CÓMPLICES DEL SILENCIO
La violencia familiar, producto de la sociedad patriarcal, ha instituido un modelo de dominación social que tiene como eje la discriminación.
IRAMSY PERAZA FORTE,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
En los últimos dos años en América Latina se han documentado casi 80 000 casos de mujeres que sufren de violencia familiar, de las cuales más de 4 000 han sido asesinadas.
La violencia familiar constituye una de las manifestaciones más brutales en las relaciones de desigualdad entre géneros, esta se basa en actos que infligen daños de índole física, mental o sexual.
El sector más vulnerable es el femenino. Según los resultados del Estudio Multipaís de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cual refleja que en una escala de diez, más de unas mujer sufre este tipo de maltratos.
“Mediante las Encuestas de Demografía, Salud y sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, hemos podido ilustrar las principales características de este flagelo, identificándose las de tipo emocional como las más frecuentes, a pesar de ser la física la de mayor variabilidad”, explicó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Un estudio realizado en 2009 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), reflejó que el abuso mediante golpes puede afectar hasta un 40 por ciento de las mujeres de la región.
“Otra expresión de este agravio, es la que ocurre en la esfera privada, generalmente entre personas relacionadas a través de la sangre, intimidad o ley. Puede provocar privación económica y aislamiento, lo que ocasiona daños inminentes para la seguridad y bienestar de la víctima”, agregó María Dolores Hernández, psicóloga de la Casa de Atención a la Familia, del municipio Caimito.
La del tipo sexual en el espacio público y dentro de la pareja instituye un problema creciente en muchos países. No solo está relacionado de forma directa con los procesos de desintegración social y debilitamiento de las redes comunitarias, sino además, con la falta de instituciones capaces de poner freno a esos brotes, comentó Sonia Montaño, encargada de la División de Asuntos de Género de la CEPAL.
La muerte de mujeres ha sido el acontecimiento más horrendo de los últimos años por su creciente incidencia, su nomenclatura oficial es el feminicidio y según el Diario Oficial de la Federación, de México, “es la más extrema de las violencias hacia las damas, producto de la trasgresión de sus derechos humanos en los ámbitos público y privado, conformada por conductas misóginas que pueden llevar a la impunidad social.”
Este círculo vicioso se incrementa cada vez más. En el Estudio Plurinacional realizado en 2008 en América Latina, de las consultadas que tenían entre 15 y 49 años, casi el 55 por ciento, admitió sufrir o haber sufrido tales ultrajes.
Según el Comité de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW, 1979), el mecanismo que justifica la utilización de la intimidación es la ideología de la superioridad masculina.
Al respecto, Lorena Fries, especialista de la OMS, en su “Estudio sobre Violencia Femenina”, plantea que una de las principales causas, por encima de los conflictos de hegemonía de género, es la débil autoestima de las víctimas, lo que las frena a denunciar una relación violenta.
Dailín Álvarez, estudiante de segundo año de Psicología de la Universidad de La Habana, considera que el temor a la represalia o estar solas y vulnerables, opera como otros de los pretextos que refieren las agredidas para no revelar el martirio al que son sometidas.
El Comité de la CEDAW define la violencia como una expresión exacerbada de la discriminación, por lo que el doctor Jorge Castressana, investigador de la División de Asuntos de Género de CEPAL, plantea que “al reconocer el vínculo entre ambas, ellas ven afectados sus derechos a la vida, la igualdad ante la ley, a la salud física y mental.”
Los esfuerzos para poner fin a este tipo de humillación han recorrido un largo trayecto durante treinta años, en el ámbito interamericano, destaca la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
En la década pasada se conquistó el reconocimiento jurídico que abrió las puertas para que las víctimas inicien un extenso y doloroso camino hacia la pérdida del miedo.
“Lo principal para combatir el mal debe consistir en que las propias féminas tengan conciencia de la importancia de notificar el abuso y no permitir la impunidad ante tales acciones”, advirtió Juan Paulo de Armas, antropólogo especialista del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS).
Tania María Fernández Rodríguez, estudiante de quinto año de Sociología, considera que un aspecto importante para la prevención de este fenómeno, es la superación de las jóvenes. Mientras más preparadas estén, existen menos posibilidades de sentirse inferiores y, por ende, permitir dichas arbitrariedades, dijo.
En febrero de 2008, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, presentó la campaña global “Únete para poner fin a la violencia contra la mujer”, con ella se propone ampliar la conciencia pública y estimular la voluntad política y los recursos para prevenir esta situación.
“Con esta campaña se espera que para el 2015 todos los países cuenten con un sistema de recolección de datos y análisis, aplicando un conjunto de preguntas que permitan tener contabilizados todos los casos de ultraje y así poder luchar por su rápida erradicación”, explica Rachel Mayanja, coordinadora de la tarea a nivel global.
La información estadística y los registros judiciales, lejos de erradicar el fenómeno, son solo una manera de incidir sobre esta preocupante realidad. Para su solución se requiere de organizaciones comprometidas con el sufrimiento personal, ejecutoras de políticas públicas dirigidas a atender de modo oportuno y eficaz los casos de abuso, comentó Mareelén Díaz Tenorio, especialista del Grupo de Estudios sobre Familia del CIPS.
Cuba es una de las naciones donde se reportan bajos índices de violencia. Ello ha sido posible gracias a que existe un entramado institucional capaz de prevenir y combatir este crimen.
Las principales acciones van encaminadas a la promoción del buen trato, especialistas del CIPS en conjunto con la FMC, realizan disímiles talleres como es “Prevención de la Violencia de Género en las Familias”, el cual va dirigido a profesionales interesados en ahondar en el tema y ampliar mucho más su espectro sobre sus expresiones.
En nuestro país, el hecho no ha alcanzado escalas mayores, pero no quiere decir que no exista. Es necesario continuar creando estructuras que pongan freno a esta injusticia, precisó Juan Carlos Campos, subdirector científico del CIPS.
La Máster en Psicología y Premio Nacional del CITMA, Yohanka Valdés, considera que el trecho por recorrer para eliminar esta catástrofe es todavía muy extenso, teniendo en cuenta que lejos de retroceder, ha ocupado otros espacios como son la tecnología, la literatura, los medios de comunicación.
La violencia de género constituye un conflicto sistémico y su abordaje legislativo, aunque necesario, es insuficiente. Esta priva las sociedades de ciudadanas activas, las hace considerarse inferiores, a la vez que provoca que se sumerjan en esa situación y sientan vergüenza de sí mismas, o se culpen por la razón de ser lastimadas.
Ficha técnica:
Tema: Violencia intrafamiliar en América Latina.
Propósito: Conocer las principales manifestaciones de este flagelo.
Objetivos colaterales: Investigar en las causas de la violencia, sobre todo contra la mujer y las acciones que se llevan a cabo para erradicarla.
Estrategia de fuentes:
Fuentes especializadas:
Datos contabilizados por el CIPS y encuestas realizadas por la CEPAL.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
María Dolores Hernández, picóloga de la Casa de Atención a la Familia del municipio Caimito.
Sonia Montaño, encargada de la División de Asuntos de Género de la CEPAL.
Lorena Fries, especialista de la OMS
Juan Paulo de Armas, antropólogo especialista del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS).
Mareelén Díaz Tenorio, especialista del Grupo de Estudios sobre Familia del CIPS.
Juan Carlos Campos, subdirector científico del CIPS.
Máster en Psicología Yohanka Valdés.
Tania María Fernández Rodríguez, estudiante de quinto año de Sociología.
Dailín Álvarez, estudiante de segundo año de Psicología.
Soportes a emplear:
Hecho: La violencia intrafamiliar constituye una de las principales causas de muerte de la mujer.
Contexto: La poca atención que se le ha dado a este tema, la influencia de la sociedad patriarcal, el machismo.
Antecedentes: En años anteriores las estadísticas han mostrado que es uno de los problemas que más afecta a las féminas.
Proyecciones: Hasta ahora no hay indicadores que muestren la decadencia de este mal, por lo que se cree que si no se toman las medidas necesarias, es posible que aumente.
Tipos de juicios:
Analíticos: De las fuentes especializadas y de los datos estadísticos de la CEPAL y el CIPS. Comité de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW, 1979)
De valor: De las dos estudiantes universitarias.
Disyuntivos: Cuando existen contraposiciones entre las fuentes, por ejemplo, a la hora de plantear las causas de la violencia algunos especialistas entran en contradicción, como a la hora de buscar las medidas para erradicarlas.
Tipo de título: Llamativo.
Tipo de lead: Sumario de Cuándo.
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