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Isla al Sur

TIEMPOS PARA NARRAR

TIEMPOS PARA NARRAR

Tema: Juan Miguel Reyes afirma que “el reportaje interpretativo narra una serie de hechos acaecidos en distintos momentos, y con un nexo entre ellos, que sirven al autor para establecer una interpretación que los abarca. Si el reportaje informativo es la exposición de situaciones y realidades sociales, el reportaje interpretativo es la interpretación narrativa del origen de esas situaciones y realidades.”

LAURA PRADA ARIAS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Para el periodista cubano Luis Machado Ordetx, el reportaje en prensa plana es “un quebradero de cabeza para cualquier escritor —profesión en la que incluye el cubano Alejo Carpentier a todo periodista—, empeñado en reconstruir el universo mediato o inmediato donde reside… un desafío ético y una responsabilidad ideológica y estética ante el público, la sociedad y su historia presente o perspectiva.”

Antes de avanzar en el análisis de la afirmación de Juan Miguel Reyes, se debe hacer un alto para develar los motivos de su dificultad a partir de sus características específicas, del olfato necesario para saber cuándo aparece un buen tema y cómo combinar atinadamente los métodos de investigación y los recursos literarios.

Sobre las características propias de este género han profundizado Rodolfo Muñoz, Manuel Buendía, José Luis Martínez, José Antonio Benítez, Vicente Leñero, Carlos Marín, Eduardo Ulibarri, Eleazer Díaz y Miriam Rodríguez, además de los que se referencian.

Machado Ordetx, por ejemplo, es de los que considera que “entre los aspectos coincidentes de sus análisis sobresalen que el reportaje es un desafío a la capacidad técnica de narración, que  intenta explicar cómo han sucedido los hechos actuales o recientes a partir de la investigación y el análisis de la trascendencia de los acontecimientos y actores inmersos en un escenario, por lo cual describe, informa, entretiene y documenta”.

En ese empeño, nos advierte que “el reportaje interpretativo profundiza para estar en capacidad de dar a conocer la existencia de algún suceso, evento, hecho o acontecimiento, sus relaciones, orígenes o perspectivas, mediante el empleo de diversas estructuras y recursos expresivos”, además de atender “fundamentalmente hechos de trascendencia social para además de exponer la realidad, difundir múltiples aristas y propiciar razonamientos.”

En un articulo publicado en la revista Estudios sobre el mensaje Periodístico, el español Juan Cantavella propone una aproximación al reportaje en la que califica al género de “actual y atrayente”, que no ha perdido vigencia y que ha ganado espacio en las columnas. A partir del incremento de la complejidad de la noticia y el aumento de la necesidad de brindar información frente a la velocidad de los cambios y la brevedad de los ciclos, el reportaje adquiere para Cantavella un renovado interés.

“La abundancia de noticias, afirma el español, es tan sobrecogedora que el lector buscará en los medios impresos una valoración y una complementariedad de lo que se le ofrece. No basta con situarle frente a la complejidad de un problema los primeros días en que estalla un determinado conflicto, sino que es necesario volver una y otra vez cuando se trata de una situación que se prolonga en el tiempo, con el fin de aportar elementos de utilidad para los lectores que se incorporan o para los olvidadizos, que son los más.”

Entre las propuestas más revolucionarias de Cantavella puede ubicarse la de trabajar en equipo con “unos profesionales que se sienten más seguros y sueltos en la tarea de adquirir y reunir datos, mientras que otros tendrán como misión –porque sus cualidades les llevan en esa dirección- el escribir un relato con el material que aportan sus compañeros.”

Entonces anticipa: “Habrá mayor número de reportajes interpretativos, así como análisis y columnas de este tipo”, porque considera que el reportaje no ha logrado manifestar todas sus potencialidades todavía. Es mucho mayor el provecho que se le puede sacar cuando se dota de solidez, basado en datos ciertos y opiniones solventes, que informan, explican y, consecuentemente con ello, orientan a la opinión.

A esta apreciación parece adscribirse Abraham Santibáñez, cuando cuestiona que al hablar de ‘géneros’, nos refiramos “al Periodismo Informativo, al Interpretativo y al de la Opinión”, cuando para él, “si se parte de la premisa básica de que la información y la opinión son fáciles de diferenciar, bastaría una pequeña explicación adicional”. Es así como llega a la conclusión de que “el Periodismo Interpretativo responde, más que nada, a la complejidad de la comunicación moderna”.

Criterio en el que también parece acompañarle Eduardo Ulibarri, quien en su libro, Idea y vida del reportaje, argumenta que “la interpretación indaga con distintos grados de profundidad, valiéndose de múltiples fuentes y métodos, sobre hechos o situaciones públicas, para dar a conocer su existencia, relaciones, orígenes o perspectivas, mediante el empleo de diversas estructuras y recursos expresivos”,

Javier Ibarrola resalta, en cambio, como cualidades imprescindibles del reportaje “la actualidad, sencillez, interés, humanismo, colorido, vigor y vivencia personal”, criterios que brindan una perspectiva similar del género, diferente a la de Cantavella, Santibáñez y Ulibarri, más cercana al acto de creación del periodista.

Para el cubano Luis Jesús González, periodista del semanario Trabajadores, “la contemporaneidad del reportaje interpretativo intenta diversificar el origen de los hechos y la visión de las fuentes, tanto con la pretensión de mostrar todas las aristas de un tema, como con el fin de manipular o conducir al lector. Por su esencia intenta conectar hechos aislados en el tiempo, de ahí que el apoyo de la historia y el comportamiento de datos, estadísticas, fenómenos culturales, características étnicas o regionales y todo un conglomerado de referencia otorgan al discurso narrativo una aparente descripción de sucesos, despojados de matices ideológicos y estructurados sobre la base de un relato atractivo, destinado a cubrir  la curiosidad y las necesidades de información.”

Tal criterio no es el que precisamente se enfoca desde las aulas de la carrera de Periodismo de la Universidad de La Habana. Para la profesora Iraida Calzadilla, la cuestión de la manipulación deviene situación ética y pone la honestidad profesional a prueba total: “Si entendemos como manipulación forzar a los públicos a creer y aceptar nuestros puntos de vista, estamos traicionando la esencia del periodismo. Es innegable que la perspectiva del asunto a tratar siempre estará sesgada por la subjetividad del periodista, por su cosmovisión, cultura e ideología en una profesión donde no existe ni la objetividad ni la imparcialidad.

“Pero de lo que se trata es de, aún así, dar a los públicos la realidad en toda su dimensión, en sus diversas aristas, con las muchas miradas de los actores de un fenómeno y, solo entonces, poner al lector en disposición de llegar a sus personales conclusiones y reflexiones. El periodismo, el periodismo serio, profundo, comprometido ideológicamente y honrado, no se afilia solo a la propuesta estética del mensaje, a que éste llegue de manera atractiva e interesante. Esa es la voluntad al construir el producto comunicativo, pero lo esencial está en buscar los referentes que lo confirmen creíble, veraz. El receptor siempre debe tener la certeza de que cada palabra puede ser comprobada”, afirma la profesora.

Ibarrola, opina que en “la interpretación, a diferencia de la opinión, no se emiten juicios subjetivos, sino se valoran los hechos con base en los antecedentes de los mismos y a una exposición clara, sencilla y precisa de los acontecimientos. La receta es lograr exponer con sencillez algo complicado. Así se trate aparentemente de un asunto insignificante; el periodista debe investigar todo a fondo, antes de escribir su reportaje.”

En su estudio En busca del grial cubano, al razonar sobre la necesidad investigativa del periodismo, presente en el reportaje interpretativo, Pedro Prada funde distintas percepciones para ofrecer su visión de que, “en tanto la necesidad humana de informarse siga constituyendo la base de este proceso (de creación comunicacional y periodística), los comunicadores (y los periodistas) deben de ser capaces de superar la sobreinformación o la superficialidad con que al tratar las noticias se determina la tendencia banalizante de los procesos mediáticos masivos actuales, y emprender nuevas vías de erudición textual e interpretativa en las que la herramienta fundamental… sea siempre la capacidad exegética del estudioso”.

Prada percibe que la acción del periodista y su obra –en este caso el reportaje- constituyen una “acción autocrítica hacia los medios de comunicación, hacia las formas de comunicar y hacia la nueva conducta de los comunicadores; pero también hacia el viejo discurso, formas, códigos, lenguaje y recursos expresivos superados en el devenir histórico, y hacia los valores que expresa.

“En cierto modo ello es un reconocimiento de un cambio de época y de que debemos entrar a ese nuevo espacio del tiempo con los mejores valores del pasado para poder definir nuevas formas de identidad.”

Por su parte, otro periodista cubano, César Gómez, piensa que “el reportaje como género es uno solo, porque va más allá de las categorías de reportaje informativo o interpretativo, el reportaje lo que intenta es ver la vida, los sucesos y la realidad, que siempre va a ser interpretada, porque el periodista es por naturaleza un interpretador de hechos únicos, de realidades.”

Estas últimas visiones se acercan más a la ofrecida por Juan Miguel Reyes en el artículo Riszard Kapuscinski, el periodismo como conocimiento y divulgación de la historia, donde el autor argumenta que “en la medida en que el periodismo se vuelve más interpretativo y se busca responder al por qué de las cosas, la dimensión temporal de los acontecimientos cobra mayor relevancia.”

Sea cual sea el matiz de la aproximación a la noción del género reporteril investigativo, lo que queda claro, y sobre lo que se insiste desde la perspectiva de Eduardo Ulibarri y de la periodista y profesora cubana Iraida Calzadilla, es que el periodista debe partir de una idea y de un propósito o fin a lograr con esta e identificar el enfoque de su investigación para poder hallar el conflicto que reside en los hechos que indaga y su tiempo. Con los resultados en la mano, selecciona el material recopilado y lo razona para poder armar una narración en la que manifiesta su estilo, tono y lenguaje, es decir, nos muestra su interpretación personal de los hechos solo como hilo conductor del mensaje, en tanto se deja a las fuentes las múltiples valoraciones.

Para la profesora Calzadilla, incluso, la interpretación adquiere dimensión explícita en el destinatario y desestima la “traducción” de los sucesos que prolifera entre los reporteros y que arrima el producto a la brasa de la opinión, como si estuvieran interactuando con débiles pensantes, con masas amorfas que asumen acríticamente los mensajes: “Ante la subjetividad intrínseca de la noticia, debemos trabajar con mayor profesionalidad y actuar con absoluta responsabilidad frente a los hechos, pues es el profesional de la información y de la comunicación a quien la sociedad valida para que se encargue de dar al público una interpretación responsable de los acontecimientos”. Solo entonces, el reportaje está listo para ser presentado.

 

Recuadro 1 

Preguntar para entender

Forma de proceder a la hora de realizar un reportaje, denominada por la profesora de Periodismo Impreso de la Facultad de Comunicación, Iraida Calzadilla, como Fórmula Ulibarri, atendiendo a lo que este teórico propone en su libro Idea y vida del reportaje.

Presente

¿Qué significa el hecho?
¿Surge aislado o forma parte de otro?
¿Cómo se vincula con ellos?
¿Introduce algún cambio significativo?
¿A quiénes afecta en lo inmediato?
¿Contiene elementos polémicos?
¿Cuáles fueron los factores más cercanos que precipitan su aparición?

Pasado

¿Por qué ocurrió?
¿Cuáles son sus antecedentes?
¿Se pueden identificar causas relevantes?
¿Qué ha ocurrido en situaciones, épocas o lugares semejantes?
¿Existen analogías relevantes?
¿Puedo documentar su desarrollo?


Futuro

¿Qué posibilidades de futuro tiene?
¿Es posible proyectarlo?
¿Con qué otros factores podrá relacionarse?
¿En qué o en quienes repercutirá?

 

Recuadro 2 

“Mi modesta experiencia”

Opinión sobre el tema del periodista del semanario Trabajadores, Gabino Manguela.

Ciertamente, en mis días de estudiante no existían tantas, o digamos complejas, clasificaciones de los géneros periodísticos. Aunque siempre existió alguna clasificación, todo era más simple.

Lo que pudimos crecer como periodistas fue con la idea de que para abordar cualquier género debíamos partir ―necesariamente― de una profunda interpretación de los hechos acaecidos.

Lo anterior es válido incluso para una información ―aunque muchos la consideren equivocadamente un género menor― pues quizás una de las mayores virtudes del periodismo consista en lograr armonizar hechos y acontecimientos con el propósito de construir, demostrar, exponer determinado criterio, concepto o argumento.

De hecho, lo expuesto por Reyes se aviene a mi consideración personal, aunque justo es decir que los hechos no necesariamente tienen que ocurrir en distintos momentos ni poseer un nexo entre ellos. Son suficientes los ejemplos de fenómenos que se suceden a la vez y sin vínculos.

Por demás, creo que un “reportaje interpretativo” ―como lo llama Reyes― puede narrar y exponer hechos, pero no solo eso, sino expresar análisis y consideraciones, conclusiones ―precisamente― de esa interpretación, lo que considero de vital importancia.

Presumo que en algún reportaje, por sus características, sea mejor ofrecer los hechos y dejar que el lector saque sus propias conclusiones. Sin embargo, aún en este caso, la forma en que le demos tales hechos estaría condicionando determinado criterio. Generalmente nuestra “interpretación” va dirigida a demostrar algo.

Bibliografía

Documentales

Cantavella,  Juan (1999) Textos dinámicos y atractivos para un periodismo cambiante. Aproximación a las tendencias de futuro en los géneros periodísticos. Estudios sobre el mensaje Periodístico No. 5, Universidad Complutense de Madrid, Madrid.
 
Chaveco, Lisandra, Martínez, Neisy.  Más allá de los hechos… En: http://islalsur.blogia.com/2009/042703-mas-alla-de-los-hechos-.php Consultado: 31-8-09

Gutiérrez, Siglic. El reportaje inteligente en Internet. Aportes teórico-metodológico para la discusión. En: http://www.revistalatinacs.org/200613Siglic.htm Consultado: 31-8-09

Ibarrola, Javier. Técnicas Periodísticas: El Reportaje, Edición Gernika, México. En: http://angelicabeltran.mx.tripod.com/el_reportaje.htm Consultado: 31-8-09

Larrondo, Ainara. El reportaje se reinventa en la red: estructura del reportaje hipertextual. En: http://www.ull.es/publicaciones/latina/20040357larrondo.htm Consultado: 31-8-09

Machado,  Luis (2002) El reportaje escrito: reflexiones sobre el modelo documental, La Tecla, Sitio de los periodistas cubanos para el debate y reflexión sobre temas teórico-profesionales

Prada, Laura (2009) Notas personales tomadas en clases de Periodismo Impreso. Curso 2008-2009

Prada, Pedro (2001).- En busca del grial cubano: periodismo vs. Desmemoria. Editorial Pablo de la Torriente – Unión de Periodistas de Cuba.

Reyes, Juan Miguel, Riszard Kapuscinski, el periodismo como conocimiento y divulgación de la historia

Ulibarri, Eduardo (1994): Idea y vida del reportaje, p. 38, Editorial Trillas, México.

Directas

Gómez, César, periodista cubano.

González, Luis Jesús, periodista del semanario Trabajadores.

Manguela, Gabino, periodista del semanario Trabajadores.

 

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