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Tema: Eduardo Ulibarri plantea sobre el reportaje que “indaga con distintos grados de profundidad, valiéndose de múltiples fuentes y métodos sobre hechos y situaciones públicas, para dar a conocer su existencia, relaciones, orígenes o perspectivas, mediante el empleo de diversas estructuras o recursos expresivos.”
NEISY MARTÍNEZ MIRANDA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
“Para un periodista todo lo que sea
interesante será actualidad.”
Azorín, 1920
Desde que comienza sus estudios, el periodista aprende a reconocer las distintas formas o modos de escribir, las cuales usará durante toda su carrera, y asumirá con el nombre de géneros periodísticos. Existen tres tipos o clases de géneros: el opinativo, el informativo y el interpretativo; cada uno con una serie de marcas, algunas comunes y otras exclusivas, pero que los diferencian entre sí. Es cierto que la frontera puede ser casi imperceptible en ocasiones, pero es importante comprender sus diferencias para no ser repetitivos y ganar la preferencia del público.
Se puede decir que el reportaje es víctima también de esta confusión, pues son diversos los conceptos existentes en cuanto a su definición. Algunos lo ven como una simple información ampliada, otros como una historia que abarca las preguntas clásicas de qué, quién, cuándo, cómo, dónde, por qué y para qué. Pero, ¿qué es el reportaje realmente?
William Rivers y Gonzalo Martín Vivaldi hablan de dos tipos de reportaje: el estándar y el interpretativo. El primero es el que solo da cuenta de un acontecimiento, del cual «se relata el aspecto más importante e interesante», mientras que los otros aspectos «se descubren por su importancia decreciente»; es un relato periodístico informativo, libre en cuanto al tema, objetivo en cuanto al modo y redactado preferentemente en estilo directo. El segundo es más literario y tiene gran interés publicístico, trabajo más personal y libre.
Vivaldi agrega que “el gran reportaje es una narración más o menos noticiosa, siempre informativa y orientada según el enfoque personal del periodista. Se empieza como el reportero quiera, a su aire, sin olvidar que el primer párrafo ha de tener garra”. (1)
Es cierto que conviene comenzar el reportaje de una forma atractiva, debe ser un gancho para el lector; pero también es cierto que dicha definición no es la más acertada. Muchos periodistas y teóricos también han dado su definición:
Según el cubano José Antonio Benítez, es la “forma periodística que comunica, explica, analiza, examina los hechos y profundiza en todos los sucesos que narra”. (2)
Gabriel García Márquez, periodista colombiano y Premio Nóbel de Literatura explica:"...el reportaje me parece lo más natural y útil del periodismo. El que puede llegar a ser no sólo igual a la vida, sino más aún, mejor que la vida. Puede ser igual a un cuento o una novela con la única diferencia -sagrada e inviolable- de que la novela y el cuento admiten la fantasía sin límites pero el reportaje tiene que ser verdad hasta la última coma (…)".
José Antonio Cerantes Díaz, periodista de Radio Guamá, dice que el reportaje no es nada más que el desarrollo de la noticia con todas sus particularidades: “Es la versión ampliada de la noticia, donde se responden ampliadamente las preguntas clásicas, pero además, recrea e ilustra el lugar y la forma en que ocurrieron los hechos”.
En su libro Curso General de Redacción Periodística, José Luis Martínez Albertos da una definición más completa: “El reportaje es el género más específico a escala mundial, es aquel que ofrece mayores posibilidades para lograr una eficaz interpretación y análisis de los acontecimientos. Este se ha convertido en una de las piedras angulares del nuevo periodismo (New Journalism) y era considerado, desde el año 1938, elemento ineludible para conformar los manuales de enseñanza en las universidades estadounidenses.”(3)
En resumen, es un género híbrido, pertenece al periodismo interpretativo porque informa sobre un hecho y se redacta de acuerdo con una estructura lógica y coherente. Su propósito puede ser informar acerca de un hecho inmediato. Narra al lector lo que acontece, amplía la noticia o revela la trama de los vínculos existentes en un conjunto de hechos. Posee capacidad de análisis, sin llegar a la opinión, es claro, imparcial, e infiere lo que ocurrirá a partir de lo analizado en él. Es creativo, profundo, expresivo y amplio. Produce una especial atracción sobre el público y la sociedad en general. En él la veracidad es esencial.
O como lo expresa Eduardo Ulibarri: “De alguna manera el reportaje engloba y cobija a las demás formas periodísticas. Tiene algo de noticia cuando produce revelaciones, de crónica cuando emprende el relato de un fenómeno, de entrevista cuando transcribe con amplitud opiniones de las fuentes o fragmentos de diálogos con ellas. Se hermana con el análisis en sus afanes de interpretar hechos y coquetea con el editorial, el artículo y la crítica cuando el autor sucumbe a la tentación de dar sus juicios sobre aquello que cuenta y explica”. (4)
Forma de redactar un reportaje
Según Evelio Tellería Toca, “la redacción de un reportaje brinda al periodista la oportunidad de emplear un lenguaje sin contrariar el estilo periodístico, presenta más galanura que la rutinaria prosa noticiera. En él caben ciertas formas literarias no usuales en la simple información. Se puede hablar en primera persona porque juega gran papel la iniciativa personal.” (5)
Para comenzarlo debemos, primeramente, decidir la estructura a usar. Esta no es más que el criterio para organizar el material seleccionado, es el plano según el cual colocaremos los elementos en el texto. Por ejemplo, si hablamos de la diabetes, ¿comienzo con historias de vida?, ¿hablo primero de cifras? o ¿en qué parte pondremos las declaraciones de especialistas?
También es importante decidir cuál entrada emplearemos, teniendo en cuenta que debe ser un anzuelo, una puerta de acceso, y sustentada por un cuerpo que la argumente, explique las situaciones, etc, y un cierre adecuado para poner broche final al trabajo, articulado por transiciones y formando una estructura compacta, capaz de analizar a profundidad un problema determinado y a la vez atraer al público.
Pero para escribir un reportaje interpretativo hace falta más que una estructura, pues, como bien explica Rudens Tembrás, periodista del semanario Trabajadores y profesor adjunto de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana: “El reportaje es una historia que busca responder el porqué de un asunto o hecho, estudia las causas y consecuencias del mismo, lo saca a la luz. Aclara las partes ocultas del suceso que hayamos escogido. Es el fruto de la investigación, ya sea documental o directa, combina habilidades, desde la narración hasta el diálogo entre las fuentes y realiza un ordenamiento narrativo, ya sea jerárquico o cronológico para ganar en comprensión.”
En fin, como señala Eduardo Ulibarri, “indaga con distintos grados de profundidad, valiéndose de múltiples fuentes y métodos sobre hechos y situaciones públicas, para dar a conocer su existencia, relaciones, orígenes o perspectivas, mediante el empleo de diversas estructuras o recursos expresivos.” (4)
En él se dan a conocer hechos determinados, recientes e interesantes. Interpreta al indagar las causas de los hechos, al explorar su significado, proyecciones, repercusiones o al descifrar el porqué de algo. Compara las opiniones de diferentes protagonistas. No opina, sino analiza. Aunque es mayor que otros géneros como la nota informativa, entrevista, comentario, etc, su extensión nunca debe ser sinónimo de hinchazón.
Como plantea Ulibarri, en la redacción es necesario tener en cuenta el ámbito como tipo de relación de trabajo que establezcamos con la realidad, las guías que se establezcan para jerarquizarlo y el contenido del trabajo. Además se suman hechos relacionados entre sí, pero que aisladamente se muestran poco, y así revelar tendencias inadvertidas. Para el reportaje, los hechos son más que acontecimientos individuales. Pueden ser actuales, por ejemplo, desastres, arengas, anuncios, pero con frecuencia tienen elementos que trascienden la inmediatez o especificidad que los hizo noticia. (4)
El propio periodista precisa lo que algunos conocedores del tema como la profesora auxiliar de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, Iraida Calzadilla, denomina Fórmula Ulibarri. Esta abarca un grupo de aspectos en función de ampliar adecuadamente el hecho central del reportaje; o sea, para asegurarnos de haber realizado una buena redacción debemos comprobar si están presentes los siguientes elementos:
-Del pasado: ¿por qué ocurrió?, ¿cuáles son sus antecedentes?, ¿con qué otros acontecimientos se relaciona?, ¿se pueden identificar causas relevantes?, ¿qué ha ocurrido con situaciones similares en otras épocas y lugares?, ¿existen analogías relevantes?, ¿puedo documentar su desarrollo?
-Del presente: ¿qué significa?, ¿surge aislado o forma parte de otros?, ¿cómo se vincula con ellos?, ¿introduce algún cambio significativo?, ¿a quiénes afecta en lo inmediato?, ¿contiene elementos polémicos?, ¿cuáles fueros los factores más cercanos que precipitaron su aparición?
-Del futuro: ¿qué posibilidades de desarrollo tiene?, ¿es posible proyectarlo?, ¿con qué otros factores podrán relacionarse?, ¿en qué o quiénes repercutirá?
O sea, si fuéramos a hacer un reportaje sobre las donaciones de sangre tenemos, primeramente, que delimitar el tema, en este caso sería el aumento, y a partir de allí debemos abordar cuáles fueron las acciones llevadas a cabo por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), conjuntamente con los CDR, para lograr así dicha mejoría. También convendría hablar de lo que ocurre a nivel mundial en cuanto a este tema o de cómo se realizaban anteriormente en nuestro propio país, narrar brevemente cómo ha sido su desarrollo, los cambios que ello representa para el pueblo cubano en general, y, si existieran elementos polémicos, igualmente deberían ser incluidos junto al futuro desarrollo del asunto.
También es necesario tener en cuenta diez preguntas que constituyen una especie de diez mandamientos a la hora de redactar un reportaje y saber si realmente vale la pena realizar un trabajo de tal envergadura; estos son:
I-¿Es actual o trata de algún aspecto que tenga vigencia?
II-¿Es interesante? ¿En qué sentido?
III-¿Es relevante o importante?
IV-¿Posee detalles irónicos o curiosos?
V-¿Es novedoso o tiene posibilidades de serlo?
VI- ¿Es útil? ¿Para quién?
VII- ¿Es original en las posibles orientaciones que pueden dárselo?
VIII- ¿Es de interés físico o psicológico para el público?
IX- ¿Es llamativo debido al potencial de denuncia que contiene?
X- ¿Es sólido en sus elementos?
Además, recordemos que el reportaje no está caracterizado por las opiniones del autor, sino por la abundancia y relevancia de su investigación. Pueden ser incluidas algunas cuotas de subjetividad, por las cual no deja de ser objetivo.
“El reportaje es un texto más subjetivo que los dirigidos estrictamente a la información, ya que, además de contener parte de estos géneros, incluye la interpretación de su autor. Esta dualidad ha motivado que algunos autores lo definan como un género exclusivamente interpretativo, mientras que otros lo incluyan en los géneros informativos, e incluso alguno llega a afirmar que «reportaje equivale a información». Se puede definir como ‘una narración informativa, de vuelo más o menos literario, concebida y realizada según la personalidad del escritor-periodista’, pues es importante su condición como texto de libre creación con recursos literarios. Se puede afirmar que el reportaje es un texto que tiene como única limitación la capacidad creativa de su autor”, refiere Rafael Yanes Mesa en su artículo El reportaje, texto informativo aglutinador de distintos géneros periodísticos. (5)
En el reportaje existen diferentes grados de profundidad y extensión, dados, principalmente por la multiplicidad de las fuentes. Por ejemplo, para ampliar un tema hay que acudir a los implicados en el hecho o suceso central y luego a especialistas y conocedores del tema. Los medios recomendados para obtener esta información varían, pero la observación testimonial, la documentación, la investigación inspirada en métodos científicos y las entrevistas son esenciales. Es obligatorio realizar una amplia revisión bibliográfica, una recolección detallada de datos, definición exacta del problema a tratar y formulación de hipótesis y proyecciones para luego escribir un texto ameno, flexible, ágil y con poder de atracción sobre un público generalmente heterogéneo.
Según Eduardo Ulibarri, hay que someter la información y los datos obtenidos a cierto razonamiento; esto lo hacemos mediante métodos como la extrapolación, interpolación y analogía, mientras que cuando damos a conocer otros hechos estamos denotando; y al indagar en sus posibles causas, significados o consecuencias, estamos connotando, aplicando la inducción. La diversidad de repertorios que utiliza el reportaje está ligada necesariamente a la diversidad de recursos expresivos. La narración y la exposición compiten entre sí como los más usuales, pero a menudo deben ceder campo a la descripción y el diálogo. El reportaje es predominantemente narrativo, aunque también se impone la exposición de ideas.
En él, el estilo y el manejo del lenguaje son fundamentales, así como la cadencia y música interna que se logren. Por tanto, escribir reportajes no es una acción instintiva; el talento, la intuición, los sobresaltos, las angustias, los estímulos, y las inspiraciones desempeñan un papel esencial. Son partes indispensables del periodismo.
Problemas en la redacción
El escribir reportajes para un periódico es hoy una ardua pero necesaria labor. Tras la aparición de la radio, la televisión e Internet, la prensa plana ha tomado la alternativa de dar la información más completa, donde se explique no sólo el contexto en el que ocurrieron los hechos, sino que los relacione con otros acontecidos en el pasado y los proyecte hacia un futuro más o menos inmediato.
Pero redactar un trabajo de tal envergadura requiere no solo de un gran espacio en el papel, sino además de tiempo y preparación, los cuales no siempre poseen los periodistas.
Hoy, tanto receptores como periodistas sienten la ausencia de trabajos que desenvuelvan toda la trama del periodismo interpretativo, el cual requiere de vasta información, antecedentes, pronósticos y evaluación de su significado para que, sin explicitar opiniones propias, el periodista deje al lector la tarea de llegar a conclusiones.
“No son pocos los temas que dejan de ser tratados con profundidad, simplemente porque no contamos con los conocimientos, las habilidades o el tiempo preciso para obtener mayor información de ellos y valorar su importancia. Base de datos con estadísticas, censos, informes sobre investigaciones científicas, archivos, trabajos de Internet y otros muchos documentos públicos todavía esperan por ser empleados como herramientas de un mejor periodismo.
Aún nos falta adiestramiento y disposición para no tomar la computadora como una simple máquina de escribir. Cuando seamos capaces de desarrollar un trabajo asistido por las fuentes electrónicas podremos graficar, comparar, cruzar, analizar cualquier hecho. Y los lectores nos lo agradecerán.” (7)
“Hoy uno de los problemas fundamentales que enfrentamos los periodistas es que estamos perdiendo terreno como contadores de historias, nuestra misión primera, y nos estamos convirtiendo en contadores de declaraciones. O sea, los teóricos coinciden en afirmar que como fenómeno general, ahora los dichos sobre los hechos parecen ser más importantes. Es decir, interesa más quien ha manifestado algo que lo que ha sucedido”. (8)
Notas:
(1) Vivaldi, Gonzalo Martín, Curso de Redacción, Paraninfo, Madrid 1969, sexta edición.
(2) Benítez, José Antonio, Técnica periodística, Editorial Pueblo y Educación, 1983.
(3) Martínez Albertos, José Luis: Curso General de Redacción Periodística, Editorial Paraninfo SA, Madrid, 1993. (Edición Revisada.)
(4) Ulibarri, Eduardo, Idea y Vida del Reportaje, Editorial Trillas, México, 1994.
(5) Tellería Toca, Evelio, Diccionario Periodístico, Santiago de Cuba, Eitora Oriente, 1986
(6) Yanes Mesa, Rafael, El reportaje, texto informativo aglutinador
de distintos géneros periodísticos.
(7) Carrobello, Caridad, Periodismo en profundidad, consultado en La Tecla, sitio de los periodistas cubanos, el 8 de julio de 2009.
(8) Calzadilla Rodríguez, Iraida, Los sabores y olores de la vida misma, consultado en La Tecla, sitio de los periodistas cubanos, el 8 de julio de 2009.
Fuentes:
Directas:
José Antonio Cerantes Díaz, periodista de Radio Guamá.
Rudens Tembrás, periodista del semanario Trabajadores y profesor adjunto de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
Documentales:
Benítez, José Antonio, Técnica periodística, Editorial Pueblo y Educación, 1983.
Calzadilla Rodríguez, Iraida, Los sabores y olores de la vida misma, consultado en La Tecla, sitio de los periodistas cubanos, el 8 de julio de 2009.
Calzadilla Rodríguez, Iraida, Clases de Periodismo Interpretativo (segundo semestre de primer año), Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
Carrobello, Caridad, Periodismo en profundidad, consultado en La Tecla, sitio de los periodistas cubanos, el 8 de julio de 2009.
El Reportaje, publicado en http//ww.scribd.com/doc/270248/ELREPORTAJE, consultado el 9 de julio de 2009.
Martínez Albertos, José Luis: Curso General de Redacción Periodística, Editorial Paraninfo SA, Madrid, 1993. (Edición Revisada.)
Patterson, Carlos Miguel El buen reportaje, su estructura y caracterí¬sticas, publicado en: www.ull .es publicaciones/ latina2003paterson.html, consultado el 9 de julio de 2009.
Tellería Toca, Evelio, Diccionario Periodístico, Santiago de Cuba, ED Oriente, 1986
Ulibarri, Eduardo, Idea y Vida del Reportaje, Editorial Trillas, México, 1994.
Vivaldi, Gonzalo Martín, Curso de Redacción, Paraninfo, Madrid 1969, sexta edición.
www.saladeprensa. Org. art 184htm recursos, cnice. mec. es/media/prensa/bloque4/pag4.html
Yanes Mesa, Rafael, El reportaje, texto informativo aglutinador de distintos géneros periodísticos
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