ENTRE BACTERIAS Y PROTEÍNAS
La Profesora Titular de la Universidad de La Habana, María Isabel Lantero Abreu ha dedicado 35 años a formar hombres de bien en ese centro de altos estudios.
LIANET ULEY SUÁREZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
“Más allá de los reconocimientos, órdenes y distinciones, ocupar un lugar en el recuerdo de los estudiantes, verlos retornar a los ciclos del postgrado académico, asumir diferentes responsabilidades, ganar experiencias y convertirse en personas de bien, constituyen la mayor satisfacción, la compensación a cualquier sacrificio y da sentido de pertenencia a una profesión que con orgullo volvería a retomar.”
Sus palabras la definen totalmente, es María Isabel Lantero Abreu, profesora fundadora del Instituto de Farmacia y Alimentos de la Universidad de La Habana. Una mujer que, durante cuatro décadas, ha asumido responsabilidades como la de ser miembro del Consejo Científico de la casa de altos estudios y ocupado cargos de asesorías en hoteles en Varadero; sin embargo, sencillamente prefiere que la llamen profe.
-¿Cómo y por qué escoge esta profesión?
Los antecedentes principales los identifico en mis padres, que siendo ambos maestros amaban su profesión y crearon un ambiente favorable en este sentido. No obstante, fue mi padre, fundador de la Educación Obrero Campesina, quien me llevó a iniciarme como maestra en los cursos nocturnos, simultaneando la actividad con parte de mis estudios de nivel preuniversitario y los primeros años de la carrera. En mis años de universitaria realicé actividades como alumna ayudante e impartí cursos de Microbiología como colaboración en la formación de los técnicos en Farmacia.
El curso de mi graduación, 1972, por una parte se inserta en un contexto de crecimiento natural del claustro universitario, lo cual determinó la incorporación de jóvenes egresados a las tareas docentes e investigativas, con grandes expectativas de desarrollo de las especialidades y desarrollo personal.
Por otra parte, coincide con la creación, por quienes fueron nuestros preclaros profesores, de la Licenciatura en Alimentos como elocuente respuesta a las perspectivas de desarrollo de la Industria Alimentaria, la Agricultura, la Pesca y la Ganadería. La nueva carrera requería de profesores que lograran reordenar su formación de base en ese nuevo camino. Ello me resultó fascinante porque, como todo campo del conocimiento, encanta a quien lo ama y defiende. En la ruta de este trayecto de formación profesional de jóvenes, desde entonces he encontrado muchas satisfacciones.
-En su carrera profesional ha colaborado
de diferentes formas con universidades
e instituciones de otros países como
México y Colombia. ¿Cuán importante
es esa experiencia en su vida?
Esta colaboración es llevada a cabo tanto en Cuba como en el extranjero y ha tenido diferentes formas de expresión. En la Isla, la realización de cursos de postrado, la formación de estudiantes extranjeros de pregrado y conducción de tesis de diploma, tutoría de tesis de maestría y participación en tribunales de tesis doctorales.
En el extranjero, la impartición de cursos de postgrado, de maestría, talleres, conferencias, actividades, eminentemente metodológicas como la de ser evaluador externo de programas de pregrado y postgrado; asesoría científica a instituciones, participación en proyectos conjuntos de investigación y otros.
En cualquier caso, el resultado es una gran satisfacción profesional y personal. Estas acciones han contribuido a identificar aspectos de diversas índoles que necesitamos superar para lograr un sistema educacional aún mejor y acorde a los tiempos actuales; también, a la luz de las inevitables comparaciones, me han permitido valorar en su justa medida las bondades de nuestra práctica, la calidad de nuestros estudiantes y docentes, las motivaciones y el alto grado de entrega, sacrificio y nivel académico del claustro universitario cubano.
Parte importante del sentimiento de satisfacción es el considerar que junto con mis compañeros profesores de la especialidad, hemos contribuido a un reconocimiento positivo del papel de Cuba en este campo del conocimiento, e igual contribución al posicionamiento de la Universidad de La Habana en esta esfera.
-En sus resultados de investigación se
destaca la conducción de trabajos relativos
a las enfermedades que pueden ser
transmitidas por los alimentos. ¿Cuáles
son sus motivaciones principales
para investigar sobre ello?
Está insolublemente ligado a mi formación profesional como Licenciada en Microbiología, lo cual me hace tener especial inclinación por los temas relacionados con los microorganismos, pero por otra parte, tiene que ver con la importancia que presentan los alimentos en su otra arista, como causas potenciales de enfermedades al hombre.
A pesar de ser un problema de salud a nivel mundial y reconocido como tal en Cuba por las autoridades competentes, la percepción de muchas personas y manipuladores de alimentos no es equivalente a la importancia y magnitud del problema. Esto define que sea un campo importante de trabajo y de muchas posibilidades.
Estas circunstancias me han llevado a realizar por más de diez años trabajos que analizan condiciones de inocuidad (que no causa daño a la salud del hombre) de productos cárnicos ofertados en agromercados de Ciudad de La Habana y en otros sitios, al igual que en servicios de alimentación en instalaciones hoteleras del país.
En el sector turístico, en particular, la relevancia que presenta está relacionada con el hecho de que Cuba debe mantener su promoción como un destino seguro para el turista, no solo en lo que a tranquilidad ciudadana se refiere, sino también en cuanto a la seguridad higiénico epidemiológica, en lo que se inserta el manejo de los alimentos durante toda la cadena de elaboración. Este aspecto es rigurosamente evaluado por turoperadores que garantizan la presencia del turista en las instalaciones, convirtiéndose de hecho en factor de éxito o fracaso de los recintos con la consiguiente repercusión económica.
-¿Qué significa para usted y qué le
ha aportado el ser miembro fundador
de la Junta Directiva de la Asociación
para la Ciencia y la Tecnología de
los Alimentos de Cuba (ACTAC)?
La ACTAC es una asociación profesional equivalente a otras muchas que funcionan en el país. Se caracteriza por agrupar a profesionales que desempeñan sus actividades en múltiples instituciones relacionadas con el campo de los alimentos, la alimentación y la nutrición humana, en centros de investigación y docentes, industrias, organismos regulatorios y de control y otros. Fue creada en 1994 y desde entonces ha incrementado paulatinamente su membresía, su actividad y su prestigio. A su junta directiva llegué mediante elecciones y su permanencia en ella ha sido por igual procedimiento periódico.
La ACTAC es el marco ofrecido para la organización y realización de congresos, talleres, simposios temáticos, cursos. Ser miembro de su junta directiva me ha dado la posibilidad de tomar parte activa en la definición, organización y conducción de estas actividades, con la consiguiente ganancia de experiencia. Me permite conocer a prestigiosos especialistas de este campo que nos han visitado y constituye, sin lugar a duda, una vía para difundir tanto en el medio nacional como internacional, a lo largo de mas de 10 años, el trabajo del colectivo de profesores de la especialidad de Alimentos de la Universidad de La Habana.
-¿Cuál es su consideración acerca de
los cambios que han tenido lugar en
la carrera de Ciencias
Alimentarias en estos años?
La carrera, al igual que todos los estudios universitarios, ha estado en correspondencia con los tiempos, y con el contexto que le ofrece la Universidad y el que le pauta el Ministerio de Educación Superior.
Desde el punto de vista de la Ciencia particular, de carácter multidisciplinario, considero que mantiene su esencia fundamental, la que se refiere a abordar de manera equilibrada los aspectos de la Ciencia y la Tecnología de los Alimentos y el de la Nutrición Humana, como unidad interactiva del conocimiento. No obstante, mediante los diferentes planes de estudio se han ido adecuando los contenidos, enfoques y métodos a las tendencias prioritarias de cada etapa, con vistas a privilegiar el papel social del egresado y ampliar sus campos de acción.
La carrera ha obtenido resultados muy satisfactorios en diferentes procesos evaluativos como la acreditación externa con resultados de excelencia y la Inspección General del Ministerio de Educación Superior.
Al igual que todas las carreras universitarias, nos encontramos en estos momentos en el diseño de un Plan de Estudios diferente que introduce conceptos en correspondencia con las tendencias internacionales y las nuevas necesidades de formación profesional en el país.
Considero que la experiencia adquirida en la formación de pregrado mediante estos planes de estudio, así como el manejo del carácter multidisciplinario e integrador mantenido como una unidad funcional, son las circunstancias que han permitido edificar sobre una sólida base la estructura del postgrado académico que ofrece hoy día la Universidad en esta especialidad.
-¿Cuánto significa para usted el ser
la primera Doctora en Ciencias de su
especialidad en la Universidad de
La Habana y posiblemente del país?
Sin dudas, es para mí un honor y una fortuna pertenecer a una generación de profesores que a finales de los años 70 del pasado siglo asumimos el reto de separarnos de las familias por tiempos más o menos largos y formarnos como Doctores en Ciencias, en lo fundamental en la entonces Unión Soviética, en aquellas especialidades y temáticas que se consideraban entonces necesarias para el desarrollo posterior de la Universidad en el campo de las Ciencias.
Desde todo punto de vista, esa etapa nos formó y nos aportó valores humanos, profesionales y culturales, que me atrevería a decir que compartimos todos con sentimiento de sano orgullo.
Desde entonces, significa una responsabilidad, porque en diversas circunstancias se asume que son los profesionales que ostentan el grado científico quienes deben centrar responsabilidades y funciones inherentes al mismo. Es debido a ello también, que he realizado o realizo tareas como miembro del Consejo Científico del IFAL, del Consejo Científico Universitario y del Centro de Investigaciones Pesqueras; presidente del Tribunal Nacional para la obtención del grado de Doctor en Ciencias Alimentarias; Coordinadora de la Maestría en Ciencia y Tecnología de los Alimentos; Presidente de la Comisión Nacional de la Carrera de Ciencias Alimentarias y otras funciones en organismos relacionados.
Indudablemente, éstas y otras muchas actividades han sido un proceso interactivo, de contacto con muchas personas muy valiosas, entre las cuales cuento en primer lugar a mis compañeros, lo que me permiten también crecer como profesional y como persona y me da la oportunidad de formar parte del desarrollo de este campo del conocimiento en nuestro país.
-Si tuviera que resumir 280 años
de historia de la Universidad de
La Habana, ¿cómo lo haría?
Papel fundacional de la nacionalidad cubana. Activa participación en la Historia de Cuba. Mártires de todas las épocas. Semilla y rector del conocimiento nacional. Contribución profesional al país en su conjunto y a la imagen internacional de la Educación Superior cubana.
Esta entrevista forma parte del libro en preparación Nosotros, los del 280, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario de la casa de altos estudios cubana.
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