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Isla al Sur

“EL CONOCIMIENTO GUIADO POR EL AMOR”

“EL CONOCIMIENTO GUIADO POR EL AMOR”

 

Osvaldo Mirabal Méndez, fundador del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, alerta sobre los problemas cognoscitivos que presentan los estudiantes al entran en ese centro educacional.

 

LÁZARO JORGE CARRASCO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Una persona sumamente comprometida con su país es Osvaldo Mirabal Méndez, licenciado en Química y Profesor Asistente del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. Después de dedicar más de 30 años de su vida profesional a la formación de nuevas generaciones, confiesa que, así como en cierta ocasión salió Arquímedes gritando «¡Eureka!», al hacer un gran descubrimiento, él desearía hallar un nuevo elemento químico para nombrarlo Cuba, en honor a su patria.

Afirma que los nuevos educadores no pueden convertirse en meros transmisores del saber, ni siquiera conformarse con la simple relación instructiva, sino que, en todo momento, será su ideal formar hombres nuevos y esto significa la atención a todas las facultades humanas: las físicas y las espirituales.

-Desde su posición de fundador del

Varona, ¿cómo valora el desempeño del

Instituto en la formación de educadores?

Durante estos 45 años la labor ha sido muy positiva y el Varona ha devenido rector de la enseñanza pedagógica en Cuba. Tanto es así que, desde su fundación, elabora muchos de los programas de estudio para los demás centros del país.

Sin embargo, en los últimos años los estudiantes que entran en el pedagógico presentan diversos problemas. Existe un rechazo hacia la carrera profesoral, marcado en gran medida por los sacrificios del maestro, quienes no tienen una correcta remuneración económica. Si un muchacho tiene vocación para ser maestro, ahí intervienen los padres y no lo permiten, lo desestimulan. Conozco casos de jóvenes a los que les gustaría dedicarse al magisterio y se ven limitados por el criterio de la familia.

Mirabal llama la atención sobre un asunto importante: aunque durante estos 45 años el Instituto ha desempeñado un papel meritorio, ahora no se logra que la graduación anual de estudiantes sea en la cantidad necesaria. Se realizan múltiples esfuerzos para captar un mayor número de alumnos hacia las carreras pedagógicas, pero los resultados aún no son satisfactorios.

-¿Qué estrategias desarrolla el

Varona para elevar la preparación

de los alumnos de nuevo ingreso?

A raíz de los problemas cognoscitivos que presentan los jóvenes cuando vienen de la enseñanza preuniversitaria, el Instituto decidió habilitar, durante siete meses, un curso de nivelación que les facilite una base más sólida, para que luego puedan enfrentar el rigor de la carrera.

Como profesor de Química, Mirabal también manifiesta sus inquietudes respecto al rechazo hacia el estudio de las ciencias naturales y a la desatención que enfrenta este tipo de enseñanza: “Hoy no existe la Facultad de Química, porque es bastante escasa la matrícula de estudiantes en el área que comprende la Biología, la Química y la Geografía. Este curso tenemos diez alumnos en primer año y en segundo hay solo uno.

“Yo recuerdo que, hace algunos años, un graduado nuestro se presentaba a los exámenes para estudiar la carrera de Química Pura y entraba en tercer año. Eso demuestra que teníamos una preparación elevada”.

Cuando Osvaldo comenzó en 1964 a estudiar la carrera profesoral de Secundaria Básica, el mismo año en que se fundó el Instituto Varona, no imaginó que más tarde los laboratorios de experimentación destinados a la asignatura de Química serían convertidos en oficinas, porque “el Ministerio de Educación no los consideraba importantes”.

Él asegura que “los del Varona no tienen muy buenas condiciones. Antes existían cuatro: uno de Química General, uno de Química Inorgánica, uno de Análisis y otro de Química Física. En estos momentos tenemos solo uno, y con grandes dificultades y carencias.

“El Ministerio de Educación planteó que los laboratorios no eran imprescindibles y empezaron a desaparecer, poco a poco, de las Secundarias y los Preuniversitarios. Cuando esto comenzó a suceder, tal vez no se analizó suficientemente que la Química es una disciplina eminentemente experimental y que «la práctica es el criterio de la verdad», el eslabón fundamental del conocimiento.     

“Al menos en mi asignatura, una clase «a tiza y pizarra» es prácticamente un fracaso. Nosotros no enseñamos de esta forma, pues no resolvemos nada si los alumnos solamente repiten las cosas que el profesor dice. Luego al estudiante le es imposible asimilar los contenidos y aplicarlos.”

-Dicen que el propósito de la

educación es formar seres aptos

para gobernarse a sí mismos.

¿Qué persigue usted cuando educa?

Mi trabajo siempre ha estado encaminado a la formación político-ideológica de las nuevas generaciones. Pienso que esta es la única forma de hacer que trasciendan las ideas de la Revolución. Así lo concebí desde la primera vez que impartí clases, en 1961, durante la Campaña de Alfabetización.

-Tenía solo 17 años entonces, ¿recuerda

alguna anécdota especial de esa etapa?

Sí. Hay una muy simpática. En el aula en que yo alfabeticé, en Yaguajay, había una pareja de novios quienes, cierto día, se acercan para decirme que no querían continuar. Yo estaba preocupado por esa situación, pues pensaba: «Bueno, quizás no les agradan mis clases». Al final descubrí que el novio había decidido abandonar el aula porque había otro joven enamorado de la muchacha. Me costó un trabajo enorme, pero logré que terminaran esa etapa básica.

Para Osvaldo no existe educación si no hay una verdad que transmitir, y “durante estos 45 años la que el Varona ha querido inculcar es la del conocimiento científico y el trabajo político-ideológico. Uno conlleva al otro. En esos dos aspectos, el Instituto siempre ha estado en la vanguardia. Esto se debe al compromiso de formar nuevas generaciones que respondan a las necesidades de nuestro país”.

-¿Qué opinión le merecen las

transformaciones realizadas en el

sistema educacional, en el año 2000?

En ese entonces, como la mayoría de los maestros que había en las aulas eran emergentes, la preparación no era buena para el enfrentamiento a las teleclases.  Yo no cuestiono la calidad de estas, porque me consta que es muy buena, y estoy de acuerdo con el uso de la televisión, pero solo como medio de apoyo, porque es un aparato que no puede desempeñar el papel del profesor, no puede suplantarlo. Considero positivo el aprovechamiento de los videos interesantes que nos ofrecen las clases televisadas, pero nunca pensar en la sustitución del ser humano.

Osvaldo está convencido de que solo existe un camino para el progreso en la educación, como en todas las cosas humanas, y es el del “conocimiento guiado por el amor. Sin conocimiento, el amor es impotente; sin amor, el conocimiento es destructivo”.

Él sabe que los educadores trabajan para la eternidad: nadie puede decir dónde acaba su influencia: “El que me enseñó a amar la Química y la pedagogía fue mi maestro Rafael León Avedaño. Yo entré en esta carrera para evitar el Servicio Militar. En realidad, no me gustaba el magisterio y menos me atraía la Química. Sin embargo, Rafael supo motivarme.

“Los maestros cubanos debemos comprender algo primordial: la profesión nuestra es para personas sacrificadas, que la amen por encima de todo. Yo, en lo personal, tengo un compromiso conmigo mismo y es el de seguir enseñando a mis alumnos a ser lo que sean capaces, para que puedan educarse a sí mismos durante toda la vida”.

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

Ficha Técnica:

Objetivo central: Indagar en la calidad actual de la enseñanza pedagógica cubana.

Objetivos colaterales: Buscar las causas por las cuales la captación de estudiantes hacia la carrera profesoral aún no es suficiente. Investigar los problemas que actualmente enfrenta la enseñanza de la asignatura de Química.

Tipo de entrevista:
Por sus participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De opinión autorizada.
Por el canal por el que se obtuvo: Vía directa.

Tipo de título: De cita directa.
Tipo de entrada: De presentación del entrevistado.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1-Abierta; 2-Directa; 3-Abierta; 4-Abierta; 5-Abierta.
Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado.


 

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