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Isla al Sur

Diálogo, autocrítica y balance en camino hacia la Redacción de Nuevo Tipo

Diálogo, autocrítica y balance en camino hacia la Redacción de Nuevo Tipo

Norland Rosendo González

Fotos: Ramón Barreras Valdés,

Semanario Vanguardia, Villa Clara.  

Los tiempos cambian, y con ellos los modos de hacer periodismo. Ahora la Redacción extraña el sinfónico tecleo de las máquinas de escribir; y ya no se lanzan al cesto, desde todos los ángulos posibles, balones de papel gaceta con los textos mal escritos, pues apareció una papelera de reciclaje que nadie puede tocar, y la puntería es más fácil con un clic. 

Ya no solo tenemos lectores en Cuba, en cualquier otro país, donde haya una computadora conectada a Internet, pueden acceder a Vanguardia; y en menos tiempo del que usted necesita para echar una carta en el buzón de su localidad, otro puede enviarnos un correo electrónico o participar en un foro de discusión on line y discrepar, enriquecer un texto, comentarlo o elogiarlo. 

Por eso, entre martes y jueves nos fuimos a la periferia de la ciudad, al Centro de Convenciones Bolívar, lejos de la rutina diaria del periódico, a pensar más en quienes nos leen, porque cada día merecen un producto comunicativo mejor, ameno, relevante, redondo, con lenguaje sencillo y diáfano, sin hojarasca pero con elegancia en el estilo. 

Y partimos de las mismas preguntas de siempre, clásicas desde la academia: ¿quiénes son nuestros lectores?, ¿qué buscan en nuestras páginas?, ¿lo encuentran?, ¿escribimos para ellos o para nosotros mismos?, ¿satisfacemos las expectativas?... 

Ya la radio, la televisión y las ediciones digitales nos roban la primicia. A la mañana siguiente de los hechos, casi nadie compra un diario para enterarse de la noticia, y menos un semanario. Los lectores quieren ver impreso en blanco y negro (porque todavía nuestros periódicos no salen en colores) otros datos. Aquellos que la premura para adelantarse a la competencia no permite a esos medios: antecedentes, causas, posibles efectos, los por qué. La historia en su contexto, con los aportes de otras fuentes, documentales y vivas. ¿Y acaso lo hacemos así?

Sobre el tema reflexionó Iraida Calzadilla, profesora de la Universidad de La Habana y colega del matutino Granma. La nota, útil y necesaria siempre, si no es atractiva desde el propio título: sugerente, breve y exacto, no atrapará, será vista solo como un material de relleno. Un espacio perdido. Abundan las informaciones poco creativas, escritas al tuntún —graficó ella—, con los mismos vicios del discurso administrativo, redactadas sin desconfiar de los datos, como si las fuentes siempre fueran fidedignas, y después, ¿quién las lee?, ¿tendrán el impacto ideológico deseado? 

La calidad de cada material periodístico, entonces, es cuestión de ética, insistió Luis Machado Ordetx, uno de los más avezados reporteros de nuestro staff. Y de preparación, porque este oficio exige estudio diario, actualización, olfato, y de lectura, mucha lectura. 

Roger Ricardo Luis, subdirector del Instituto Internacional del Periodismo José Martí, y también experto reportero de Granma, nos convocó a hurgar en los asuntos ocultos, ocultados o en los que rara vez aparecen en la agenda temática de los medios. «A pisar callos de la sociedad», aunque a algunos les duela. Y eso exige pericia, investigación, contraste de fuentes y trabajo en equipo.  Tenemos la deuda de publicar con más frecuencia esos reportajes que abordan, en su mayor amplitud, la cotidianidad, y que ayudan a desnudar problemas para mejorar la sociedad, la economía y hacer más invulnerable nuestro Socialismo. 

El festival de la prensa escrita fue diálogo, autocrítica, balance y hasta proyectamos la redacción de nuevo tipo que sueña el director. Sin alarde de tecnología; sí de inteligencia. Y esa última idea fue destacada, además, por Tubal Páez Hernández, presidente nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), quien dijo que más recursos no siempre implican más calidad en las propuestas comunicativas. 

También hubo premios para los mejores trabajos del año (publicados en la primera página), y los integrantes de Melaíto, aunque no suelen hablar todos en las sesiones teóricas, le aportaron a la cita el azucarado sabor de su humor, esta vez con una exposición de Pedro Méndez, y el debut en Internet de un sitio digital con caricaturas de los cuatro (Roland, Martirena, Linares y Pedro). 

Los tiempos cambian, y Vanguardia examinó sus derroteros, porque los lectores buscan cada sábado por la mañana textos de calidad, y en la gran red de redes, a cualquier hora de cualquier día, solo hacen clic en nuestra dirección electrónica, si perciben un periodismo auténtico, fresco y profundo. (Octubre 2006) 

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