ENTRE LA SALVACIÓN O LA PÉRDIDA
El inestimable patrimonio bibliográfico del Instituto de Literatura y Lingüística, la segunda hemeroteca más grande de la nación, sufre un continuo deterioro que de no detenerse, se perdería una insustituible parte de la historia nacional.
WALDO FERNÁNDEZ CUENCA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación de la
Universidad de La Habana.
El Instituto de Literatura y Lingüística (ILL) es cuna de los más prestigiosos investigadores dedicados al estudio de las corrientes literarias y lingüísticas contemporáneas. Este centro atesora el patrimonio documental de la Sociedad Económica Amigos del País, fundada en 1793.
Entre sus fondos más valiosos se encuentran 91 títulos únicos de publicaciones periódicas, las cuales se hallan en mal estado, un patrimonio antiguo de publicaciones anteriores a 1850. Además de documentación de la sociedades hebrea, china, catalana y vascas asentadas en la Isla. Acoge también 56 archivos personales históricos de luminarias de las ciencias y la literatura cubana como Nicolás Guillén, Mirta Aguirre, Dulce Maria Borrero y Fernando Ortiz, entre otros.
Sin embargo, sus valiosos fondos documentales, en su mayoría de publicaciones periódicas, presentan en más de un 80% un deplorable estado. Esto se puede apreciar al ver cómo los más reconocidos investigadores cubanos y extranjeros se han vistos imposibilitados de consultar diversas publicaciones para su trabajo, por la fragilidad de los materiales.
Conservación preventiva, tarea primordial
La conservación preventiva es fundamental para mantener nuestra gran colección, afirma Ana Maria Pérez Lara, especialista en Restauración y Conservación del centro.
Según la experta, la tarea consiste en el manejo del ambiente en el lugar donde se guardan los documentos, eliminación del polvo, el control de plagas y la estabilidad de la temperatura. Para todo se necesita equipamiento muy costoso y difícil de adquirir a causa del bloqueo, pues en su mayoría son de procedencia estadounidense.
Las condiciones en que almacenan los documentos no son las óptimas: los 9 pisos de materiales con que cuenta el centro están sucios y llenos de polvo, este último propicia muchos tipos de hongos, reflejado en manchas impregnadas en el papel.
El Instituto carece de auxiliares de mantenimiento y personal capacitado en conservación, necesario para poder realizar una limpieza constante en los depósitos y preservar dichos fondos.
La labor de preservación, así sea papel, fotografías o pinturas, es un proceso largo y complejo no excepto de dificultades. Para ello se requiere de paciencia y esmero del especialista. Lleva años recuperar cualquier gran colección bibliográfica por el método manual.
El restaurador es un artista, pues logra rejuvenecer, para mostrárselo a las nuevas generaciones, lo que la humanidad necesita conservar, como símbolo del largo trayecto recorrido a través de su historia.
“El espacio en que trabajamos es muy pequeño, con perenne carencia de insumos necesarios en nuestra labor; esta es una profesión que requiere de productos muy caros, como por ejemplo el papel japonés”, comenta la técnico en encuadernación, Lisandra González.
Otro factor de vital importancia es la temperatura, la cual debe ser estable, entre 18 y 20 grados Celsius, y la humedad relativa aceptada es por debajo del 50%. Ambas condiciones son muy difíciles de lograr por nuestras características de país tropical, señala la especialista Ana María Pérez.
Todos los especialistas no dudan en calificar como el principal agente de deterioro al hombre, tanto bibliotecarios como público en general, por su desconocimiento de la correcta manipulación de los documentos. Entre las prácticas incorrectas mencionan cómo al consultar los materiales el usuario escribe sobre ellos, se moja los dedos para paginar, calca el material, entre otras violaciones.
“Cuando el usuario empiece a ver el documento como un bien cultural, entonces comenzará a darle valor y a cuidarlo”, asevera Maritza Yanes, jefa del Departamento de Conservación y Restauración.
“A los bibliotecarios les molesta que los restauradores llamemos pieza (como se nombra a cualquier pintura o escultura) a la simple hoja de un manuscrito.
“Para ellos solo es valiosa la información en sí de ese papel; para nosotros va mucho mas allá, desde el tipo de papel, el trazo, la caligrafía, todo es importante y, por tanto, meritorio rescatar”, comenta Maritza.
La práctica establecida por las principales hemerotecas del mundo para conservar materiales antiguos es el microfilm, un pequeño rollo de película de 35 mm o 16 mm que permite trabajar con documentos sin necesidad de tocarlos directamente. Esta técnica ahorra una gran cantidad de espacio en el almacenamiento de voluminosas colecciones. Mas, la falta de recursos hace de esta opción, una quimera para los especialistas del centro.
Por otro lado, la biblioteca del Instituto ve muy reducida su capacidad de préstamo de periódicos y revistas. Casi todas las consultas son de publicaciones a partir de la década de los años 40 del pasado, afirma Yanet Céspedes, archivera del ILL.
Estos fondos se encuentran en un estado regular, pero de continuar su manipulación pasarán, a la vuelta de unos años, a la gruesa lista de publicaciones en pésimo estado, amplía la archivera.
“No pude verificar imprescindibles datos y fechas para mi libro sobre la figura de Rubén Martínez Villena, pues no me prestan las publicaciones por estar en muy mal estado”, comenta José Pomares, profesor de Historia de la Universidad Central de Las Villas.
“La inexistente colaboración entre las distintas instituciones cubanas dedicadas a la conservación y restauración, es un punto neurálgico que impide el mejor trabajo en este campo”, asegura la especialista Lidia Graña.
Instituciones como la Biblioteca Nacional y el Instituto de Historia, con mejores equipamientos y recursos, no establecen convenios de cooperación con nosotros, ello ayudaría a rescatar el incalculable patrimonio del ILL, afirma.
En estos centros, existe la tendencia a trabajar de manera parcelaria, pues no han encontrado los mecanismos para acabar con los impedimentos burocráticos que cercenan un mejor trabajo en la conservación documental, asegura Maritza Yanes, jefa del departamento de restauración.
Restaurar para salvar
El departamento de Conservación y Restauración del ILL no tiene un presupuesto asignado para poder adquirir los implementos indispensables en su quehacer diario. La labor de restauración y encuadernación apenas sobrevive a partir de proyectos con instituciones extranjeras y donaciones de carácter privado.
No existe por parte del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), como organismo superior al que nos subordinamos, personal que atienda estas cuestiones, solo tienen un trabajador encargado en la supervisión al ILL en sentido general, expone la especialista-jefa Maritza Yanes.
A la falta de financiamiento se suma el bloqueo norteamericano que dificulta en extremo la adquisición de productos de restauración, pues Estados Unidos domina ampliamente este selecto mercado.
A pesar de las limitaciones, actualmente se encuentran inmersos en la recuperación de la documentación de la Sociedad Económica Amigos del País, restauraron recientemente todo el archivo personal de Fernando Ortiz, y tienen en perspectivas otros modestos proyectos.
Todo este trabajo resulta insuficiente para el volumen de documentos necesitados de una urgente restauración, so pena de perderse a la vuelta de unos años.
Como muestra de la preocupación gubernamental, el Consejo de Estado pidió hace unos meses un inventario de las necesidades de cada institución, pues estas dificultades no las padece solamente el ILL. Mas, urge establecer una política nacional en interés de aunar esfuerzos para salvar y preservar este imprescindible patrimonio documental que forma parte del origen y desarrollo de la nacionalidad cubana.
Ficha Técnica:
Tipo de Reportaje: Estándar.
Tesis: Dar a conocer el mal estado del fondo documental del Instituto de Literatura y Lingüística.
Tipo de Título: Llamativo
Tipo de Entrada: De Sumario
Tipo de Cuerpo: Bloques Temáticos
Tipo de Cierre: De Resumen o Conclusión
Estrategia de Fuentes:
Fuentes Activas:
Especialistas en Conservación y Restauración del ILL
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