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Isla al Sur

PEDAGOGO POR MEDIO SIGLO

PEDAGOGO POR MEDIO SIGLO

 

 

Manuel Curbelo Vidal, profesor del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, nunca imaginó que dedicaría su vida a la enseñanza, una labor hermosa y gratificante.

 

Texto y foto:
LAURA PIÑERA RUIZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

“En este momento, todo lo que se haga para desarrollar la vocación  de los jóvenes hacia el magisterio es muy importante, pues en gran medida de ello depende el progreso socio-económico de la nación cubana. De no existir buenos profesores, no existirán buenos profesionales de otras ramas. No cualquiera pueda ser maestro, solo lo lograrán personas con la voluntad y el ímpetu de convertirse en buenos educadores”.

Así piensa Manuel Curbelo Vidal, profesor del Centro de Desarrollo Educacional del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, quien confesó sus deseos de tocar el corazón de los jóvenes y despertarles la vocación de ser maestros.

Curbelo contó con una oportunidad única. En 1989, el Ministerio de Ciencias y Educación de España le otorgó una beca de premio: “El Ministerio español convocó a un concurso para toda América Latina, donde periodistas y maestros debían presentar sus currículos, que serían la base para otorgar una beca por cuatro meses en España con el fin de realizar investigaciones. Esto fue un privilegio para mí y una experiencia inolvidable.

“Tuve la suerte de que me la concedieran, todavía estoy sorprendido. Investigué en los históricos archivos de Sevilla, de Madrid, en la Biblioteca Nacional y pude estudiar los documentos originales que recogían información referente al descubrimiento de Cuba.

-¿Cuáles fueron sus primeros

pasos en el magisterio?

“La verdad es que nunca sentí inclinación por la profesión; tampoco pensé trabajar 50 años desempeñando esta labor, y no imaginé que me sentiría tan feliz de ejercerla”, cuenta el profesor, quien reconoce la repercusión que tuvo el triunfo revolucionario en su vida como estudiante.

“Al abrir la Universidad, después del triunfo de la Revolución, me incorporé a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. A los 23 años, tuve la posibilidad de comenzar estudios superiores. Terminé dos licenciaturas en Derecho, una de Diplomático y Consular, y otra Administrativo. Luego hice un Doctorado en Ciencias Sociales y Derecho Público. Conjuntamente, trabajaba en becas como maestro emergente y era director de un preuniversitario. ¡Sólo la juventud se atreve a aceptar retos como aquello! Fue una época hermosa.”

Rememora las visitas casi todas las noches de Fidel a la Universidad, y lo describe en la calle entre el rectorado y la escalinata, rodeado de estudiantes: “Cualquier tema de conversación era propicio. Al Comandante le interesaba mucho conocer el criterio de los jóvenes sobre problemas cotidianos y nuestro nivel de compromiso con la Revolución.

“Un día planteó la idea del plan de becas. Explicó que en La Habana se convertirían en escuelas las propiedades de los que habían emigrado al ver afectados sus intereses con la victoria de la Revolución.

“Muchos tomamos cursos de formación de profesores emergentes por especialidades, en mi caso de Historia, que se ofrecían en la Escuela de Letras. Fuimos preparados por grandes personalidades de la educación como: Julio Le Riverend y los doctores Eusebio Berbenuto, Fernando Portuondo y Ofelia Pichardo, quienes en pocos meses, nos dieron una excelente capacitación. Luego comenzamos a ejercer en esas lujosas residencias, ya convertidas en centros educacionales”.

-¿Qué formación recibió para

comenzar a ejercer como director

de un centro de estudios? 

Los jóvenes estábamos convencidos de la necesidad de nuestro apoyo a la causa revolucionaria, y no dudábamos ante cualquier faena.  Aceptábamos grandes desafíos, como este, sin tener toda la preparación debida. No existían las escuelas de cuadros. Aprendíamos también con lo que hacíamos mal, y solo el afán de hacer las cosas bien nos ayudaba a avanzar.

-¿Cómo llega usted al Instituto Superior

Pedagógico Enrique José Varona?

Yo fungía como investigador principal en el Museo de la Educación, rectorado por el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas. Un día comencé a sentir que la jubilación era una necesidad; entonces me dijeron que en el Varona, estaban solicitando Doctores en Ciencias Pedagógicas y esa sensación se disolvió: en lugar de jubilarme, comencé a trabajar aquí y es donde estoy desde hace ocho años, en el Centro de Desarrollo Educacional Varona.

-¿Qué representa el Pedagógico

en la vida de Manuel Curbelo?

El 2009 es un año muy significativo, no solamente porque se conmemoran 50 años del triunfo del pueblo cubano, sino porque también cumple medio siglo de fundada la Ciudad Escolar Libertad, lugar donde se encuentra enclavado el Instituto, y que fuera, hasta el momento de la victoria revolucionaria, la principal madriguera del dictador, Fulgencio Batista; sin embargo, hoy es una ciudad de instrucción. Es un honor pertenecer a este lugar, por lo que representa políticamente y por su significado histórico en la educación cubana.

Trabajar en el Instituto Varona, me satisface muchísimo. Comparto con un colectivo de muy alta calificación, los mejores especialistas y maestros del país. Me enorgullece el gran respeto que reina, no solo por parte de los alumnos hacia sus maestros, sino entre el propio claustro de profesores.

El profesor colaboró con el Instituto Pedagógico Latinoamericano. Como parte de su desempeño allí, viajó a distintos países de América Latina como México, Colombia y Brasil, para ofrecer decenas de cursos, con el objetivo de preparar aspirantes a máster y doctores en Ciencias de la Educación.

-¿Ha notado usted diferencias 

entre la calidad educacional cubana y

la de otros países del continente?

Las diferencias en la educación son marcadas y no solo en la parte docente. En países capitalistas la enseñanza es un negocio, los mejores profesores trabajan en escuelas privadas. En las públicas, además de no tener las condiciones necesarias, hay mucha violencia.

Tuve una experiencia que siempre cuento a mis alumnos. Yo trabajaba en una de las universidades más famosas de Brasil y todos los días cuando me llevaban a dar clases, veía frente a una escuela, una inmensa cola que continuaba cuando regresaba por la tarde.

Un día pregunté la razón de esa muchedumbre y me respondieron que eran personas humildes y no se podían mover de allí ni aunque lloviera, pues no tenían dinero para pagar un centro privado, y esa era una escuela pública, con matrícula reducida. Las inscripciones comenzarían dentro de 15 días y si no esperaban pacientemente, perdían la oportunidad de que sus hijos estudiaran.

Me quedé asombrado, era algo realmente cruel. Reafirmé mi convicción de que debemos luchar porque nuestros hijos estudien la carrera de magisterio, para que las escuelas cubanas siempre sean tan buenas como lo han sido hasta ahora.

Como estímulo por haber recibido la condición de Profesor Vanguardia Provincial de preuniversitario de becas en 1969, Curbelo tuvo la posibilidad de visitar la Unión Soviética, Hungría, Alemania y Checoslovaquia. Reconoce hoy que ese recorrido lo estimuló a seguir trabajando más y con mayor calidad.

“Al regreso del viaje fui nombrado asesor de Historia. Tiempo después, pasé a trabajar como profesor del Instituto Nacional de Perfeccionamiento Educacional, fundado en 1970, y a los pocos meses, promovido a vicedirector, labor a la que dediqué los mejores 20 años de mi vida, pues me inserté en un proceso educacional extraordinario: la Revolución comenzó a crear los planes de formación de maestros de los niveles primarios y secundarios por estudios dirigidos.”

-¿Qué opinión le merece el

desempeño de los Profesores

Generales Integrales? 

Creo que los profesores generales integrales, son otra etapa de la emergencia educacional cubana. Me consideraba un emergente cuando acepté el llamado de Fidel para el plan de becas. Solo había hecho tres años de la carrera, mi preparación no era la requerida; pero esa experiencia fue extraordinaria y la asumí con mucha responsabilidad.

La juventud es capaz de afrontar las tareas que se le asignen a pesar de ser difíciles, con una excelente calidad. Esa actitud nos hace confiar en ella, porque es el futuro.

Manuel Curbelo afirma que no hay personas más indicadas que los propios maestros para confeccionar los cuadernos y artículos que servirán de guía a los alumnos y a quienes hoy se preparan como profesores integrales, por eso ha escrito decenas de folletos y reportes, además de numerosos guiones para las teleclases  de Historia.

“Para la elaboración de un tomo del libro titulado Historia de la educación y el predominio de las formas no escolares, fui seleccionado como responsable del equipo de redacción, todo un privilegio para mi, pues participé en la confección de la obra científica sobre la historia de la educación y la escuela cubana. El segundo tomo no se pudo terminar.

“También redacté el libro en formato digital Raíces de la formación revolucionaria de la generación del centenario. Que recoge el trabajo investigativo que hicieron distintos equipos de profesores del Instituto y los talleres estuvieron dirigidos por el Doctor Armando Hart Dávalos.”

Curbelo advierte que las nuevas tecnologías son un reto para los maestros y los exhorta a responder al desafío que les hace la revolución, cuando decide ubicar, en todas las escuelas del país, computadoras, televisores y videos, no solo para impartir clases, sino para prepararlas.

“Ese libro en formato digital fue colocado en todos los pedagógicos de la Isla como un referente metodológico e ideológico, útil para la juventud. Tenemos que utilizar los medios técnicos.

“Me gustaría que esta entrevista tuviera como eje principal mostrar a las nuevas generaciones que realmente un maestro dedicado al  estudio y a su trabajo, no tiene nada que envidiar a ningún otro profesional, pues este también realiza una tarea socialmente relevante. El médico es muy reconocido porque salva vidas; el maestro salva y crea personalidades.”

Esta entrevista forma parte del libro en preparación Rostros del Varona, escrito como examen final del género por alumnos de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, a propósito del aniversario 45 de la casa de altos estudios pedagógicos.

FICHA TÉCNICA:

Objetivo central: Resaltar el desempeño del profesor Manuel Curbelo a través de su trabajo en el Museo de la Educación y en la Cátedra Varona.

Objetivos colaterales: Significado del triunfo de la revolución para su carrera. Conocer cómo se siente trabajando en Ciudad Escolar Libertad y específicamente en el Instituto Enrique José Varona. Criterio del entrevistado sobre temas referentes a la educación.

Tipo de entrevista:
Por los participantes: Individual.
Por su forma: Mixta.
Por su contenido: De personalidad.
Por el canal que se obtuvo: Entrevista cara a cara.

Tipo de título: De referencia al tema.
Tipo de entrada: De cita textual.
Tipo de cuerpo: Mixto.
Tipo de preguntas: 1-Abierta; 2-Abierta; 3-Directa. 4-Abierta; 5-De opinión; 6-De opinión; 8-De opinión; 9-Abierta.
Tipo de conclusión: De opinión o comentario del entrevistado.

Fuentes consultadas:
Documentales: Currículo del entrevistado.
No documentales: María Isabel Delgado, Vicerrectora de Extensión Universitaria del Instituto Enrique José Varona.

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