NUNCA PENSÉ SER PROFESOR
La vida probó a Ricardo de Jesús Barceló Carrillo que la perseverancia es un atributo que le permite sacar siempre un extra a los seres humanos. Hace 50 años no hubiera podido imaginar que llegaría a ser uno de los profesores universitarios más destacado de la Universidad de La Habana.
ARIANNA BARREDO RAMOS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Foto: SURUMY GONZÁLEZ
Con la Revolución victoriosa el Primero de Enero de 1959, Ricardo de Jesús Barceló Carrillo encontró en la urgencia de la defensa su primer camino como combatiente al integrar las filas de la Marina de Guerra Revolucionaria.
Comenzó en el humilde desempeño de camarero para atender a los marineros y a los oficiales del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y allí atesoró muchas anécdotas, que son hoy su preciado tesoro porque conoció al Che Guevara, a Camilo, a Efigenio Ameijeiras y otros muchos comandantes del Ejército Rebelde.
"Un día yo acababa de servir el almuerzo, lo único que quedaba era una jarra con agua por la mitad, se abrió la puerta y entraron el Che y Camilo. Camilo se dirige a mí y me pide un poco de agua, pero el vaso que tengo es muy grande y no puedo llenarlo, le sirvo, se toma el agua, me mira y dice: ¿Tú me diste sobra a mí?; yo quería saltar de aquel quinto piso hasta que la escolta me dijo que no me preocupara, que él se pasaba todo el tiempo así, era muy jaranero con las personas."
También desarrolló una gran amistad con el comandante del Ejército Rebelde Augusto Martínez Sánchez, quien fue el primer ministro de Defensa que tuvo la Revolución y después titular del Ministerio de Trabajo.
"El rojo", como le llamaban sus compañeros, no dejó nunca de superarse, y cuando el 13 de marzo de 1963 el Comandante en Jefe pide a los jóvenes incorporarse al contingente de las armas estratégicas, integra el primer grupo que parte a la Base de San Julián, en Pinar del Río, y es designado en una unidad coheteril, donde desempeñó cargos de responsabilidad.
Otro giro importante en su vida resultó el momento en que lo designan Fiscal de la división de tanque de la unidad de Managua, y lo único que se le ocurrió en aquel momento fue preguntarle al Político si estaban locos, porque él no conocía ni los reglamentos. Aquello fue un reto y es entonces cuando decide ingresar en la Universidad de La Habana y estudiar la licenciatura en Derecho.
Tras su jubilación en las FAR, se desempeñó como fiscal en el municipio de 10 de Octubre y en la Fiscalía Provincial de Ciudad de La Habana, indistintamente, y luego pasa a trabajar como jefe de verificaciones fiscales de la Fiscalía General de la República. Años después, labora en la Aduana General de la República.
Por eso, dice con orgullo, "yo le hablo a mis alumnos sobre mis historias para que reflexionen y estudien, porque a ellos también se les hace difícil algunas materias como la Filosofía".
-Es fundador de la Sede Universitaria Municipal de Guanabacoa. ¿Cómo se integra a esta tarea?
Después de jubilarme en el 2001 empecé a trabajar en una empresa CUPET. Al surgir la Sede Universitaria Municipal al año siguiente, fui a ver al decano de la Facultad de Derecho, quien me propuso trabajar en la SUM de Guanabacoa como jefe de Carrera. Con el compañero Félix Sosa, actual director, fuimos armando el centro, luchando y luchando para servir a los cientos de personas que están ávidas de aprender y tener más conocimientos.
-¿Qué lo motivó a ejercer como profesor?
Fueron varias las motivaciones. Ya había ejercido la docencia en la escuela principal del MININT cuando me gradué en el año 1978. Impartí la asignatura Familia, y siempre me quedó aquel gustico de dar clases, lo único que no tenía oportunidad.
En esta decisión también determinó mi esposa, quien es profesora; observarla impartir clases y ver a los alumnos cuando se le acercan para saludarla después de muchos años, fue otro motivo. Lo principal es que me maravilló la idea de las sedes universitarias y para no perder la costumbre trabajas mañana, tarde y noche...
Empecé a dar clases hace dos años porque a la Vicerectora, persona a la que tengo gran respeto, le oí decir que ella no concebía a un jefe de carrera que no impartiera clases. Comencé con la materia de Criminalística. Primero, a cuarto año, pero ahora cambiaron el plan y asumo el quinto. También dirijo a 27 profesores de la carrera de Derecho.
-¿Considera que el programa de estudio actual de las universidades municipales está acorde con el grado de asimilación de los estudiantes?
Hay asignaturas que no. Por ejemplo, Gramática Española y Redacción. Los alumnos entran con muy mala base y eso requiere de una atención extra. En el Derecho ha de dominarse muy bien el idioma materno, tanto para proyectarse como para redactar.
-¿Cree que se desarrolla adecuadamente la tarea de formar universitarios por una vía diferente a la tradicional?
Las sedes universitarias necesitan un poco más de atención; a veces se trabajan en condiciones desfavorables para alumnos y profesores. Nosotros teníamos una de las mejores sedes de Ciudad de La Habana, sin embargo, estamos divididos ahora para impartir la docencia en cuatro lugares distintos. Ser profesor de una Sede Universitaria Municipal implica coraje y amor para enfrentar lo que se está haciendo.
La sede universitaria da una oportunidad excepcional a los jóvenes, pero una de las cosas que sufro aquí es ver cómo hay alumnos que no asimilan la posibilidad que han tenido de hacerse profesionales y no vienen a clases ni se preocupan para el estudio. Tenemos que luchar contra eso.
A mí también me ha motivado tener la oportunidad, sobre todo con las jóvenes, porque en una parte de mi vida tuve que hacer muchos juicios de peligrosidad y no hay mayor satisfacción para mí, ni que me emocione más después de esa triste experiencia, que ver a una joven estudiando y superándose. Yo quisiera que hubieras visto cómo peleaba con mi primera graduación, como si fuera el padre de ellos.
-Usted ha obtenido varias distinciones, es reconocido mejor Jefe de Carrera de la Sede en el curso 2003-2004; al año siguiente, seleccionado mejor Jefe de Carrera Municipal, Mejor Jefe de Carrera a nivel de Facultad y Mejor Profesor Integral de Sede de la Universidad de La Habana. ¿Cómo evalúa estos reconocimientos?
Para mí tienen un valor muy grande porque en toda la trayectoria de mi vida laboral no tuve reconocimiento alguno, y aquí me otorgaron estas distinciones, y me dieron la posibilidad de no defraudar a quienes confiaron en mí.
Te estoy hablando de las elecciones pasadas, donde salí director de la Sede (hasta que se incorporó el actual, Félix Sosa), y el compañero Juan Vela, ministro de Educación Superior, me pidió que toda la Sede siguiera como estaba y no decayera el trabajo. Logré que la institución se mantuviera en la misma posición cualitativa.
Esas distinciones fueron muy estimulantes. Yo amo esta sede y vengo a trabajar bajo cualquier circunstancia, aunque esté enfermo; mi principio es que tienes que respetarte y respetar tu trabajo. Estas pequeñas cosas son las que me hacen vivir.
-Entonces, ¿se siente satisfecho ejerciendo como educador?
Sí, por ese sentimiento que tengo por lo jóvenes de que estudien. No todo es color de rosa, a veces me disgusto porque desaprovechan la oportunidad de superarse que les ofrece la Revolución. Quisiera tener mayores posibilidades para ayudar más a los jóvenes. Pero te digo: sí, lo disfruto.
Para mí fue muy emocionante la primera graduación de la sede universitaria, la carrera de Derecho estaba entre las que se graduaron y yo me sentí muy feliz y pensando en cómo hacerlo mejor. Me gusta que los alumnos sepan que pueden contar conmigo.
-¿Qué papel tiene su familia en la labor que desempeña?
Llevo 41 años casado, soy abogado gracias a mi esposa, por su tesón en ayudarme. Cuando nació mi hija, me dijo, tú vas a ser guardia toda la vida y no te vas a graduar, pero cuando vio mi voluntad, cambió de opinión. Mi familia es mi inspiración y mientras tenga fuerza y lucidez voy a seguir trabajando.
-La Universidad de La Habana cumple su aniversario 280 y en toda la historia ha sido fuente de ideas y formación revolucionaria. ¿Qué lugar le corresponde asumir hoy, considerando el momento histórico que vivimos?
La Universidad de La Habana ha tenido siempre un papel de avanzada, hoy lo tiene en la Batalla de Ideas para contribuir a la formación educacional, cultural y patriótica de nuestros jóvenes. Toda su organización está dirigida a lograr el propósito de formar a la nueva generación. Ninguno de los docentes y trabajadores universitarios podemos bajar la guardia y mucho menos perder la visión de que nuestra Universidad es fuente de inspiración, rebeldía y consagración.
Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.
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