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Isla al Sur

17 PISOS ¡POR LA ESCALERA!

17 PISOS ¡POR LA ESCALERA!

El proceso de renovación de ascensores en el reparto Nuevo Vedado no ha sido tan satisfactorio como se esperaba.

DARÍO GABRIEL SÁNCHEZ GARCÍA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

A solo tres años de que casi la totalidad de los edificios altos del reparto Nuevo Vedado, en el capitalino municipio Plaza de la Revolución, fueran beneficiados con el cambio de elevadores, ya hoy muchos presentan desperfectos.

El proceso de renovación fue llevado a cabo por la empresa de ascensores UNISA, en coordinación con el Órgano Municipal de Gobierno de Plaza de la Revolución, y la empresa de Edificios Múltiples. Esas entidades fueron las encargadas de velar porque los cambios se realizaran en el tiempo establecido, garantizando el correcto y seguro funcionamiento de los equipos.

Hasta 2008 la gran mayoría de los edificios de la zona, con más de 12 pisos,  mantenían los ascensores de origen soviético instalados durante su construcción en la década del 80. Muchas de las máquinas se encontraban entonces fuera de servicio permanentemente  por falta de piezas o deterioro total, mientras los que funcionaban requerían constantes reparaciones y mantenimiento.

«La reforma representó un enorme gasto, más cuando todos los edificios del reparto están diseñados para dos equipos. Era necesaria la inversión porque las reparaciones y compras de piezas para sustitución en los antiguos elevadores eran muy costosas y ocurrían con bastante frecuencia», recordó Salvador Vega, ingeniero mecánico de la zona.

Los nuevos ascensores instalados en su mayoría son de origen ruso, un gran número de ellos de la marca KM3, aunque otra pequeña parte fue comprada a la empresa que comercializa los equipos KONE. El material del que está construida la cajuela de transportación es acero lo que los hace resistentes y duraderos y el motor está preparado para 24 horas de funcionamiento. 

«Los ascensores viejos ya no daban más, era mayor el tiempo que se demoraban los mecánicos arreglándolos que el que demoraba en volver a romperse. Con los nuevos equipos la situación ha cambiado mucho, ambos funcionan y casi nunca tienen problemas», comentó Mercedes María Cuervo, vecina del edificio No. 753, de 12 pisos.

Sin embargo,  Laura Domingo, vecina del edificio No. 667, dice que la cuantiosa inversión no ha surtido el efecto positivo que se esperaba en todo los casos. Tampoco los ascensores resultaron de tanta calidad.

Los reportes por rotura de elevadores a la empresa UNISA, también encargada de la reparación de los mismos, son comunes en varios de los edificios, informaron algunos vecinos.

Además, a pesar del poco tiempo que llevan instalados, ya hay algunos parados permanentemente. De los 15 edificios altos beneficiados con el cambio de ascensores, en seis funciona solo uno de ellos.

«Que uno de los ascensores esté parado, supone una sobrecarga para el segundo, aumentando la posibilidad de que también se rompa. Mi abuela es ya mayor y no le resulta fácil subir las escaleras, nosotras vivimos en el piso 17», comentó Diana Rosa Aguiar Salcines, del edificio Loma y Tulipán, torre 1, de 21 pisos.

La empresa UNISA, por su parte, refiere que los ascensores fueron comprados nuevos por especialistas que viajaron hasta Rusia para verificarlos. Según Odalis Naval, comercial de la entidad, las roturas se deben a que los motores están, generalmente, mal protegidos en las azoteas: «La lluvia los afecta mucho, esos ascensores son eléctricos y no pueden mojarse».

«Además, muchas de las roturas reportadas son de puertas y en ello influye la conducta de los vecinos. Algunos las fuerzan para abrirlas, aún cuando los ascensores vienen con fotoceldas electrónicas incorporadas, que no dejan cerrarlas mientras sigan entrando o saliendo personas», agregó Naval.

De los seis edificios afectados, el No. 765, de la calle Factor (edificio de los pilotos), con 17 pisos de altura, es el de más crítica situación. De los dos elevadores que debían instalarse allí, solo uno fue sustituido, aún cuando el presupuesto cubría la compra de ambos equipos.

No se instaló el mismo ascensor KM3 o KONE, sino un ANELCO, de origen español, el cual, además, no parece diseñado para edificios de vivienda, sino para una clínica, debido a la descripción hablada de todas las operaciones que realiza como subir, bajar o abrir puertas.

Desde los primeros días ese equipo comenzó a presentar fallas y desperfectos eléctricos que impedían su uso en largos períodos de tiempo, por las frecuentes variaciones de voltaje.

«Todas estas limitaciones impiden el uso del elevador si no es operado por un ascensorista que, actualmente, solo trabaja desde la 7:00 am  hasta las 11:00 pm, limitando la posibilidad de movimiento de los vecinos, que después de este horario no tienen otra alternativa que subir las escaleras», manifiesta María Elena García, vecina del inmueble.

El 11,2  por ciento de los habitantes de ese inmueble sobrepasan los 70 años de edad, de ellos, casi la mitad vive por encima del décimo piso. Además, sus padecimientos más comunes son la hipertensión arterial, enfermedades del corazón, óseas, en la columna vertebral, así como de tipo pulmonar.

Por estas razones algunas personas permanecen casi “enclaustradas”, ante imposibilidad de subir escaleras en caso de las frecuentes roturas del único ascensor que fue instalado.

En esa situación se encuentran Amarilis Guirola y César Pimienta, de 75 y 90  años, respectivamente, vecinos del piso 7. «Hace unas semanas -comenta Amarilis-  César se cayó. Eran las 5:35 am y el ascensor todavía no estaba funcionando, así que tuvimos que llamar al encargado del edificio para que lo encendiera. Por suerte, la caída no fue grave. Después de ese día no hemos dejado de ir al hospital para los chequeos de César. Casi todos los turnos son bien temprano, por eso tenemos que bajar por las escaleras».

Como solución alternativa, UNISA propuso realizar la reparación del antiguo ascensor soviético que quedaba instalado, la cual concluiría con un cambio de máquina, con el objetivo de mantenerlo operando, hasta tanto sea posible materialmente su sustitución por otro nuevo.

En efecto, el motor llegó hace más de seis meses, pero desde entonces se encuentra colocado en el lobby del piso 17, pues ningún mecánico ha venido a hacer la instalación.

Pie de foto: Gran parte de los edificios de vivienda del reparto Nuevo Vedado sobrepasan los 12 pisos de altura.

Ficha Técnica:

Tipo de título: Llamativo.

Tipo de lead: Especial de Contraste.

Tema: Deficiencias en el proceso de cambio de elevadores en el reparto Nuevo Vedado.

Hecho: Problemas después del cambio de ascensores en el reparto Nuevo Vedado.

Objetivos principales: Analizar causas y consecuencias de los problemas en el funcionamiento de los nuevos ascensores instalados hace apenas 3 años.

Objetivo Colateral: Informar, de manera general, sobre el cambio de los ascensores.

Estrategia de fuentes: Consultar fuentes expertas (entidades responsables del proceso de renovación), protagonistas (vecinos de los edificios beneficiados o afectados con el cambio), documentales (cartas con quejas y denuncias enviadas por los vecinos de los edificios perjudicados a la UNISA, así como las respuestas recibidas).

Antecedentes: Hasta 2008 la gran mayoría de los edificios de la zona, con más de 12 pisos, mantenían los ascensores de origen soviético instalados durante su construcción en la década del 80.  Muchos de los equipos se encontraban entonces fuera de servicio permanentemente  por falta de piezas o deterioro total, mientras los que funcionaban requerían constantes reparaciones y mantenimiento. Como explicó Salvador Vega, las reparaciones y compras de piezas para sustitución en los antiguos elevadores  eran muy costosas y ocurrían con bastante frecuencia.

Contexto: A solo tres años de la renovación, los reportes por rotura de  a la empresa UNISA, también encargada de la reparación de los elevadores, son comunes en varios de los edificios, informaron algunos de los vecinos afectados.

Además, a pesar del poco tiempo que llevan instalados los ascensores ya hay algunos parados permanentemente. De los 15 edificios altos beneficiados con el cambio de elevadores, en 6 funciona solo uno de ellos.

De los seis edificios afectados, el No. 765, de la calle Factor (edificio de los pilotos), con 17 pisos de altura, es el de más crítica situación. De los dos elevadores que debían instalarse allí, solo uno fue sustituido, aún cuando el presupuesto cubría la compra de ambos equipos.

El 11,2  por ciento de los habitantes de ese inmueble sobrepasan los 70  años de edad, de ellos, casi la mitad vive por encima del décimo piso. Además, sus padecimientos más comunes son la hipertensión arterial, enfermedades del corazón, óseas, en la columna vertebral, así como de tipo pulmonar.

Juicios: De Valor: otorgados por la UNISA (cuando explica causas de las roturas) y la de opinión de Amarilis Guirola (explica cómo la situación pudiera traer mayores consecuencias, siendo ella misma protagonista de un incidente).

Disyuntivos: Opinión de Mercedes María Cuervo (beneficiada con el cambio) y la de Laura Domingo (afectada). Criterios de los vecinos sobre los motivos de las deficiencias (baja calidad equipos y mal trabajo por parte de la UNISA) y la opinión de la propia entidad (problemas con la protección de los motores y maltrato de los vecinos).

Analítico: Opinión de Salvador Vega (analiza motivos por los cuales era necesaria la renovación), juicio de María Elena García (analiza consecuencias de los problemas con el ascensor) y criterio de Diana Rosa Aguiar (analiza implicaciones de que uno de los ascensores este parado).

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