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Isla al Sur

UN HÉROE DESCONOCIDO

UN HÉROE DESCONOCIDO

Norberto González Roselló participó como educador en Angola y muy joven salvó a un niño en el incendio producido en el círculo infantil Le Van Than, en Marianao. Hoy es profesor de Historia en el pre-universitario Víctor Marante Prieto, del municipio Guanabacoa.

ARIEL ALEJANDRO NIÉVARES LUIS,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Foto: KARINA RODRÍGUEZ MARTÍNEZ.

Los alumnos lo llaman Norbe, pero su nombre es Norberto González Roselló. A los 57 años, imparte clases de Historia en el Instituto Pre-universitario Víctor Marante Prieto, del municipio Guanabacoa. Su modestia lo ha hecho pasar al anonimato, aunque la vida del profe está llena de vivencias memorables.

El maestro, un hombre menudo de pequeña estatura, participó en hechos históricos como la guerra de Angola y el incendio del círculo infantil Le Van Than, en el municipio capitalino de Marianao.

“Al terminar el pre-universitario, estudié Pedagogía en el Instituto Superior Enrique José Varona, en Marianao, La Habana. Desde los 18 años la escuela se convirtió en mi primer hogar. El sueño de mi vida era entrar a las aulas y contribuir a la formación de las personas”.

Su pasión por la pedagogía, en especial por la asignatura de Historia, se puede percibir en cada una de las lecciones que imparte: “Hago todo lo posible porque el conocimiento, las vivencias y las experiencias personales que me han tocado vivir lleguen de forma directa a mis alumnos, pues el simple hecho de estudiar y aprenderte un tema, sin otra explicación, no resulta útil. Muchas veces las vivencias históricas valen más que el propio contenido que puedas recibir por un libro.

“Siento gran regocijo cuando camino por las calles y exalumnos me llaman, ¡profe, profe! Eso es lo mejor que puede pasarle a un maestro”.

Un hombre internacionalista

Con valentía y humanismo, a los 18 años, afrontó la decisión de partir hacia Angola como parte del Destacamento Pedagógico Internacionalista Ernesto Guevara, para ayudar a los habitantes de ese país que se encontraban en plena guerra. “Mi misión allí consistió en enseñar a los niños y adultos angolanos, que no habían alcanzado el nivel equivalente al de secundaria básica en Cuba. Ofrecía clases a los infantes por las mañanas y a los combatientes del Movimiento Popular de Liberación de Angola en las noches. Estuve durante dos años”, rememora.

-¿Participó en algún combate?

“No directamente, pero viví encuentros cercanos a los bombardeos. Nos encontrábamos en la provincia de Uíge, ubicada en la zona norte de Angola. Allí todo estaba relativamente tranquilo, aunque se produjo un ataque del ejército del Frente Nacional para la Liberación de Angola al del Movimiento Popular de Liberación de Angola. Los bazucasos y cohetazos pasaban por encima de la casa donde dormíamos, pero rápidamente las tropas cubanas nos brindaron protección y no permitieron nuestra participación en el combate. Ese resultó el único encuentro cercano a la guerra que vivimos.

“Teníamos preparación para la defensa circular. Al escuchar las explosiones nos colocamos en posición de combate, porque ya conocíamos de hechos similares ocurridos en las regiones del centro y el sur del país, realizados por la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA)”.

Su presencia en Angola durante dos años le dejó huellas en el corazón: “Me impactó mucho el hecho de levantarme a las 6 de la mañana, salir a dar clases a las 7:15 y ver esa cantidad de niños descalzos, vestidos con short y camisa y pasando un frío horrible; en una zona que está a más de 2 000 metros sobre el nivel del mar, allí se produce una neblina muy espesa a la que llaman Casimbo, el frío es totalmente seco, sin nada de aire.

“Además, debían recorrer varios kilómetros desde la casa hasta la escuela, en muchas ocasiones sin desayunar ni merendar, y solamente el almuerzo, con un signo de interrogación, que le esperara cuando retornaran a sus hogares. Había que esperarlos para entrar al aula, cerrar las ventanas y verlos temblar sin poder hacer nada, fue realmente duro. Esta situación hasta al más insensible le llega al corazón”.

Un héroe entre las llamas

A sus 21 años, el 8 de mayo de 1980 se convirtió en héroe para uno de los niños del círculo infantil Le Van Than, en Marianao, cuando el centro fue víctima de un sabotaje provocado por la contrarrevolución interna pagada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

“Estaba terminando la carrera de Pedagogía. Ese día, en el momento que salía a merendar junto a mis amigos, en las cafeterías que se encuentran fuera del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, escuché por comentarios de las personas que se quemaba el círculo Le Van Than. Monté en la que aquel entonces era la ruta 98, para enterarnos de lo que estaba pasando, pero al llegar allí, realmente noté que el incendio había alcanzado una magnitud muy grande.

“El edificio tenía aproximadamente seis o siete pisos y la matrícula rondaba los 570 pequeños. Se veían salir las llamas por las ventanas y, sin pensarlo dos veces, mis compañeros y yo entramos. Al llegar al tercer piso, vi en uno de los cubículos a una seño con alrededor de siete niños acurrucados, que tenían tres o cuatro años, como cuando una gallina abraza a sus pollitos.

“Sin perder un segundo, cargué en mis brazos a uno de ellos y subí a la ventana, entre las llamas de fuego, pero había que arriesgarse. En ese momento, un bombero me dice: “¡Espera un segundo!”, mientras acordonaba una soga que sostenía una pequeña canasta para poder bajar. “Aguanta al niño y súbete”. Me arrodillé en la canasta y bajamos poco a poco. Allí esperaban personas para llevar al niño hacia un lugar seguro.

“Cuando intenté regresar para continuar ayudando a los niños, los bomberos que custodiaban la puerta no me lo permitieron, porque el fuego había alcanzado una gran intensidad y las llamas dominaban el paso por las escaleras hacia los pisos superiores. Simplemente, lo único que pude hacer fue volver a la calle y colaborar con los que venían descendiendo todavía”.

-¿Qué sintió al ver la intensidad del fuego y saber que había niños adentro?

“En ese momento, lo único que pasó por mi mente era cómo podía salvar aquellos niños, costara lo que costara. No había otro hecho que me conllevara ni una idea de heroicidad, porque yo en ese entonces tenía una hija de la misma edad de los niños que estaban allí en peligro de muerte, dentro del edificio en llamas. En la cabeza tenía la idea de ir a la escuela de la niña a buscarla, abrazarla y darle un beso”.

Con historias como esta, aprendemos a dar valor a la vida, comprendiendo entonces las palabras del Che: “Vale millones, pero millones de veces más, una vida humana que todas las propiedades del hombre más rico de la Tierra”.

-¿Qué es la vida para usted?                                                            

Es una pregunta bastante difícil de contestar. Para mí, es el tránsito por un pedazo de la historia del país que tú vives, con virtudes y defectos, pero que siempre trato de aprovechar al máximo posible, fundamentalmente en lograr sentirme bien con lo que hago, en poder educar a mis hijos con los valores y conceptos que me inculcaron mis padres, o que adquirí en el desarrollo del proceso revolucionario que vivo. Por eso, creo que la vida es transitar lo mejor posible por la etapa que nos tocó vivir.

Pie de foto: Norberto González Roselló participó como maestro en la Guerra de Angola, en 1979.

Ficha técnica:

Objetivo central: Resaltar las vivencias de Norberto González Roselló en diferentes acontecimientos históricos y su amor por la Historia.

Objetivos colaterales: Conocer cómo transcurrieron determinados hechos históricos desde la visión personal del entrevistado y destacar la participación del pueblo cubano en estos acontecimientos.

Tipo de entrevista:

Por su estructura: Mixta.

Por el medio en que se obtuvo: Conversación directa.

Por las personas que intervienen: Individual.

Por su contenido: De personalidad.

Tipo de título: Genérico.

Tipo de entrada: De presentación.

Tipo de cuerpo: Mixto.

Tipo de preguntas: 1-¿Participó en algún combate? Directa y de exploración; 2-¿Qué sintió al ver la intensidad del fuego y saber que habían niños adentro? Abierta y directa; 3-¿Qué es la vida para usted? Abierta, directa y de opinión.

Tipo de conclusión: De opinión del entrevistado.

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