EL PRIMER RASCACIELOS DE CUBA
Ubicado en la calle 13 y L, número 108, en el Vedado, el edificio López Serrano fue el más alto de la capital cubana, hasta el año 1956 cuando se construyó el Focsa.
PHU DOAN MINH,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
El edificio de apartamentos López Serrano, en 13 y L, en el Vedado capitalino, está calificado como el primer rascacielos que tuvo Cuba. Su estructura, de veinte pisos, es muy sólida y semeja la forma del Empire State de la ciudad Nueva York.
Fue construido con mucho acero y utilizando tecnología norteamericana, por lo cual la maciza arquitectura ha aguantado no solo el paso de tiempo, sino también la falta de mantenimiento en la isla caribeña.
El edificio termina en una torre que cuenta con cuatro pisos. Sus lobbies tienen bellos pisos de terrazo y los muros enchapados en mármoles rojos de Marruecos. La arquitectura es art Deco, está influenciado por el Medical Center de Nueva York, con un cuerpo entrante y saliente que permiten fácilmente el acceso de aire y luz. La puerta del elevador y de los apartamentos fueron fabricadas con plata-níquel.
"En el lobby volvemos a encontrar la relación entre escultura y arquitectura: allí se sitúa un relieve titulado El Tiempo, realizado en níquel-plata y que fuera fundido en 1931 en talleres de Luyanó por un valor de 78 pesos (...). En la primera planta, locales de uso público: restaurante, farmacia, barbería, tienda. En los apartamentos se incluyen todos los servicios auxiliares necesarios al hogar: luz eléctrica, gas, cocina, teléfono, agua fría y caliente, salida de radio. De forma adicional se podía rentar la comida y el mobiliario", explicó Julia Miranda, vecina del edificio, que funciona ahora como inmueble de viviendas.
Eduardo Chibás, líder del Partido Ortodoxo, ocupó por varios años un apartamento en el piso 14, en el período de los años 1940. Allí consolidó una parte de su opinión como político.
Al edificio se le puso José Antonio López Serrano, nombre del hijo de José López Rodríguez -llamado Pote-, quien fue uno de los mayores millonarios cubanos en la década de los años 40 del siglo XX.
Pote fue un español que tenía 19 años cuando llegó a Cuba a principios del siglo XX en un barco y con pasaje de cuarta, sin dinero, parientes ni amigos que lo pudieron ayudar, pero vivió con muchos deseos de trabajar y hacer fortuna.
Su legendaria vida incluyó desde ser librero y editor. Logró avanzar después de la instauración de la República (1902) porque monopolizó las impresiones de los documentos oficiales complejos tales como los sellos de timbre, los bonos, las acciones y billetes de banco que imprimía en La Casa del Timbre.
También ganó con una fábrica de producción de tintas de impresión, según consta en la Enciclopedia Económica de Cuba, de Guillermo Jiménez, publicada en la editorial Universal de Miami.
Pote, según el propio Jiménez, llegó a la capital norteamericana, encabezando los intereses del control del Banco Nacional de Cuba. De la fortuna de Pote, entre muchas inversiones, la esposa e hijo heredaron su primer rascacielos en La Habana.
Pie de foto: El edificio de apartamentos López Serrano.
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