LA TORRE EIFFEL, EL ÍCONO DE FRANCIA
JUSTO PLANAS CABREJA,
estudiante de tercer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación de la
Universidad de La Habana.
La primera imagen de Francia que viene a la mente del extranjero siempre es la de la Torre Eiffel. En cambio, hacia 1887 cuando surgió la idea de edificarla, no gustó mucho a los artistas parisinos.
Aquel monstruo de acero que retaba a Europa con su nuevo orden se transformó con el tiempo en una figura más tierna hasta convertirse en el lugar más visitado del mundo actualmente.
¿Quién pensaría que fue pensada como una obra transitoria? El ingeniero francés Gustave Eiffel la erigió a propósito de la Exposición Universal que se realizaría en París por esa fecha.
Día tras día, 200 obreros unieron 18 mil 38 piezas de hierro siguiendo el diseño estructural de Maurice Koechlin. Y así nació el tercer monumento más grande del mundo, con 300 metros de altura.
Pero este no se pensaba que fuera el destino de la torre. En un principio, Gustave Eiffel lo había proyecto en Barcelona, pero no lo aprobaron debido a que la construcción se mostraba como un artefacto complicado, extraño y difícil de desmontar.
Así llegó este momento e París. Y cuando llegó la hora de desmontarlo, los ciudadanos de toda Francia hicieron una dura resistencia. Al parecer, ya desde momentos tan tempranos la habían reconocido como ícono indiscutible de su identidad.
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