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Isla al Sur

Comentarios-Trabajos docentes

“A LA RUEDA RUEDA, DESDE MI TABLETA”

“A LA RUEDA RUEDA, DESDE MI TABLETA”

NAIMY HERRERA PEREIRA,

estudiante de  primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Antes de la existencia de Xbox, PlayStation, los Smartphone, las tabletas, y demás equipos tecnológicos, los infantes cubanos nos divertíamos con otros tipos de juegos que nos permitían conocer nuevos amigos, convivir con todos los niños del barrio, ejercitarnos sin aburrirnos, además de explotar la creatividad y educarnos.

Nuestras travesuras nunca se vieron frustradas por poco espacio en la memoria RAM o por baja batería. La carga era ilimitada y el juego terminaba cuando el sol se escondía y las madres avisaban, como árbitros, el fin de la diversión para bañarnos, comer y estudiar.

En los viejos tiempos cuando tenías muchos amigos y nada que hacer, jugar a los escondidos era una buena opción. Te daba una cierta sensación de suspenso saber que alguien te estaba buscando y la necesidad de encontrar un buen escondite para “salvar tu vida”. Ahora es moda juntarse en un grupo, tomar tu tableta o móvil inteligente, abrir el zapya y conectarse a jugar en red. ¿Dónde quedó el piteo? Ya nadie dice: “¡Sal de la base, gallina!”.

José Martí, en La Edad de Oro (1889), se refirió al tema de los juegos: "los niños de ahora juegan lo mismo que los niños de antes; la gente de los pueblos que no se han visto nunca, juegan a las mismas cosas." Sin embargo, la realidad de los juegos actualmente no es así.

Yo aprendí a usar mis dedos haciendo manualidades con plastilina. do manualidades con plastilina;Hoy las falanges se ejercitan tocando las teclas Z, C y V del teclado o dando toques en las pantallas táctiles.

Para la psicóloga Naysvel González la posibilidad recreativa y de ocio que ofrecen los juegos tradicionales son beneficiosas para la salud del cuerpo humano y un método de educación desde edades tempranas.

Siempre hubo juguetes soñados y carísimos, pero no tenerlos no nos quitaba los deseos de divertirnos. Una caja de zapato era una cuna, un palo de escoba podía tornarse en un caballo, en una espada o en un bate, de una hoja de papel obtenían en segundos un barco o un avión.

Por muchas armas de fuego y gran definición que tenga el “Call of duty” nunca podrá sustituir la onomatopeya del ¡po, po, po! de las armas rústicas de los pistoleros callejeros.

Aunque el “FIFA 16” cuenta con todos los equipos de fútbol e incluso puedes ser Messi o Cristiano, y competir en la Copa del Mundo, nada se compara con colocar en medio de la calle dos piedras semejando una portería y con una pelota medio desinflada y usando unos tenis rotos gritar a viva voz: ¡Gooool!

Estos juegos que tal vez ya pasaron de “moda”, pero marcaron mi niñez y la de muchos. Hoy ya no lo hacen más, por el simple hecho de que la tecnología está invadiendo la infancia de los niños.

Ambas generaciones se divierten, cada una con sus cosas y a su manera. Para los juegos de antes se necesitaba de estar con amigos, y eso tiene muchas cosas positivas, pues desde niño te integras y entablas relaciones que a veces duran para toda la vida.

Hoy la tecnología te permite divertirte sin compañía y eso lleva a estar solo y a sustituir cada vez más a las personas por máquinas frías y sin emociones. Tanto los modos de recreación de antes como los de ahora tienen sus pros y contras, por eso lo mejor es una mezcla de ambos.

Mi generación era lo bastante creativa como para entretenernos casi sin otro costo que el de nuestras energías. En cuanto a lo que hoy entendemos por estimulación de la inteligencia, los juegos del pasado no andaban tan mal. Al fin y al cabo Sócrates y Galileo, Einstein y Carpentier no se formaron dando “clics”. Ni siquiera el propio Bill Gates.

EL CINE, ¿DEL AYER?

EL CINE, ¿DEL AYER?

SHEILA NODA ALONSO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Tiempo atrás, el cine era una de las opciones imprescindibles en vacaciones, para salidas de enamorados o familiares. Hoy, el encanto del proyector se pierde con intensidad y la cuenta regresiva para iniciar la película se hace más extensa y agonizante.

Despertar el interés cinematográfico de la población solo se logra actualmente con el Festival del Cine Francés, el Festival de Cine Pobre y el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el más relevante en cuanto a producciones audiovisuales, entre otros.

Una de las motivaciones a este último es la “única oportunidad de ver propuestas cubanas”, según un estudio del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos.

El informe también demostró que muchas personas dejan de asistir a las salas, más que por desinterés, por el deterioro de los locales y las dificultades en cuanto a transporte, pues en la periferia de la capital existen pocas salas o están en peligro de derrumbe. En otras provincias escasean aún más, Artemisa, por ejemplo, no dispone de un espacio para la programación de cinemateca.

A esto se suma la competencia generada por otras alternativas de consumo: las llamadas “redes informales”, el “paquete semanal” y la compra y alquiler, en menor medida, de DVD. A través de ellas se accede con facilidad a muchas creaciones audiovisuales cubanas y extranjeras.

Otra problemática es la poca cultura cinematográfica de la población, determinada por la falta de promoción y seguimiento de las propuestas fílmicas por parte de los medios de prensa.

Desde la invención del cinematógrafo, muchos adelantos tecnológicos se han desarrollado. Así en nuestros días, la invención y empleo de la tecnología 3D, 4D y resolución 4k utilizada en el cine digital, son muestra de ello. En Cuba no se producen películas con estas técnicas y los filmes en 3D se proyectan desde hace pocos años en los cines, luego de que fueran impulsados por los cuentapropistas.

Una encuesta nacional sobre consumo cultural, realizada por el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, demuestra que la asistencia a los cines es una de las actividades que con menos frecuencia realiza la población. Fuera del tiempo de festivales, las salas permanecen con propuestas que en pocas ocasiones satisfacen las expectativas de los presentes. Se proyectan filmes transmitidos por la televisión, estrenados hace tiempo o que abarcan temas distantes de la realidad de los cubanos; de ahí que no llamen su atención.

A las creaciones cubanas les toca rescatar la magia de la pantalla grande, incentivar el interés de los jóvenes, para que nuestros cines no se conviertan en estructuras vacías que esperan al próximo festival para que sus butacas recuerden el calor humano.

Es una tarea difícil, más si consideramos que la presencia de filmes foráneos es inevitable. Los nuestros últimamente se han caracterizado –no todos– por presentar tramas banales, con abundantes clichés tomados de las realizaciones de Hollywood, y guiones donde el erotismo y la sensualidad han sido sustituidos por el nudismo, como si con eso lograran captar la atención del público.

Las producciones que tienen a niños como protagonistas (lo que no significa que sean para niños), son las que gozan de mayor aceptación en los distintos públicos, por los valores que transmiten y la presencia de un guion capaz de conmover hasta los más incrédulos. Un ejemplo es Conducta que en 2014 obtuvo, entre otros, el Premio Coral en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

El director y guionista, Juan Pin Vilar, con motivo del pasado Festival de Cine Pobre, dijo: “El cine cubano de hoy tiene una intención enunciativa, los jóvenes piensan que basta con decir algo y dejan de contar una historia. No obstante, a veces por las condiciones de producción no queda más alternativa que hacer lo que se puede”.

CIGÜEÑA DE VACACIONES

CIGÜEÑA DE VACACIONES

KARLA PICART RODRÍGUEZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

El lento crecimiento de la población asociado a la baja fecundidad son factores demográficos que contribuyen de forma directa al envejecimiento en Cuba. Las causas de este fenómeno se ubican en una compleja situación sociocultural, pero no irreversible.

La tasa de natalidad registrada en el último censo de población y vivienda en el año 2012, revela que el promedio de alumbramientos es de 9,96 anuales por cada 1 000 habitantes, cifra que descendió a 9,9 en 2015.

Pero, ¿a qué se debe esto? ¿Se habrá ido la cigüeña a entrenar a los próximos Juegos Olímpicos?

Podemos hablar de un sistema económico desfavorable para gran parte de la sociedad, con un salario medio de 584 pesos, donde los artículos de canastilla -en su mayoría extranjeros- están a precios inalcanzables y los productos cubanos son inexistentes o precarios.

Al analizar estas problemáticas desde un punto de vista moral emerge que la desvalorización en una parte de la sociedad, ha propiciado un desmedido afán consumista. De ahí surgen reflexiones como “no hace falta hijos para la realización personal”, es entonces: ¿pérdida de esperanza o egolatría suicida?

Una nueva visión de la superación individual, así como las crecientes oportunidades profesionales inciden, a su vez, en un  número de la población femenina, que trae consigo en muchos casos un igualitarismo desmedido entre hombres y mujeres, lo que provoca un equívoco cambio de roles. Este fenómeno condiciona el retraso de la maternidad o la renuncia a ella.

La práctica casi generalizada y aprobada por el Ministerio de Salud Pública del aborto o interrupción del embarazo es vista como “método anticonceptivo”, hecho que pone en juego la posibilidad de ser madre en otro momento, además de arriesgar la vida.

Según reporta la última Encuesta Nacional de Fecundidad (realizada en 2009), un 21 por ciento de las mujeres cubanas entre 15 y 54 años se han sometido al menos a un embarazo que acabó en interrupción provocada o en una regulación menstrual.

En una nación donde son concedidos los derechos más generales de la mujer, la maternidad segura y responsable no puede ser solo una preocupación de la fémina, sino una decisión planificada de la pareja en la que se estimula a la procreación.

Para la investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Grisell Rodríguez, la sobrecarga de roles en la mujer es un elemento que incide contra la disposición de tener hijos.

Otro de los factores a analizar es la notable influencia ejercida por la creciente migración de los últimos años. Esto ha causado al país el descenso de las personas del género femenino en plenitud para concebir un hijo.

El censo efectuado en 2012 mostró que en Cuba hay 2 905 167 mujeres en edad fértil (de 15 a 49 años), un 3,26 por ciento menos de las que había en 2002. Y el grupo desde 15 a 34 años, del cual nace el 80 por ciento de los niños, se redujo en un 18,89 por ciento.

Un informe publicado por la Oficina Nacional de Estadística pronostica que para el año 2030 habrá 2 175 873 mujeres en periodo reproductivo, o sea, un 25 por ciento menos.

Estos elementos vinculados con otros, como pueden ser la grave situación habitacional que presenta el país y la disponibilidad material que requiere la crianza de los hijos, han provocado que Cuba tenga una de las tasas de natalidad más baja del continente y del mundo con 1,45 hijos por mujer. Debemos buscar soluciones factibles acorde a las necesidades de la nación. Las cartas están sobre la mesa, ¿quién abre el juego?

¿LA CUADRATURA DEL CÍRCULO?

¿LA CUADRATURA DEL CÍRCULO?

EDUARDO ANTONIO GRENIER RODRÍGUEZ,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

La comidilla está en cada vericueto donde se respira béisbol cubano. El anuncio de una nueva estructura para la venidera Serie Nacional, consistente en la reducción a seis equipos para la segunda fase del torneo, resulta leitmotiv en casi todos los aficionados de nuestra pelota.

El punto de ebullición que alcanzó la épica final entre Pinar del Río y Ciego de Ávila ha cambiado su cauce con esta nueva medida. Una pregunta se ha expandido como pólvora: ¿será esta propuesta el remedio para enrumbar el sino del béisbol cubano? La respuesta es un no categórico.

Algo quedó demostrado en el certamen nacional recién concluido. El apreciable bajón cualitativo que ha sufrido el  deporte insignia de la Isla y el errático manejo de su organización por las autoridades pertinentes raya con la alarma.

Por estas y otras causas, quizás sea esta modificación un paso cardinal entre las numerosas temáticas que ocupan la agenda. La situación no es propicia para andar con vacilaciones, sino para tomar decisiones acertadas que puedan constituir un punto de giro.

Resulta incomprensible que en el 2015, temporada en que más peloteros antillanos se beneficiaron de la política de contratación en ligas foráneas, sea también el período en que se marcharon del país, de una forma u otra, más de 150 jugadores, récord en la historia del béisbol revolucionario.

Eso ha propiciado que el debilitamiento de nuestras plantillas para asistir a competencias internacionales no sea fortuito. Nuestra afición observa con nostalgia a los que un día defendieron los colores patrios, y que hoy brillan en disímiles terrenos de las Grandes Ligas (MLB, por sus siglas en inglés) vetados de representar a su país de origen.

Este pudiera ser el kit de la cuestión. Si la cantidad numerosa de estelares jugadores cubanos, pilares de sus conjuntos en la MLB, pudieran participar bajo el amparo de la Federación Cubana en eventos como el Clásico Mundial, otro gallo cantaría.

Sin embargo, surgiría otro problema: los peloteros de casa, esos que sudan la camiseta de sus provincias en la Serie Nacional, serían relegados presumiblemente a un segundo plano. Aun así, con un manejo inteligente de la Dirección Nacional de Béisbol podría existir la posibilidad de que un team Cuba sea conformado por los atletas de mejor calidad, sin importar las ligas donde se desempeñen.

Para superar el pésimo estado que vive la pelota doméstica, urgen a gritos osadas estrategias de cara al presente y futuro. El talento abunda, resta explotarlo de la manera más fina posible y de momento se deben analizar las carencias y buscar vías de solución eficientes, como el mejoramiento de las condiciones de los terrenos y una mejor atención al trabajo desde la base.

En un deporte tan simbólico para Cuba, sería imperdonable no mencionar el escaso respeto mostrado en la presente temporada a la afición. Constantes paradas del calendario no favorecen el desarrollo de las figuras, del espectáculo y la dinámica de la justa. Hablamos del bien llamado pasatiempo nacional.

Es de total interés que nuestra selección se prepare de la mejor manera, pero el evento cumbre de casa, que permite asistir a los estadios y vestir la camiseta de nuestros equipos, no puede ser afectado cada vez que surja un torneo que se considere más importante.

Es vital promover la masividad y el estímulo a los atletas y entrenadores como factores esenciales en este fenómeno difícil de solucionar. Tenemos talento, que es lo fundamental, solo queda enmendar los errores. De esa forma, el béisbol cubano logrará, tal vez, salir del mal momento en que se encuentra inmerso desde hace algunos años.

PARRILLA TELEVISIVA SIN PLATO FUERTE

PARRILLA TELEVISIVA SIN PLATO FUERTE

ERNESTO EIMIL REIGOSA,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Estamos ante una de las edades de oro de la televisión. De la televisión anglosajona, al menos. Pasará el tiempo y cuando relatemos a nuestra progenie cuán suculenta era la oferta de la pantalla chica anglosajona hoy día, de seguro no faltarán los que aderecen la narración con las historias de franquicias como Juego de Tronos, Breaking Bad, Vikingos, Downton Abbey y compañía.

Mientras las series extranjeras están alcanzando las más altas cotas de calidad, el telespectador criollo sufre con una parrilla televisiva que adolece de muchas cosas. Por ejemplo, el histórico espacio de las Aventuras de las 7 y 30 de la noche. Salvando el tema económico, la falta de recursos y el ya trillado, pero no menos cierto, argumento del bloqueo, las producciones nacionales están dejando mucho que desear, con programas que a veces parecen insultar la inteligencia del televidente.

Se imponen varias preguntas: ¿Cómo es posible que las series foráneas posean tanto talento en todos los frentes: narración, actores, dirección, etc.? ¿Es que acaso en Cuba no hay talento? ¿Por qué muchos, por no decir todos, los programas de la televisión cubana presentan fallos técnicos o tienen un acabado incompleto? ¿Dónde aprendieron los guionistas de allá? ¿Es que en el ISA (Instituto Superior de Arte) no están egresando buenos realizadores? No puedo responder todas estas preguntas, en mi mano no están las respuestas.

Analicemos primero lo de fuera. ¿Por qué son tan buenas esas series? Marcos Ordóñez, periodista, escritor y crítico cinematográfico español, lo deja claro: “Las comedias te parten el pecho de risa, las de suspense y aventura te disparan la adrenalina, las peripecias vitales de los protagonistas te sacuden el corazón, te hacen decir: Sí, sí y mil veces sí, así es la vida y así es la muerte, así nos enamoramos, nos engañamos, caemos y volvemos a levantarnos”, verdades como templos, si me preguntan a mí.

Ahora, no porque algún título lleve el sello “Made in USA” quiere decir que es oro puro. Hay de todo, como en cualquier parte. Muchas son banales, superfluas, falsas…descalificativos a gusto del consumidor. Con tal de vender, siguen explotando la misma idea que se vuelve ridícula y llega un punto en que lo único posible es sentir pena.

Vamos ahora a lo nacional. Obviando la mencionada falta de recursos, las realizaciones cubanas parecen perder calidad a pasos agigantados. No hay aventuras para los jóvenes, los programas humorísticos han disminuido en calidad y cantidad, los infantiles causan trauma y las novelas tienen una fotografía descuidada y unas actuaciones marcadas por la falta de profesionalidad.

Lo bueno es que aún hay esperanza. Cuba fue pionera en Iberoamérica en el género de la novela radiofónica, que luego evolucionó a la televisiva. Seriados de antes del triunfo revolucionario, como “La tremenda corte”, “Chan Li Po” o “La serpiente roja”, lo demuestran. Aunque también después del 59 con “San Nicolás del Peladero” o “Detrás de la fachada”. No nos vayamos tan lejos. Período especial. Mayor crisis económica de nuestra historia reciente. Es emitida en horario estelar “Shiralad”, aventura que debió haber hecho escuela.

En palabras del director de cine y teatro, Eduardo Eimil Mederos, lo que necesitan los seriales cubanos de hoy, y que de sobra tienen los extranjeros, son “Verdad” y “Riesgo”. Verdad, porque las emociones mostradas tendrían que ser auténticas, no reproducciones simplistas carentes de profundidad; y Riesgo, pues deberían atreverse a ser originales y no meras copias de fórmulas conocidas. Mientras estos dos preceptos no guíen los pasos de los realizadores televisivos cubanos, seguiremos a dieta de blanda televisiva, añorando un plato fuerte que ahora se nos antoja tan idílico.

CUANDO EUROPA NIEGA EL TECHO

CUANDO EUROPA NIEGA EL TECHO

ERIKA ALFONSO VILLAR,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Para los millones de personas que huyen de la pobreza, los conflictos políticos, las guerras, el terrorismo, los asesinatos, y los problemas raciales y religiosos, Europa es una luz al final del túnel. Realmente el túnel no tiene tanta luz.

La crisis migratoria -resultado de la explotación neoliberal y las apetencias geopolíticas de las potencias capitalistas occidentales, encabezadas por Estados Unidos- se agudizó en 2015, cuando según la Organización Internacional para las Migraciones, más de un millón de personas cruzó el Mediterráneo, buscando una Europa cuya actitud deja mucho que desear.

Los refugiados, mayormente provenientes de Siria y otras regiones del Medio Oriente y el norte de África desestabilizadas por los propios países que ahora niegan la acogida, se lanzan contra el océano -más allá de la posibilidad de que logren sobrevivir a la dura travesía- para dejar atrás las huellas de miseria, persecuciones políticas, guerras civiles y la violencia común en sus territorios.

Entre discursos dispares, que dejan en entredicho la solidez de un continente “unido”, todos se preguntan si estas potencias mundiales están verdaderamente dispuestas a ayudar las personas –unas, en busca de mejor fortuna y otras, en busca de salvar su vida- y hasta qué punto permitirán la entrada y permanencia de estos en sus territorios. El cierre de fronteras, primero, y un acuerdo que segregó vidas a cambio de millones, dieron la respuesta.

Los números nos ahogan. Solo en lo que va de año (2016), el Mediterráneo, ese mar que baña múltiples islas turísticas, se ha llevado la vida de 1 357 personas, mientras que 330 000 han logrado tocar suelo europeo, esperando ser distribuidos en diferentes países.

Trabas para su entrada hay muchas, en políticos y ciudadanos comunes. Desde quienes se justifican con la defensa de derechos supuestamente amenazados, los que presumen de una falsa superioridad cultural, hasta los que se escudan en la intolerancia.

En el colmo del contrasentido, la rica Europa exprimió la cartera a ciudadanos del Tercer Mundo: Alemania y Dinamarca llegaron a confiscar dinero y bienes a los migrantes cuando su patrimonio de entrada excedía los 1 340 euros. ¿La primera economía europea necesita de estas migajas o es otra estrategia para que no lleguen a su territorio?

El pasado mes una nueva medida alarmó a los refugiados. Turquía aceptó un pacto, a cambio de que la Unión Europea acelere su entrada al bloque y conceda a sus nacionales el acceso como iguales, exentos de visas, por el llamado espacio Schengen de libre tránsito continental.

El tratado incluyó la entrega a Ankara de 6 000 millones de euros para que el Gobierno turco se ocupe de atender en campamentos a todos los migrantes que llegaron a Grecia desde el 20 de marzo último. En un trueque que se anuncia lento, llamado “uno por uno”, un refugiado sirio en regla, que reúna en las instalaciones turcas los requisitos de admisión, ingresará a un país de la Unión, mientras otro ilegal, asentado en Grecia, pasará a Turquía, país que dispondrá de mecanismos para repatriarlos.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el mundo no vivía una crisis de migrantes y refugiados tan grande como la del 2015 que dejó más de 3 700 muertos ¿Que pasará este año? Nunca antes, las potencias capitalistas habían desestabilizado, como fichas de dominó, a tantos países juntos. El mundo asiste a sus consecuencias, pero los gobiernos que tumbaron a otros pueblos se niegan ahora a sostener a esas personas.

El mundo entero se conmueve con la crisis. Los medios de prensa, los estadistas, las organizaciones se han visibilizado, pero no se resuelve en las tribunas: hace falta acciones concretas, respuestas concertadas que, por cierto, hagan más creíble la “unión” de la UE.

¿UNA INSTITUCIÓN OBSOLETA?

¿UNA INSTITUCIÓN OBSOLETA?

TU CU THI THANH,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

El hermano de mi amiga y su novia viven juntos. Él dijo que no iba a casarse hasta que tenga una vivienda propia, pero su hermana me compartió: “Se casen o no, es igual, ya viven como marido y mujer”.

Entonces, ¿las definiciones “novios” y “esposos” son diferentes por la forma, o por el contenido? Nadie puede negar que, en muchos casos, la tradición del matrimonio en Cuba se ha perdido y su significado se reduce aceleradamente. ¿Es el vínculo marital solo un “invento” del Estado y de la Ley?

Mientras en la latitud Este, el casamiento es un gran sueño para las mujeres, en varios países de Occidente las féminas tienden a pensar que es una sentencia de muerte para el amor y la libertad. Ellas son cada vez más independientes de los hombres y ese es uno de los motivos para mantenerse solteras o en uniones libres.

Para quienes provienen de la cultura asiática, con tradiciones más severas, la vida de los enamorados cubanos es una sorpresa, y todavía más al saber que tienen el consentimiento de los padres. ¿Este fenómeno se origina de las costumbres de la familia? ¿De los impactos y cambios objetivos de la sociedad? ¿O de las ideas frescas de la juventud?

En la Isla, unir lazos nupciales se ha convertido para algunos en un papel inanimado. La mayoría considera que casarse es un paso complejo e innecesario. Otros lo conciben como un pasaje para salir del país. En ocasiones, se enlazan solo para poder comprar una casa legalmente.

A algunos les importa poco el certificado conyugal. ¿Un anillo de compromiso en el anular de la mano izquierda puede sustituir el diploma sagrado de la sociedad?

El acta de matrimonio marca que el afecto no solo es la historia de dos individuos, sino también es la relación entre dos familias y es un compromiso social. No es una cuerda para amarrar a ninguno, al contrario, perfecciona el valor personal en lo más hondo de la mentalidad, ayuda a fomentar una responsabilidad.

Muchas personas tienen miedo de no poder cumplir la Ley divina: “Lo que Dios une, nadie lo separa”. El hombre huye de las responsabilidades que implica crear una familia. La mujer evita embarazarse y “enredarse” con hijos. A veces, tienen la inseguridad de que su pareja sea compañera sentimental a largo plazo, solo pretenden “probar y practicar”. Así, nadie les rompe o priva de su puesta.

Por otro lado, existe una parte de la población, con un gran deseo de casarse, pero se le dificulta lograr una ceremonia. Los problemas económicos atentan contra el valor conyugal.

Según las reglas de la Ley, el matrimonio se conserva en la medida que se mantienen los motivos que lo originaron: el amor, el deseo de formar una familia, tener hijos y educarlos, ayudarse en el respeto. Es de primordial importancia que entre las parejas exista una buena comunicación.

Ya sea con un certificado legal o no, lo importante es respetar el amor como un sentimiento sagrado, así como la unión que de este se deriva, para emprender juntos el camino hacia una vida feliz. Aceptando así las transformaciones de la nueva sociedad, tal vez no será el matrimonio una institución obsoleta.

CUANDO EL AMOR NO ALCANZA

CUANDO EL AMOR NO ALCANZA

DANIEL MONTERO PUPO,

estudiante de primer año de Periodismo,

Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Hace poco leí un trabajo referente al alarmante número de peloteros que habían dejado el país durante el pasado año (2015). No recuerdo la cifra exacta, pero eran más de ochenta, lo cual supone casi tres equipos completos. Sin embargo, en mi mente quedó una duda, ¿a cuánto ascenderá el número de atletas de cualquier deporte que tomaron el mismo camino? Esa es una estadística que me gustaría conocer.

Todos nos enteramos cuando se marcha una estrella, sobre todo si es del pasatiempo nacional, el estruendo se escucha en cada esquina del país. Pero la realidad es que mucho talento joven, tal vez las estrellas del futuro, son quienes predominan en estas situaciones.

Cuando se entera, la gente entabla discusiones en cada esquina. “Hizo bien”, “hizo mal”, “ya veremos qué pasa con él”. Pero creo que la verdadera discusión debería ser por qué pasó, y qué hacer para evitar la recurrencia.

La carencia de terrenos e implementos se hace sentir desde la base. Sin embargo, la calidad de los deportistas cubanos evidencia que el talento no falta, al menos eso no. Crédito aparte y destacado para los forjadores de ese talento, los entrenadores que apenas con casi nada hacen casi todo para lograrlo.

Pero creo que el principal detonante de quien se marcha es lo bajos que son los salarios de los jugadores, incluso de los mejores. Nuestro deporte es amateur y responde a ideales de igualdad social y de la no privatización, pero es necesario remunerar mejor a hombres que de estar en otro país ganarían millones de dólares, y están conscientes de ello. Quede claro que en ningún momento estoy diciendo que nuestro país pueda o deba pagar esas cifras, pero no creo que tampoco pueda ni deba seguir pagando las actuales.

Cabe destacar que los de ahora son los más altos del deporte revolucionario. Las normativas aplicadas hace un par de temporadas para el aumento de los salarios a deportistas suponen un reconocimiento al cambio necesario, aunque no lo considero suficiente, no son consecuentes con los años de sacrificio y devoción a una disciplina, ni  al reconocimiento social que alcanzan.

En una reciente entrevista, Carlos Yanes, gran pitcher de nuestras series nacionales y actual entrenador de pitcheo del equipo de la Isla de la Juventud, comentaba que es complicado mantener motivados a los jóvenes del conjunto ante sus perspectivas. Sobre todo, considerando que el equipo pinero es uno de los que mayor cantidad de jugadores pierde cada año. Esa situación la viven casi todos los equipos en mayor o menor medida, y no solo en el beisbol.

Por otro lado, tenemos las contrataciones de atletas cubanos en ligas foráneas. Tema impensable en el pasado y que se ha convertido en un gran estímulo, pues ya no es la salida ilegal la única manera de jugar en ligas diferentes, y cabe decir, mejores. No es menos cierto que ese proceso apenas está comenzando. Hay mucho que analizar y tener en cuenta, pues tampoco se ha de dejar de lado nuestra serie de beisbol, por ejemplo.

Existe también un componente ético y de ideales que ya no es el mismo que en otros tiempos. Muchos tienen aspiraciones que son diferentes de lo que nuestro deporte y nuestro país les ofrecen. Y contra eso hay poco que hacer.

Está claro que el amor no está siendo suficiente. Es tiempo de dejar de actuar en consecuencia con la idea que se tiene de cómo deberían ser las cosas y empezar a reaccionar ante la realidad de las mismas. No podemos cambiar la manera de pensar de las personas, ni podemos crucificar moralmente al atleta que decida probar suerte. Lo que podemos hacer es tratar de adaptarnos a los nuevos tiempos de la mejor manera posible, y buscar en el espejo antes de mirar a la distancia.