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Isla al Sur

Pensar el Periodismo

LA NOTA INTERPRETATIVA EN ENCRUCIJADA

LA NOTA INTERPRETATIVA EN ENCRUCIJADA

Dra. IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ,
Profesora de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

En un debate reciente, una colega planteaba que la frontera entre interpretación y opinión es en extremo borrosa y que algunos teóricos afirman la imposibilidad de trazar límites entre ambos; la profesora recordaba que a ese saber consolidado, mi perspectiva se enrumba en la especificidad de la nota interpretativa hacia la no admisión de la expresión explícita del punto de vista (opinión) del periodista y la tendencia de editorializar, sino, por el contrario, a la deducción-inferencia analítica de los datos, antecedentes, informaciones y/o criterios de las fuentes, todo debidamente seleccionado y contrastado.  

¿Cuál es, realmente mi criterio acerca de la nota interpretativa, un género-estilo apenas concretizado en las redacciones cubanas? Deseo recurrir a El saber periodístico, donde ya desde 1957, Juan Beneyto enunciaba que el periodista es, antes que otra cosa, un ordenador de informaciones y opiniones. Casi 30 años después, desde Diario 16, Miguel Ángel Gonzalo afirmaba que los periódicos nos ordenan el mundo, pero cada uno de una forma distinta, cada uno a su manera; en tanto, desde El País, Máximo San Juan redondeaba que los periodistas son necesarios para que el mundo incomprensible y complejo pueda resumirse cada día en un cuadro inteligible. Referencia básica en la Academia, José Luis Martínez Albertos reconoce la intervención del periodista en la noticia y la subjetivación de ella, mediante esa interpretación.

A partir de estas cuatro consideraciones desde referentes teóricos y prácticos, reitero una vez más al periodismo como un acto de interpretación de la realidad, sea cual sea el continente en que se vierta el mensaje. Nada queda exento en el periodismo de la intencionalidad y la visión-mundo de sus hacedores, pues ante una realidad dada, él es el que escoge, jerarquiza, prioriza, suma, omite, en actos de selección continua donde están intercambiándose roles de manera dinámica y que integran, entre otros, intereses externos e internos, ideología, política, perfil editorial, rutinas y culturas profesionales, hasta el mismo ser humano que en el momento de redactar lleva sobre sí su propia trayectoria. Lorenzo Gomis lo resume al plantear que el periodismo puede considerarse un método de interpretación sucesiva de la realidad social.

Es por eso que, en la nota informativa y en la nota interpretativa, el ejercicio de informar, interpretar y opinar no queda ajeno a ninguna de las dos construcciones, como no quedan fuera de ninguna otra. Solo que van en medida, de manera que en unos y otros casos, el mensaje logre un propósito en relación con el destinatario, hay en cada propuesta una voluntad de credibilidad, casi un episodio de pedagogía en su responsabilidad ciudadana. Si algo es consustancial al periodismo es su no linealidad, su no partición de fronteras a ultranza.

Aplicándonos entonces a la propuesta de la nota interpretativa, sostengo que en ella el juicio y la intención del periodista va siempre de una manera implícita y no explícita, pues es el periodista quien, en definitiva, lleva las riendas de su construcción y tiene un propósito definido. Decir que en la nota interpretativa no está presente de ese modo la opinión del periodista, es tanto como preservar el mito de que somos objetivos e imparciales en la nota informativa.

Ahora bien, continuar avecinando la comprensión de la interpretación en el camino intermedio entre la información y la opinión es seguirla disminuyendo como estilo con objetivos propios, con metodologías de investigación que le son consustanciales y que se deslindan de los recursos empleados en los dos estilos más consolidados, el informativo y el opinático. Es perpetuarla en la indefinición y, aún peor, dar pie a que no pocos afirmen que ella propicia la manipulación del mensaje, cuando, antes bien, lo que contribuye es a otorgarle credibilidad y verificabilidad, en tanto va sostenido de fuentes correctamente identificables.

Y, sobre todo, para mí y desde la moderación que debe acompañar todo acercamiento a los grandes teóricos y sus obras referenciales, ¿cómo entender que se propugne que el estilo tributa a los géneros informativos; y, a la vez, que la frontera entre la interpretación y la opinión le es casi imperceptible?

Siento una profunda dicotomía en esas miradas y la sustento desde la praxis, pues en los ejercicios académicos que se realizan en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y en la asignatura de Periodismo Impreso II, hay una muestra del quehacer de los estudiantes donde queda evidente que la nota es posible desde la exposición de los datos al destinatario, desde las tantas fuentes y soportes como sean necesarios para la comprensión de un tema y el esclarecimiento de un conflicto, sin dar el periodista su opinión de forma evidente.

Para no pocos profesores y periodistas cubanos, en la nota interpretativa los juicios valorativos los darán las fuentes, de manera que al emitir sus opiniones desde los diversos estamentos de expertos, protagonistas, primarios y secundarios, refuercen el valor de la credibilidad. Si estos juicios proceden del periodista, el sentido editorial toma mayor cuerpo, se oficializa el mensaje. El cubano de hoy está en capacidad intelectual para percibir esas costuras y quiere pasar de espectador-consumidor de relatos ya evaluados por otros, a ser parte del entendimiento de los intereses subyacentes de un problema, quiere él mismo interpretar desde lo que recibe en la propuesta comunicativa, a manera de reconstruir su propio “puzle” tomando en cuenta el entramado de todos los elementos.

Aproximándonos a lo que piensan muchos de nuestros periodistas y profesores de la materia, el Premio Nacional de Periodismo, Doctor Julio García Luis, afirmaba que la tendencia de algunos reporteros a opinar, y en algunos casos a editorializar y sermonear en los lugares donde no deben, echa a perder en ocasiones el intento por conducir la interpretación de los lectores. Y agregaba que en la nota: “El redactor, desde luego, no opina y generalmente se mantiene fuera del campo visual del lector aunque también hay notas interpretativas que permiten el protagonismo ‘en escena’ del periodista”.

Nótese este sentido flexible para una redacción que requiere de un tono liberado de fajinas. García Luis también añadía: “Hace falta un mayor empleo de datos duros, de estadísticas, infografía y tablas, y un poco menos de literatura”.

Otros periodistas y profesores referenciales son los Premios Nacionales de Periodismo, Luis Sexto y Hugo Ríus. Sexto considera que en la nota interpretativa la opinión del autor no debe aparecer explícitamente para inducir al lector a asumir una determinada interpretación de los acontecimientos registrados periodísticamente. Y Ríus añade que el criterio del autor nunca puede ser un franco ejercicio de opinión que lo desconecte de la matriz informativa.

Si el periodismo, en general, posee conceptualizaciones que operan como sombrillas universales, también es cierto que en cada sociedad éstas se reacomodan, pues el periodismo es consustancial a un entorno dado. La Premio Nacional de Periodismo, Doctora Miriam Rodríguez Betancourt, afirma que el periodismo interpretativo, como cualquier otro modo de hacer, debe adecuarse al contexto de cada país. 

Desde la experiencia docente, los profesores y periodistas Jorge Luis Rodríguez y Yailín Orta delimitan:

1) Dar al lector las conclusiones y soluciones atenta contra la naturaleza del periodismo interpretativo, y más aún, de la nota interpretativa, género que tributa a lo informativo y no a lo opinático.

2) El periodista cumple su función cuando mediante la descripción, la descomposición y recomposición de los hechos, el entrecruzamiento de las fuentes y una amplia mirada del acontecimiento, logra dejar al receptor pensando en la problemática.

Por último, y reafirmando mi propuesta de tratamiento a la nota interpretativa, tomo como referente al venezolano Doctor Enrique Castejón, uno de los pilares latinoamericanos en el tema, y que sostiene que lo que sí debe quedar claro es que el juicio personal del periodista nunca ha constituido –y nunca lo hará- un “argumento” o prueba demostrativa dentro del proceso de interpretación.

 

¿SUCUMBIRÁ EL PERIODISMO IMPRESO?

¿SUCUMBIRÁ EL PERIODISMO IMPRESO?

El profesor español José Luis Martínez Albertos asegura que ante la aparición de las nuevas tecnologías, el periodismo tradicional -con énfasis el impreso- podría morir hacia el año 2020. Otras visiones aseguran que el último de los impresos estaría viendo la luz en el 2048, al menos en Estados Unidos.

Dra. IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ,
Profesora de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La prensa impresa periódica en los últimos 90 años ha vivido en permanente profecía de holocausto. Uno de los detonantes más dramáticos y cercano, que movilizó a tirios y troyanos empeñados en el oficio de oráculos, se dio el 1 de enero de 2007, cuando el periódico sueco Post Och Inrikes Tidningar –el más viejo del mundo en circulación ininterrumpida desde 1645-, cerró su versión en papel y abrazó, acaso definitivamente, la era hipermedia.

Pero el periodismo impreso, que gozó por más de cuatro siglos de reinado absoluto desde que vio la luz el primigenio Nuremberg Zeitung en 1457, Alemania, desde que la radio en 1922 irrumpió poderosa en su vertiente comercial e inundó con voces y sonidos los espacios del hogar acompañando ya para siempre a los públicos, comenzó el vía crucis de premoniciones de muertes. Pero con la radio, el periodismo impreso negoció estrategias discursivas y reajustó paradigmas tradicionales para emerger nuevamente como medio comunicativo necesario al hombre moderno.

Otro susto le llegó en 1927 con las primeras apariciones públicas de la televisión. Y si la radio atrajo en su vocación permanente de compañía a despecho de casi toda circunstancia, la televisión fue la eclosión de imágenes y sonidos cual si se percibiera la realidad misma y pareciera vivirse los hechos desde el propio protagonismo. Pero la prensa impresa, sabia, veterana columna del periodismo, volvió a replanteos que la llevaron otra vez a ser uno de los medios marcadamente diferentes en la manera de ofrecer sus mensajes.

Detrás de cada una de estas apariciones, los agoreros hablaron de su muerte por la supuesta superación del mensaje que propiciaba la naciente plataforma. Y detrás, siempre fantasmales, siempre presentes, el basamento económico y el basamento tecnológico estuvieron como barreras recurrentes y al parecer infranqueables.

Otro desafío ha nacido en las postrimerías del siglo XX y la aparición de Internet en la década de los 90. Internet, que ha barrido paradigmas, pone la información al alcance del destinatario gratuita y casi en tiempo real; y lo que es más, lo convierte no solo en gestor de la información que necesita, sino también, productor de ella desde el espacio personal y libre de ataduras que desde la honestidad profesional rigen el comportamiento de los hombres y mujeres de la prensa.

Entonces, cabe otra vez preguntarse qué reordenamiento intentará la prensa impresa para pervivir en la era de la instantaneidad y la gratuidad, y volver a la vieja convicción de que no se trata de desaparecer, sino de complementarse en las propuestas comunicativas, de buscar otras cotas de protagonismo y pasar de la seducción tecnológica que presume la hipermedia y de la crisis económica que ciertamente avasalla los estrados escritos, a la adecuación de los contenidos porque, perdido el YA y el AHORA de la noticia, es el momento de ofrecer a los públicos desde las páginas impresas la consolidación del mensaje, su valoración, interpretación y reflexión.   

Es el escenario donde la propiedad intelectual de los hacedores se tornará imprescindible para replantearse y recodificar sus haceres porque de todos los medios embestidos por Internet, son los periódicos los más perjudicados. Es el momento de un nuevo guión.

Vayamos a algunos ejemplos de devastación en los Estados Unidos, donde la premonición habla del 2048 como el año fatal:


• En el 2007 desaparecieron 2 400 empleos; en el 2008 la cifra ascendió a 5 900, y en el 2009 hubo un comportamiento similar. Ahora se habla de una suma general que supera los 35 000 puestos de trabajo cancelados.


• Los diarios perdieron en el 2009 el 10 por ciento de difusión. Se asegura por el Audit Bureau of Circulations que fue la cota más baja desde 1940, cuando se disminuyeron 44 millones de ejemplares cada día.


• The New York Times enfrentó en el 2008 la más aguda crisis financiera y tuvo que acudir a publicar en sus primeras planas anuncios comerciales inusuales a su línea editorial.


• En el 2009, el San Francisco Chronicle, el más importante diario del norte de California, cerró la versión en papel a punto de cumplir 150 años de permanencia.


• Ese mismo año, The Rocky Mountaen News, entre los más leídos de Denver y también con casi 150 años de fundado, clausuró arrastrando pérdidas por más de 16 millones de dólares y sus propietarios decidieron ponerlo en venta; sin embargo, nadie se interesó en comprarlo.


• Según estadísticas aportadas por Shaping the Future of the Mewspaper y World Association of Newspapers and News Publishers, desde el 2008 a la fecha unos 166 periódicos finiquitaron a causa de la depresión económica.


• No obstante, en Estados Unidos se venden a diario casi 56 millones de periódicos, y seis de cada 10 personas dicen que leen un periódico todos los días, afirman Stanley J. Baran y Jorge Hidalgo en su texto Comunicación masiva en Hispanoamérica.


Estamos, sin duda, ante un nuevo iceberg impuesto a la prensa impresa por el océano de la recesión financiera que galopa mundialmente y la aparición de una tecnología que desplaza fronteras y globaliza el conocimiento a una velocidad de espasmo y con una asequibilidad en su uso cada vez más expedita.

Sin embargo, ¿es este el problema en toda su dimensionalidad? ¿Es solo el modelo económico y el modelo tecnológico el monstruo de dos cabezas que amenaza a la prensa impresa? ¿O es que también a esa corriente perversa de muerte no se arriman los propios medios, aferrados a un trascendido modelo de hacer periodismo?

John Nichols y Robert Mc Chesney, en su libro Vida y muerte del periodismo estadounidense: la revolución de los medios que hará que el mundo vuelva a empezar, aseguran que antes que la irrupción de Internet o la recesión global, la principal causa de la crisis de los medios impresos está en la pérdida de la calidad periodística, motivada por la concentración empresarial iniciada en la década de los años 70 del pasado siglo.

A su vez, el periodista, politólogo y ensayista peruano Álvaro Vargas Llosa escribió en El Economista que el gran error que han cometido los diarios de Estados Unidos, Europa y América Latina en respuesta al nuevo contexto es haber encarado esta tendencia como un desafío financiero y tecnológico, en vez de un fenómeno cultural, y que lo que ocurre es que la información, que acostumbraba a fluir de arriba hacia abajo, comienza ahora a fluir de abajo hacia arriba.

Es decir, asistimos a un nuevo-viejo dilema de la prensa impresa: desafíos financieros y desafíos de soportes tecnológicos, lo que lleva a replanteos en la organización del proceso periodístico en la concepción de cómo ahora ofrecer los mensajes desde sus atributos profundos y no desde los andamiajes formarles de una narratología distante e hierática, y la responsabilidad de continuar como referentes de credibilidad para los públicos.

Aún cuando no compartamos su tendencia a usar los medios para favorecer sus posiciones políticas, es válida la declaración realizada en 2006 por el controvertido presidente de News International, Rupert Murdoch: “La prensa tiene mucha vida por delante, pero debe saber que será solo uno de los canales para llegar al público. El reto para los medios tradicionales es cómo atraer a la nueva audiencia”.

Los que nos dedicamos a la prensa impresa somos una especie que va de transmutación en transmutación, de transfiguración en transfiguración de acuerdo con los retos que trae cada tiempo en su propuesta superior y trasgresora, tiempo en el espacio histórico de las sociedades como seres vivos y, por tanto, demandantes de satisfacción ante sus crecientes necesidades.

Quedar desfasados y poner resistencia a cada cambio que signifique un peldaño cualitativamente superior, es poner retrancas al mismo proceso de desarrollo de la profesión, específicamente del periodismo impreso. Ya lo dijo Fernando del Paso en su novela José Trigo: “Es el tren. El tren que viene, que pasa, que fue”.

El periodismo impreso hoy necesita crecer cualitativa y cuantitativamente, poner brida al fárrago de notas que por defecto produce insuficiencia informativa, desgajarse de la tendencia a escribir registros fríos de la vida que solo producen visiones desobjetivizantes y de escasa densidad sustantiva. Requiere interpretar la realidad desde posturas más estratégicas, que evalúen a los géneros en sus propias esencias y tengan en cuenta la finalidad y función de cada uno.

Si la radio es la compañía, la televisión el entretenimiento, Internet la gratuidad y la instantaneidad, la prensa impresa –sin desestimar de sus páginas aquellos acontecimientos de trascendencia que requieren de un tratamiento informativo e inmediato-, debe abrazar prioritariamente y como nunca antes, el análisis, la reflexión, la interpretación y la opinión, todo ello tributando a colaborar con el lector para encauzarle el discurso fragmentado que suele recibir por otras vías y entregarle un corpus en el que sienta reflejado un contenido con el que pueda coincidir o disentir, pero que, incuestionablemente, lo hace meditar y sentir un actor participante en tanto se le valora como ser pensante y crítico.

Se impone abandonar los límites del reduccionismo que da cuenta de lo blanco y de lo negro, para sumergirse en la policromía de los acontecimientos. Posesionarnos definitivamente de los cómo y por qué y presentarlos en su tridimensionalidad experencial. Asumo, entonces, que el periodismo impreso no puede estar condenado a la errancia del limbo alighiérico.

Desde el muy lejano 490 antes de Jesucristo, el periodista-génesis ha sido la vanguardia en el peregrinar del tiempo. Habrá que imaginar aquel regocijo a punto de muerte por fatiga del soldado griego Filípides, el cronista-atleta que venció el maratón de 42 kilómetros para anunciar el triunfo de Melcíades contra los persas en la batalla sostenida en la llanura de Maratón. Habrá que revisar el examen histórico que nos legaron cientos de hombres aferrados a la responsabilidad individual y colectiva de contar el transcurrir de su época, como monumental tributo del devenir social. Todos ellos, ahí permanecen en la perpetuidad del registrador de su tiempo.

Y si los dinosaurios desaparecieron porque como especies aclimatadas a un hábitat no tuvieron capacidad de readaptarse a los cambios de la naturaleza y los ciclos de la vida, aquellos de sus similares más dados a la metamorfosis devinieron hoy feroces cocodrilos y diminutos lagartos. Ahora apenas son un referente de su mayestático pasado. Pero están ahí, firmes e inconmovibles, renovados, readaptados, formando parte del presente y siendo imprescindibles en la vital diversidad biológica. De ellos, que pudieron mutar y sobrevivir para seguir siendo útiles y referenciales, aprendamos la lección.

Tomado de Cubaperiodistas. URL:
http://www.cubaperiodistas.cu/columnistas/iraida_calzadilla/02.htm

LA PEQUEÑA INFORMACIÓN EN JOSÉ MARTÍ

LA PEQUEÑA INFORMACIÓN EN JOSÉ MARTÍ

A propósito del maravilloso taller que Pedro Pablo Rodríguez ofreció en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, y en el que pidió a sus “oyentes” algunas consideraciones sobre un tema que les hubiera definitivamente atrapado. 

IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ

¿Existe excusa para la no entrega de un trabajo de apenas cien líneas en el final de este curso? Después de reencontrarnos con tanta voluntad de sacrificio y trabajo en la breve vida de José Martí, una no puede menos que sonrojarse de vergüenza.

Pero bien, el hecho es que apenas tengo apuntes sobre lo que hubiera sido mi trabajo y al que no renuncio: rescatar al Martí del escrito breve, casi intrascendental para algunos que ven ante la monumentalidad de su obra otros asideros recurrentes para mencionarlo aquí o allá, indiscriminadamente, con despiadada saña oportunista en la descontextualización del Maestro.

Para quienes trabajamos en la docencia y, en particular, en la docencia del hacer periodístico, Martí ha de andar todo el tiempo en nuestro verbo con visión orientadora. Y no para que se escriba como él, que ni debemos educar en el espíritu de la repetición ni estos son tiempos de lecturas más reposadas como pudo ser el siglo decimonónico. A este lector de hoy hay que darle rápido y claro el mensaje, pero éste -a diferencia de lo que viejas escuelas de Periodismo enseñan-, hoy –y siempre-, debe venir con el alado pensar de la palabra cultivada, de la palabra vestida bien y no atropellada en resúmenes taquigráficos o, en su antítesis, en verborrea adjetivada anodina. 

En suma: el trabajo intentará rescatar al Martí gacetillero. Así, sencillamente. Y retomar la noble función de la gacetilla cuando se escribe con intencionalidad fina, con un propósito que desborda la enunciación de un acto, la presencia de personas públicas que solo por sus cargos ya deben ser reflejadas aún cuando las veamos bostezar de tedio y no aporten enriquecedoramente a la información.

La gacetilla como hermana de la información actual. Quintaesenciada, sí. Pero posible si bien se hace. La gacetilla, en nuestros predios, suele tomar visos indignos sin que se le analice en esta otra faceta del buen intencionar. Martí, desde ella, nos lega un retrato social, una época, un momento histórico que también forma parte de lo cubano y acaso, ¿por qué no?, de la cubanidad entendida en amplitud.

Es, lo percibo, una aproximación a un tema que quedará por largo tiempo en el espacio creador y renovador de las aulas. Hay demasiada compostura oficial en los modos de hacer de nuestra prensa hoy, cuando más graduados magníficos posee el gremio. Graduados a los que se les enseña a que desde la asimilación correcta de los clásicos busquen también su personal trasgresión, el Grial que los ilumine para encontrar el estilo individual.

Visiono a esos graduados glosando en una gacetilla. Lo menos que recibirán será una sonrisa ante el “inexperto” muchacho y la vuelta a la oficialidad de la escritura. Pero visiono, también, que un día ellos tomarán las riendas del hacer y recordarán las charlas de las aulas, las entregas de trabajos, los viejos apuntes sobre los modos de construir mensajes que dejen en los públicos no solo satisfacción por la información recibida, sino también el gusto por continuar leyendo la propuesta a la que se ha dado ya el punto extremo. 

Esa es la intención. Un Martí de la nube al microbio.

EL ESCALÓN PERDIDO DE LA INTERPRETACIÓN

EL ESCALÓN PERDIDO DE LA INTERPRETACIÓN

Para la Máster en Ciencias de la Comunicación, Iraida Calzadilla Rodríguez, profesora de  la Universidad de La Habana, las notas periodísticas sufren de ausencias, pues se han inclinado hacia lo informativo y ha disminuido la investigación profunda y el tratar de cumplir los intereses públicos.

ANAYS ALMENARES,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La interpretación, periodísticamente hablando, se ha convertido en una noción polémica entre el gremio de reporteros. Muchos jóvenes y otros más experimentados en la profesión conciben el término como consecuencia de otros géneros que no incluyen la información. A raíz de esto, ha escaseado en las ediciones de los medios de prensa la denominada “nota interpretativa”, y ha sido sustituida, quizás como auxilio, por lo que conocemos como notas ampliadas, reduciéndola así a solo aspectos referenciales de lo que pudiera constituirla en su sentido profundo.

Del controversial tema, la Máster Iraida Calzadilla Rodríguez, profesora de  Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, ofrece sus impresiones, basadas en años de pesquisa y de la propia experiencia con este tipo de redacción.

-¿Realizan los periodistas cubanos

notas interpretativas?

Desde el punto de vista teórico, los periodistas cubanos no suelen dominar el término de “nota interpretativa”; son quizás las hornadas de reporteros más jóvenes, egresados de los programas más actuales de la carrera, los que tratan de introducir con mayor coherencia la definición del concepto. En las redacciones se habla de notas comentadas, de notas cronicadas, que son segmentaciones de la interpretación, pero no ella en su integralidad. Yo, particularmente, me inclino por denominarlas informaciones mixtas, pues también en la información se percibe la hibridez de los géneros.

Hecha la aclaración, modestamente pienso que lo que más se produce desde el estilo interpretativo es el reportaje, y no en todos los medios. La nota sufre de ausencias. Hay una tendencia marcada hacia lo informativo, y aún en ese estilo, se aprecian penurias de datos básicos y abundancia de declaraciones con poca densidad informativa. Pero la interpretación, con su mirada integradora de los conflictos, requiere de espacio y de investigación. El primero, un asunto complejo y atávico en cualquier medio. La segunda, una habilidad un tanto perdida en los reporteros, tras las insuperables reservas impuestas por las instituciones a informaciones que debieran ser de interés y dominio públicos.  

-En relación con este tema, cómo deben

manejarse la referencia de fuentes,

sus juicios y los soportes documentales,

así como el análisis.

Las fuentes, en el periodismo todo, son fundamentales, pues ellas dan base y credibilidad a los productos comunicativos. En la nota interpretativa adquieren esplendor, toda vez que tanto en las activas como en las documentales, está la sustentación de la tesis que se va a demostrar. Las fuentes en la nota interpretativa deben ser tantas como sean necesarias y con discursividades heterogéneas, si se quiere ofrecer el asunto en su vasta complejidad y dimensión. 

Acerca de los juicios lógicos y de valor, adquieren voz y rostro al ser ofrecidos por las fuentes en la nota interpretativa. Ellas dan, parafraseando a Martí, ala y color al hecho que se despieza en el análisis para luego volver a reconstruirlo y sintetizarlo desde la interpretación. Las fuentes son el soporte que hace creíble un antecedente, un contexto, un pronóstico en la nota interpretativa.

En cuanto al análisis, como método en la interpretación, y particularmente en la nota, es imprescindible para abordar todas las posibles cuestiones que convergen ante una situación dada. En la nota, el periodista debe cuidar que su voz no esté explícitamente, pues sabemos que implícitamente siempre estará en el proceso de construcción del mensaje, cual acto subjetivo y humano imposible de negar.

El análisis, entonces, será entendido como una acción cognoscitiva propia a esta manera de concertar el mensaje periodístico. El análisis del periodista ahora estará en la trama, en la arquitectura, en la hibridación lógica de hechos, antecedentes, contextos, causas y posibles consecuencias de un acontecimiento.

-¿Considera que este estilo periodístico

se encuentra a tono con las necesidades

informativas de los inicios del siglo XXI,

en medio de transmisiones noticiosas

casi inmediatas? ¿Por qué?

Desde el siglo XX la prensa impresa perdió la supremacía de la inmediatez. En el XXI pide a gritos una reconformación de sus mensajes, aún cuando ningún estilo suplanta o hace sucumbir a otro, pues siempre serán necesarias las informaciones que den cuenta de un hecho puntual; hablo del ineludible equilibrio. Se trata solo de reajustar los espacios y los modos de ofrecerlos desde el papel, tener capacidad de respuestas para olfatear cuándo puede ser conformado desde lo informativo, y cuándo requiere tratamiento interpretativo. 

Cada vez más el lector incrementa sus exigencias en el consumo de informaciones. Ya no se conforma con las seis preguntas básicas; ahora quiere el entramado profundo del cómo, del por qué y el para qué de los hechos. Necesita visiones holistas, sistémicas, del contexto que le toca vivir. Quiere y necesita entender el mundo, pero siendo parte de esa construcción del conocimiento, sabiéndose reconocido en el texto: desea que su voz esté presente en las otras voces que hablan por él desde el espacio mediático. 

-Particularmente en Cuba, ¿cuál considera

el antecedente más antiguo de

 la interpretación periodística?

Este es uno de los aspectos que más opiniones diversas provoca entre los expertos cubanos. Unos plantean que los orígenes se remontan a la tradición ensayística cubana de comienzos del siglo XIX, con Francisco de Arango y Parreño y su Discurso sobre el estado de la agricultura en La Habana y los modos de fomentarla. Otros, que está en Félix Varela, en El Habanero. Y varios coinciden en que fue José Martí el primigenio, con su periodismo apegado a una realidad vivida en profundidad humana.

Más en nuestro tiempo y, sobre todo, tratando de acercarme a definiciones explicitadas, me apego a señalar como antecedente contemporáneo la noticia integral que conceptualizó José Antonio Benítez, uno de los primeros teóricos cubanos en el campo del periodismo y reconocida su capacidad por grandes estudiosos en el área iberoamericana. Sin embargo, aún cuando es lo que a mi juicio más se acerca a la nota interpretativa, Benítez no logró deslindarse totalmente de la escuela norteamericana en la cual se formó y continuó aferrado a calificaciones del estilo informativo. Fue un hombre de su tiempo pero, indudablemente, un gran maestro.

COMPROMISO SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD

COMPROMISO SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD

La producción periodística de los estudiantes como proyecto extensionista de la red, obtuvo la categoría de Relevante. El trabajo Responsabilidad social de la Universidad y su papel en el desarrollo sostenible, mereció la de Destacada.

AIXA ALFONSO GUERRA,
Tribuna de La Habana.

Fotos: AGUILERA                              

Resulta novedoso e innovador el papel que desempeñan en la sociedad cubana las universidades. Estas se insertan activamente en labores sociales de la comunidad, y a su vez incrementan los proyectos de trabajos interrelacionados con los procesos sustantivos de la educación superior: (docencia, investigación y extensión).

Sobre este interesante tema conversamos con Irene Trelles Rodríguez, vicedecana de la Facultad de Comunicación, Profesora Titular Consultante y Doctora en Ciencias de la Comunicación. Ella junto a otros prestigiosos profesionales presentaron al Evento Provincial Universidad 2012, el trabajo titulado, Responsabilidad social de la Universidad y su papel en el desarrollo sostenible.

En esta investigación subrayan la pertinencia del abordaje del compromiso social desde el punto de vista de las instituciones académicas, dada la relación de este concepto y esta práctica con la misión social de la universidad y su aporte al desarrollo sostenible.

Irene señala el valor de la extensión universitaria y cómo la comunicación de la ciencia y la tecnología contribuyen a estrechar los vínculos entre la casa de altos estudios y la sociedad.

Así mismo la vicedecana expone en su disertación sobre el tema, que las cátedras de cultura científica son una vía necesaria para fortalecer la comunicación de la ciencia y la tecnología, y la responsabilidad social en pos del sustento del progreso.

Iraida Calzadilla Rodríguez, profesora del Instituto Internacional de Periodismo José Martí y profesora auxiliar de la Facultad de Comunicación, expuso una atractiva ponencia sobre; La producción periodística de los estudiantes como proyecto extensionista de la red.

Uno de los novedosos asuntos que refiere Iraida es el de las perspectivas que ofrecen las nuevas tecnologías para estimular las habilidades y el conocimiento de los estudiantes. Plantea el uso de las redes sociales con fines docentes y como medio de socializar los trabajos periodísticos.

Como ejemplo presentó en soporte audiovisual su Blog Isla al Sur, el cual por sus resultados, fue acreedor del Premio Blog Zarapico 2010. La profesional mostró su experiencia de cinco años en esta acción, y la importancia de su interrelación con los estudiantes en la docencia, constituyendo una forma de extensión de los trabajos periodísticos.

El sitio es taller extramuros al que se accede para tomar experiencias ajenas y compararlas con las propias, y decidir ser parte de un proyecto común e integrador, su página académica permite al docente realizar una gestión comunicativa de doble vía con los estudiantes, en tanto se produce una retroalimentación desde lo interno y externo.

Calzadilla, quien además es periodista, añade que recibe más de 6 000 visitas mensuales a su blog y considera interesante esta forma de colectivizar los estudios e investigaciones y lograr que los proyectos extensionistas sean posibles desde el profesor en las clases y no solo desde la dirección coordinadora de la Universidad.

Así mismo expresa, que aunque los trabajos aparecen publicados en formato digital, responden a los códigos de prensa impresa, y resultan además, una novedosa estrategia en la producción de productos comunicativos hacia otras facultades e instituciones.

Este espacio consolida en los jóvenes el sentido de identidad y responsabilidad como autores que publicitan sus trabajos y de ellos dan cuenta como fuente generadora, apunta la profesora.

Higinio Villavicencio Hernández, Máster en  Ciencias y jefe de departamento de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, expuso aspectos esenciales de su investigación: Modelo pedagógico de actividades físicas que contribuya al mejoramiento profesional y humano de los profesores participantes en proyectos educativos.

Este tema como bien refiere su titulo, parte de conceptos de mejoramiento profesional y humano que preconiza transformaciones en el orden espiritual, físico e intelectual de los que intervienen en procesos de superación.

El modelo que propone contribuye a una mejor calidad y bienestar en las personas que en la Universidad se preparan  cotidianamente en pos de alcanzar distintas formaciones doctorales y de master. Este proyecto se fundamenta en la necesidad de incorporar ejercicios físicos durante la preparación, de manera que se logre un mejor rendimiento y calidad de vida.

“MI LIBRO NO ES UNA BIBLIA”

“MI LIBRO NO ES UNA BIBLIA”

Entrevista a la profesora Iraida Calzadilla Rodríguez para la tesis de licenciatura Pensar la noticia. Dimensiones del periodismo asumidas por los autores cubanos sobre periodismo impreso.

JUSTO PLANAS CABREJAS,
periodista del semanario Trabajadores.

También pensando en el lector de periódicos escribió Iraida Calzadilla La nota. Construyó su estudio, como si fueran clases. “Es, en síntesis —explica en la introducción del libro—, un intento por agrupar en un solo cuerpo todo lo encontrado respecto a la nota informativa, material muchas veces de difícil acceso tanto para estudiantes como para profesores. Y es también una propuesta que busca unificar el método con que se imparte la asignatura”.

Y así sucedió. Aunque la inmensa mayoría de los libros sobre periodismo existen por y para la docencia, La nota es uno de los pocos que cualquier principiante puede leer. No solo por la claridad del estilo, también porque en los primeros capítulos precisa los conceptos básicos del periodismo, sus funciones; y apoya la mayoría de las explicaciones con ejemplos tomados de la prensa cubana o elaborados por sus alumnos.

Y no por esto, valga aclararlo, La nota es una obra menor. Es, sin dudas, el texto que resuelve con mayor solidez los problemas de la objetividad periodística. Y para lograrlo se desplaza a la sociología y se apropia de lo referente a construcción de la realidad. Y no solo utiliza este concepto para entender la objetividad. A la luz de la construcción de la realidad y la sociología de la cultura en general, muestra los valores noticia, los géneros, el periodismo todo, como especies en movimiento, en diaria transmutación. Se desprende entonces un tratamiento flexible de la nota informativa.

Calzadilla comienza por las estructuras clásicas del género (como todo buen pedagogo) para alcanzar las más creativas soluciones técnicas. Pesan en todo momento los muchos años que la investigadora dedicó al ejercicio del periodismo. No los soslaya. Los integra con aquella teoría que maneja, otras veces escribe: “A mi juicio”… “Pero atendiendo a la literatura consultada”…

-Usted se graduó en 1977. ¿Cómo estaba organizada la enseñanza de los géneros periodísticos cuando era estudiante?

Por semestres. Se impartían los géneros como asignaturas. Primer año: Información y Entrevista. Segundo año: Reportaje y Opinión. Tercer año: Radio y Televisión. La explicación de los géneros periodísticos como tal, con estructuras de construcción generales, las más tradicionales, respondían más a la escuela clásica norteamericana de la objetividad al escribir. No dábamos ni interpretación ni investigación desde las perspectivas que tenemos hoy.

En interpretación lo que más se acercaba era la noticia integral que ponderó José Antonio Benítez, uno de los primeros y más sistémicos teóricos cubanos en nuestro campo después del triunfo de la Revolución. Pero aún así, sus textos siguen siendo más referentes de la nota informativa.

En cuanto a la investigación, se trataba de que los trabajos fueran lo más completos posibles, pero ni siquiera recuerdo que nos hayamos adentrado en los campos de la metodología que hoy son herramientas fundamentales en el programa de estudio.

Sí recuerdo que ya en esa fecha en la nota informativa no solo se impartían los referentes clásicos de las 6 W y la pirámide invertida, sino también, otras estructuras novedosas y al uso.

-¿Cuáles puntos deberían retomarse?

Lo mejor que tuvo ese diseño de plan de estudio es que permitía la práctica diaria en los medios. Era una enseñanza con un propósito muy definido de formar al periodista desde la teoría y la práctica constante, el hacer ahora y ya. Había una formación humanística mayor. Creo haber recibido contenidos más amplios de Historia, Filosofía, Economía y Literatura. Sin embargo, al valorar la evolución del plan de estudio en general, estoy convencida de que hoy es cualitativamente muy superior y necesario en relación con el que tuve.

Otro aspecto favorable es la incorporación de asignaturas optativas, de manera que cada estudiante se vincule a las más afines desde el punto de vista personal. Y en cuanto a otras disciplinas como Metodologías de la Investigación y Teoría de la Comunicación, ni soñábamos con esas bases teóricas tan importantes para el periodista de hoy.

-¿Recuerda los libros de texto que utilizaban?

Deben haber sido los tradicionales de la época. No tengo muchas precisiones. Sí recuerdo el de la Nota Informativa de Irene Trelles y Miriam Rodríguez Betancourt, pues cuestiones muy personales me llevaron a su lectura; aún así, no defino si fue antes o un poco después de haberme graduado.

Sí tengo conciencia de los libros de formación en Historia y Literatura, tal vez por preferencia individual. Fue una época de mucha lectura, casi competíamos entre los estudiantes. La formación humanística nos distinguió, había una atmósfera general de incorporación de la cultura venida por diferentes vías y manifestaciones. Se hablaba de literatura, de teatro, pintura, cine. Realmente fue un tiempo de una cosmovisión que trascendía los nexos de la Universidad.

-¿Qué influencias de la facultad a la que pertenecía la carrera existían sobre la enseñanza de los géneros?

Tuvimos un claustro de profesores muy reconocidos tanto en la propia profesión, como los que venían a impartir las asignaturas de servicios. De la carrera, estuvieron no solo excelentes docentes de la planta del Departamento, sino también otros que ofrecían ciclos de conferencias desde los paradigmas de la práctica y eso, lógicamente, era muy motivador para los futuros periodistas que éramos entonces. De los de servicios, la antigua Facultad de Humanidades dejó una gran impronta.

-¿Qué circunstancias le permiten impartir la asignatura Periodismo Impreso?

La escasez de periodistas en el sector y la necesidad de diplomados y cursos de reorientación profesional. Comencé como profesora del Movimiento de Periodistas Docentes “Elio Constantín”, de la Unión de Periodistas de Cuba, año 2001. También, la necesidad de profesores en las materias de Periodismo impreso I y II, en el Departamento de Periodismo, FCOM; docentes que tuvieran amplia experiencia en el ejercicio de la profesión, aval en las tutorías de las prácticas preprofesionales de los estudiantes y también que ejercieran la docencia. Año 2002.

-¿Ha impartido muchos cursos?

En la FCOM, ocho. En el Instituto Internacional de Periodismo, perdí la cuenta, pues no solo son los diplomados de reorientación, sino los internacionales y los que se imparten en provincias, además de cursos y conferencias tanto con sedes en ese centro, como fuera de él. A eso se suma la experiencia en el diplomado que la FCOM ofreció en la Universidad Bolivariana de Venezuela y el Curso Propedéutico y la Maestría en Comunicación que también comenzó en ese centro de altos estudios.

-¿Qué aspectos destaca en la enseñanza de los géneros?

Partir de las bases clásicas. Sin dominio de lo clásico no se puede pasar con organicidad a arquitecturas comunicativas más flexibles y, por ello, doblemente complejas en el empleo intencional y armónico de los datos y de los recursos que aporta la escritura.

Tengo una divisa: no podemos redactar a saltos de caballos. Es decir, escribir con torpeza, deshiladamente; esa construcción —o no construcción, para ser más precisa— del mensaje pierde, entonces, su eje central, su destino natural como producto. Una vez en el estadio de una mayor creatividad, pasar a la trasgresión y lograr el propio estilo, el que es reconocible fuera de lo que está establecido y que, aún así, sigue validando lo mejor de lo clásico.

Una premisa de quienes enfrentan estas materias: no imponer. Los docentes somos mediadores entre el conocimiento y el estudiante. Les proporcionamos vías, herramientas, posibilidades y probabilidades. La hora crucial, la de escribir, estará sesgada siempre por la percepción individual, por el talento personal, por el esfuerzo y la cosmovisión de cada quien. Nos queda, como docentes, estar a una altura muy elevada de la honestidad profesional y transmitir nuestro saber con profundo convencimiento de que cada estudiante lo trascenderá. Solo así habrá valido la pena tantas horas de entrega a la enseñanza.

Siempre digo: en periodismo dos y dos son cuatro, tres, cinco. Es decir, nada es eterno, todo es cambiante mientras signifique evolucionar, perfeccionar. Es por ello que abogo por una enseñanza abierta a las diversas tendencias, que tome de ellas lo que mejor se adecue al periodismo cubano, determinado por un entorno y circunstancias específicas. Hablo de nutrirnos de todas las fuentes a partir de un pensamiento crítico que permita abrazar o excluir con mirada ancha lo que proponen los estudios de europeos, norteamericanos y latinoamericanos, muy importante estos últimos, pues su visión del periodismo es más cercana a lo nuestro.

En el campo nacional creo que existen altibajos. De una parte, una sólida producción de la Academia desde el punto de vista teórico. Realmente una fuente inspiradora. Por otra, aunque muy buenos en sus presupuestos prácticos, creo que todavía la producción desde los medios necesita de más referentes teóricos, siento que se explica mayoritariamente a partir de lo ya conocido. Incluso, de lo ya trascendido.

Suele prevalecer el enfoque del cómo hacer. Hoy ese enfoque comprende más. Sin los nexos teóricos bien desarrollados estamos lejos de alcanzar profundos estudios de la Periodística, tan vista como hermana pequeña aún en los campos de la comunicación, y qué decir entonces desde los saberes y haceres de la literatura. Un repaso brevísimo por Internet nos demuestra cómo toma auge nuestro universo en el campo de la investigación, cuántos profesionales valiosos están dando sus miradas, sus reflexiones en torno a.

-¿Qué ventajas y deficiencias encuentra en los planes C y D?

Particularizo en mi campo: no enfrento dificultades con la asunción del Plan D en la Universidad. Mis materias lejos de apocarse en contenidos, se multiplican, pues hoy tenemos muchas opciones para impartirlas y que van desde la clase tipo, hasta los talleres, seminarios, investigaciones. Creo que nos trae flexibilidad. Todo está en el concepto del propio profesor de cómo concebir la clase, la interacción que establezca con los estudiantes; en suma, los modos de transmitir los conocimientos, las maneras de “tirarse” a fondo en el espacio privado y público del aula.

-¿Qué bibliografía utiliza?

La básica que rige la Academia: Gargurevich, Vivaldi, Miriam Rodríguez Betancourt, Julio García Luis, Pepe Hernández, Martínez Albertos, Concha Fagoaga, en un largo etcétera que también incluye mi libro sobre la nota informativa, pues hoy, como nunca antes, contamos con una excelente bibliografía fundamental. Pero si solo quedamos ahí, un curso y otro serían repetitivos. Puedo afirmar que los contenidos que impartí hace cinco años han variado, no porque el de ahora niegue a aquellos, sino porque están enriquecidos con nuevos aportes encontrados en el rastreo sistemático de información bibliográfica.

Ese espíritu de renovación permanente debe transmitirse a los estudiantes, quienes hoy poseen una herramienta fabulosa, Internet. Ellos no pueden acomodarse a lo que fácilmente les entrega la Academia a inicios de cada semestre, hay que incentivar en ellos la investigación y el debate colectivo de esa búsqueda. Eso hago.

-¿Qué ventajas y desventajas encuentra en el hecho de que la carrera de Periodismo pertenezca a la Facultad de Comunicación?

¿Sinceramente? Una carrera es buena en tanto su claustro se entregue a la labor formativa con todo rigor. Nosotros en la FCOM tenemos muchas condiciones físicas adversas, sin embargo, cada año nos enorgullecemos de los jóvenes que graduamos. Uno los ve intelectualmente crecer de manera impresionante. Si tenemos buenas condiciones, indiscutiblemente eso repercutirá en mejores transmisiones de los conocimientos, pero digo que no es lo esencial. Lo esencial está en uno mismo, en las cotas que te impongas como docente o como alumno, o como jefatura, en fin, cada quien en su rol. Y si generalizo, creo que tener cerca a tan buenos docentes en el campo de la Comunicación y las Ciencias de la Información, siempre será una ventaja.

-¿Por qué se interesa por las teorías sobre géneros periodísticos?

Desde mis años como periodista a tiempo completo siempre me interesé por conocer más de mi campo profesional. Esos estudios también me los impuso la propia práctica, la manera en que concebía informaciones diferentes a las establecidas en los medios como inamovibles y, sin embargo, era su propia “trasgresión” lo que lograba una repercusión positiva. Pero no me sucedía solo a mí, era un fenómeno que veía repetirse en otros periodistas y eso yo “leía” que funcionaba.

Como nunca he creído inventar el “agua tibia”, como solemos decir en las redacciones y como quería hallar respuestas a esas interrogantes, comencé a estudiar, al principio hasta espontáneamente en las búsquedas. Leer me llevó a la pasión por la Periodística. A eso se une que en mi casa estaban las bases propicias, pues mi esposo es profesor de la Facultad y podíamos intercambiar materiales, experiencias, reflexiones. Íbamos de la práctica a la teoría y de la teoría a la práctica. Y finalmente llegó la posibilidad de impartir clases. Ahí sí fue una acometida intensa, entusiasmada, febril, muy responsable, muy comprometida, en la que iba construyendo cada clase con muchos deseos de decirle a los estudiantes: “Miren, eso existe hace más de 50 años. No estamos cometiendo herejías, sencillamente la Periodística plantea mucho más”.

De una parte, siempre me han preocupado los cánones clásicos e inalterables hacia los que aún hay aferramiento en Cuba, ello entorpece de alguna manera la viabilidad en la comprensión del mensaje periodístico por parte del receptor; de otra, pensar en que a largo plazo se puede incidir en una nueva mirada al construir esos mensajes, es alentador, da fuerzas a pesar de las críticas. De ahí, el resto: mucho estudio sistemático, mucha comprobación y asunción de todas las fuentes con mirada crítica. La Nota es un compendio de ese acucioso investigar. Y, no obstante, si hoy tuviera que escribirlo, añadiría mucho más.

-¿Qué la motiva a escribir un libro sobre la nota informativa?

Ni idea de escribir un libro. Para mí eso era algo que tenía que ver con los profesores veteranos a quienes siempre he respetado mucho. Ocurrió casualmente. El día que presenté mi examen de categorización docente en la FCOM, la doctora Miriam Rodríguez Betancourt me preguntó cómo planeaba la docencia. Yo iba después de ese encuentro al aula y llevaba en la cartera mis tarjetas de clases.

Recuerdo que cuando se las enseñé, dijo: “Esto es un libro”. Quedé pasmada. Pero Miriam, quien fue mi profesora justamente de nota informativa, me halagó y motivó mucho. Recibí de ella y de Roger Ricardo, mi esposo y también profesor de asignaturas de periodismo, un gran apoyo. Fueron consejeros críticos, y eso es muy importante para quien haga un libro.

-¿Qué circunstancias propician la elaboración y posterior publicación de La nota?

Creo que la necesidad de periodistas en los medios. Esa es la base que posibilitó todo lo demás. A partir de ahí, la comprensión por parte de las instituciones vinculadas a la problemática, de dotar a los estudiantes de la mayor cantidad de libros de textos actuales. Una facilidad está también en que la Unión de Periodistas de Cuba posee su casa editora, la Pablo de la Torriente, por tanto, cuando se pide editar un libro: hace falta.

Además, hubo papel disponible. Adentrarme en muchas otras cuestiones no es mi encargo. Solo sé que la carrera hoy dispone de una vasta bibliografía: libros que a veces los estudiantes no valoran en toda la profundidad de sus contenidos ni en cuánto podrían costar en el exterior. Algunos son referenciales clásicos, columnas, en el periodismo.

-¿Qué aspectos de su libro resultan novedosos, poco desarrollados o aportan una perspectiva diferente dentro de las teorías elaboradas en Cuba y el resto del mundo?

Ante todo, mi libro no es una Biblia y quiero dejarlo sentado. No me propuse con él sobresalir en nada. Si es bueno o no, eso lo dirán quienes lo lean. El libro solo tuvo y tiene para mí un propósito: que el estudiante cuente con un texto didáctico organizado en el que pueda encontrar tanto los referentes teóricos como los prácticos. Con él digo qué es esto o aquello y ese esto o aquello tiene uno o varios ejemplos que mostrar.

Traté de llevar a él todo lo que encontré referido a la nota informativa, todas las tendencias: lo clásico, lo menos clásico y lo más contemporáneo. La visión era esa: un cuerpo único que agrupara lo que yo había localizado. El libro, además, no impone. No está en mi naturaleza imponer rígidas normas en el hacer periodístico. El hacer periodístico solo tiene para mí una norma rígida: escribir bien. Los caminos que se tomen son muy particulares.

Eso sí, creo que refuta la tendencia de los haceres en gran parte de los medios cubanos de que solo está bien lo que comienza con las 6W y continúa con la pirámide invertida. Pero lo rebate desde la perspectiva de que hace más de 50 años se viene hablando de ello. Muestra que la mirada “objetiva” se desmoronó hace más de medio siglo, y que no puede en nuestro ámbito latinoamericano existir un periodismo fuera de las visiones de la subjetividad, la emoción y el color, porque eso es lo que nos caracteriza como miembros de esta área geográfica: la vida en plena intensidad, en sistémico goce, dolor, drama, sátira, humor, espectáculo. El latinoamericano vive en toda coloración la mayoría de las veces cambiando de manera drástica, concluyente, para después pasar a otras manifestaciones más reposadas. Y si el periodismo es reflejo de la sociedad en que se gesta, no podemos construir un periodismo ajeno a lo que somos y nos identifica como pueblos.

-¿Qué características, tratamientos, intereses, distinguen los estudios cubanos sobre géneros periodísticos?

Solo una acotación: creo que hay urgencias de que se realicen más estudios encaminados a la problemática de los géneros que son, en primera instancia, el sustento de lo que hacemos como periodistas. La conclusión es muy amplia y depende del universo, las pautas, la cosmovisión de cada quien. Si usted ve en pequeño, así es su mundo. Si la mirada le llega al infinito, hasta allá irá.


 

TOCA A LA PRENSA IMPRESA PROFUNDIZAR EN LOS CÓMO Y LOS POR QUÉ DE LOS ACONTECIMIENTOS

TOCA A LA PRENSA IMPRESA PROFUNDIZAR EN LOS CÓMO Y LOS POR QUÉ DE LOS ACONTECIMIENTOS

Afirma Iraida Calzadilla, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, en entrevista para la radio cienfueguera.

YOLEXIS RODRÍGUEZ GARCÍA,
Radio Ciudad del Mar, Cienfuegos,
Cortesía para Isla al Sur.

Instruir puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo. Ejemplo de esta frase es la Máster en Ciencias de la Comunicación, Iraida Calzadilla Rodríguez, periodista y profesora de la Facultad de Comunicación del Universidad de La Habana y del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, quien imparte uno de los módulos del diplomado de Periodismo que reciben profesionales del sector en la provincia de Cienfuegos.

-Profesora, a pesar de que el periodismo interpretativo es una materia nueva para muchos colegas de los que se encuentran en esta aula, usted ha hecho del contenido que imparte un conocimiento asequible y ameno, ¿cómo lo logra?

El periodismo interpretativo no es una materia nueva, ya hace más de 60 años esta manera de hacer periodismo la estaban proponiendo, y de hecho desarrollando, los norteamericanos, sobre todo en el reportaje.

Yo lo estoy abordando en la nota interpretativa, género al cual tributa, pero es el menos explicitado teóricamente y, en nuestro país, el menos realizado como producto comunicativo, excepto en la Agencia Prensa Latina, donde sí hay una presencia de esta manera de construir la noticia a partir de ofrecer al público las diversas aristas de la misma.

Y pienso que si realmente ustedes percibieron en mí ese entusiasmo a la hora de explicarlo, es porque creo en éste. Estoy convencida que es una necesidad abrazar nuevas formas de decir a los públicos del siglo XXI. El destinatario de hoy recibe un aluvión de informaciones por todas las vías, o por muchas vías, y ya el qué, el quién, el cuándo y el dónde lo tienen casi de inmediato con la radio, la televisión e Internet; toca a la prensa impresa profundizar en los cómo, los por qué y los para qué de los acontecimientos y no dejar a los receptores sólo en el conocimiento de los hechos factuales, recientes, pero descontextualizados de una realidad más amplia que los involucra como fenómenos sociales. Ese lector de ahora requiere de toda la profundidad de la noticia, de un profesional que se la ofrezca encausada, por eso creo en el periodismo interpretativo.

-Usted ha dedicado 30 años de su vida al periodismo. ¿Qué opinión le merece el periodismo cubano?

No creo que sea la persona más adecuada para dar un criterio tan abarcador: eso toca a otras personas. Yo sencillamente soy una profesora de una Facultad y fui periodista de fila del periódico Granma, consagrada y amante absoluta de su trabajo: eso es lo que he sido.

Partiendo de esas bases de periodista de filas, sí digo que es un periodismo serio y responsable, aunque es verdad que le falta desempolvarse de esquemas, de la manera de construir los mensajes y abrazar nuevas formas de hacer, requiere de una reactualización teórica que tenga su expresión en un diferente hacer de sus producciones; eso es verdad, pero lo que no puede cuestionarse nunca es la manera honesta y comprometida con que trabajamos todos los periodistas cubanos. La mirada, entonces, hay que llevarla al cómo contar las historias.

-¿Escribe ahora para algún medio de comunicación?

Colaboro con medios digitales y alguna que otra vez publico en Juventud Rebelde. Pero de lo que estoy enamorada es de mi proyecto, mi blog personal Isla al Sur, y cuando deseo escribo para ese espacio como quiero expresarme.

Y, sobre todo, estoy apasionada con el proyecto porque es el periódico de mis estudiantes, ahí ellos publican sus trabajos de clase. El que forma periodistas tiene que inculcarles que lo que se escribe es para eso, no para que termine en la distancia reducida de alumno-profesor, y como los muchachos no siempre tienen un lugar, un espacio para esa expresión pública, el blog cubre parte de sus necesidades. No desestimo esta posibilidad que realmente ha consolidado un respetable número de visitas mensuales.

-Si tuviese la oportunidad de volver a estudiar, de regresar el tiempo atrás, ¿qué carrera seleccionaría?

Periodismo, sin duda. Y después de ejercerlo, docente. Igual ciclo, pero mejor.

-¿Es su libro La nota, una bibliografía obligatoria para la superación de los comunicadores?

De ninguna manera es obligatoria, es sólo un aporte didáctico para los estudiantes y los interesados en el periodismo: un pequeño volumen, una recopilación de lo más actual sobre el género. Pero nada forzoso, hay demasiados teóricos, demasiada gente grande en el mundo estudiando todo lo que tiene que ver con los procesos del periodismo, con los géneros, con los discursos periodísticos, como para que una crea que un pequeño volumen escrito a partir de las propias clases sea algo obligatorio. Es una modestísima colaboración hacia el camino del conocimiento.

-¿Tiene algún otro texto en proyecto?

Está en proceso un libro también didáctico sobre el reportaje. Pero los detalles los reservo. Puede ser algo novedoso.
 
-Por último, profesora, ¿qué le pudiera aconsejar a esos jóvenes cienfuegueros que se preparan en el quehacer periodístico?

Que estudien a conciencia, el tiempo de Academia es imprescindible. Estar preparados hoy es una necesidad, somos periodistas del siglo de la información, de la comunicación, y de un público cada vez más exigente. Ese público merece todo nuestro respeto.

 

 

ISLA AL SUR EN LA PERSPECTIVA DE APRENDER A APRENDER

ISLA AL SUR EN LA PERSPECTIVA DE APRENDER A APRENDER

Intervención en el Primer Encuentro Nacional de Blogueros Cubanos, auspiciado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

MSc. IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ,
Profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

Estimados blogueros, en medio de tanta experiencia acumulada por ustedes en el hacer, gozar y sufrir de los blogs personales intentando llenarlos periódicamente con trabajos atractivos que definitivamente capturen a un lector tan impalpable como puede ser el del ciberespacio, deseo transmitirles una mirada del mismo desde una configuración colectiva, desarrolladora y de aprendizaje académico: el blog docente, o edublog.

Eso es Isla al Sur, un espacio nacido en octubre de 2006 y cuya experiencia de vida abarca ya dos cursos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Un espacio con un público-meta muy definido y con la doble característica de ser tan destinatario como constructor de mensajes. Porque esos son los estudiantes de Periodismo desde la misma arrancada de primer año. Estudiantes que a la vez que incorporan a su saber todo el bagaje teórico del que está vestido la profesión, también llevan a la práctica esos conocimientos, haciendo del aprendizaje un núcleo formativo y desarrollador. Ellos son los reporteros de Isla al Sur

En la época en que estudié Periodismo contábamos con una publicación interna de la carrera. Los duros embates económicos que ha enfrentado el país hacen imposible soñar hoy con tal herramienta. Pero esta es una profesión que necesita tener un espacio socializador, un punto de confluencia donde mostrar qué y cómo hacemos, medirnos y medir a los demás. Y, particularmente, siento que los trabajos de examen tienen vida efímera y estéril si solo quedan en la franja de entendimiento que se propicia entre el profesor y el alumno.

El blog, entonces, propone un cambio de paradigma en la enseñanza de los géneros periodísticos, que es la materia que imparto en la Facultad de Comunicación y en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Es decir, un cambio que se sostiene en mayor entrega de productos comunicativos que serán publicados, lo cual impone al estudiante de una mayor responsabilidad de lo que construye; y asienta en él, además, desde la Academia, los valores éticos y profesionales del periodismo.

La doctora Marilyn Ferguson expresaba que "En la Educación Trans-personal se incita al aprendiz a que se mantenga despierto y autónomo, a que cuestione y explore todos los rincones y rendijas de la experiencia consciente, a que indague el sentido de todo, a que pruebe los limites de lo externo y compruebe las fronteras y profundidades de su propio ser".

Bajo esa mirada, entonces, el alumno de Periodismo debe ser consciente, desde el primer año, del cómo aprender, del cómo expresar y del cómo construir mensajes que serán información pública; es decir, reconocer los porqué está aprendiendo de esa forma y no de otra y qué tan eficiente está siendo como futuro periodista investido de una responsabilidad social máxima, en tanto los destinatarios validan en él la condición de informar con veracidad y honestidad profesional.

Aprender a aprender, ese es el modelo de formación integral que más se adecua a mis exigencias docentes. Un modelo que nos impone cambios de actitud tanto en los estudiantes como en los docentes, pues estos últimos, pasamos de ser dueños absolutos de la verdad constituida, a “escuchar”, interpretar y asumir lo que pasa por los ojos, las mentes y las vivencias de los alumnos, construyendo ambos nuevos horizontes en el hacer de la profesión.

En el blog siento que se sintetiza la posibilidad de irnos transformando y creciendo mutuamente en la medida que de ambas partes se asumen procesos creativos y espontáneos que ubican la docencia no desde la división que presupone al maestro y su experiencia frente al alumno y su afán de aprender, sino que es el escenario donde confluyen todos a mostrar y demostrar sus capacidades y las maneras de dar solución a cada encomienda.

Es, en suma, un recurso educativo, una valiosa herramienta que las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones ponen en nuestras manos para intentar cada vez más alcanzar la eficiencia pedagógica y favorecer la exploración, la discusión, la discrepancia o el concierto de criterios y el crecimiento del saber entre los alumnos, más allá de los términos del aula. Y aún más, valida la concepción de taller extramuros al que puede accederse en cualquier momento para aprender en él sobre experiencias ajenas y compararlas con las propias, y para también decidir ser parte de un propósito común e integrador. El blog es un laboratorio en la red pública que privilegia la flexibilidad, la actualización, la revisión permanente y la construcción del conocimiento desde lo personal a lo social e integrador.  

A todo este beneficio se une que el edublog es una base de textos teóricos y prácticos de actualidad para los alumnos que inician la carrera, cual especie de bibliografía realizada por jóvenes de su misma edad, igual experiencia, similar preparación cultural. Ellos, en ese contexto, pueden encontrar los trabajos que realizaron quienes les antecedieron y, por tanto, promueve la sana competencia de querer ser mejores porque ya saben de qué bases parten.

Quienes deseen dar una mirada a Isla al Sur, podrán encontrar trabajos que nos hablan de temas tan variados que diríamos van de lo humano a lo divino, de lo divino a lo humano. Es una mirada a la sociedad, a la trama que les concierne, con la frescura de los 18 años y la valentía de quienes asumen la vida desde todo lo posible.

Este curso en particular, en el contexto del aniversario 280 de la Universidad de La Habana, nos propusimos demostrar que desde la Academia se puede ser realizador de productos comunicativos que tengan incidencia en el área que nos desenvolvemos, que tributen a ella de una manera que perdure en el tiempo. Es así que se realizaron más de 120 entrevistas a profesores, investigadores y trabajadores destacadísimos de la casa de altos estudios, algunos, incluso, con una trayectoria que trasciende los límites nacionales y, sin embargo, poco divulgados por la prensa. Así surgió el libro Nosotros, los del 280, que ojalá vea su edición en blanco y negro más temprano que tarde, pero que, en lo inmediato, ya está circulando en la red.

Y no hablo de que trabajamos para un público millonario. No somos una publicación nacional, ni tenemos todas las posibilidades de sus accesos. De eso no nos cabe la menor duda. Pero lo que sí ratificamos es que la propuesta de la creación de un blog debe responder al segmento de destinatarios al que queremos llegar, es ahí como se demuestra su efectividad.

Estimados blogueros, una intervención a distancia siempre es un gran compromiso de interpretación, aún cuando la exponga mi más fiel seguidor y seguro colaborador, el MSc. Roger Ricardo Luis, profesor también de la FCOM. A él, a mis alumnas Luisa María González y Mónica Baró, quienes tan generosamente han participado en el encuentro, y a ustedes, gracias por escucharla.

(Bogotá, Colombia, 19/5/2008)