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Isla al Sur

PONER AMOR A LO COTIDIANO

PONER AMOR  A LO COTIDIANO

Un hombre de 66 años, enamorado de su trabajo y de la vida: Mario Suárez Jorge se siente feliz de pertenecer a una de las instituciones más representativas de la Universidad de La Habana, el Aula Magna.

IBIS ISABEL FRADE BRITO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Si usted pregunta en la Rectoría de la Universidad de La Habana por Mario Suárez se encogerán de hombros y no sabrán decirle quién es, pero si menciona a Mayito, enseguida lo remitirán  al Aula Magna: son pocos los que en la Colina Universitaria no conocen a este hombre que  desde 1970 trabaja en diferentes instituciones del alto centro docente.

Tal vez para el visitante ocasional pase inadvertido,  pero en cada una de las actividades que se realizan en el Aula Magna, Mayito recorre como una sombra los rincones del lugar velando porque todo esté en orden. Para los estudiantes que la visitan frecuentemente, su presencia, aunque anónima, ya es familiar.

Buena parte de la vida de Mayito ha transcurrido en la Universidad de La Habana. Fue administrador de beca en la Residencia Estudiantil de 12 y Malecón, y recuerda con mucho cariño sus años en esa labor.

"Éramos una gran familia: la Universidad no es más que eso, una familia de miles. Después de mi trabajo allí nunca he estado tan cerca de los estudiantes, fue maravilloso rodearse de jóvenes, recibí todo el tiempo mucho apoyo de ellos".

Trabajó como subdirector administrativo en la Facultad de Biología, pero al estar siempre dispuesto a realizar labores donde más se le necesite, asumió la tarea de quedarse al frente del grupo de atención a familiares de los internacionalistas, desde los comienzos de la  guerra en Angola.

"Fue uno de los pocos  momentos de mi vida en que estuve desvinculado de la Universidad. Cuando ya mi presencia en las Fuerzas Armadas Revolucionarias no era imprescindible, regresé a trabajar en la Facultad de Física y Matemática. Llevar la administración de ambas al mismo tiempo fue un gran reto para mí. Si mi trabajo fue satisfactorio se lo debo a que a mi lado tuve  personas muy capaces. Una labor bien hecha no depende solo de  un hombre, sino de un colectivo.  A petición de la rectoría de la Universidad comencé a trabajar como Jefe de Servicio Interno y a ocuparme de la administración del Aula Magna. Aquí estaré hasta que mis fuerzas me lo permitan."

Con un poco de pesar confiesa que aunque estar rodeado de jóvenes le da deseos de vivir, a sus 66 años siente que ya no es el mismo: "Lo que antes hacía sin esfuerzo ahora me cuesta mucho más, al final del día termino cansado, pero feliz.

"La Universidad ha sido una gran experiencia, sin miedo a los excesos podría decirse que es prácticamente mi vida. Mis hijos y mi nieta me preguntan cuándo me voy a jubilar: mientras sea capaz de hacer el trabajo bien y ser útil a los demás, habrá Mayito para rato".

Tal vez Mario sienta que he venido con curiosidad de aprendiz de periodista a remover las nostalgias, pero sus añoranzas son de satisfacción y de deseos realizados, y esas no se recuerdan con tristezas ni con melancolía, sino con cariño y complacencia por lo vivido, y con grandes esperanzas de lo que aún queda por vivir. 

"Mi trabajo me ha permitido tener el privilegio de estar cerca de Fidel, ¡hasta lo he saludado! y para qué cubano no es un orgullo  saludar al Comandante en Jefe. Estar a su lado es impresionante, su presencia impacta. Unos minutos con él pueden cambiar tu vida para siempre... Me siento orgulloso, además, porque en mí han depositado una grandísima confianza.

"Recuerdo que en una de las ocasiones que Fidel vino se produjo un apagón; yo fui de las pocas personas a las que se les permitió desplazarse en el área, y con el permiso de su escolta salir para abrir una ventana, porque el calor era insoportable y el salón estaba lleno de personas. Fueron minutos de mucha tensión.

"La visita de Chávez fue otra experiencia que tuvo para mí gran significado. Chávez es un hombre tan excepcional como Fidel; compartió con todos los trabajadores; las personas así tan humildes son verdaderamente grandes".

En el Aula Magna se han hecho actividades de mucha relevancia, importantes eventos internacionales, actos solemnes... la visitaron  personalidades como el Papa Juan Pablo II, Koffi Annan, Jeames Carter...; en ella se entregan títulos y distinciones a intelectuales  destacados, a mujeres y hombres relevantes en las Ciencias y las Letras. Mayito siente que de alguna forma él es partícipe en todo eso.

"Si no hubiese trabajado en el Aula Magna ahora no tendría estas historias que contarle a mi nieta para que se sintiera orgullosa de su abuelo. Pero, ¿sabes cuál es una de las actividades que más disfruto?: los actos de graduación. En esos días hay mucho ajetreo, el trabajo es agotador. Se hacen cuatro o cinco graduaciones todos los días, seguidas una tras otra, con solo 15 ó 20 minutos de diferencia.

"Si no contara con un equipo de trabajo como el que me acompaña, creo que no lograría tenerlo todo listo en tan poco tiempo: el sonidista si es necesario barre, la muchacha de limpieza ayuda con el audio, todos colaboran entre sí, le corresponda o no hacer esa tarea. Los mismos estudiantes también me respaldan y ayudan mucho. Ellos son la fuerza mayor que hay aquí y siempre me han dado su apoyo.

"Mi mayor satisfacción es ver después a los alumnos disfrutando de un momento tan memorable en su vida, las fiestas de graduación no se olvidan nunca, son únicas; en nosotros recae el deber de entregarle a los muchachos un salón reluciente para que tengan un hermoso recuerdo de ese día".

Mira a su alrededor como si el Aula Magna estuviese llena de recién graduados y sonríe. Mayito observa la sala con ojos de enamorado, con la misma ternura que a una novia; recorre con la vista los óleos de Armando Menocal que están sobre el estrado, el Derecho, las Letras, las Artes Liberales, el Pensamiento, las Bellas Artes, las Ciencias, y la Medicina; la urna que contiene las cenizas de Félix Varela y  el lugar donde reposan los restos de Carlos Juan Finlay.

Y aunque tal vez no sepa que la arquitectura del lugar es neoclásica y barroca, hay algo que no le cabe duda: es deslumbrante, sus gruesas paredes de rocas decoradas con maderas cubanas, sus grandes ventanales, la magnífica lámpara de techo, el fresco que representa las nuevas carreras añadidas al currículum universitario con la Reforma de 1937: la Arquitectura, la Pedagogía, la Ingeniería... El Aula Maga es sagrada para él.

Mayito es feliz con su trabajo y no pide mayores reconocimientos que los ya recibidos: "Yo no he hecho nada extraordinario, como todo buen cubano que se respete lo único que hago es cumplir con mi deber, no sé por qué hay que hacerme una entrevista.

"Cuando era niño, para ayudar a mis padres, vendía caramelos en los cines, puse tanta responsabilidad en eso como en lo que hago ahora. Amar lo que haces es la clave de un trabajo bien hecho, sino se convertiría en una molesta obligación. 

"Eso sí, soy muy exigente; con el trabajo soy serio y hasta un poco recio porque me gusta que las cosas se hagan bien. Es muy fácil decir sí, pero cuando tengo que decir no, lo digo, aunque doy siempre las explicaciones precisas, no me gusta que se tomen mis instrucciones como arbitrarias. Para tener éxito en la labor de dirección no se pueden imponer las decisiones.

"Mantengo siempre buenas relaciones con mis compañeros y sobre todo con los estudiantes. Si trabajo en la Universidad es porque existen los alumnos: ellos son la razón de ser de la institución.

"Mi trabajo está lleno de satisfacciones: gracias a él he tomado parte en sucesos que después marcan pautas en la historia de Cuba, como el discurso pronunciado por Fidel, el 17 de noviembre de 2005, en el que denunció la corrupción, y da comienzo en Cuba a un proceso para enfrentar el flagelo.

"Sentir que formo parte de algo realmente importante y representativo me ha ayudado a llegar a los 66 años; si la Universidad ya arriba a su aniversario 280 y tiene tanta vitalidad como el primer día, yo no puedo ser menos.

"Hay pequeñas cosas que llenan la vida de un hombre: el cariño y el respeto que me demuestran los estudiantes y los trabajadores de la Universidad es una de ellas. Las responsabilidades que tengo me mantienen activo, y no creas que el mío es un ´trabajito´ fácil: llevar el control y la planificación de las actividades que se realizan en el Aula Magna no es una tarea muy sencilla, un pequeño error en las coordinaciones puede provocar un gran caos.

"Laboro muy unido con los compañeros de Extensión Universitaria en las actividades culturales y, por supuesto, con la Federación Estudiantil Universitaria y la Unión de Jóvenes Comunistas. El Aula Magna es un constante hervidero, pocas veces la encontrarás vacía. Para mí el Aula es... ya lo dice su nombre: algo grandioso. A tareas como esta vale la pena dedicar la vida".

La Universidad de La Habana  está llena de mujeres y hombres virtuosos: intelectuales, letrados, científicos, eruditos... cuyas investigaciones enriquecen el patrimonio cultural, y dan prestigio al país en el ámbito internacional. Cubanos ilustres que  dejan para la posteridad un legado de conocimiento fruto de su saber. Pero  existen otras personas que con una labor diferente, también sustentan los  pilares de la casa de altos estudios habanera.

Y es que detrás de las grandes obras siempre hay hombres humildes y anónimos, que no buscan la gloria, hombres enamorados de su trabajo que se dedican a una labor y depositan en ella todo su empeño. Personas como Mayito que han descubierto que la felicidad consiste en poner  amor a lo cotidiano, en disfrutar lo que hacen, sin esperar grandes recompensas.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.

Ficha técnica:

Objetivo central: Reconocer la labor de Mario Suárez Jorge, administrador del Aula Magna de La Universidad de La Habana.                       

Objetivos colaterales: Dar a conocer en qué consiste su trabajo y cuáles han sido las mayores satisfacciones que ha tenido en él.

Tipo de entrevista:

Por su forma: De citas.

Por su contenido: De personalidad.

Por el canal que se obtuvo: Encuentro directo.

Tipo de título: Llamativo.

Tipo de entrada: Referencial.

Tipo de cuerpo: De citas.

Tipo de conclusiones: De opinión o comentario del entrevistador.

Fuentes consultadas:

Mario Suárez, administrador del Aula Magna de la Universidad de La Habana (fuente activa, no documental, primaria, directa)

Wikipedia, enciclopedia digital libre, fecha de consulta: 8 de diciembre de 2007

"http://es.wikipedia.org/wiki/Aula_Magna_de_la_Universidad_de_La_Habana" (fuente pasiva, documental, secundaria, complementaria)  

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