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Isla al Sur

OBJETIVIDAD E IMPARCIALIDAD: ¿RASGOS ESENCIALES DEL PERIODISTA?

OBJETIVIDAD E IMPARCIALIDAD: ¿RASGOS ESENCIALES DEL PERIODISTA?

 

Los procesos periodísticos como escenarios de debate ante el público. La objetividad y subjetividad, la parcialidad e imparcialidad de los periodistas. La intencionalidad como rector de nuestros mensajes.

 

ODETTE DÍAZ FUMERO, SUSANA ANTÓN RODRÍGUEZ, CLAUDIA OJEDA FERNÁNDEZ, ANNIERYS BORGES LÓPEZ Y CLAUDIA ÁLVAREZ,
estudiantes de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“Tiene la prensa periódica misiones altísimas, es la una explicar en la paz y en la lucha fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige y que tantas graves cuestiones preocupan a una nación que asciende de una situación vigilante y anómala, a la tierra dueña y libre. Ayuda la prensa periódica a los que gobiernan señalando y presentando estudiadas las cuestiones que han de menester más seria y urgente reforma”, José Martí.

Los procesos periodísticos se centran en un escenario del debate porque el periodista tiene la responsabilidad de servir como mediador entre los acontecimientos y el público de la forma más clara y precisa posible, debe cuestionarse qué es noticia y qué debe ser publicado, va a la búsqueda de la verdad y toma partido dentro de su sistema social como esa fuerza capaz de mejorarlo.

“El periodismo es una forma de expresión social sin la cual el hombre conocería su realidad únicamente a través de versiones orales, resúmenes, interpretaciones, relatos históricos y anecdotarios. El periodismo satisface la necesidad humana de saber qué pasa en su localidad, en su país, en el mundo; de conocer hechos, declaraciones y reflexiones de interés público. Los buscadores de información periodísticas -informadores e informados- se interesan por lo que sucede y repercute o puede repercutir en la vida personal y colectiva.” (1) 

Debemos tener en cuenta que: “El deber del periodista es propender a esos fines proporcionando un justo y amplio recuento de acontecimientos y asuntos. Los periodistas conscientes de todos los medios y especialidades se esfuerzan por servir al público de forma integral y honesta. La integridad profesional es la piedra angular de la credibilidad del periodista”. (2)

¿Será el periodista objetivo?

La discusión sobre la objetividad, bien puede volverse un circunloquio tan estéril como tratar de definir el sexo de los ángeles, por tener como punto de referencia conceptos absolutos. Es obvio que nadie puede ser absolutamente objetivo (…). La mejor forma de subsanar este problema pasa por la buena fe en la búsqueda de los hechos materiales de información noticiosa. La buena fe es un valor moral (…). Esa exigencia moral hacia la objetividad en realidad supone la obligación subjetiva de esforzarse en el estudio lo más completo posible de todos los factores que concurren al hecho que transmiten, apunta María Teresa Herrán.

Consideramos entonces que un periodista es objetivo porque se apega a la verdad apoyándose en fuentes que sustenten sus mensajes y construye la noticia de la manera más veraz posible, aunque es casi imposible que en ella no esté presente, consciente o inconscientemente, su subjetividad.

Plantea la Máster Iraida Calzadilla Rodríguez en su libro La Nota, que el periodismo:

-Implica para el profesional de esta actividad una obligación con la verdad.

-Apego a la honestidad para con los destinatarios de sus mensajes (el público).

-En este sus profesionales siempre tendrán un objetivo fijo: mostrar la realidad lo más cercano posible a lo que es, aún cuando no pueda obviar su propio rol como sujeto constructor y manipulador del hecho en sí al que está vinculado, ya sea como protagonista o como espectador, o incluso las dos cosas en no pocas ocasiones.

Implícita o explícitamente, cada texto periodístico entraña una carga subjetiva que se origina en la formación de quien lo escribe y en el interés económico, político e ideológico de cada empresa periodística. El periodismo es, entonces, de manera inevitable, intrínsicamente parcial. De ahí que los periodistas de ningún modo van a corresponder con imparcialidad, ya que siempre van a tomar partido en los diferentes procesos.

“Estamos tratando de cambiar algo, de mejorar la situación, de estar donde tenemos que estar. Queremos tratar de mostrar al mundo y de escribir sobre el mundo para que nuestros lectores u oyentes despierten su conciencia y tengan una actitud de cambio”, expresó Riszard Kapuscinki.

¿Qué pensamos entonces?

Los procesos periodísticos son formas de comunicación con y entre las masas y traen consigo debates que pueden encontrarse a favor o en contra de lo que se plantea, pero teniendo como premisa que los periodistas, aún cuando respondan a determinados intereses pues ellos validan su sociedad, debe prevalecer en ellos una entrega de la realidad con un fundamento de la objetividad y la veracidad de la traslación de los sucesos, medida en el apego honesto a los hechos y circunstancias.

Luego de un análisis sobre la labor del periodista y la importancia de los procesos periodísticos, concordamos con Víctor Ego Ducrot cuando manifiesta: “El hecho periodístico debe ser necesariamente objetivo y es necesariamente parcial. ¿Por qué entonces tanta polémica infructuosa y tanta falta de claridad? Porque el periodismo y la práctica periodística forman parte de la puja por el poder, ya sea para construirlo o defenderlo, ya sea para modificarlo en su tipo o naturaleza.” 

Notas:

(1, 2) Marín, Carlos. Manual de periodismo.

Bibliografía:

Calzadilla Rodríguez, Iraida. La Nota. Editorial Pablo de la Torriente. La Habana, 2005.

Calzadilla Rodríguez, Iraida. Notas de clases. Facultad de Comunicación, Universidad de La Habana. Curso 209-2010.

Ego Ducrot, Víctor. Objetividad o Subjetividad: mito del periodismo hegemónico. En: www.google.com, Internet. Consultado: 10 de septiembre de 2009.

Marín, Carlos. Manual de Periodismo. Editorial Talleres de litografía Ingramex S.A de C.V, México, DF. 2003.

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