaciones de la naturaleza de los hechos y temas así como sus antecedentes y la opinión de los expertos. 

El Periodismo Especializado surgió en Estados Unidos en los años sesenta del pasado siglo, con una mayor influencia en espacios como la salud, el medioambiente y la economía doméstica; y evolucionó hasta convertirse en resultado del desarrollo del conocimiento científico.

Héctor Borrat destaca que la especialización periodística se caracteriza por  “la coherencia interna de los textos, la correspondencia de sus afirmaciones con la realidad, y la pertinencia de los conceptos, las categorías y los modelos de análisis aplicados, fuere cual fuere el tipo de texto y el tipo de lenguaje escogidos, el tipo de periódicos y el tipo de audiencia".

La Información Periodística Especializada (IPE) surge debido a la fuerte competencia que imponen medios como la radio y la televisión, y a los nuevos intereses de los receptores de comprender la complejidad política, económica, cultural, social y humana de la sociedad moderna.

Entre las características del periodista especializado destaca su doble proceso de aprendizaje: una formación especializada en un determinado campo científico o del saber y una formación general de la profesión.

Juan Muñoz Torres asevera que el propósito de la IPE es “facilitar la comunicación entre los especialistas que trabajan en los distintos ámbitos del conocimiento y ayudar a que el resto de la sociedad se beneficie al máximo del conocimiento de sus hallazgos, mediante una adecuada labor de divulgación”.

En el periodismo moderno se distinguen cuatro tipos de especialización: por contenidos, por géneros periodísticos, por medios de comunicación y por sectores de audiencias.

El  periodismo especializado no cultiva la rutina propia del diarismo, de la información orientada a satisfacer la curiosidad inicial; sino que profundiza un saber específico desde el rigor del conocimiento y el análisis, sin olvidar los intereses del público y los condicionamientos del medio por el que se trasmite.

 

LA RETROSPECCIÓN: RESCATE DESDE LA ACADEMIA

LA RETROSPECCIÓN: RESCATE DESDE LA ACADEMIA

ALIANET BELTRÁN, ALAIN MIRA LÓPEZ Y CLAUDIA PÉREZ VILA, 
estudiantes de primer año de Periodismo, 
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Mientras que los diversos tipos de periodismo tienen la posibilidad de contar con una definición propia, el retrospectivo se encuentra en desventaja, porque al ser un término relativamente nuevo y desconocido para muchos, carece de una base contextual amplia que ayude a entender la importancia del mismo para el rescate de la historia y de acontecimientos de diferentes índoles desde una mirada interpretativa de los hechos.

El periodismo histórico se relaciona estrechamente con la retrospección, pero sin llegar a ser lo mismo, puesto que el primero de estos registra el decursar de los años y con ellos de los acontecimientos más importantes, desde una mirada más de recuento y análisis, incluso, en ocasiones solo desde la relatoría de los sucesos.

Sin embargo, el periodismo retrospectivo no es solo histórico, a pesar de que tengan puntos de coincidencia como es analizar un hecho concluido, esto permite buscar otras aristas del suceso, ya sea encontrar y sacar a la luz las facetas de la vida pública de los héroes más conocidos por sus obras y acciones relevantes o de uno completamente invisibilisado para la sociedad.

“Es la herramienta ideal para analizar a los héroes o protagonistas desde su época, su contexto y a la vez acercarlos al público contemporáneo. Todavía muchos héroes no lo hemos bajado del bronce o el mármol de sus estatuas. Humanizar la historia ayuda a esclarecer el pasado, a mostrar la cosmovisión psicológica de los hombres y a desentrañar todos los por qué que rodean un suceso o a una persona determinada”, explicó Emilio L. Herrera Villa, periodista de la revista Bohemia.

Aliet Arzola, periodista de Granma con dos años de experiencia en el medio, explica que “la retrospección está basada mayormente en una serie de antecedentes o sucesos históricos que se deben rescatar o utilizar como punto de partida para el análisis de un hecho actual”.  

No se trata solamente de presentar un hecho y nada más, se hace necesario evaluarlo desde una mirada interpretativa, es decir, hay que volver a atrás en la historia y traerla al presente con un análisis profundo, sugerente y renovador de lo ocurrido, en busca de obtener una mayor aceptación por parte del público.

Para la profesora Iraida Calzadilla Rodríguez, de la Facultad de Comunicación, la retrospección no solo se vincula con la historia en sí, sino también abarca la historia reciente, el hecho más o menos actual, lo contemporáneo en un sentido temporal amplio, que requiere ser visto desde el conflicto que aún le es latente y desde múltiples y diversas miradas. Es una revisitación al suceso ya conocido desde lo que aún de él no queda explicitado o esclarecido, requiere de mayor profundidad en el abordaje y el alcance de los temas es plural (Notas de clases. Curso 2013-2014).

“Creo que no se podría hablar de periodismo retrospectivo sin interpretación. La interpretación es vital, pues complementa y fortalece lo retrospectivo. A través de ella recabamos juicios de valor y respondemos a dos importantes preguntas: el cómo y el por qué. Para indagar en el pasado se necesita de la interpretación como medio para lograr una reconstrucción de los hechos lo más fidedigna posible”, afirmó Herrera Villa.

El joven periodista Arzola afirma que “muchas veces se analizan sucesos de actualidad sin dominar plenamente los antecedentes, error bastante recurrente que se podría erradicar con el rescate de este tipo de periodismo, punto de partida fundamental para la profundización de un tema. El pobre nivel de especialización de la prensa cubana en general hace que escaseen los periodistas vinculados específicamente a estos trabajos”.

Según Irenia Tamayo, periodista de Radio Granma, “las deficiencias en los métodos de búsqueda de información, así como las dificultades  en os distintos archivos que se pueden consultar son algunos de los problemas más frecuentes para realizar trabajos retrospectivos. El nivel de empeño e interés que pone un periodista en estos trabajos influye en la calidad de los mismos. En muchas ocasiones no existe voluntad para salir a la búsqueda de fuentes cuando hay falta de información, por lo que algunos desisten y abandonan la tarea de escribir en retrospectiva.

Los estudiantes de Periodismo desde el curso 2010-2011 recibieron en sus clases esta asignatura optativa en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, conceptos y técnicas del periodismo retrospectivo. Gracias a la labor de la Doctora Iraida Calzadilla Rodríguez, periodista y profesora, para promover este importante estilo periodístico, se ha logrado que hoy en día se conozca un poco más. En este curso 2013- 2014, la docente decidió incluir en las clases de Periodismo Impreso II el estudio de la retrospección para promoverla y rescatarla.

Herrera Villa, quien también es recién graduado de la Facultad de Comunicación de La Universidad de La Habana en la carrera de Periodismo, comentó: “Conocí el término de periodismo retrospectivo gracias a la profesora Iraida Calzadilla, quien me dio los elementos metodológicos y teóricos sobre este estilo”.

En las conferencias impartidas por la profesora, ha quedado esclarecido que las fuentes tienen un rol importante en el desarrollo de estos trabajos, ellas son las encargadas de aportar y confirmar datos, brindar declaraciones de vital importancia para que los sucesos narrados sean lo más cercanos a la realidad posible, y así, darle credibilidad tanto a los hechos como a las informaciones recogidas en lo escrito. 

Herrera Villa, coincide en que “las fuentes nos permiten recopilar información y contrastar puntos de vista. Además, ayudan a esclarecer causas, motivos y significados que, más allá de otorgarle fuerza al texto, permiten comprender el momento histórico en toda su dimensión.

Criticó, además, que “hoy estamos muy lejos de hacer un buen periodismo retrospectivo, principalmente porque no es prioridad de los medios, aunque existen otros factores que atentan contra el periodismo retrospectivo como el espacio, el facilismo, la falta de análisis, la poca humanización de la historia y la inexistencia de personas que se dediquen a escribir e investigar sobre estos temas.”

En encuestas realizadas en diferentes medios de prensa como Granma, Trabajadores, Juventud Rebelde y la revista Bohemia, en La Habana; de Radio Mayabeque, Radio Granma, de Isla Visión se recopilaron opiniones de 26 periodistas sobre la retrospección.

Según muestran los resultados, solo el 26,9 por ciento de los encuestados conoce lo que es el periodismo retrospectivo, tres de ellos recuerdan  cabalmente lo que es, sus técnicas y usos. Pero el resto simplemente lo ha oído mencionar en alguna ocasión.

Los que menos años de experiencia tienen son aquellos que más han profundizado en estos tipos de trabajos, puesto que es un tema tratado en la Academia desde hace muy poco tiempo. Por su parte, los periodistas con más experiencia lo confunden muchas veces con el periodismo histórico, porque presenta algunas de las características de este, aunque en realidad lo supera en su concepción temporal, en la profundidad del abordaje y en el alcance de los temas.

Periodistas consultados:

Emilio Herrera Villa, periodista de la revista Bohemia.

Aliet Arzola, Aliet, periodista de Granma.

Irenia Tamayo, periodista de Radio Granma.

Encuesta a 26 periodistas de diferentes municipios y órganos de prensa.

Recuadro:

NO SE PODRÍA HABLAR DE PERIODISMO
RETROSPECTIVO SIN INTERPRETACIÓN

Emilio L. Herrera Villa es periodista egresado de la Facultad de Comunicación en el curso 2012-2013, actualmente trabaja en la revista Bohemia.

Su tesis de licenciatura Tras el rastro del silencio, tuvo como basamento teórico el periodismo retrospectivo y, al decir de la profesora Iraida Calzadilla Rodríguez, una de sus tutores, “ofrece y regala un fresco de época donde entran a desempeñar roles los brotes de regionalismo, el divisionismo, las indisciplinas y los errores políticos de un mambisado integrado por seres humanos, no por dioses. Nos convoca a repensar a nuestros héroes desde sus circunstancias, no las nuestras; desde sus visiones cosmogónicas, no desde las que quisiéramos o imagináramos fueran”.

-¿Cuánto tiempo lleva ejerciendo el periodismo?

Menos de un año, en la revista Bohemia.

-¿Cuánto de este tiempo lo ha

dedicado a la retrospección?

Desde el primer año de la carrera sentí mucha atracción por los temas de corte histórico, esos eran los trabajos que más me gustaban y que sacaban lo mejor de mi. Conocí el término de periodismo retrospectivo gracias a la profesora Iraida Calzadilla; aunque, sin saberlo, las investigaciones históricas que había realizado desde primer año tenían mucho de la retrospección.

-¿Qué lo llevó a utilizarla?

Yo me siento periodista de profesión, pero historiador de corazón. Me fascina contar historias, narrar sucesos pasados. El periodismo retrospectivo es la herramienta ideal para analizar a los héroes o protagonistas desde su época, su contexto y a la vez acercarlos al público contemporáneo.

-¿Qué técnicas utiliza para

hacerlo más atractivo al público?

Cada quien tiene un sello de trabajo, una firma que lo distingue de otros. Yo busco mi camino tratando de ser original y para eso me apoyo en la narración, en contar anécdotas, pasajes poco conocidos. Antes de sentarme a escribir una palabra me extrapolo a la piel del lector, asumo su rol y termino preguntándome: ¿Cómo me gustaría que me contaran esta historia sin que me aburra y me canse tanto texto? No aburrir al lector es el reto principal de cualquier escritor, de cualquier periodista.

Por otro lado, creo que el periodismo retrospectivo cubano (si es que existe) carece de humanización. Todavía muchos héroes no los hemos bajado del bronce o el mármol de sus estatuas. Humanizar la historia ayuda a esclarecer el pasado, a mostrar la cosmovisión psicológica de los hombres y a desentrañar todos los por qué que rodean un suceso o a una persona determinada. Solo así podremos saber por qué este personaje actuó de esa manera en esas circunstancias. Por estas razones, cada vez que tengo oportunidad trato de mostrar la perspectiva humana de las persona, porque simplemente así somos: seres imperfectos con virtudes y defectos.

-¿Considera necesario rescatar las figuras de la

historia que actualmente son poco conocidas?

De esto tengo mucho que hablar porque mi tesis de licenciatura se centró sobre el tema. No voy a reproducir todo lo que puse allí, pero en nuestras luchas por la independencia existieron grandes figuras que no trascendieron por múltiples factores (explicarlo en este momento llevaría a hacer otra tesis). Todos los héroes olvidados son una parte indisoluble de la identidad nacional, de nuestra cubanía, son fieles exponentes de rasgos muy propios de este pueblo como la lucha por la libertad y la igualdad social. Es necesario rescatarlos y sacar sus historias a la luz pública. Por desgracia, la mayoría de los medios nacionales le otorgan poco espacio a la microhistoria (donde anida muchas de estas historias) y reproducen una y otra vez los grandes sucesos y los apóstoles más notables. Todavía queda mucho por hacer.

-¿La interpretación es un punto clave

para desarrollar este tipo de trabajo?

Creo que no se podría hablar de periodismo retrospectivo sin interpretación. La interpretación es vital, pues complementa y fortalece lo retrospectivo. A través de ella obtenemos juicios de valor y respondemos a dos importantes preguntas: el cómo y el por qué. Para indagar en el pasado se necesita de la interpretación como medio para lograr una reconstrucción de los hechos lo más fidedigna posible. La interpretación guía al lector, vinculándolo aún más con el conflicto, los diversos contextos de la época y la lógica de los protagonistas.

-¿Con qué intencionalidad realiza sus trabajos?

El periodismo es intencionado. Nosotros construimos las noticias y desarrollamos las investigaciones de acuerdo con determinados intereses que a la vez están mediados por nuestros puntos de vista y subjetividades. Todos mis trabajos son intencionados y presentan un trasfondo bien definido, respondiendo a la estrategia que yo trace antes de escribir. La estrategia a seguir (previamente estructurada) va a guiar el trabajo, llevando al lector por los caminos que quiero que transite. Eso ya es intención. Quien diga que sus trabajos no son intencionados, está mintiendo.

-¿Ha investigado sobre la retrospección?

Un epígrafe de mi tesis lo dedico al periodismo de retrospección.

-¿Qué contratiempos trae

esta escasez de fuentes?

A mi entender, un trabajo investigativo sin fuentes (ya sean bibliográficas, documentales o entrevistas a expertos) no tiene validez alguna. Las fuentes nos permiten recopilar información y contrastar puntos de vista. Mediante las entrevistas a expertos nos apropiamos de conocimientos especializados de investigadores que han dedicado gran parte de sus vidas a escudriñar el pasado.

Las fuentes son casi todo en una investigación, por eso debemos buscar las adecuadas, o sea, aquellas que nos ayuden a esclarecer causas, motivos y significados, a otorgarle fuerza al texto y nos permitan comprender el momento histórico en toda su dimensión.

-¿Qué importancia cree usted que

merece el periodismo retrospectivo?

Por desgracia el periodismo retrospectivo se encuentra subvalorado en muchos de los medios nacionales. A mi parecer, existe un abandono y una gran incomunicación entre la agenda periodística y el estudio de la historia nacional, lo cual es una incongruencia porque el periodismo retrospectivo tributa a la confirmación de nuestra ideología.

Hoy estamos muy lejos de hacer un buen periodismo retrospectivo, principalmente porque no es prioridad de los medios, aunque existen otros factores que atentan contra el periodismo retrospectivo como el espacio, el facilismo, la falta de análisis, la poca humanización de la historia y la inexistencia de personas que se dediquen a escribir e investigar sobre estos temas.

En resumen: el periodismo retrospectivo (si existe en Cuba) se encuentra en crisis. No obstante, para aquellas personas que alguna vez lo han acogido resulta inmensamente gratificante indagar un hecho desde sus diferentes aristas, ya sea desde un pasado lejano o cercano, y acercarlo a un público actual, ávido de nuevas historias e informaciones.