¿TENGO UN NIÑO TALENTOSO?
IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ
Tony desarma y compone los juguetes con facilidad asombrosa. Mariela canta estupendamente. Alina resuelve los problemas de la Aritmética tan rápido que desde hace varios años es monitora de Matemática. Joan lee cuanto texto llega a sus manos, porque en cada libro halla el encantamiento de la fantasía y la realidad, y Eliany escribe cuentos en los que conviven Blancanieves y Elpidio Valdés. Para los padres, sus hijos están por encima de la media de los demás niños, y con sano orgullo proclaman el talento de sus vástagos.
¿Cómo saber si un pequeño es talentoso y con ese conocimiento animarlo en la búsqueda de nuevas experiencias, y en el deseo de que comparta sus habilidades sobresalientes con el resto del colectivo con que se relaciona tanto en la familia, como en la escuela y la comunidad, de manera que no se aísle ni pierda con vanaglorias la espiritualidad, la fantasía, el amor y las motivaciones? ¿Cómo hacer para que no se convierta en espectáculo estéril?
Desde hace un decenio la Máster en Educación Francisca Morales Quevedo, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, en la capital, estudia la problemática de los niños talentosos, con el propósito de capacitar a los maestros en formación y en ejercicio para que atiendan de manera personalizada a los estudiantes con capacidades que están por encima del promedio, sin dejar de insertarlos armónicamente con el resto del aula, y también con el objetivo de erradicar tendencias de sobrevaloración en todos los órdenes del comportamiento, además de orientar a la familia para que el desarrollo de los pequeños tenga cauce útil.
"Todos los padres desean que sus hijos sean brillantes y algunas pistas de comportamiento normales las toman como características fuera de lo común. Como pedagoga creo, sin embargo, que aunque no todos llegan a realizarse como talentosos por disímiles factores, como pueden ser el papel de la familia y la escuela, o la no identificación y estimulación tempranas, sí en cada pequeño hay potencialidades para serlo."
Pido a la especialista una definición sobre el talento. Duda en dar una respuesta absoluta, y contesta que solo puede aportar una aproximación personal al asunto: "Es la combinación cualitativamente superior de la inteligencia, los conocimientos, las habilidades, el compromiso con la tarea y la creatividad, sobre la base de aptitudes que permiten alcanzar resultados superiores a la media en un área de interés del sujeto; y aclaro en esto que puede ser en una o más, pero generalmente se muestra marcadamente en un aspecto determinado".
Le comento que su definición condiciona el talento de una persona a un aspecto concreto y no de manera integral como habitualmente se piensa, ¿no desvirtúa eso el concepto?: "Si su hijo tiene capacidades extraordinarias para escribir, ese es su talento".
Aulas con grupos de hasta 20 alumnos por maestro, uso de medios audiovisuales, desarrollo de la Informática, bibliotecas familiares, multimedias que atesoran saberes de disímiles especialidades, softwares educativos de amplísimos alcances, y la escuela como entidad cada vez más formadora de seres plenos e integrales, a eso llama la tercera revolución educacional que lleva adelante el país y que pretende, en los centros de primaria, elevar varias veces la comprensión de los educandos. Ante este panorama, ¿cuánto pueden multiplicarse los talentos, o cómo atenderlos dentro del contexto colectivo?
Sobre el particular, la psicopedagoga puntualiza que lo que diferencia la concepción cubana de la de otros países es la atención al niño talentoso en condiciones de masividad, de manera que ese estudiante, con aptitudes excepcionales, ayude a elevar la inteligencia de sus compañeros.
"No es poner al niño brillante a repasar a los demás, sino aprovechar sus potencialidades para el crecimiento del grupo; y si partimos de que todos los pequeños son potencialmente talentosos, ¿cuántos más tendremos en un aula?"
Sin embargo, le digo, percibo un drama que tiene que ver con la familia, con padres que ven en realizaciones de sus hijos aquellas a las que ellos no pudieron llegar, y los exhiben como "bichos" raros permanentemente.
"No se trata de una receta, sino de recomendaciones generales, pero es necesario la identificación temprana de los intereses, la estimulación de las potencialidades, creación de una cultura general integral, y una comunicación positiva, caracterizada por el amor, el respeto a la individualidad y a la diversidad de los infantes. También la aceptación de sus características y no pedirles por encima de sus posibilidades. En general, amarlos como son; por ahí anda el secreto para contribuir a desarrollar una personalidad.
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