¿REGRESAR AL MISMO LUGAR?
Nessuno torna in dietro (Nadie vuelve atrás, 1938), de la italiana Alba de Céspedes, fue editado en Cuba hace once años por Ediciones Unión.
ADRIANA BEATRIZ ROSA-PERALTA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Llegan con la inocencia en el rostro. Unas añoran el aire fresco, la hierba mojada. Otras prefieren el encierro voluntario. Todas temen a la penumbra babélica de los pasillos, a la voz áspera y poco cariñosa de Sor Lorenza: en la piel de ocho jóvenes, otra italiana, con apellido muy cubano, hace historia.
Alba de Céspedes (11 de marzo de 1911, Roma-14 de noviembre de 1997, París) feminista a ultranza, escribió Nessuno torna in dietro (Nadie vuelve atrás, 1938), novela que se convirtió en su primer gran éxito y, según los estudiosos, marcó el inicio de su madurez literaria. Traducida a treinta idiomas, la primera edición estuvo a cargo de la Fundación Mondadori, una de las editoriales más importantes en el mundo literario europeo.
Sin embargo, circuló clandestinamente en la Italia de Mussolini, pues con dura prosa, la autora de El mejor de los esposos, Cuaderno prohibido y En la oscuridad de la noche, a través de las vivencias de ocho chicas y las condiciones de la institución que fungía como residencia universitaria, el Grimaldi, dirigida por monjas, expone las contradicciones del régimen fascista, aunque de manera muy sutil.
La narración seductora nos acerca a la tierra de Da Vinci, la de Miguel Ángel, desde noviembre de 1933 hasta el verano de 1936, tiempo que la morada encierra los secretos de Emanuela, la muerte de Milly, la libertad perseguida por Xenia, la espera eterna de Augusta, el amor de Vinca, la española, la conformidad de Ana, la inteligencia de Silvia, y los deseos enormes de casarse de Valentina.
Nadie vuelve atrás posee un extremo realismo. “La escritora conduce el relato con mano de hierro”, según Graziella Pogolotti, Premio Nacional de Literatura, en el prólogo de la edición cubana, publicada por Ediciones Unión (2003).
Esta impresión presenta recurrentes omisiones de acentos, lo que resulta un agravio a la excelencia del relato, y llega a incomodar al lector exigente.
La profundidad psicológica de sus personajes, sobre todo los femeninos, revelan que más allá del acto creativo, había en esta escritora una mujer que sufrió las adversidades de la cárcel, por ser acusada de antifascista, la muerte de su padre, la enfermedad de la madre. Realidad y ficción confluyen en sus novelas y cuentos, enriquecidos por la mezcla de culturas en la que creció.
De Roma a Londres, de Londres a La Habana, encontró su “lugar predilecto de la tierra”. “Allí, emergido de aquellos mares de historia y leyendas, ese gran caimán verde”. Alba, nieta de Carlos Manuel de Céspedes, precursor de la independencia cubana, heredó de su abuelo las ansias emancipadoras y desde su pluma luchó contra el fascismo, con un periodismo ágil, en medios como Il mesassagero, Il Tempo, y el programa radial Italia Lucha.
Las puertas del Grimaldi están cerradas. Son las diez de la noche en Roma. Deambulan por los pasillos oscuros, ya se acostumbraron a los “ventanales condenados” y al silencio sepulcral. Ninguna regresará a casa; aún, si lo hicieran, el lugar no sería el mismo, ellas tampoco. Nadie vuelve atrás.
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