PARÍS EN LA HABANA
El mural Cuba colectiva, 1967 se guarda en el Museo de Bellas Artes como constancia de la realización del Salón de Mayo en el país, primera vez que se realizó en América Latina.
NÁYARE MENOYO FLORIÁN,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
La primera capital de América Latina en recibir al Salón de Mayo de París fue La Habana. Como resultado del hecho cultural, 110 artistas nacionales y foráneos dejaron sus huellas en el mural Cuba colectiva, 1967, realizado en los predios del Pabellón Cuba en presencia del pueblo y se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes.
El Salón de Mayo era, entonces, la exposición de artes plásticas contemporánea más importante de Europa. En homenaje al aniversario 14 de la gesta histórica del 26 de Julio y por gestiones del pintor Wilfredo Lam, el evento se trasladó a la capital cubana durante la efeméride.
Lo que otorgó al acontecimiento su peculiar trascendencia fue el gran performance que constituyó la realización del mural colectivo, que sintetizó el espíritu del evento, en el cual escritores, artistas, funcionarios y amigos demostraban la unidad ante la creación de un mundo nuevo.
“Eran los primeros años de nuestro proceso y la Isla constituía un escenario novedoso. La revolución cultural que significó el cambio político trajo consigo nuevas expresiones plásticas”, expresó la licenciada en Historia de Arte y jefa del Departamento de Servicios Educacionales del Museo Nacional de Bellas Artes, Yamil Macías.
Explicó que la obra no está en exhibición, “esto no tiene una razón especial, es solo por problemas de espacio. El museo cuenta actualmente con 48 000 piezas en fondos y el mural solo se expone cuando se establece una lógica artística”.
La investigadora Lilian Llanes, en su libro Salón de Mayo de París en La Habana julio de 1967, plantea que el mural cubre una superficie de 10 por 18 metros. En la realización participaron 67 artistas de la plástica, 27 intelectuales de diversas procedencias, cuatro estudiantes de la Escuela de Arte, un carpintero y un niño. Haydeé Santamaría dejó unos trazos que fueron terminados por el pintor Mariano Rodríguez.
En la obra sobresalen los colores vivos, rojos, amarillos, naranja, verde, azul, rosa, que representan la alegría del advenimiento de una nueva era para el pueblo cubano. Expresa una Cuba diversa, trabajadores, obreros, niños, mujeres, el pueblo en su totalidad, y como principal artífice de la nueva etapa, el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Delia López, curadora del Museo, refiere que la obra se pintó en óleo sobre tela y había muchas corrientes artísticas presentes, por lo que el mural no se afianza en una sola. Para su conformación se armaron seis paneles y Lam realizó el diseño en espiral. “La idea seguida fue la de representar la revolución y la evolución que significaba. Quedó un pedacito para el Comandante Fidel, pero nunca lo llegó a pintar”, sostiene la especialista.
El estado de conservación actual es bastante bueno, y aunque el mural sea la máxima expresión del salón en el país, los artistas dejaron una notable cantidad de obras de las que fueron expuestas en la cita. “Sin embargo, la mayoría ya no existen, porque se mojaron con el paso del ciclón Flora en la década del 80”, puntualizó López.
Pie de Foto: El pueblo pudo apreciar la realización del mural Cuba colectiva, 1967.
Ficha técnica:
Tipo de título: Genérico.
Tipo de lead: Sumario de Qué.
Tipo de cuerpo: Lead + Pirámide invertida.
Tipo de fuentes: Directa, transitoria.
Primer valor noticia: Singularidad.
Otros dos valores noticia: Prominencia de los protagonistas; Proximidad o cercanía.
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