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Isla al Sur

ENTRE QUIJOTES Y SANCHOS

ENTRE QUIJOTES Y SANCHOS

Nilda Blanco Padilla, quien ha brindado su sabiduría a varias generaciones de estudiantes, confiesa haber aprendido también de ellos. Hoy solo reclama voz y fuerzas para no apartarse del magisterio. 

YOHANA LEZCANO LAVANDERA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

-Mamá, ¿Don Quijote existe?

-¡Claro!, ¿tú no me escuchas siempre hablando de él?

-Sí. Pero, ¿por qué yo no lo puedo ver?

-Él no es como nosotros, en vez de ser de carne y hueso y tener un cuerpo como el tuyo, está formado por letras y palabras que a su vez configuran oraciones y establecen una comunicación.

-¿Entonces el Quijote es como mi osito imaginario?

-Pues sí, tu muñeco no es como tú. Aunque no lo veas, puedes creer que sea de felpa, de terciopelo o de goma, pero eso no es lo más importante. Tú lo quieres porque es tu amigo, te gusta hablar con él y que siempre te acompañe. Eso mismo es lo que significa el Quijote para mí, el amigo que siempre me acompaña.

Nilda Blanco Padilla tuvo que establecer este diálogo dos veces en su vida. A pesar de que sus dos hijos se llevan diez años de diferencia, ambos le hicieron preguntas semejantes cuando solo contaban con cinco años de edad. Quizá esto fue así porque ellos crecieron rodeados de las peripecias de Sancho, de la locura cuerda del Quijote, o de sus fantasías con Dulcinea.

Cuqui, como le gusta que le llamen, es una profesora que ha dedicado gran parte de su vida a la Universidad de La Habana (UH), así como  al estudio y la enseñanza de la obra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra.

“A mí me encanta mi profesión porque siempre hay necesidad de ejercerla en cualquier lugar. Mientras tenga voz y fuerza me va a ser muy difícil desvincularme del magisterio”.

Esta mujer, doble de grande por su sencillez y espontaneidad más que por su pequeño tamaño, es Profesora Titular. Ahora, jubilada, sigue impartiendo clases de postgrados en la Universidad.

“Estoy aparentemente retirada, pero desde el punto de vista espiritual continúo siendo de la Facultad de Artes y Letras porque de allí provengo y a sus aulas seguiré perteneciendo aunque no esté físicamente”.

Desde el inicio del presente curso escolar Cuqui cumple la función de vicedecana del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, facultad adscripta a la UH, en sustitución de Leonor Amaro, quien laborará en Angola hasta el mes de febrero.

Y aunque afirma que no sirve para mandar, sino para dar clases, ha asumido esta nueva tarea con entusiasmo. Fiel a su gran pasión, desde principios de 2008 impartirá Renacimiento Barroco a los alumnos de la carrera de Gestión y Conservación del Patrimonio Histórico-Cultural. Además, trabajará con la vicedecana en lo referido a cultura general en el ciclo básico -el primero de la carrera- y atenderá a los profesores de las asignaturas de Literatura y Cultura, hasta que en la Facultad se creen los departamentos docentes.

“A mí me trajo a San Gerónimo la doctora Carmen Barce el año pasado, durante todo el período de preparación, para ayudar en la confección del plan de estudio de la licenciatura. Fue un trabajo muy duro y de mucha responsabilidad.

“Me ha gustado ver nacer la Facultad, formar parte de este proyecto,  trabajar desaforadamente. Me encantó la iniciativa desde el principio, es un plan ambicioso, digno del Centro Histórico de La Habana y del doctor Eusebio Leal”.

A esta graduada de la Facultad de Artes y Letras no le fue fácil llegar a ser licenciada en Filología. Su historia es muestra de que cuando se persigue una meta con decisión, perseverancia y mucho amor, es posible alcanzarla, no importan los contratiempos que ello implique.

“Yo comencé a trabajar en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfico (ICAIC) con 18 años, pues al principio de la Revolución la Universidad estuvo cerrada por un tiempo.

“Simultáneamente matriculé en la Escuela de Letras (actual Facultad de Artes y Letras), pero quedé embarazada. De mi centro laboral partía para la Facultad, donde debía estar a las dos de la tarde y permanecer durante seis horas. No podía almorzar y llegaba a mi casa a las 8:30 de la noche. Así me era muy difícil continuar la carrera, lo que me obligó a abandonarla estando en primer año.

“Cuando nació mi hijo me reincorporé a estudiar, pero como tenía que atenderlo necesitaba matricular en una carrera que se cursara por la noche, y me fui al Pedagógico, que entonces estaba en la Colina, pues no existían los institutos como los conocemos hoy. Allí terminé preparatoria, primero y segundo años. Salía de mi trabajo a  las 2:00 de la tarde, iba para la casa y atendía a mi bebé; luego, a las 8:00, cuando lo dejaba dormido y al cuidado de mi mamá, me iba para la Universidad. Así me mantuve durante mucho tiempo.

“Al concluir segundo año, como ya mi hijo estaba más grandecito, decidí volver a la carrera de Filología, que era en realidad mi sueño.  Hasta que pude finalizarla.

“Mientras recibía el último año, yo le daba clases a los de cuarto, porque muchos profesores se habían ido del país, no había un claustro fortalecido y me escogieron entre un grupo de alumnos ayudantes. Se le pidió al ICAIC que me diera en prestación de servicios y así comencé a trabajar en la Facultad de Artes y Letras    de los 30 años de edad, hasta los 58, apenas hace seis años.”

-¿El cambio de los planes de estudio en las asignaturas que  tradicionalmente impartió ha traído ventajas o desventajas?

Antes se impartían la Literatura Española y el Seminario de Cervantes. Pero ambas asignaturas fueron desapareciendo con el perfeccionamiento de los programas.

Todas las cosas en la vida tienen sus ventajas y desventajas. Las ventajas son obvias: el programa de Literatura Española se nutrió mucho más de la literatura cubana, se privilegió de nuestra propia cultura.

Pero, lamentablemente, con la desaparición del Seminario de Cervantes se priva al estudiante de poder entender a plenitud el desarrollo de la novela propiamente dicha. Quien no se ha leído El Quijote, no puede comprender la novela como género. Es una pena que un estudiante termine la carrera de Filología sin haber conocido íntegramente la obra cumbre de la literatura española.

-¿Qué le han aportado Cervantes y el Quijote?

La primera alegría que me dieron fue acercarme de forma personal a la doctora Mirta Aguirre, una experta en literatura española. Yo tuve la suerte de que ella fuera, además de mi profesora, mi maestra, quien me preparó desde los inicios en las materias de mi especialidad.

La segunda satisfacción que me dejaron fue descubrir la propia riqueza de la novela. La he leído más de 30 veces, he pasado casi 35 años explicando su contenido. Hoy ya no la releo, sino busco algo que me hace falta, que me nutre, y a veces aún hasta encuentro cosas que me sorprenden.

Otra de las grandes felicidades que llevo conmigo es haberle contado la obra a mi nieto. Él venía todos los fines de semana a mi casa y me decía: Abuela, te quedaste en tal episodio.

Los niños son muy inteligentes, más de lo que los adultos creemos. Ellos tienen su código, en una película saben quién muere: el actor, no el personaje. Cuando se sabe tratar a los niños a su nivel, resultan muy imaginativos, así fue con mi nieto, que ya tiene 18 años. Su padre le regaló El Quijote a los 13 y aún no se lo ha leído porque dice que cuando yo se lo contaba le gustaba más, era más entretenido.

-¿Cree usted que a las nuevas generaciones les es difícil identificarse con El Quijote?

El lector contemporáneo tiene una desventaja al leer esta novela: no está acostumbrado a ver plecas ni especificaciones, no está familiarizado con esa sintaxis primera del párrafo que posee la obra. La nueva generación lee un libro y todavía en la tercera página no saber quién es el que habla. Por eso resulta un poco engorroso entender la forma en que El Quijote está escrito, pero una vez que les gusta, ya no lo quieren dejar. Lo que sí es una realidad es que hay que prepararles el camino.

-Se acerca el aniversario 480 de la Universidad de La Habana ¿Qué opina sobre los universitarios de ahora?

Yo creo, en lo particular, y basándome fundamentalmente en los alumnos de Letras, que siguen existiendo estudiantes muy bien preparados, porque tienen un contexto familiar que los ayuda, o porque son aficionados al cine, a la lectura, a la música.

Los programas actuales de la enseñanza media en los que la literatura se integra a la lengua, no están tan bien fundamentados como antes. En el mundo, no solo en Cuba, a las Ciencias Sociales no se les da toda la importancia y la atención que requieren, aún siendo fundamentales, porque vivimos en sociedad, porque somos seres humanos.

Los profesores de las enseñanzas anteriores a la Universidad casi no tienen tiempo para superarse, y eso es fundamental para un profesor. Quizás un maestro de primaria no tenga que realizar grandes investigaciones, pero sí superarse en pedagogía, en dominio del medio, en vocabulario, en ortografía.

Nosotros tenemos una gran revolución cultural, somos uno de los países más preparados en el mundo, los universitarios cubanos están más calificados que muchos otros, pero podemos dar todavía más.

Si el profesor está mejor capacitado en primaria, secundaria y preuniversitario, el alumno llegará mejor preparado a la universidad. Es un trabajo a largo plazo, es sembrar para el futuro.

La primaria es fundamental, es como su nombre lo indica, lo primero, ahí está la base, sin ese escalón no se puede subir ningún otro. Por lo tanto, los maestros de primaria deberían ser los mejores del país. Un buen maestro de primaria es casi un sacerdote. Es una persona que tiene que dedicarse ciento por ciento, utilizar mucho la imaginación, la inventiva. Por supuesto, esto tiene que nacer con la persona, lo debe llevar por dentro.
La influencia de un maestro de primaria en un niño no tiene comparación. Es necesario reforzar a los profesionales de esta enseñanza porque si no, a la larga, perdemos lo que ya está ganado.

-¿Algún recuerdo especial guarda de sus alumnos?

Los niños y los estudiantes enseñan mucho. Tengo gratísimas experiencias con mis alumnos. Una pregunta inteligente de un estudiante vale más que una respuesta aceptada, porque significa que ha reflexionado.

Me han hecho excelentes trabajos, ya no solo de Cervantes, sino de obras literarias contemporáneas utilizando aquello que yo les expliqué del Quijote en años anteriores, y eso me ha dado muchísima gratificación.

Algo que se ha aprendido bien no solo se asimila, sino que se integra a la experiencia. Ellos lo han demostrado, lo han incorporado a su vida personal. Si una cosa no la puedes afianzar a tu vida cotidiana, pues no la aprendiste realmente.

Yo he visto el proceso de cambio en mis estudiantes a partir del estudio de la literatura en general, pero del Quijote en particular. El Quijote es un libro con el que te ríes y con el que lloras. Tiene una enseñanza básica. Va de lo particular a lo general. Mientras más individual, más universal, mientras más se va a la esencia o a la profundización de algo, eso se vuelve aplicable para todo.

El Quijote es muy particular, pues es un personaje español del siglo XVII, pero también lo somos todos nosotros. Somos todos Quijotes y Sanchos al mismo tiempo, y unas veces formamos parte de un bando y otras de otro, porque en eso consisten los avatares de la existencia humana.

Para Cuqui, su vida depende de la Universidad. Al abrigo de esas paredes sigue siendo la misma de siempre: la del espíritu alegre, la de la mirada vivaz, la de la sonrisa bondadosa, la del alma transparente, la profesora de corazón. La eterna dama enamorada del refinado caballero que conquistó su vida.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.

Ficha técnica:

Objetivo central: Indagar sobre la vida personal y profesional de Nilda Blanco Padilla, profesora de la Universidad de La Habana, haciendo énfasis en sus estudios de la novela El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, y su autor, Miguel de Cervantes y Saavedra.

Objetivos colaterales:

Reflejar el reto al que se enfrentó para poder estudiar.                 

Mostrar algunas de las opiniones de la entrevistada sobre temas de actualidad relacionados con la Universidad.

Tipo de entrevista:

Por su forma: Mixta
Por su contenido: De Personalidad
Por el canal que se obtuvo: Encuentro directo

Tipo de título: Llamativo
Tipo de entrada: Dialogística
Tipo de cuerpo: Mixto
Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistador

Fuentes consultadas:
Nilda Blanco Padilla (Entrevistada), fuente directa y no documental.
Blanco, Nilda: Visión cubana de Cervantes. En www.lajiribilla.co.cu Consultado: 2-12-07,   fuente documental

           

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