¿CEMENTERIO DE AMERICANOS, PROTESTANTES O INGLESES?
El céntrico Vedado habanero guarda en su historia la existencia de una necrópolis ligada a hechos de horror.
ANA MARGARITA MARTÍN GUERRERO,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
Aunque el Vedado hoy es un símbolo del desarrollo urbanístico en la capital, una comisión de investigadores de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) descubrió que, hace casi dos siglos, sobre parte de esta barriada radicó el primer recinto oficial conocido para depositar los restos de los no católicos en la antigua villa de San Cristóbal de La Habana.
Ubicado entre las actuales calles 11 y 15, y B y E, el llamado Cementerio de los Americanos, de los Ingleses o de los Protestantes, adquirió fama de sitio maldito, debido a la aparición esporádica de cadáveres despedazados por animales carroñeros, afirmó Manuel Barcia Paz, investigador principal a cargo del estudio en el Gabinete de Arqueología de la OHC en la década de los 90.
Los terrenos pertenecían a la hacienda de Antonio de Frías quien, hastiado de dicha situación, decidió vender parte de sus tierras para oficializar el estatus del lugar como necrópolis. Desde su fundación en 1809, esta contó con un reglamento propio, del que fue responsable el capitán general de la Isla, Don Salvador del Muro y Salazar, marqués de Someruelos.
Liset Roura Álvarez, especialista en Arqueología Histórica de la OHC, aseveró que el terreno, ubicado en el antiguo Monte Vedado, poseía dos características favorables para la construcción del cementerio: tenía edificaciones aisladas y estaba fuera de los límites del centro urbano.
Barcia agregó que “la creación de la necrópolis es, probablemente, resultado del aumento de extranjeros a causa de la revolución haitiana y por las disposiciones del intendente Alejandro Ramírez, en 1817, de fomentar la inmigración de colonos blancos a la Isla, aunque en teoría debían ser católicos”.
En la decisión influyeron también los numerosos asentamientos de comerciantes norteamericanos en La Habana y Matanzas, y la gran cantidad de negros muertos tras su llegada de África, este último aspecto fue el motivo de la creación, en 1817, de un nuevo reglamento para regir el cementerio, pues había gran desorden con los cadáveres.
El descuido del lugar constituyó quejas continuadas de los pobladores cercanos, al punto de que hoy no hay conocimiento de las características de los nichos ni de cómo eran los enterramientos. Varias de las críticas de la época están en el boletín del gabinete de Arqueología de la OHC.
En ese texto aparece la vivencia del reconocido y miembro de la Junta Superior de Sanidad, doctor Angel J. Cowley, quien expresó: “vimos parte de un cadáver que yacía a la izquierda de la entrada (…) estando totalmente descubiertos y en estado de avanzada corrupción el muslo y la pierna del lado izquierdo, faltando el pie, pasto de las auras o buitres (…)”. Esto ocurrió cuando paseaba cerca del recinto con dos de sus hijos.
En el Archivo Nacional existen evidencias de un modelo de herrería y el diseño de un frontón neoclásico en la entrada frontal, no obstante, tales trabajos nunca se realizaron, puesto que cerraron el cementerio en la segunda mitad del siglo XIX, pero la fecha específica no ha sido esclarecida.
Pie de fotos: El Archivo Nacional guarda el boceto del trabajo de herrería y el diseño de la entrada al cementerio, los cuales nunca lograron concretarse (Fotos: Tomadas del Volumen 1 del boletín del Gabinete de Arqueología de La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana).
Ficha técnica:
Tipo de título: Llamativo.
Tipo de lead: Especial de Contraste.
Tipo de cuerpo: Lead + Pirámide invertida + Dato adicional.
Tipo de fuentes: Documental (Boletín del Gabinete de Arqueología) y Directas (arqueóloga Liset Roura Álvarez y el investigador Manuel Barcia Paz).
Primer valor-noticia: Rareza.
Otros dos valores-noticia: Proximidad, Interés colectivo.
0 comentarios