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Isla al Sur

LOS FRUTOS DE UNA AMISTAD

LOS FRUTOS DE UNA AMISTAD

IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ

Foto: ARNALDO SANTOS

Nayarit está enclavado al noroeste de México, en el declive de la Sierra Madre Occidental y el Océano Pacífico, y posee en sus 21 municipios una población de 920 185 habitantes, de los cuales el 9,4 por ciento de quienes tienen más de 15 años son analfabetos. Hasta ese estado llegó la cooperación cubana en el campo de la educación con el método Yo sí puedo, y un año después de su aplicación 4 790 personas dejaron de ser iletradas.

En ese tiempo también nació un hermoso testimonio, Los frutos de una amistad, pequeño libro escrito por cubanos y nayaritas que es otra expresión de solidaridad entre pueblos hermanos, al decir de Salvador García, coordinador de los Proyectos de mejoramiento de la calidad educativa.

El también director de secundarias generales en la región afirma que la publicación constituye el modesto esfuerzo del gobierno del estado de Nayarit para dar a conocer la importante cifra de alfabetizados en corto tiempo, y el beneficio que a sectores de la sociedad ha reportado el método cubano.

El texto lleva al lector por la historia de Nayarit, por la necesidad de alcanzar la alfabetización para beber de las fuentes de la libertad, la experiencia educacional que hoy se lleva adelante, y un capítulo dedicado a lo que se ha hecho para que el aprendizaje sea posible en jóvenes, adultos, indígenas, inmigrantes, reclusos y personas con necesidades educativas especiales.

"El programa ha dado luz a sus vidas y las ha convertido en seres humanos abiertos al conocimiento y a la interrelación con sus semejantes", comenta Salvador García, y después explica cómo hasta personas de 96 años se alfabetizaron en los municipios de Santiago y Jala, y un niño con trastornos en el lenguaje logró deletrear en solo siete semanas: "Ni en sueños imaginé el gran impacto que ha tenido el Yo sí puedo".

Los autores cubanos, colaboradores en Nayarit, son Luisa Campos, Zobeida Suárez, Emilio Montes de Oca, Sergio González y Sixto Jiménez.

Para Zobeida, directora de Educación en el municipio camagüeyano de Guáimaro, lo más impactante de la experiencia ha sido el cariño recibido de personas humildes en las localidades de Tecuala, Acaponeta, Huajicori, Tuxpan, Ruíz, Rosamorada, Tepí y Santiago Ixcuincla.

En especial habla de la familia de los Cora, "son 12, muy pobres, a quienes atiende la facilitadora mexicana Delia Cervera. Para ellos aprender a leer y escribir, y contar con televisor y video en su rancho ha sido tremendo".

Para Luisa Campos, directora del Museo de la Alfabetización, asesorar en los municipios de San Pedro Lagunillas, Compostela, Bahía de Bandera, San Blas, Tepique y Jalisco significa un compromiso con su generación porque no participó en la experiencia cubana de 1961, pero considera que esta es similar.

Luisa, que no puede desprenderse de su vocación por guardar la memoria histórica, anuncia que ya en Nayarit prevén crear la Casa de la Alfabetización: "Cuentan con las cartas de los alfabetizados, los expedientes de los facilitadores, los informes de las diferentes etapas, los materiales auxiliares para apoyar el método cubano, y el libro".

 

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