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Isla al Sur

GESTORES… O “ASEDIADORES”

GESTORES… O “ASEDIADORES”

El aprovechamiento y la delincuencia generados a partir de la labor de los procuradores de alojamiento es uno de los problemas que más polémica causa dentro del ambiente turístico en la actualidad cubana.

KIANAY ANANDRA PÉREZ-GONZÁLEZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Gustavo es gestor de alojamiento por cuenta propia y brinda en su diaria faena un servicio completo en el que la imaginación no conoce límites. Puede ser desde guía turístico, promotor cultural, taxista, caricaturista, comprador de alimentos y provisiones, además de satisfacer los “gustos” de los extranjeros que prefieren el destino Cuba. “Gustos” que, según revela,  pueden ir desde tabacos ─por la izquierda─, los mejores lugares para alojarse o comer ─casi siempre, los más caros─ y, por supuesto, diversión.

El reciente desarrollo del proceso de apertura y restablecimiento de las relaciones Cuba-Estados Unidos es un factor decisivo que hace evidente la oleada de  visitantes que ven a la Isla como uno de los principales polos turísticos a nivel mundial. Hecho del que no escapa el desarrollo de una industria informal, al calor de las visitas de extranjeros y con tendencia al crecimiento, particularmente en La Habana.

Ángela Menéndez García, especialista principal y directora de la Oficina Municipal del Trabajo correspondiente a los municipios Centro Habana y Habana Vieja, explicó que «el Gobierno cubano, consciente de la existencia de entes sociales que aprovechaban al turista como una vía alternativa para satisfacer las expectativas materiales de manera ilegal, dio a conocer las Resoluciones No.41/42 del 2013 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, que reconocían al gestor de alojamiento como una de las tantas labores del sector cuentapropista.

«Asimismo, constituye una modalidad de empleo cuyo objetivo principal es aliviar en parte la labor de todo el equipo estatal vinculado al sector turístico. Si bien el gestor está encargado de dar a conocer al turista posibles lugares de interés al que puede dirigirse, su actividad no contempla el recorrido por las calles ni los servicios ilícitos que ofrecen. Por lo que esta labor se presta para la delincuencia y el aprovechamiento», agregó Menéndez.

¿Pero hasta qué punto estas nuevas accesibilidades tienen de positivo si es vulnerable al oportunismo? «No son pocos los que han sabido adaptarse y sacarle provecho a la patente ante el trasiego turístico, generando no solamente ganancias a la economía nacional, sino también a los bolsillos particulares», dijo el capitán Alfredo Saramés Sánchez, segundo jefe de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) del área Centro Habana y Habana Vieja, municipios que, según él mismo, reportan los impactos más notables en este tipo de conductas predelictivas.

Agrega que «están los que se aprovechan de las nuevas facilidades que brinda el Estado creando su modus operandi para asediar al turista y justificando su acción con la llamada licencia de gestor. Contra ellos la PNR aplica rigurosas medidas, tal es el caso del seguimiento asignado durante un período de seis meses de trabajo social con la familia y la comunidad».

En la otra cara de la moneda está Yanet*, otra de las portadoras de tal documentación, y que asegura rechazar, fuera del pago establecido por el Estado, las comisiones de turistas que llegan a ofrecerle como mínimo diez CUC al día cuando los lleva a alojarse o comer. No obstante, esto no la ha hecho perder su sentido de la moralidad y ética, pues tiene todos sus papeles en regla y paga mensual y trimestralmente sus correspondientes impuestos.

Una de las zonas donde se hace evidente la presencia de los gestores de alojamiento es el Callejón de Hammel. Zenaida Salas Suárez, presidenta del CDR de la localidad de Ánimas, entre Hospital y Aramburu, sitio donde se ubica el espacio cultural, afirma que «cada vez son más los que esperan la llegada de una guagua de TRANSTUR o van al acecho del primer extranjero que se topan en la entrada para ofrecerles otras gestiones aparte de las estipuladas en su carné».

Salas asegura que los choferes y guías parecen no molestarse con su presencia, e incluso, en ocasiones, forman parte del propio juego “rentable” a costa de la pérdida de valores cuando debería suponer una amenaza para el sector turístico estatal tales conductas.

La tan concurrida calle habanera Obispo es famosa por el paso de más de un centenar de turistas diariamente, uno de ellos es Alioff Rilova Taño, italiano natural de Piamonte, quien prefiere los recorridos que ofrecen los gestores de alojamiento por encima de los tours de las agencias del Estado. El motivo, dice, es que opta por chocar con la cruda realidad del país, comer en los mismos lugares que los residentes y entender por sí mismo la vida del cubano corriente, aparte de los precios más asequibles.

Mientras, para la rusa originaria de Moscú Alessandra Riso Jórkina, resulta molesta la presencia de estos gestores cuando alega que son demasiado insistentes y se aprovechan de su desconocimiento: «Esta es mi tercera vez en Cuba y he podido percatarme, respecto a mi primera vez, cuando me atendió un gestor de alojamiento que muchos precios no se ajustan a lo que me decían y no podían contestarme preguntas sobre la historia de la Isla».

Para algunos, las actitudes oportunistas del gestor de alojamiento actualmente son consecuencia inevitable de las propias necesidades de sustento; otros, las asumen como arrugas para la opinión internacional de generosidad y hospitalidad típica del cubano. Lo cierto es que ante la propensión por hacer turismo en la Isla, ¿tendrá respuesta este problema?

Nota: La fuente pidió reserva en su identificación.

Pie de fotos: El gestor de alojamiento, utiliza la licencia como defensa para asediar al turista.

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