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Isla al Sur

ALEXIS CODINA, DE ESTUDIANTE A MAESTRO

ALEXIS CODINA, DE ESTUDIANTE A MAESTRO
"La Universidad de La Habana es la institución en la que me he formado como profesional y como revolucionario, es la que me ha permitido ser más útil en las cosas en que he podido trabajar", afirma el Profesor de Mérito e investigador del Centro de Estudios de Técnicas de Dirección.

MÓNICA BARÓ SÁNCHEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana  
 
El doctor en Ciencias Económicas y Profesor de Mérito Alexis Codina Jiménez fue decano de la Facultad de Economía y vicerrector de la Universidad de la Habana; fundador, y director hasta el pasado año, del Centro de Estudios de Técnicas de Dirección de la Facultad de Contabilidad y Finanzas; ha impartido cursos de postgrado en diversos países como España, México, Venezuela, Argentina y Bolivia; y es autor de cuatro libros y más de 150 artículos publicados en Cuba y en el extranjero.

Su labor ha sido reconocida con la Distinción por la Educación Cubana, las medallas 250 y 270 Aniversario de la Universidad de la Habana, la Medalla José Tey y la condecoración Frank País que otorgan el Consejo de Estado y el Ministerio de Educación Superior a educadores destacados. También fue merecedor del Premio Nacional de Economía 2006 que se concede por la Obra de toda la Vida.

A nivel internacional ha sido laureado con la Medalla de la Amistad de la Escuela Superior de Economía de Bratislava; y en Mar del Plata le fue entregada la Llave de la Ciudad y fue declarado Huésped de Honor.
 
Codina ingresó a la Universidad de La Habana en 1962 para estudiar Economía en el curso nocturno. Posteriormente, en 1966, se integró a los Equipos de Investigaciones Económicas, creados a iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro y conformados por estudiantes de Economía y Contabilidad de los últimos años, para realizar estudios sobre distintos sectores de la economía cubana, tales como pesca, industria, transporte…
 
-En aquellos años en que se iniciaba la Revolución Cubana, -y ahora también se hace- a los estudiantes se les encomendaban muchas tareas. Por ejemplo, en 1961la Campaña de Alfabetización, luego las zafras azucareras…¿En cuáles estuvo usted involucrado?
                                                         
En muchas de ellas. En la Alfabetización no participé porque estaba trabajando de contador y administrador en una empresa recientemente nacionalizada y el trabajo requería mucha dedicación.

Estando en la Universidad, en 1966, los estudiantes fuimos a cortar caña a Camagüey. Hubo un momento en que se unieron la Federación Estudiantil Universitaria y la Unión de Jóvenes Comunistas, era entonces la UJC-FEU, de la cual fui elegido presidente, y tuvimos que movilizarnos en muchas ocasiones para trabajos voluntarios y actividades de preparación militar.

Recuerdo un año, creo que fue 1968, donde el 1 de enero lo esperamos en Guanes, trabajando en una plantación de cítricos. Luego, en 1970, toda la Universidad se movilizó para la zafra azucarera, y me tocó ser jefe del Estado Mayor de Zafras en el central Antonio Guiteras que está en la provincia de Las Tunas. Allí trabajaron varios cientos de estudiantes de diferentes facultades. Eran años en que los universitarios nos movilizábamos con mucha frecuencia, sobre todo los que estábamos en los Equipos de Investigaciones Económicas.
 
-¿Y cómo compaginaba estudiar y cumplir con esas tareas al mismo tiempo?
 

Como todos los demás compañeros. Nosotros tuvimos que hacer un esfuerzo y estudiar mucho de madrugada y los fines de semana; auxiliarnos en compañeros de años superiores que nos daban repasos, así como en nuestros profesores. Tuvimos que hacer una utilización muy eficiente e intensiva, tanto del tiempo como de los compañeros que podían ayudarnos.
 
-En 1966 usted comenzó a trabajar en la Universidad de La Habana como profesor, junto con otros compañeros. Teniendo en cuenta su condición de estudiante, ¿encontró alguna dificultad a la hora de ejercer la enseñanza?
 
En los primeros momentos nosotros tuvimos la asesoría de los profesores de más experiencia, inclusive, de profesores extranjeros que colaboraban con Cuba, chilenos, argentinos, soviéticos. Pero después, de forma autodidacta, empezamos a estudiar técnicas pedagógicas, métodos de enseñanza...

Claro, tuvimos que prepararnos, porque el trabajo del profesor tiene un perfil profesional. No basta con tener conocimientos, hay que saber también cómo organizar esos conocimientos y transmitirlos de manera que puedan ser entendibles, comprensibles, y sobre todo, que generen el interés del alumnado por continuar estudiando y profundizando en ellos.
 
-¿Recuerda su primera clase?
 
Hace muchos años de eso, creo que la hice como un conversatorio con los alumnos sobre sus intereses y lo que veríamos en la asignatura.
 
-¿Cómo le gustaría que fuese la última?
 
No quiero pensar en esa.
 
-¿Alguna vez pensó abandonar la enseñanza?
 
Realmente nunca he pensado abandonarla. La ventaja de trabajar en la Universidad es que hay períodos en los cuales puedes dedicarte a realizar investigaciones, preparar nuevas materias, escribir… En fin, moverte en otras esferas del trabajo docente y profesional y así disipar alguna insatisfacción o agotamiento que puedas sentir por el trabajo pedagógico.    
 
-Y en la jubilación ¿ha pensado?
 
Hasta ahora no he pensado en la jubilación. Me sentiría muy aburrido si tengo que dejar de hacer lo que he venido realizando durante tantos años.
 
-¿Qué lo ha mantenido más de cuatro décadas en la Universidad de La Habana?
 
La satisfacción que me produce el trabajo que realizo y el estímulo que se recibe de los alumnos y de los compañeros. Además, a este centro le he dedicado la parte más importante de mi vida. La Universidad de La Habana es la institución en la que me he formado como profesional y como revolucionario, es la que me ha permitido ser más útil en las cosas en que he podido trabajar.  
 
-Si no fuera economista…
 
Yo quise ser médico. Quizás hubiese sido pediatra, por el trabajo con los niños.
 
-Después de iniciar la carrera, ¿siguió añorando ser médico?
 
No, no, no… Después que yo me decidí, porque empecé a trabajar cuando tenía 14 años, tuve que desechar la posibilidad de estudiar Medicina. Y me dediqué, primero en la Escuela de Comercio, a formarme como contador, y luego fue que entré a la Universidad de La Habana. Después que me identifiqué con esta línea nunca me sentí ni frustrado ni arrepentido, empezó a gustarme lo que hacía.
 
-Usted ha ejercido la enseñanza en universidades de diversos países, ¿qué diferencias ha percibido entre las cubanas y las foráneas?
 
Es difícil hacer comparaciones, porque las de otros países que conozco son muy diferentes entre sí. Una de las diferencias principales que se percibe es que en Cuba las universidades están más integradas con los problemas de la sociedad, tienen más participación en la preparación de estudios y  propuestas de solución que las universidades extranjeras, dedicadas principalmente a la preparación de profesionales. La mayoría de las veces sin una articulación adecuada con las necesidades del país y las comunidades donde actúan.
 
-¿Cuál es la opinión predominante que ha escuchado en el extranjero sobre nuestra institución capitalina?
 
En todas partes he notado que la Universidad de La Habana y sus profesores tienen mucho reconocimiento y prestigio.
 
-En su opinión, ¿cuáles son los rasgos fundamentales que deben distinguir a un educador?
 
En primer lugar, la honestidad, consigo mismo y con el auditorio al que se dirige. Debe transmitir los conocimientos, la información y las experiencias que resulten válidas, consecuentes y útiles, eso es lo primero. Lo segundo es que no se centre en lo que sabe, sino en lo que debe enseñarle a los alumnos. Por tanto, las expresiones que utilice y la forma en que transmita los conocimientos, debe hacerlo esencialmente pensando en el auditorio. Eso es lo más importante, que se sitúe en el punto del auditorio y vaya verificando y retroalimentándose de cómo se va comprendiendo lo que enseña. Además, debe generar en los alumnos el interés por el estudio y la profundización de los conocimientos, junto con los valores que deben identificar a un profesional comprometido con su país y su pueblo.
 
-¿Cómo describiría el intercambio con la actual generación de estudiantes?
 

El intercambio con los estudiantes a mí siempre me resulta muy agradable. En primer lugar, porque puedo verificar el interés que puedan tener ellos por las cosas que yo les pueda transmitir; y en segundo lugar, porque las preguntas y las inquietudes de ellos generan en mí la necesidad de estudiar y de prepararme más. Es decir, constituye un proceso de validación de lo que uno ha estado estudiando y, al mismo tiempo, de demanda y exigencia de lo que uno tiene que estudiar más. Uno se identifica con las preocupaciones de las nuevas generaciones, con las inquietudes que tienen los muchachos nuevos, y se da cuenta de que realmente tiene que seguir estudiando y superándose constantemente.
 
-¿Cuál es su visión de la Universidad de La Habana ?
 

Mi visión de la Universidad de La Habana, actualmente, es que está en un proceso de una dinámica muy fuerte, teniendo que dar respuesta a muchas cosas simultáneamente. La atención a las Sedes Universitarias Municipales constituye un reto para nuestra institución, puesto que estamos presentes en todos los territorios de la capital, y paralelamente tenemos que elevar la calidad de la enseñanza que impartimos a los grupos de pregrado dentro de las aulas universitarias y desarrollar el postgrado y la investigación. Creo que en estos momentos la Universidad tiene una cantidad de demandas, exigencias y presiones como nunca antes ha tenido y, por lo tanto, constituye un reto dar respuesta a todo eso.
 
-¿Qué aconsejaría a quienes se inician en el estudio de la Economía?
 
Lo mismo que a cualquier otro estudiante: que trate de aprovechar al máximo el tiempo. Porque en la Universidad, el papel del profesor es importante, pero éste no puede sustituir el trabajo que tiene que hacer el estudiante. El profesor es un elemento de orientación, de guía, que define los aspectos centrales sobre los cuales hay que profundizar, pero lo más importante es crearse el hábito de estudiar todos los días.
 
-El año pasado recibió el Premio Nacional de Economía, ¿qué significó para usted el reconocimiento?
 

Bueno, realmente a mí me sorprendió, porque había muchos compañeros nominados junto conmigo, que conozco y que tienen muchos méritos. Pero me sentí muy halagado con ese reconocimiento porque es un premio que se otorga por la actividad de toda una vida y no por la de un año. Ahora me siento más comprometido para contribuir, en mayor medida, con mis capacidades físicas e intelectuales, al desarrollo del país y a la formación de la nueva generación.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.

 
FICHA TÉCNICA:
 
Objetivo central: Destacar la formación y trayectoria profesional del entrevistado tanto en la pedagogía como en la Economía.
 
Objetivos colaterales:
 
Exponer las circunstancias en las que estudiaban los jóvenes de la generación de Codina, cómo enfrentaban las tareas de la Revolución y llevaban simultáneamente sus estudios.
Reflejar la opinión de un Profesor de Mérito sobre la Universidad de La Habana y la labor de un educador.
           
Tipo de entrevista:
 
Por su forma: De personalidad
Por su contenido: Clásica  
Por el canal que se obtuvo: Directa y correo electrónico
 
Tipo de título: Con el nombre del entrevistado
Tipo de entrada: Biográfica
Tipo de cuerpo: De preguntas y respuestas
Tipo de conclusión: De comentario del entrevistado
 
Fuentes consultadas:
 
Búsqueda en Google
 
Fuentes:
www.gestiondelconocimiento.com/alexis.htm
www.juventudrebelde.cu/cuba/2007-03-31/dan-a-conocer-premio-nacional-de-economia-2006/ -
www.uh.cu/centros/ceted/codina
www.degerencia.com/acodina
                   
Tipo de fuente: Documental, no tradicional y complementaria.

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