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Isla al Sur

¿DOMÉSTICOS O CALLEJEROS?

¿DOMÉSTICOS O CALLEJEROS?

RAYMON DARIEL RODRÍGUEZ GONZÁLEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Actualmente el destino que le ofrece la vida, o mejor dicho, los seres humanos, a los perros y los gatos solo conoce dos opciones: vivir seguros en un hogar o sobrevivir abandonados en las calles.

Estos animales comenzaron a coexistir cerca del ser humano desde tiempos inmemoriales. Paulatinamente los perros se ganaron el título de mejor amigo del hombre; mientras tanto, los gatos, para los egipcios, eran sagrados, si matabas uno de ellos te condenaban a muerte, y algunos de estos felinos, incluso, eran momificados. Después de milenios de evolución la realidad es otra y bien distinta. 

Aquellos que corren mejor suerte residen como reyes de la casa de sus dueños, cómodos y contentos. Desde pequeños son tratados con mimos y medicinas que les permiten vivir como una mascota se merece. No tienen que preocuparse por las cotidianas dificultades de sus similares que viven de la puerta para afuera.

Estos sí se las ven más negras, y no precisamente por el color de sus pelos; nacen para vivir buscando alimentos en los basureros o para pasar frío en las noches. Están amenazados por enfermedades y su única compañía son las pulgas o las garrapatas.  

Tampoco es que sean peludos angelitos, a fin de cuentas son animales. Los callejeros en ocasiones roban comida, molestan con sus sonidos, ocasionan accidentes de tráfico, afean el entorno, orinan y defecan en cualquier lugar, pero esto se debe mayormente a la falta de una casa y una familia. 

Siempre habrá quien diga: “¿Un perro en mi casa?, si aquí no hay comida ni para las personas, y los gatos menos, arañan y llenan de pelos todo”. Pero también encontraremos esa gente defensora de los animales que tienen mini zoológicos en sus viviendas.

Por muy comunes que parezcan, los diferentes canes y felinos forman también una parte esencial de la vida, de la fauna, y de la biodiversidad medioambiental, desde la raza más cara y famosa hasta el perro más “sato” o el gato más abundante. Puede que todavía haya abandonados en una esquina muy buenos amigos o felinos que lo que les falte de sagrado lo tengan de cariñosos; tal vez un “Cacharro” o una “Mini mini mini”.

Muchas veces todo lo que necesitamos es alguien que intervenga y nos haga saber que no estamos solos, aunque ese alguien tenga cuatro patas; alguien con quien jugar, correr o simplemente pasar el tiempo.

El destino de los perros y los gatos está en nuestras manos, decidir que estos cuadrúpedos vayan al infierno (la calle) o al cielo (un hogar) depende en gran medida de nuestra humanidad.

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