YA NO EXISTEN LOS SABIOS NI LOS ENCICLOPÉDICOS
Afirma la profesora Neyda Díaz García y subraya que la Universidad mucho la ha motivado a leer, a investigar y estudiar para dar cumplimiento a las actividades que un docente debe realizar.
ABRAHAM JIMÉNEZ ENOA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Caminar por los pasillos de la Facultad de Lenguas Extranjeras me hizo sentir como un extraño. Es verdad que uno encuentra jóvenes conversando como en cualquier otro recinto de la Universidad de La Habana, pero lo singular está en no entender nada, pues desafortunadamente no hablo francés, ni ruso, ni japonés, ni ninguno de los demás idiomas que allí se estudian.
Nunca imaginé tener la posibilidad de entrevistar a uno de los tantos profesores que tienen la responsabilidad de instruir a cientos de futuros profesionales en el arte de hacer comprensibles diversas lenguas a quienes, como yo, no comprenden el verbo de disímiles latitudes.
Neyda Díaz García es de esos profesionales de los que hablo. Coordinadora de la Maestría en Lingüística Aplicada, investigadora insaciable y fiel defensora del idioma alemán en nuestro país, es paradigma para las generaciones a quienes les ha impartido sus conocimientos.
No sabía si presentarme con un simple “Buen día”, o con “Guten Tag”, como lo haría un germano o uno de sus colegas o alumnos; pero no, corrí con suerte. Me saludó cubanísima y me invitó a sentarme en su departamento, apurándome, porque tenía clases un poco más tarde.
-¿Por qué el alemán?
Eso fue una casualidad. Cuando estaba en la secundaria básica en Ciudad Libertad no sabía a qué dedicarme. Un día llegaron unos compañeros con unas planillas para quienes quisieran estudiar una lengua extranjera. Eso me llamó la atención y llené el documento. El idioma que puse en primera instancia fue francés, hice toda la tramitación, pero cuando me presenté en el Instituto de Idiomas Máximo Gorki para la matrícula, no había plazas para francés ni para inglés, lo que quedaba era alemán y ruso. Sin pensarlo dije que alemán, no te puedo explicar por qué, pero fue así.
-¿Qué motivó en usted la inclinación hacia la pedagogía?
En realidad cuando empecé a estudiar alemán hace muchos años quería ser traductora o intérprete, pero una profesora alemana parece que vio en mí las posibilidades de ser profesora y empezó a hablarme hasta que me convenció.
En aquellos tiempos había que escoger en el tercer año entre traducción, interpretación y profesorado. Fui para el grupo de los futuros profesores de alemán, y de esta manera comencé a estudiar la parte de la pedagogía y la metodología de la enseñanza de esa lengua.
-En 1969 se graduó como profesora de idioma alemán y comenzó a impartir clases. ¿Cómo pudo asumir la tarea?
En realidad fue un reto, estaba recién egresada. El Instituto de Idiomas Máximo Gorki graduaba de nivel medio y un tremendo rigor científico-metodológico y los profesores que teníamos casi todos eran profesores alemanes.
Esas vacaciones, una compañera y yo las pasamos preparando las asignaturas que debíamos impartir. Nunca se me olvidará que el primer contenido que di era Historia de la Cultura Alemana junto con el alemán como lengua extranjera.
-¿Cuándo y cómo llega al magisterio universitario?
Venía desde el año 1969 trabajando como profesora y al crearse la carrera, pasé a docente en el nivel superior, pero llevaba un buen tiempo como profesora de alemán. Concretamente, entré en la Universidad de La Habana en el año 2000, al ingresar ya era Doctora en Ciencias y Profesora Titular. Me incorporé a la que, a mí juicio, es la Universidad insigne de Cuba, sin discusión.
-¿Cuánto le ha aportado la Universidad a su vida profesional?
Conocer estilos diferentes de trabajo. Además, esta Universidad tiene una gran importancia para mí porque me ha dado la posibilidad de desarrollar el magisterio a nivel de postgrado. Imparto clases de maestría y continuaré haciéndolo hasta que llegue el momento del retiro. En la maestría de Lingüística Aplicada soy coordinadora y en ella me desarrollo fundamentalmente.
La Universidad, además, me ha motivado a estudiar más, a seguir investigando en función de la docencia de postgrado y no solo en este tipo de docencia, sino también en las actividades científicas, porque cuando tengo que hacer alguna ponencia de doctorado eso implica que debo ahondar en la temática. De todo ello una saca algo en claro: ya no existen los sabios ni los enciclopédicos.
-Es Germanista Diplomada y obtuvo el grado científico Doctor Phil en la Universidad de Leipzig. ¿Cómo alcanzó esas categorías y qué experiencia adquirió allí?
En el año 1973 tuve el placer de contactar con la Universidad de Leipzig y participé en un curso de verano. Antes había comenzado a estudiar en lo que es hoy la Facultad de Artes y Letras. Luego tuve la posibilidad y fui a estudiar a Alemania la carrera en el nivel superior. En Leipzig recibí docencia sobre germanística, todo un acontecimiento para mi, pues esa institución goza de un alto prestigio internacional por el rigor y la exigencia del claustro y los planes de estudio. Para que tengas una idea, la primera vez que enfrenté el estudio de la filosofía marxista-leninista fue allí y en lengua alemana. Leer así a Marx y Engels no es nada fácil.
-Coordinó el Curso de Alemán impartido en la televisión en Universidad para Todos. ¿Cree que cumplió su cometido?
Hasta donde sé como coordinadora, hubo muy buena aceptación por parte de la población. Por supuesto, también hubo criterios negativos: ninguna obra humana es perfecta. Pienso y espero que el curso, como el resto de los idiomas, tenga una segunda parte. Vamos a decir que el primero fue satisfactorio.
Las seis compañeras que dimos clases somos profesoras de alemán, pero no tenemos que ver nada con la televisión, hubo que adaptarse a las cámaras y lo que implica salir en pantalla.
Todo se puede perfeccionar y si hay un segundo curso trataremos de hacerlo mejor con el propósito de que la población quede satisfecha y que las personas puedan profundizar sus conocimientos en el idioma.
-¿Qué opinión le merece el auge del estudio de las lenguas extranjeras en los últimos años en nuestro país?
Muy bien. En primer lugar, el proyecto Universidad para Todos es muy inteligente y conveniente para elevar el nivel de cultura general. En el caso particular de las lenguas extranjeras es provechoso, pues cada vez más hay que saber idiomas para conocer y entender otras culturas.
Para realizar o ejercer trabajos científicos y académicos uno debe dominar como mínimo una o dos lenguas extranjeras. El mundo de hoy se mueve así y en el caso del alemán se debería seguir promoviendo para que lo estudien quienes siguieron el curso por televisión, y creo que de alguna manera hace falta instrumentarlo en los programas de estudios dentro de la propia educación superior. Es un idioma que atesora mucho conocimiento y pienso que algún día en la Universidad se organicen cursos y se tomen algunas ideas en cuanto a ello.
-¿Cómo valorara los estudios de alemán en Cuba?
Lo veo bien. Los grupos de estudiantes han crecido, están interesados. En las escuelas de idiomas las matrículas han aumentado y las clases en la televisión ayudaron mucho. El alemán en Cuba goza de buena salud y tenemos que seguir trabajando para que no la pierda.
-“Los fraseologismos en español, inglés, alemán y ruso” y “La traslación de sentido figurado en el par de lenguas alemán-español y español-alemán” son dos investigaciones de las muchas realizadas por usted. ¿Cuál ha sido la de mayor importancia para el estudio de la lengua germana en la Isla?
Las investigaciones realizadas han tenido un impacto modesto en el área del alemán, entre mis colegas del departamento y otros profesores que no trabajan en la Facultad. Estas son investigaciones que yo hice hace muchos años, pero no han tenido tanta repercusión nacional.
En los últimos cinco o seis años, he realizado investigaciones en otras ramas como es la lingüística cognitiva. Esta es un paradigma para los estudios de lingüística que forman parte de la psicología cognitiva. Ha habido un boom en ese campo, donde tenemos la ciencia de la cognición y la lingüística cognitiva. En los últimos tiempos he desarrollado algunas indagaciones que todavía no he podido materializar en un libro y es un proyecto que tengo relacionado con el asunto de la lingüística cognitiva.
-¿Puede caracterizar la Universidad de La Habana actual?
Ha estado presente en las batallas políticas de los últimos años y en la Batalla de Ideas. Es una Universidad que desde el punto de vista académico e investigativo ha obtenido grandes resultados.
En general, la veo muy bien, aunque siempre hay que ir mejorando y perfeccionando las actividades que uno hace diariamente, porque cuando se dice la Universidad de la Habana, se habla de los estudiantes y de los profesores. Mientras más uno se exija a sí mismo desde el punto de vista profesional, mejores clases recibirán los estudiantes y más altos deben ser los resultados de las investigaciones.
-¿Neyda Díaz qué insatisfacciones tiene de la Universidad?
Uno de los aspectos negativos que tenemos en estos momentos son las condiciones de trabajo. Ya estamos en el siglo XXI y el desarrollo no podemos negarlo. Me refiero a lo que necesita el profesor para dar las clases: papel, fotocopiadora, impresora, son cosas imprescindibles.
A lo mejor parezca muy fútil lo que acabo de decir, pero es importante tener las condiciones mínimas esenciales para desarrollar la docencia. Sabemos los esfuerzos que han hecho el gobierno y la Universidad, pero uno tiene que ser realista y decir la verdad.
-Para muchos, Neyda Díaz es esa mujer solidaria, organizada y de un alto nivel intelectual. Para otros, directa, seria, seca e impenetrable. ¿Cómo usted se ve?
Es verdad. Tengo un carácter fuerte. Soy muy exigente, empezando conmigo misma. Me gusta hacer las cosas bien hechas; es decir, trato de ser lo mejor posible. Ante todo, soy franca y no me gustan las injusticias; y cuando tengo un criterio, lo digo de frente. Pero todo lo hago en función de que el trabajo salga bien.
-¿Qué tiene que agradecerle a la Universidad?
La posibilidad de poder profundizar mis conocimientos. No solamente en mi rama, sino en otras especialidades. Poder realizarme como profesora a nivel de postgrado, lo cual me interesa muchísimo. Tengo la posibilidad de transmitir mis conocimientos a las nuevas generaciones, porque llega un momento que uno dice: Hasta aquí, ahora me jubilo y que entren los nuevos. Pero a ellos hay que prepararlos, transmitirle los conocimientos y la Universidad me ha dado esa oportunidad.
Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.
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