UNA MUJER DE LUCHA
En la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de La Universidad de La Habana, la doctora en Ciencia Thalía Fung desempeña labores imprescindibles por su dinámica y conocimientos, su capacidad para distribuir los trabajos y aportar iniciativas.
Texto y fotos:
DUNG TRAN THUY,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
“Rin, rin, rin…”, (está timbrando del teléfono).
-¿Quién es?
-Buenas tardes, ¿es Thalía Fung? Yo soy Dung, estudiante de Periodismo. Estoy haciendo un reportaje sobre una historia de vida de alguna persona ilustre y me gustaría hacerlo sobre usted.
Sí, cómo no. Pero hoy no puedo porque estoy enferma y casi me impide hablar (Tose).
-Bien, ¿puede ser el miércoles en su casa?
Sí. Cuando llegues aquí, llámame.
El día señalado, una señora mayor con una sonrisa, me abrió la puerta. “Entra, tú eres Dung, ¿verdad? Mucho gusto”, dijo educadamente.
Thalía Muklan Fung Riverón, natural de Santiago de Cuba, es una especialista en el trabajo científico en Ciencias Políticas y Presidenta de la Sociedad de Filosofía Cubana. Ha escrito muchos libros y alcanzado innumerables éxitos. Su existencia es una mezcla de sangre cubana y china, pues su padre era del Gigante Asiático y su madre de la Mayor de las Antillas. Actualmente tiene 81 años de edad.
Un largo camino
Elisie Plain Radcliff, su amiga de hace muchos años, comentó que “ella nació para trabajar y así lo ha hecho en Cuba y en otro países, como Colombia, China, Corea del Sur, México…”.
Thalía Fung cuenta con resultados en prestigiosos centros universitarios: “Soy Doctora en Ciencias Filosóficas (1977), graduada en la Universidad de Lomonosov, en Rusia, además de licenciada en Derecho, en la Universidad Oriente, y de Lengua y Literatura Francesa en la Universidad de La Habana (UH). Asimismo, laboró como Profesora Titular Consultante y de Mérito de la UH, “fui fundadora del Tribunal de grados científicos en Ciencias Filosóficas, el cual presidí durante 10 años”.
Ha recibido numerosos reconocimientos por su actividad científica, docente y política y más de 25 medallas entre las que destacan la 250 y 280 aniversarios de la UH, Por la Educación Cubana, por los aniversarios de la Alfabetización y la medalla de los filósofos del Estado Búlgaro: A eso se suman otros galardones como las órdenes Carlos J. Finlay y Frank País de primero y segundo grados.
“Recientemente, impartí conferencias magistrales en la Feria del Libro de Holguín sobre mi libro Enfoque Sur, y en el evento territorial de la Escuela Provincial del Partido “Jesús Suárez Gayol”, de Las Tunas”.
La vida en Moscú
En un momento, Thalía Fung caracteriza su época de residencia en Moscú, donde realizó parte de sus estudios, y evoca visiblemente nostálgica: “Puedo decir que me fue muy bien, amé al pueblo de Lenin, al que venció al fascismo, a su cultura artística y su literatura, al interés de su gente por el teatro, por la música, por la lectura”.
Al igual que el resto de los estudiantes extranjeros, tuvo muchas dificultades: “Aunque yo fui becada para obtener mis grados, los problemas económicos, el comunicarme en una lengua diferente, el desconocimiento de hábitos y costumbres me afectaron como estudiante.
“Y agradezco lo que significó para mi patria, no el estudio de las disciplinas sociales, sino el salto que para muchos especialistas en tecnología y ciencias básicas reportó el trabajo en la Unión Soviética, que a fines del siglo XIX ya poseía una escuela de Matemática de las mejores del mundo.
“De todos modos, la mayor dificultad que tuve fue el trasladarme con 101 kilos de libros desde Moscú a La Habana, lo cual hice en un barco mercante ruso y las peripecias que originó la travesía”.
Su familia, su disfrute y su temor
“Mi madre era cubana, Rita Julia Riverón Delgado, y mi padre, nacido en Cantón, Juan Fung Chee-Kwang. Estoy muy orgullosa porque tengo dos sangres combinadas en mi cuerpo.
“Ambos significaron mucho porque alentaron siempre mis resultados, no se opusieron a mis intereses profesionales, aunque para mi padre especialmente, fue el hecho de que hubiese obtenido el mejor expediente en el bachillerato y en la Universidad el reconocimiento de mayor grado.
“Él no me transmitió conscientemente tradiciones y formas chinas de comportamiento, de todos modos, en el ADN se fijan rasgos que no dependen de la conciencia. Me he sentido identificada con la grandeza de un país como China, las vicisitudes de su pueblo y su gran revolución”.
La primera impresión cuando uno entra en su casa es que ella tiene muchas muestras de recuerdo de sus visitas a países con gran historia: Brasil, Vietnam, Corea… Las estatuas pequeñas están organizadas con esmero, ubicadas por diferentes culturas en las mesas. Podrían compararse con sus propios antepasados: de un lado está la mítica tradición china y del otro las cálidas costumbres afrocubanas.
“Ella vive sola, yo siempre vengo para ayudarla y cuidarla cuando tengo tiempo libre, el fin de la semana o en momento como ahora, que ella está enferma”, expresó David Marrero Fung, su único hijo, quien es ingeniero constructor naval y labora en las Astilleros de Casa Blanca.
Karen Marrero Rivera, su nieta, opinó con afecto: “Desde niña venía a visitarla. Realmente la quiero mucho. Una vez tuve dificultades con Matemática en la carrera, fue como un choque en la Universidad. Si no fuese por mi abuela y su apoyo, habría sido imposible. Le agradezco su preocupación y su consejo oportuno. Últimamente, con su enfermedad, se me hace vital verla”.
-¿A qué le teme Thalía Fung?
A la agresión sistemática del hombre a su otro yo, la Naturaleza.
-¿Qué es lo que más detesta?
La pérdida de tiempo, la mentira y el no reconocer el valor de los otros.
-¿Qué es lo que más disfruta?
La música de buena calidad, el ballet clásico, la lectura y, en particular, debatir con mis colegas.
-¿Equilibrio entre las labores hogareñas y las tareas profesionales?
Nunca he disfrutado las tareas hogareñas, las cuales no son más que el segundo trabajo de la mujer. De cualquier forma, en la casa lo que más me gusta hacer es ver la televisión, en particular el béisbol, y si no juega mi equipo Santiago, yo elijo otro transitoriamente.
Saberes compartidos en los libros
“Yo escribí y participé en algunos trabajos y artículos como Filosofía Política y Filosofía del Derecho: interacciones; La sociedad civil internacional y global ¿unitarias o antinómicas?; Las metadialéctica: metabioética y metapoltología; Reflexiones y Metarreflexiones políticas, de la Editora Félix Varela. Igualmente fui autora del libro El estudio de la Nueva Ciencia Política (2005). Este obra fue seleccionada por la ONU entre los nueve libros más destacados sobre el estado en América Latina.
“En la Revista Internacional Marx, Ahora, he publicado una serie de ensayos, por ejemplo: Ciencias políticas y marxismo en Cuba. Indagaciones; en la Revista Internacional Critical Thought, Routledge, Taylor and Francis Group se incluyó mi texto Inclusive Thought for the 21st Century from Marti´s America, London”.
En una de sus publicaciones, titulada Ser cubano hoy en el mundo es tener prestigio ante la resistencia, el sitio digital Cubarte expone: “Thalía Fung es una mujer de vasta cultura y para quien el estudio e investigación en casi todas las esferas de la vida académica son fundamentales, en especial en lo que atañe a la Filosofía Marxista-Leninista. Su capacidad intelectual y su alto sentido del deber docente la han convocado desde hace algún tiempo a crear y tomar las nuevas riendas pedagógicas que este mundo cambiante exige, y con ellas ha logrado —y lo continúa logrando—, aunar conciencias y saberes dentro y fuera de nuestro país”.
Incansable compañera y amiga
“Buena vecina, agradable y siempre atareada, como cederista es muy activa, y lleva los hilos de la ideología en el barrio. A pesar de ser silenciosa, aconseja y orienta las cuestiones fundamentales como coordinadora del Consejo de Vecinos. He visto con frecuencia subir a su casa a los alumnos que ayuda en la realización de tesis”, expresó su vecino, Elio Rodríguez Cuella.
Juan Azahares Espinal, profesor de Filosofía y compañero de trabajo de esta docente, declaró que “dentro de la Facultad de Filosofía, la Doctora Thalía es de la personas necesarias e imprescindibles por su dinámica y sus conocimientos, sobre todo su capacidad para distribuir los trabajos, para aportar iniciativas que, a pesar de su edad, mantienen esencias emprendedoras. Si la definiese con una palabra, ella representaría la lucha, por su ejemplo permanente. Es incansable y leal a su profesión y sus amigos”.
“Thalía fue mi profesora y luego pasamos a ser compañeras de trabajo. Es una magnífica persona, intelectual, revolucionaria y humana. Ella es líder en la construcción de una ciencia política: Enfoque Sur. Además de su inteligencia y su humanismo, su capacidad y tesón en el trabajo la hacen especial: es incansable en su labor, no solo por la edad con la que aún trabaja, sino por la intensidad con la que lo hace”, aseveró Marta Pérez Gómez, profesora y amiga.
“Sólo soy una profesora”
Hablar con Thalía Fung es descubrir a una persona humilde, que no se vanagloria de su importancia en la sociedad. En estos momentos, del derecho, la filosofía y la ciencia política se siente más comprometida con esta última, dada su dimensión en el comportamiento contemporáneo de grupos, partidos, líderes, masas y sociedades e, inclusive, en su afectación a la naturaleza.
Cuando le pregunté: ¿qué se siente ser una mujer ilustre?, me dijo: “Yo nunca me he considerado una mujer ilustre, sólo soy una profesora, una maestra”. Más allá de sus numerosas contribuciones para desarrollar las Ciencias Políticas y Filosóficas cubanas, y ser una profesional de referencia en la rama, su modestia resalta por encima de cualquier premio o distinción.
Pie de fotos: 1-La investigadora asegura haber colocado todos los conocimientos en función de la sociedad; 2-Algunos de los libros publicados por Thalía Fung.
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