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Isla al Sur

EL REY DESTRONADO

EL REY DESTRONADO

La efigie de Fernando VII, ubicada en el Centro Histórico de La Habana Vieja, es la única escultura en América con la imagen del monarca español.

Texto y foto:
AMANDA DE URRUTIA SÁNCHEZ,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La única estatua del soberano español Fernando VII existente en el continente americano decora el portal del antiguo Palacio de los Capitanes Generales, hoy Museo Municipal de la Ciudad de La Habana. El presente año converge con el paso de seis décadas desde su controversial retirada de la Plaza de Armas, otrora centro de poder en la Isla, donde permaneció por más de un siglo hasta ser trasladada, en 1955, a su lugar actual.

El proyecto destinado a la construcción del monumento inició en 1827 y no llegó a culminarse hasta 1834, cuando el soberano español ya había muerto apenas unos meses antes. La develación ocurrió el 24 de julio en presencia del capitán general Miguel Tacón, según lo indica el artículo de la revista Opus Habana “Ascenso y caída de un rey en mármol”, por Argel Calcines.

Durante la primera intervención norteamericana en la Isla, la escultura prevaleció mientras otros símbolos del dominio colonial (incluyendo la imagen de su hija Isabel II, localizada en el Parque Central), sucumbían a los reclamos febriles del pueblo liberado del yugo español. La suerte acompañó a la imagen del “Rey Felón”, como era tildado por su carácter traicionero, gracias a estar empotrada en la Plaza de Armas, espacio público bajo el control de las tropas yanquis.

El destino tampoco permitió que, en 1916, un intento de remover esa obra de arte para colocar en su lugar la de Tomás Estrada Palma se materializara. Pero las tentativas de sustitución no terminaron, en marzo de 1921 la revista Cuba Contemporánea propuso su sustitución por otra efigie que perpetuara la figura de Carlos Manuel de Céspedes, afirma Yusdel Ibáñez Bueno, especialista del Museo Municipal.

“En aquel momento, esas aspiraciones de reemplazo no se objetivaron porque, curiosamente, el fallecido era recordado con agrado por gran parte de la sociedad cubana, aunque en las otras colonias y en la propia Metrópoli era odiado de manera general por su crueldad y cinismo”, continúa Ibáñez Bueno.

Los esfuerzos por la substitución fueron retomados en 1941 por Emilio Roig de Leuchsenring, Historiador de la Ciudad, quien inició una labor de catorce años de duración para hacerlos realidad, informa la periodista y profesora de la Facultad de Comunicación de la capital, María Grant.

El concejal Ángel Bertemay apoyó a Roig, y juntos formularon una petición al Ayuntamiento de La Habana con el objetivo de adoptar un acuerdo para la ejecución de dicha empresa, continúa la también autora del libro “Artículos de costumbres de Emilio Roig de Leuchsenring”.

Durante casi tres lustros, Roig perseveró en sus intenciones y la estatua seguía en el mismo lugar. El I y II Congreso Nacional de Historia, la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros y la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales aprobaron la renovación, pero contra viento y marea la imagen del polémico rey prevalecía, pues existía una poderosa oposición al proyecto, dirigida por el Diario de la Marina.

Finalmente, en 1955 se efectuó el cambio y la figura de mármol fue retirada hacia el Museo Municipal de la Ciudad. Hasta el día de hoy, resiste la sexta década de exilio en su “colonia predilecta” y sin inmutarse ante las burlas al pergamino de sospechada mala intención, sigue entre nosotros el “Rey Felón”.

Pie de foto: El reinado de Fernando VII abarcó casi todo el primer tercio del siglo XIX y fue ejemplo de desvergüenza y absolutismo.

Ficha técnica:

Tipo de título: Genérico.
Tipo de lead: Sumario de Qué.
Tipo de cuerpo: Lead + Pirámide normal o desarrollo cronológico.
Tipo de fuentes: No documentales y documentales (Capítulo “La pesadilla fernandina”, del libro “Mater dolorosa. La idea en España del siglo XIX”, de José Álvarez Junco; libro la “España de Fernando VII”, de Miguel Artola; y libro “Cuba monumental, estatuaria y epigráfica”, de Eugenio Sánchez de Fuentes).
Primer valor-noticia: Singularidad.
Otros dos valores-noticia: Prominencia de los protagonistas. Proximidad o cercanía.

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