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Isla al Sur

LECTOR DE TABAQUERÍA, UN OFICIO, UNA TRADICIÓN

LECTOR DE TABAQUERÍA, UN OFICIO, UNA TRADICIÓN

En la fábrica de tabacos Partagás, una de las más antiguas de Cuba, en 1865 surgió este nuevo tipo de tabaquero: el lector.

DAVID DELGADO SECO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

Próximo a cumplir 150 años (2015), el oficio de lector de tabaquería - encargado de leer en alta voz tanto periódicos como novelas a torcedores de tabaco en largas jornadas de trabajo-, recién fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación. Justo detrás del Capitolio de La Habana, en la antigua fábrica de tabacos Partagás, fue donde se inició este importante pasaje en la historia de los llamados puros.

“El puesto no se creó un día y punto, está claro que debió existir un tiempo antes, pero los primeros escritos que hablan acerca del lector, datan de 1865”, afirmó Sadyt Rodríguez Gonzalo, guía del centro desde hace mas de una década y encargada de la sala VIP del lugar.

Rivero Muñiz J. en su libro La lectura en las tabaquerías, 1951, cita: “Estos operarios surgieron y se desarrollaron en intima relación con las transformaciones sociales de la clase obrera desde épocas de la colonia y, específicamente, con el surgimiento de las ideas independentistas y de mejora del nivel cultural e intelectual del gremio tabacalero, que originó una nueva concepción de Patria y un cambio en la vida laboral. La figura del lector de tabaquería fue un componente importante en la consolidación de la clase obrera cubana y de la promoción de la cultura nacional”.

Este personaje, desde su primera intervención en la fábrica, contó con el total beneplácito de los tabacaleros, quienes llegaron a considerar la lectura como una especie de derecho social y cultural.

Ser lector de tabaquería era una profesión destinada a la transmisión de la cultura y del conocimiento a los tabaqueros, que compaginaban sus luchas por el progreso económico con el deseo de mejora intelectual. Para ellos, la lectura fue el medio de superarse y despojarse de la ignorancia que los encadenaba a un régimen de esclavitud económica, social y política, como era el colonialismo español.

Como tradición, si los trabajadores quedan satisfechos con la labor del lector de tabaquería, suenan contra las mesas a manera de aplausos sus chavetas, pero si están insatisfechos, entonces tirarán al suelo dicha herramienta.

Rodríguez  agregó que a este oficio se le atribuye lecturas como las novelas El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, así como Romeo y Julieta, de William Shakespeare, y dichos títulos se han adjudicado a vitolas que alcanzaron fama mundial. La primera de esas obras de la literatura universal se dice que fue una de las favoritas, cuya lectura pedían repetidamente los torcedores de las fábricas de puros cubanos.

La lectura en las tabaquerías constituye otro modo de transmitir conocimientos, en las que un lector otorgó cultura y contribuyó, además, a la organización que condujera a los cubanos a conquistar su independencia. En estos tiempos, casi 150 años después, esa labor de difusión creada en los establecimientos, toma el lugar que merece con el reconocimiento de Patrimonio Cultural de la Nación.

Pie de foto: Fábrica de tabacos Partagás, actualmente cerrada por reparación.

Ficha técnica:

Tipo de título: Especial de Relieve.
Tipo de lead: Sumario de Cuándo.
Tipo de cuerpo: Lead + Pirámide invertida + Dato adicional.
Tipo de fuente: Directa y documental.
Tipo de noticia: blanda y ligera.
Valor-noticia: Singularidad.
Otros dos valores-noticia: Interés colectivo. Proximidad o  cercanía.

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