CARACOL GIGANTE AFRICANO AMENAZA TERRITORIO CUBANO

La especie es considerada una de las más invasivas por constituir un riesgo epidemiológico y un peligro para el ecosistema.

LISDANYS ALFONSO RIVAS,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Foto: Tomada del Catálogo del Museo Nacional de Historia Natural.

Por sus afectaciones a la salud humana y la biodiversidad en el reparto Poey, municipio de Arroyo Naranjo, en La Habana, el molusco terrestre Lissachatina fulica es objeto de investigaciones desde el año 2014.

“El caracol gigante africano se introdujo en Cuba el 26 de junio de 2014, cuando un turista procedente de Nigeria trajo algunos ejemplares para usarlos con motivos de índole religiosa y de interés personal. Luego pasó al ambiente natural, reportándose los primeros hallazgos en el reparto Poey, afirmó Laura Aguilar, vicedirectora del Museo Nacional de Historia Natural.

A gran velocidad de reproducción, por ser hermafrodita, se extiende rápidamente al resto del país. Considerado como el principal vector en el mundo de Angiostrongy luscantonensis, nematodo causante de Meningoencefalitis  Eosinofílica en humanos, constituye una fuente de transmisión de enfermedades diarreicas, dijo la vicedirectora.

“Invasores en Antioquia”, libro perteneciente a la Universidad de Antioquia, en Colombia, da cuenta de que el  molusco es un peligro para la vida humana, pues su baba transporta  parásitos que se trasmiten a  las personas, y explica cómo su gran longevidad lo convierte en una de las cien especies exóticas más perjudiciales del mundo.

El investigador Alejandro Vázquez Pereira, del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, comentó que la voracidad de la Achatina Fulica causa impactos negativos a los ecosistemas. Al devorar enormes variedades de plantas, afecta a especies endémicas y consume huevos y crías de caracoles autóctonos, como la Guácara.

Para elevar el conocimiento de la población respecto al tema, la Vicedirectora del Museo de Historia Natural menciona que éste abrió sus puertas a una exposición transitoria donde la representación del molusco fue objeto de conferencias de los investigadores.

En el libro “Joyas de Cuba. Moluscos marinos”, de José Fernández Milera, el autor señala que, independientemente de las consecuencias que traigan para la vida, el primer interés que halló el hombre en ellos fue su valor alimenticio como parte esencial de la dieta humana, hábito que se ha incrementado en la actualidad.

Recientemente, en la Florida, Estados Unidos, detectaron la presencia de este organismo y hubo que destinar una brigada de colaboración para controlar su propagación, aunque en algunos países del mundo lo adopten como mascota, declara Aguilar.

Pie de foto: El molusco africano puede llegar  a medir hasta unos 30 centímetros de longitud aproximadamente.

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