TODO CRIMEN TIENE SU CASTIGO
En la novela del escritor ruso Fiódor Dostoievski, el bien y el mal se someterán a juicio para intentar comprender qué puede llevar a un hombre a cometer el acto horrendo de un asesinato.
Texto y foto:
AILÉN RIVERO HERNÁNDEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Crimen y castigo, obra cumbre del escritor ruso Fiódor Dostoievski, transmite el mensaje explícito de que todo crimen lleva en sí un castigo.
Pero, ¿de qué modo se llega a esta conclusión, casi fatalista, que hace pensar en sentencias bíblicas sobre el pecado y la condenación al fuego eterno en el infierno? ¿Cómo puede un hombre, que se concibe a sí mismo como bueno, cometer el acto horrendo de un crimen?
El protagonista de la historia, Raskólnikov, se verá sumido en esta contradicción existencial. Llevará al lector a reflexionar sobre cuestiones filosóficas que entrañan la vida de todo ser humano. Lo conducirá al límite de sus concepciones e ideología, hasta el punto de abismo donde se replanteará qué es verdaderamente el bien y el mal, y si este último puede ser tan relativo como para llegar a ser justificable.
La presente novela es reflejo de la personalidad contrariada de su autor que tuvo una vida marcada por la tragedia. Fiódor Mijailovich Dostoievski nació en el Moscú de 1821, nutrido de los libros de Honorato de Balzac, Shakespeare y Hoffman, su obra es considerada como una de las más profundas de la literatura de todos los tiempos, señalando especialmente Pobres gentes (1845), Nietochka Niezvánova (1847), Las noches blancas (1848), Memorias del subsuelo (1864), El idiota (1869) y Los hermanos Karamázov (1847).
En Crimen y castigo (1869), Raskólnikov, un muchacho del campo que emigra a la feroz San Petersburgo de la mitad del siglo XIX, tendrá que lidiar con las tentaciones de una ciudad y medio muy lejanos a su presupuesto de vida. Entre tantas presiones aflorarán los sentimientos más retorcidos e insospechados, capaces de cambiar drásticamente al joven universitario que había llevado hasta el momento un camino recto.
¿Puede el medio y la situación social corromper la actitud de las personas o ya están precondicionadas a ser corruptas? Todo un entramado filosófico promete este clásico de la literatura universal, que en nuestro país ha sido reeditado en tres ocasiones (1975,1982 y 2009) por la Editorial Arte y Literatura, acompañado del prólogo de Beatriz Maggi.
Sus palabras, a modo de resumen y de invitación, resultan muy sugerentes: “(…) Los personajes de Dostoievski rehúsan instalarse en el recinto de las musas para ser objeto de nuestra contemplación. Como testimonio de su época, contribuyen a la magna lección de historia que los grandes realistas de su siglo nos legaron. Y por la levadura que encierran para el crecimiento y enriquecimiento de nuestra conciencia, nunca somos, después de su lectura, los mismos que fuimos antes (…)”.
Pie de foto: Crimen y castigo es reflejo de la personalidad contrariada de su autor.
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