UN FUTURO CON MENOS NIÑOS Y MÁS DESAFÍOS
Las cubanas disminuyen el número de hijos deseados, mientras la población del país tiende irreversiblemente a envejecer.
JAVIER ORTIZ HABER,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
A Liannis Meriño le sobran motivos para evitar un embarazo. Aunque quiere tener hijos, muchos impedimentos frustran sus ansias de maternidad: “Un niño pequeño reclama demasiadas atenciones y no me siento económicamente preparada. Sería una irresponsabilidad parir sin pensar en el bienestar del bebé. Primero tengo que resolver mis problemas de vivienda, buscar un trabajo con mejor salario y, luego, si hay menos piedras en el camino, seré madre.”
La reacción de Liannis no resulta una manifestación extraña hoy en día. Es una de las tantas cubanas que quieren ser madres, pero encuentran muchos conflictos a su alrededor como para asumir la responsabilidad de un embarazo. Y es que, desde hace algo más de veinte años, las encuestas realizadas por especialistas en población reflejan que las mujeres de esta isla desean concebir más hijos que los que realmente están teniendo.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), el nivel de fecundidad ideal (descendencia deseada), detectado en 1987 por la última Encuesta Nacional de Fecundidad, es de 2,63 hijos por mujer; sin embargo, durante el 2008 la tasa de fecundidad global (descendencia real) fue de 1,59.
“La fertilidad ideal siempre se hallará por encima de la real en esta época”, explica la doctora Grisell Rodríguez Gómez, especialista del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, quien ha estudiado ampliamente el descenso de la natalidad. “Actualmente, muchas mujeres postergan demasiado tiempo su segundo embarazo, por razones profesionales, y otras, simplemente, no quieren tener hijos.”
Una investigación realizada por el Ministerio de Salud Pública en el año 2006, indica que solo un 30% de las cubanas en edad fértil prefiriere no tener hijos por haber alcanzado el tamaño de familia deseado, mientras un 13% expresó problemas de viviendas y un 20% señaló como dificultad la edad que tenían en ese momento. Otro 13% consideró que la maternidad interrumpía su desarrollo personal, en tanto un 7% indicó como motivo la falta de una pareja adecuada. Únicamente un 15% manifestó otras causas.
Las estadísticas anteriores evidencian la repercusión de los cambios socioeconómicos ocurridos en los últimos años sobre la expectativa familiar de los cubanos, así como la mejora de las condiciones de las féminas en cuanto al acceso a la instrucción general, los servicios de salud y el rol que han adquirido en la actividad laboral.
“No me parece justo que las mujeres tengamos que elegir entre el desarrollo profesional y las tareas de cuidado familiar, entre una maestría y un niño. Los hombres no se enfrentan a ese dilema”, opina Gladys Montano, una informática habanera de 22 años que todavía no tiene hijos porque “es demasiado pronto. Un embarazo es lo último que quiero en este momento.”
Además, de acuerdo con datos publicados por la Escuela Nacional de Salud Pública, se ha registrado un creciente aumento de las regulaciones menstruales.
"Las regulaciones aumentan y la mayoría de las mujeres que las solicitan tienen entre 15 y 25 años", comentó una estudiante de Medicina que pasa sus prácticas laborales en un policlínico del municipio capitalino Cerro, y que prefirió mantener su nombre en el anonimato. Agregó que ha conocido muchachas que prefieren este procedimiento al uso del condón: “Algunas, cuando quedan embarazadas, dicen que van a hacerse una regulación, como si fuera lo más normal del mundo. No parece preocuparles quedar estériles si algo sale mal."
Ya sea por dificultades económicas, los avances sociales o los beneficios de la salud pública, la realidad que golpea nuestra puerta es bastante clara: en el futuro habrá menos gente viviendo en esta isla.
Las estadísticas recogidas por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) indican que, desde 1978 hasta nuestros días, las cubanas con dos o más hijos son una minoría. Además, la cantidad de mujeres entre los 20 y 34 años, las edades más "fecundables", ha decrecido en los últimos quince años.
El número de nacimientos ocurridos no garantiza suficientemente el reemplazo poblacional, y ya el país es el de más baja natalidad de América Latina. También se espera que dentro de unas décadas la tasa de crecimiento anual se reduzca hasta cero.
De mantenerse esta tendencia, Cuba no solo se convertirá en el país más envejecido de Latinoamérica, como han advertido los demógrafos de la ONE, sino también, sufrirá una grave contracción poblacional que menguará la cantidad de individuos económicamente activos y pondrá la economía nacional en una situación muy delicada.
La licenciada Adays Roges García, del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE), quien ha estudiado el lado económico de este problema, afirma que “la productividad pudiera verse afectada, al contar el país con una población potencialmente envejecida.”
La onda expansiva de
la bomba demográfica
En diciembre del 2008, el Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó una nueva Ley de Seguridad Social, la número 105, como respuesta a los cambios que afectarán al país en las próximas décadas, producto del envejecimiento poblacional. El aspecto más importante de la nueva legislación, vigente desde el 22 de enero del presente año (2009), es el aumento de la edad de jubilación de los trabajadores.
La bomba demográfica ya estalló y el país se enfrenta a un envejecimiento irreversible que cambiará la edad promedio de la población económicamente activa: se han empezado a sentir las primeras consecuencias de la disminución de la natalidad.
En un artículo publicado en Internet por la Escuela Nacional de Salud Pública, se advierten los cambios que deberán afrontar los servicios de salud para atender a un número creciente de ancianos: “El incremento de la población de la tercera edad en Cuba ha impuesto un nuevo reto. Habrá que incrementar considerablemente los servicios de geriatría, tanto en lo relativo a la oferta de consultas externas, como en el del número de camas, y valorar las particularidades de cada provincia, pues el envejecimiento no se manifiesta igual en todas las regiones del país.”
La licenciada Adays Roges García asegura que “se esperan efectos socioeconómicos desfavorables. Como las personas de mayor edad suelen poseer menores índices de laboriosidad, esto provocará una reducción en las tasas de actividad general.”
Sandra Blanco, ama de casa residente en el Vedado habanero, opina que "la culpa de todo este embrollo es la pobre educación sexual que reciben las jóvenes, que se interrumpen miles de embarazos al año.”
Aida, una joven de 20 años que abortó hace unos meses, no cree que sea un problema de educación: “Lo hice porque estoy muy jovencita todavía. Yo quiero trabajar, progresar en la vida, superarme, tener mi propia casa. Parir solo me serviría para estancarme.”
“El principal incidente en la fecundidad cubana no es el aborto, sino la anticoncepción”, asegura la doctora Grisell Rodríguez Gómez, y agrega que “las cubanas no perciben este tipo de interrupción del embarazo como un riesgo y recurren abusivamente a él. Es un derecho, un logro social de la mujer que no se puede perder, pero creo que se debe trabajar más en la divulgación de la anticoncepción. Al final, una mujer que se haga muchos abortos, puede quedar estéril.”
La solución no va a nacer sola
Una investigación hecha por el CEPDE afirma que, históricamente, Cuba nunca fue un país de una fecundidad elevada. Hace cien años, mientras en otros países de Latinoamérica, las mujeres tenían como promedio entre 8 y 10, las cubanas nunca concebían más de 4.
En las primeras décadas del siglo pasado, dado el auge de la industria azucarera, un considerable volumen de inmigrantes haitianos y españoles llegaron a la isla, y su presencia ayudó a apaliar un poco el problema del escaso crecimiento poblacional. Esa fue la solución para aquel tiempo. ¿Cuál es la respuesta para el presente?
Algunas provincias, como Cienfuegos, registraron durante el 2008 un 6,7% de aumento en el número de nacimientos, lo que para algunos es una mejoría que no tardará en extenderse por el resto del país. Pero, ¿se debe dejar que la natalidad fluctué al azar, en la incertidumbre, como un barco sin timonel? ¿No viene siendo hora de tomar medidas acordes con los conflictos y la realidad propia de Cuba, para darle un empujón definitivo?
La licenciada Adays Roges aclara que “no se trata simplemente de decirles a las mujeres que conciban más hijos, sino buscar la forma para que se sientan estimuladas a tenerlos.” Agrega que el incremento de la fecundidad cubana implicaría beneficios de gran importancia para la economía, aunque su efecto demoraría entre 15 ó 17 años en notarse: “Habría una mayor disponibilidad de fuerza laboral y un mejor respaldo para las personas que comienzan a jubilarse. La economía contaría con lo que escasea en estos momentos: jóvenes trabajando. ”
En tanto, David, al igual que Liannis Meriño, quiere tener hijos, pero no encuentra las condiciones a favor de sus deseos: “Mi mujer se hizo una interrupción porque estaba estudiando y trabajando al mismo tiempo. Desde entonces no se ha vuelto a embarazar. Yo, realmente, deseo tener un hijo con ella, pero por una razón o por otra, el momento indicado nunca llega.”
Refiriéndose al carácter irreversible del descenso demográfico en Cuba, la doctora Grisell Rodríguez Gómez señaló que “los estudios indican que cuando la fecundidad baja, no vuelve a ascender. Cuando uno se fija en las estadísticas de otras naciones que sufren este problema, los niveles de reemplazo caen para no recuperarse.
“Ni en países que han aplicado políticas pro natalidad, como Francia o Alemania, se han visto cambios sustanciales. Eso no significa que incentivar a las mujeres a tener su segundo hijo no ayudaría, pero ya los cubanos piensan en formar una familia pequeña y yo veo muy difícil que eso cambie.”
RECUADRO
La teoría del costo de los hijos
Hay muchas razones que explican y justifican el descenso de la natalidad, pero la mayoría de los cubanos tienden a apuntar al bolsillo como el principal motivo. “Es absurdo que tanto una familia como un país agregue más miembros que aquellos que pueda sustentar y desarrollar exitosamente”, comentó una persona que se identificó como Enrique.
Pero la doctora Grisell Rodríguez Gómez no cree que la economía deba cargar con toda la culpa. “Yo pienso y defiendo que el origen del problema es multicausal. Es una situación que no se puede mirar linealmente. Para comprender qué pasa hoy, hay que buscar en la historia. Dentro del contexto latinoamericano, Cuba siempre ha tenido un comportamiento demográfico diferente; nunca hemos sido un país con mucha fertilidad.
“La cubana de principios del siglo pasado tenía un promedio de cuatro hijos, mientras en el resto de los países iberoamericanos la media era el doble o más. Al triunfar la revolución, todo un cambio radical envolvió a la mujer y le dio un papel más protagónico en nuestra sociedad. Además, se legalizó al aborto y se produjo un acceso generalizado a la anticoncepción.
“Al llegar el período especial, la pareja cubana siente la presión de la crisis económica y redujo más su fecundidad. Fue en esa época en que la fertilidad llegó a un punto más bajo: 1,44 hijos por mujer, en 1996.
“Es innegable que el factor económico incide, pero también se deben contar otros elementos. En comparación con el pasado, hoy existe una mujer con mayor nivel educacional, que tiene otros intereses, piensa en planificar su familia y busca cierta estabilidad antes de embarazarse”.
-Hace algún tiempo se hizo hincapié
en que la natalidad era perjudicada
por la baja nupcialidad y la alta
proporción de divorcios, ¿es cierto?
Para nada. La mujer cubana, en general, quiere estar acompañada en el momento del nacimiento de su hijo, pero a las personas no les importa contraer matrimonio para tenerlos o no. Entre 1990 y 2004, solo el 33% de las mujeres que concibieron estaban casadas. La mayoría están unidas a su pareja mediante una unión consensual. En el caso de nuestro país, la nupcialidad y los divorcios nunca han sido un determinante fuerte.
-La última Encuesta Nacional de Fecundidad
data de 1987. ¿No es necesaria una nueva
para contar con información más reciente?
Una nueva encuesta permitiría tener conocimientos reales de que está pasando en Cuba. Hace falta una imagen nacional más detallada y entender cómo se comporta la fecundidad según la zona residencial, el nivel educacional, la situación conyugal, etcétera.
Ficha técnica:
Tema: El descenso de la natalidad en Cuba.
Propósito: Informar, analizar y recoger opiniones sobre por qué y cómo ha descendido la natalidad cubana, y qué efectos tendrá sobre la sociedad el fenómeno.
Objetivos colaterales: Incluir criterios de ciudadanos y especialistas, desmitificar criterios existentes sobre la incidencia del aborto, la nupcialidad y el factor económico en la reducción de la fecundidad cubana.
Estrategia de fuentes:
FUENTES DOCUMENTALES
Anuario Demográfico Nacional 2007. Edición 2008. Oficina Nacional de Estadísticas.
http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol29_2_03/spu08203.pdf - Consultado el 10 de abril del 2009.
http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol32_1_06/spu02106.pdf - Consultado el 5 de mayo del 2009.
http://ebj-prof.net/ESTUDIAR/collesMaiJuin/PoblacionCubana.pdf- Consultado el 11 de abril del 2009.
http://medicinacubana.blogspot.com/2006/11/disminucin-acelerada-de-la-natalidad.html - Consultado el 10 de abril del 2009.
http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/dne/nro2_fecundidad.pdf - Consultado el 5 de mayo del 2009.
http://www.sld.cu/sitios/pdvedado/temas.php?idv=10569 – Consultado el 5 de mayo del 2009.
Resumen del Balance Demográfico del Año 2008. En http://www.one.cu Consultado el 7 de mayo del 2009.
Rodríguez Gómez, Grisell: La fecundidad cubana a partir de 1990: las perspectivas sociales e individuales. Ciudad de La Habana. Editorial Universitaria, 2008.
FUENTES NO DOCUMENTALES
Doctora Grisell Rodríguez Gómez, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (CEDEM).
Licenciada Adays Roges García, del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas (CEPDE).
Liannis Meriño, residente en Las Tunas.
Gladys Montano, residente en Ciudad de La Habana.
Sandra Blanco, residente en Ciudad de La Habana.
Aida, residente en Ciudad de La Habana.
David, residente en Ciudad de La Habana.
Un ciudadano que solo quiso dar su primer nombre (Enrique) y una estudiante de primer año de Medicina que eligió mantener su nombre en el anonimato.
Soportes a emplear:
Hecho: La natalidad cubana ha descendido en las últimas décadas y se están manifestando en estos momentos las primeras consecuencias negativas de este retroceso.
Contexto: En Cuba la población tiene un conocimiento insuficiente sobre este fenómeno demográfico, y se suele culpar y exaltar a la economía y a los abortos como únicos culpables.
Antecedentes: Cuba nunca ha sido un país de fecundidad elevada. Esta situación se ha acentuado peligrosamente en los últimos años.
Proyecciones: Según los demógrafos, la reducción de la fecundidad y el envejecimiento poblacional son procesos irreversibles. El país tendrá que prepararse para un profundo cambio socioeconómico en las próximas décadas.
Fuentes: Se mencionan todas en las estrategias de fuentes
Textos complementarios: Una entrevista a la doctora Grisell Rodríguez Gómez, titulada “El teoría del costo de los hijos”.
Tipos de juicios
Analíticos: Todos los criterios usados en el reportaje.
Sintéticos: Las opiniones dadas por la licenciada Adays Roges.
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