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Isla al Sur

¡BONIATO OTRA VEZ!

¡BONIATO OTRA VEZ!

LESLIE ALONSO FIGUEROA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Proteger el medio ambiente ha sido una consigna tan trillada, que de solo imaginar de qué va este trabajo algunos recordarán el popular cuento del ratón que se suicida por encontrar... ¡boniato otra vez!

A pesar de que las campañas del CITMA nos remitan a las mismas moralejas, los niños en las escuelas cada curso escolar realicen un trabajo respecto a la conservación del entorno y la prensa esté llena de artículos en fechas como el 5 de junio: los basureros son elementos urbanísticos de las ciudades y la gente derrama desechos al piso con una tranquilidad que incomoda.

Pero..., por desgracia, el deterioro ambiental no se queda en los ejemplos citados, los cuales, quizás, pudieran llegarse a erradicar conscientemente, sino en conflictos que ponen en riesgos zonas tan conservadas como el polo turístico de Varadero.

La tardía demolición de instalaciones hoteleras, viviendas y otras edificaciones es una realidad que afronta la Península de Hicacos y pone en peligro la posteridad de este destino de sol y playa.

Hacer alusión al desarrollo turístico de Varadero sin mencionar el Hotel Internacional es inaceptable. Este sitio forma parte de la más emblemática historia de Punta Hicacos, los trabajadores vinculados al servicio son los mismos desde su fundación y por el Cabaret Continental, centro nocturno insignia de la península, han pasado las más reconocidas figuras de nuestra escena como la diva del Buena Vista Social Club, Omara Portuondo.

Para los que hemos crecido y convivido toda la vida en un mismo hogar, es problemático aceptar que por una cuestión medioambiental debemos abandonar nuestro sitio, y para los varaderenses en esta situación, ha sido un conflicto grande. Las personas han heredado unas de otras sus casas y la cercanía a la playa forma parte de su disfrute personal y su sustento económico, pues la mayoría vive del arrendamiento.

Los spots televisivos sobre los metros de playa perdidos en los últimos treinta años no son vacías consignas. He puesto sobre el tapete la realidad de estos ejemplos, pero va más allá de un "¡Todos a la plaza!". No consiste en una guerra de criterios entre el patrimonio cultural y planificación física; ni entre el CITMA y los descendientes de los primeros pobladores de Varadero.

La complicación está en que de la liberación de este espacio depende la amplitud de la zona costera y la franja de sol y la desaparición del afloramiento de rocas. Más que una arbitrariedad, es un hecho que si no se revierte prefiero omitir en este comentario sus consecuencias.

Por no contar con el apoyo de dirigentes, como dijera alguien alguna vez, este trabajo solo se vale de mis frustradas indagaciones, pero creo haber logrado demostrar que no fue ¡boniato otra vez!

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